27 abril 2015. Lunes de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Salmos para recrearse al principio de la oración. Paladeamos alguno de ellos durante un rato.
A las fuentes de agua viva nos conduce el Señor.
El Señor es mi pastor nada me falta.
Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?


Nos metemos en harina, reflexionando un poco sobre nuestra vida.

Es muy consolador ver a la primera Comunidad de cristianos metiendo la pata, y necesitando también del discernimiento para orientarse en el verdadero camino de Dios. A nosotros nos pasa lo mismo hoy y tenemos que andar siempre reflictiendo sobre nosotros mismos para ver lo que nos pide en cada época de la historia y en nuestra historia personal.
Los primeros cristianos no acababan de fiarse de lo que hacía Pedro, o sea, de acercar el cristianismo a los no judíos. Era como si sólo los judíos fueran dignos de recibir la salvación de Dios, los únicos puros. Pero Dios, con el ejemplo de los animales que podía comer Pedro, les da una magnífica lección: "Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano." Y es que, a veces, los cristianos nos creemos los mejores y con derecho a decidir quién puede ser salvado y quién no. O también, qué es lo puro y qué lo impuro de cosas, que en sí mismas, son indiferentes. Ponemos cargas insoportables a otros y les exigimos más que Dios. ¡Hay que ver lo que está insistiendo en esto el Papa Francisco! No seamos nosotros de ese tipo de fariseos.
Y ahora… a contemplar y a gozar a Cristo, nuestra Puerta.
La frase del evangelio es magnífica, y entendemos que Jesús la expresaría así, ya que Juan, el evangelista, la escucharía en primera persona: Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.
Vamos a rezar esto de que Jesús es la puerta. Primero dice que es la puerta; no dice, yo soy una de las puertas, sino yo soy la puerta, la única puerta. Él es el Salvador del género humano, de todos los hombres de la historia y del porvenir.
Pero, en segundo lugar, es una puerta de acceso libre, se puede entrar y salir libremente, no se obliga a nadie. ¡Cuántas puertas por las que pasan hoy tantos hombres y mujeres no tienen luego marcha atrás, llevan a estancias sin salida!
Y, en tercer lugar, es una puerta que lleva a los buenos pastos. Hay puertas, también, que llevan al vacío, a la nada, a la perdición. Sin embargo, Cristo-Puerta, nos lleva a gozar del verdadero alimento que da vida a las ovejas, a los hombres. Y esta es, como en tantas ocasiones, una referencia a la Eucaristía. No sólo es que Cristo nos lleva a encontrar pastos, sino que él mismo se da como pasto, él es nuestro alimento, nuestra vida.
Composición de lugar:

La composición de lugar es fácil en el día de hoy: estamos a las puertas del cielo, y Jesús nos invita a pasar. ¡Cómo no voy a entrar, Señor, si mi alma tiene sed de ti, Dios vivo!

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