Empezamos
nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en
nuestros corazones el fuego de tu amor”.
En este mes de octubre, mes del
Rosario y de las Misiones, se viene celebrando desde el día 4 (fiesta de San
Francisco de Asís) hasta el día 25, en Roma, el Sínodo de los obispos sobre la
familia. En este Sínodo, los obispos convocados reflexionarán sobre el
fundamento de la familia y sobre esos principios que no se deben perder y sobre
los cuales se asienta la familia cristiana. El modelo de familia cristiana, es
de sobra conocido, que está siendo atacado en la sociedad. Es deber de todos
los cristianos el defenderla. La familia es célula de la sociedad, es escuela y
está abierta a hacer el bien a los demás, ser fecunda y ser fermento en la masa
para transformar el mundo. Recemos en este rato de oración por cada una de
nuestras familias, por las familias de nuestros coetáneos y por los frutos del
Sínodo de la familia.
Las lecturas de hoy nos pueden hacer
reflexionar sobre cómo el Señor nos cuida y nos protege. En la lectura del
libro de Joel se nos cuenta que el Señor nos protege. Cuida del mal a su pueblo
y promete la derrota sus enemigos. El enemigo es el pecado. Dios nos envió a su
Hijo, Jesucristo, que venció, con su pasión, muerte y resurrección, el mal y
nos abrió las puertas del Cielo, la Jerusalén Celeste y Santa. En el Salmo
repetimos con el salmista: Alegraos justos en el Señor; hay que alegrarse y
llenarse de gozo por cómo nos cuida el Señor y por lo que nos ama y nos tiene
preparado. No hay más gozo que estar con Él y estar abiertos a la acción de su
gracia. El evangelista San Lucas nos relata una escena en la cual la gente,
encantada por la presencia del Señor, le aclaman y llaman dichosa a su madre,
núcleo de su familia. He aquí la importancia de la familia. Jesús tuvo como
nosotros una familia. Eso eleva la familia a un nivel trascendental porque el
mismo Dios le ha dado una dignidad capital porque quiso que su hijo naciera en
el seno de una familia. Dios mismo le da a la familia un papel esencial en la
Historia de la Salvación. Por eso es tan importante este Sínodo y lo que se
juega en él.
Por ello pongamos nuestra oración, sobre el Sínodo que se
celebra, bajo la protección del manto de la Virgen María. Que ella interceda
ante el Padre para que la institución de la familia, fundada por Él mismo, se
mantenga fuerte hasta el final.