17 septiembre 2016. Sábado de la XXIV semana de T. O. – San Roberto Belarmino – Puntos de oración

Hoy la Iglesia celebra a san Roberto Belarmino (1542-1621) célebre jesuita doctor y obispo defensor de la fe, cardenal de Capua. Pues buscando huir de tales dignidades, entró en la Compañía y a pesar de ello, no se libró aunque ya lo había preconizado cuando su madre le llevaba de niño a la iglesia y ante un cuadro de san Jerónimo le dice a su madre: “Mira mamá, yo también seré cardenal” y ante un cuadro de los “Doctores”: “Mira,  yo también seré doctor”.
En la hagiografía de los santos encontramos muchos casos de este tipo de premoniciones que después se cumplen en su  vida. Pero esto no es lo importante en ellos sino su santidad ejemplar. La biografía o por lo menos su semblanza es digna de leerse por el momento histórico de la reforma protestante, por los santos  con los que fue contemporáneo, con los momentos del caso Galileo,… y por sus momentos a la hora de la muerte: “Entrego de todo corazón mi alma a Dios, a quien desde mi juventud quise servir”. “¡Bella nueva, bella nueva, oh qué bella nueva!” exclama cuando le anuncian su muerte.
Este mes es fantásticamente mariano desde el ocho, Natividad; pasando por el doce, Dulce Nombre de María, quince nuestra Señora de los Dolores y veinticuatro Virgen de la Merced. Así que la oración lo ha de ser también. Después de celebrar  estas fiestas, pasando por la Exaltación de la Cruz el catorce, vamos a tenerla muy presente en nuestra oración pues es muy buena guía que nos conduce siempre a Jesús y nos suscita una entrega generosa continua que es de lo que se trata en cada rato de oración de cada día y así debe acabar nuestro examen  de la misma siempre.
Pero vamos a comentar las lecturas de este día:
San Pablo en la primera nos habla de la Resurrección. Hablando con un musulmán  de los muchos que habitan mi pueblo al hablarle de la Resurrección, me dijo con mucho sentido común  pero con poca fe: “Yo no he visto a nadie resucitado”. Traté  de explicarle que para eso necesita creer, escuchar lo que dice Jesús en el Evangelio, lo que vieron los apóstoles y lo que nos dice hoy san Pablo: “se siembra lo corruptible, resucita incorruptible; se siembra lo miserable y resucita glorioso; se siembra lo débil y resucita fuerte; se siembra un cuerpo animal y resucita cuerpo espiritual”. Ese hombre regenerado en el bautismo, hombre nuevo nos hace Cristo nuevo Adán y nos resucita al morir en la cruz y resucitar el primero. Creo en la Resurrección decimos en el Credo. Si vivimos esta verdad, cuánto más nos acercamos a Él, tanto más se acerca nuestro plan de vida, y  podemos responder como Pedro al pregunta:” ¿También vosotros, que me habéis seguido queréis dejarme?” ¿A quién iremos, Señor, Tú solo tienes palabras de vida eterna”. De Resurrección, porque es la Resurrección y la Vida.
Por eso repitamos con el salmo: “Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida”, que es resurrección, por eso confío en Él y nada temo, entre los que no creen sin ver, los que lo niegan, porque Tú Señor tienes palabras de vida eterna; nos has hecho a tu imagen que es eterna y es celestial. Libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída, para que camine en tu presencia. Llevamos semillas de eternidad, porque nos ha creado para su Reino, para estar con Él gozar eternamente. Debemos crecer en esta fe y vivirla. Ser testigos.
Este es el campo que debemos preparar a la semilla que dios ha puesto en nosotros al crearnos y por eso sufre y muere en la Cruz y está reflejado en la parábola del Sembrador que hemos leído en el Evangelio.

Que santa María prepare nuestro campo, nuestra tierra, para que seamos fruto de su reino. Se lo pedimos de una forma especial hoy sábado día dedicado a Ella.

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