7 septiembre 2016. Miércoles de la XXXIII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Vamos a comenzar con la primera frase del evangelio: En aquel tiempo, Jesús levantando los ojos hacia sus discípulos. Es decir mirando a sus discípulos, a aquellos con quienes ha elegido pasar su tiempo en esta tierra, a sus más cercanos, a sus amigos.
A nosotros hoy nos mirará desde el sagrario, con una mirada que nos habla de amistad, de amor, de cercanía. Con una mirada que transforma, que nos cambia. Ese es el poder de su mirada, de la oración. Por eso una primera idea es ponernos en su presencia y dejarnos mirar. Nos podemos imaginar que nos mira mientras estamos sentados escuchándole, que nos mira mientras caminamos, o desde la cruz. Qué de sentimientos provoca una mirada.
La segunda idea es que realmente somos pobres, nos sentimos pobres. Nos vemos tan limitados, con tantas faltas, con tantas indiferencias acumuladas, tan superficiales… Pero Él nos habla en presente, de los pobres  es el reino de Dios. ¿Cómo entonces vamos a ser pobres? Uno se siente pobre cuando no tiene a Dios, pero teniendo a Dios.
Más bien sería darse cuenta que somos ricos y que esta riqueza que no nos pertenece esta llamada a derramarse entre los demás para que esté presente el reino de Dios. Vivir la paradoja de que uno verdaderamente se enriquece cuando da a los demás. Hay también en el evangelio también junto a las cuatro bienaventuranzas cuatro maldiciones. ¡Ay de vosotros los ricos! Que peligro tienen las riquezas.
Me quiero detener también ahora que empezamos el curso y comentamos nuestro verano, que si he ido a ver al Papa, que si he hecho ejercicios... y notas alguna sonrisita o comentario.
Proponernos anunciar el evangelio, la verdadera alegría, dicha, bienaventuranza, felicidad… a expensas de que seamos marcados, dados de lado o perseguidos, que no creo. Y como dice el evangelio alegraos porque será grande vuestra recompensa. Será y es, digo yo. Porque uno goza cuando se ve unido a Jesús en la oración cuando se ve consolado y en la desolación cuando camina con Jesús llevando la cruz y se ve ayudado.
En fin que da para mucho que rezar si tranquilamente leemos los textos.

Finalmente os indico que el salmo también nos sirve de oración acercándonos a través de piropos a la Virgen.

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