21 octubre 2016. Viernes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Me gustaría centrar la oración en las frases que el celebrante dice a continuación de la consagración; creo que es fácil que pasen desapercibidas, al ir después del momento culminante y al ser varias frases seguidas, sin respuesta del pueblo y sin ninguna acción que corte la continuidad del texto, y sin embargo son una sucesión de peticiones preciosas que hace el sacerdote en nombre de toda la asamblea.
“Por eso, nosotros, Señor, al celebrar ahora el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte de Cristo y su descenso al lugar de los muertos, proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y Sangre, sacrificio agradable a Ti y salvación para todo el mundo”
Puede dar la sensación de que el “por eso” está un poco aislado, metido porque sí; pero es una referencia a “porque Él mismo... tomó pan... tomó el cáliz... y dijo haced esto en conmemoración mía”, por eso nosotros recordamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. Esto que celebramos es el memorial de nuestra redención, la fiesta de nuestra salvación; por lo tanto cada vez que vamos a misa, celebramos una gran fiesta llena de gozo y esperanza; y esto a Dios le ha supuesto un sacrificio, pero el más agradable de los sacrificios, y es salvación para toda la humanidad.
“Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado a tu Iglesia, y concede a cuantos compartimos este pan y cáliz, que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos, en Cristo, víctima viva para tu alabanza”.
De este párrafo quiero destacar dos cosas: Ver y contemplar cómo el Padre dirige su mirada amorosa hacia el Hijo; y la palabra “compartimos”; celebramos en unión con los demás, no es una fiesta solamente entre Dios y yo, sino que comparto con mis hermanos, sentir que hemos compartido una gran fiesta.
“Acuérdate, Señor, de todos aquéllos por quienes se ofrece este sacrificio: de tu servidor, el Papa, de nuestro obispo, del orden episcopal y de todo el clero, de cuantos aquí reunidos hacemos esta oblación, de todo tu pueblo santo y de aquéllos que te buscan con sincero corazón”.
Y por todos estos que hemos pedido al Señor que se acuerde, que son muchos, podemos añadir a los que en nuestra sincera petición hemos incluido en nuestra oración de los fieles, también de los que quizá no le buscan con corazón sincero o no le buscan directamente, o incluso los que intentan no encontrarse con Él, o aún más, se ponen en contra de Él e intentan que los demás se aparten de Él; también de éstos tenemos que pedir al Señor que se acuerde especialmente para que siga obrando milagros . Y aún seguimos pidiendo por más:
“Acuérdate también de los que murieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste”.

Aquí caemos en la cuenta de que ha habido cantidad de personas santas, cuya fe sólo se acuerda el Señor, que no han llegado a nuestros oídos a lo largo de la historia, quizá por su vida tan sencilla y cotidiana, y es que afortunadamente son tantos los santos…; está en nuestra mano ser uno más de ellos.

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