1/4/2015, Miércoles Santo

Lectura del libro de Isaías (50,4-9a)

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Salmo responsorial (Sal 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34)
R. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.

Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. R.

Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (26, 14-25)

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: - «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: - «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» Él contestó: - «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."» Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: - «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.» Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: - «¿Soy yo acaso, Señor?» Él respondió: - «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.» Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: - «¿Soy yo acaso, Maestro?» Él respondió: - «Tú lo has dicho.»

1 abril 2015. Miércoles Santo – Puntos de oración

Orar en Semana Santa es acompañar al Señor en su Pascua: Pasión, muerte y resurrección. Mañana en la tarde será la Cena del Señor inicio del Triduo Pascual. Hoy el evangelio nos pone ante la traición de Judas: ¿cómo orar ante este misterio de iniquidad? Jesús no se ha privado ni de este sufrimiento del que hablan también los salmos: “pero eres tú, mi compañero, mi amigo y confidente, a quien me unía una dulce intimidad, el primero en traicionarme”. Pero Jesús va a la consumación de su misión sin nada que le eche atrás. Pidamos en este día ese valor en el cumplimiento de nuestra vocación cristiana.

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche

Este cántico del Siervo nos desvela el corazón del que obra por amor y servicio a Dios, al Padre misericordioso. Él es el inspira la vida de Jesús y la nuestra. Que sepamos dar una palabra de aliento al que sufre. Jesucristo ha asumido todo sufrimiento.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes

Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón

Si Dios está sosteniendo, todo es distinto; aunque se pueda experimentar una soledad extrema como Jesús. Buscad al Señor y revivirá vuestro corazón.

Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos

Se da como una providencia en la vida de Jesús; aunque los acontecimientos se desencadenan Jesús puede celebrar la Pascua con sus discípulos. Hoy al hacer nuestra oración hagámonos presentes a esa celebración, acojamos el testamento de Jesús y mañana de forma especial sintamos que hacemos la Eucaristía en memoria suya. Pero somos peregrinos y debemos pedir la gracia de la perseverancia en la fe para no traicionar al Maestro y alcanzar la conversión de los que le traicionan.

31/3/2015, Martes Santo

Lectura del libro de Isaías (49, 1-6)

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel - tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza -. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

Salmo responsorial (Sal 70. 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17)
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (13, 21-33. 36-38)

En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: - «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.» Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?» Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado.» Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.» Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde.» Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.» Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»

31 marzo 2015. Martes Santo – Puntos de oración

Seguramente estamos, todavía, conmocionados por la escucha del relato continuo de la Pasión del evangelista san Marcos, que se ha proclamado el pasado domingo de Ramos. Es presumiblemente  el primer relato de la Pasión y destaca su sobriedad en la narración y la impresionante verosimilitud de lo sucedido. Parece salido de la mano de un cronista del Jerusalén de entonces, no de la de un discípulo de Jesús, a tenor de la objetividad y “neutralidad” con la que se cuentan los hechos.

Debemos fijarnos en el extraordinario silencio de Jesús, el manso Cordero de Dios. Y en su terrible desamparo  y soledad completa, ni siquiera su Madre aparece citada.

Jesús habla al Padre en Getsemaní. Se pone en sus manos en medio de una tormenta interior furiosa que lo anega en angustia y tristeza de muerte. Jesús está solo: sus discípulos duermen y callan –no saben qué responder- cuando el Maestro busca en ellos el consuelo del amigo. Y el dulce Jesús no les echa en cara su flojera, sino que les estimula a confiar en Dios o lo que es lo mismo a poner toda su confianza en la oración, no en sus propias fuerzas.

Jesús se deja besar por Judas, sin decir nada ni protestar ante tamaña traición. En cambio a sus apresadores les indica el porqué de su comportamiento: “Es preciso que se cumplan las Escrituras”; toda su vida y su muerte son para que se cumpla la voluntad salvadora de Dios.

Jesús únicamente responde al sumo sacerdote para proclamar su identidad trascendente de Mesías e Hijo de Dios, sólo habla para ser fiel a la verdad y condenarse. A partir de entonces, un aluvión de insultos, escupitajos y golpes llueven sobre Él.

¿Por qué tanto desprecio incomprensible y tanta violencia injustificada ante un hombre humilde y sincero? ¿Por qué Pedro, el renegado, habla más que Jesús en el resto de la Pasión? ¿Por qué Jesús calla siempre y sólo asiente de nuevo ante Pilato para reafirmar su identidad de Mesías? ¿Por qué Jesús crucificado, que se ha proclamado Mesías e Hijo de Dios, reconoce, ante la avalancha de vituperios y gritos blasfemos de los sacerdotes y transeúntes, su soledad y “fracaso” cuando reza el salmo 22: “Dios mío, por qué me has abandonado”?

Jesús desasistido de todos: De su Padre, de su Madre, de Pedro, de los discípulos, ¿por qué? ¿Era necesario abajarse tanto, humillarse hasta una muerte violenta en medio del odio más acerbo y la soledad infinita, al borde la náusea y la nada?

¡Cuánto griterío humano salvaje se estrella contra el silencio de Jesús! ¡Cuánta violencia irracional queda al descubierto, desnudada en su injusticia, ante la mansedumbre de Jesús crucificado!

Y pensar que este evangelio habla de mí: Es mi pecado y la maldad que anida en mi interior y la maldad que se acumula en la humanidad, de la que también soy copartícipe y solidario, las que tratan así a Jesús.

Pero Jesús reina desde la cruz, porque sólo un Amor verdadero y sobrehumano puede dar razón de este modo de sufrir, de este silencio y de esta aceptación de tanto dolor y muerte. Por eso Jesús proclama su victoria con un “fuerte grito” a la hora de morir. En ese amor también nosotros queremos vivir y morir.

30/3/2015, Lunes Santo

Lectura del libro de Isaías (42, 1-7)

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.» Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella: «Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

Salmo responsorial (Sal 26, 1. 2. 3. 13-14)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mí vida, ¿quién me hará temblar? R.

Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.

Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11)

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? » Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.» Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

30 marzo 2015. Lunes Santo – Puntos de oración

Estamos de lleno en la Semana Santa. Ya hemos llegado después de un período de preparación. Vamos a acompañar a Jesús, aunque Él se adentre en este misterio de dolor en solitario.

Mañana el evangelio nos narra la despedida de sus amigos más íntimos. La cena en Betania con sus amigos es la antesala de la Cena Pascual con los apóstoles.

Jesús acude a desahogarse con los íntimos, a recibir cariño y ánimo. A ser reconfortado con tantos detalles de delicadeza y de amistad que serán su sustento en la soledad, abandono y desprecio. Va buscando su casa, la intimidad de ellos antes de subir al calvario, donde no encontrará ni la relación con el Padre. Que misterio. Hasta donde llega la humanidad de Jesús, capaz de gozar de la grandeza del hombre a través del amor hecho servicio y de lo más bajo del hombre la mentira, el egoísmo, el odio y el asesinato.  Entra pues en comunión con el hombre de toda la historia.

Participan Lázaro, Marta y María. Cada uno consuela a Jesús a su manera.

Y María durante la cena, tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús sus pies y se los enjugó con su cabellera. Y se llenó la casa de perfume.

Quisiera dirigir estás ideas sobre todo a aquellas almas contemplativas, a aquellos consagrados que ofrecen el perfume de sus vidas, como ofrenda amorosa a Dios. No buscan nada más que agradar desinteresadamente a Dios, servirle en lo escondido, sin que nada más que Jesús se dé cuenta. Sin importarles que se vea. Los enamorados buscan la intimidad. Por eso la oración es el rato de experimentar el amor de Jesús, de abrir el corazón y vaciar nuestro perfume, sin más pretensión. No hace falta que nadie lo entienda. No importa que ni nosotros mismos a veces creamos que se nos va la vida y no hacemos nada. No entenderíamos que es el amor a Jesús. A veces buscamos los éxitos apostólicos, los triunfos humanos y espirituales. Buscamos el sentido de nuestra vida en los frutos, sin darnos cuenta que el verdadero sentido y fruto es de crecer en la intimidad con Jesús, en contemplarle amorosamente, que es el fin del hombre.

¿Quién entiende estos actos de delicadeza? ¿Quién entiende nuestras vidas entregadas, aparentemente sin observar nada distinto?

A veces nos cuestionamos con criterios mundanos de eficiencia, incluso eficiencia apostólica, eficiencia humana y espiritual. Sin embargo la vida va pasando, el perfume se va gastando y parece que para nada.  Si me consuela que cuando estos días Jesús que dará un paso más en su entrega hasta morir, se verá consolado sabiendo que existen almas que son sólo para Él.

Es una semana para sobrenaturalizar, para arriesgarnos a entrar en el misterio de lo inentendible, para entrar a contemplar con el corazón aquellas razones a las cuales la razón no llega.

29/3/2015, Domingo de Ramos (Ciclo B)

Lectura del libro de Isaías (50, 4-7)
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Salmo responsorial (Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí, hacen visajes,
menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere.» 
R.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. 
R.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. 
R.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel. 
R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 6-11)
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (15, 1-39)

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, Y. atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: S. - «¿Eres tú el rey de los judíos?» C. Él respondió: + -«Tú lo dices.» C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: S. - «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.» C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestóS. - «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?» C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: S. - «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?» C. Ellos gritaron de nuevo: S. - «¡Crucifícalo!» C. Pilato les dijo: S. - «Pues ¿qué mal ha hecho?» C. Ellos gritaron más fuerte: S. - «¡Crucifícalo!» C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:S. -«¡Salve, rey de los judíos!» C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: S. -«¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.» C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo: S. - «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban. C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: - «Eloí, Eloí, lama sabaktaní.» C. Que significa: + - «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían: S. - «Mira, está llamando a Elías.» C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: S. - «Dejad, a ver si viene Ellas a bajarlo.» C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. (Todos se arrodillan, y se hace una pausa) C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: S. - «Realmente este hombre era Hijo de Dios.»

29 marzo 2015. Domingo de Ramos (Ciclo B) – Puntos de oración

“El que crea estar en pie, mire no caiga” (1 Cor 10,12)
En este día la muchedumbre proclama a Jesucristo como Dios, su Salvador; todo el mundo quiere estar ahí cuando todo va bien, y sin embargo, unos días después, la muchedumbre  lo trata como mentiroso, bandido y blasfemo. ¿Cómo es posible que cambiemos así de un día para otro? Un día revivimos con esperanza y sencillez, acercándonos a la gracia del Espíritu Santo y, al día siguiente, confiados en nosotros mismos, caemos en el precipicio del pecado, alejándonos de la Verdad y añadiendo un dedo más de los que en la Pasión le señalarán con desconfianza.
Cada vez que decidimos pecar nos apartamos del Camino, ponemos un peso más en la cruz de Cristo y hacemos sufrir a Quien más nos ama y conoce nuestro corazón y el porqué de nuestras acciones. No nos olvidemos hoy que en cada momento de nuestra vida construimos nuestra Eternidad. Cada vez que decidimos no pecar cargando con nuestra cruz, al lado de la de Cristo, Él camina con nosotros, nos alienta y nos lleva en sus brazos hacia la verdad.

Arrepentidos en estos últimos días de Cuaresma, vemos en este día del Señor un reflejo terrestre de lo que es su gloria celestial, y le pedimos a María que, imitando sus virtudes, sepamos confiar en Jesús en los momentos más difíciles y habitemos un día en su Morada Santa.

28/3/2015, Sábado de la quinta semana de Cuaresma

Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28)
Así dice el Señor: «Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar. Los haré un solo pueblo en su país, en los montes de Israel, y un solo rey reinará sobre todos ellos. No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías. No volverán a contaminarse con sus ídolos y fetiches y con todos sus crímenes. Los libraré de sus pecados y prevaricaciones, los purificaré: ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra. Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, en la que habitaron vuestros padres; allí vivirán para siempre, ellos y sus hijos y sus nietos; y mi siervo David será su príncipe para siempre. Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre ellos mi santuario para siempre.»
Salmo responsorial (Jr 31, 10. 11-12ab. 13)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.» 
R.
Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. 
R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57)

En aquél tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: « ¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.» Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.» Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: « ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?» Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

28 marzo 2015. Sábado de la quinta semana de Cuaresma – Puntos de oración

Estamos ya concluyendo la Cuaresma y, tras este periodo de purificación, nos resulta muy fácil ponernos en la presencia amorosa de Dios para nuestra oración cotidiana.
Como es sábado, día dedicado especialmente a María, nos agarramos a su mano para que nos conduzca por este camino de conocimiento y amor que es la meditación.
Los textos de la liturgia de este día nos esponjan el corazón y nos dan claves certeras de la relación del hombre con Dios.
El profeta Ezequiel nos dice que Dios nos congrega, nos hace unoRompe la dispersión en la que vivimos como personas y como comunidad de creyentes. Nos libra de nuestros pecados y nos constituye en pueblo suyo.
Se compromete a ser nuestro Dios.
De esta realidad consoladora y gratificante brotan ideas que podemos considerar en lo íntimo de nuestro corazón:
·           No es buena la dispersión, la disgregación, el vivir cada uno a nuestro aire. No nos hace bien.
·           Dios nos hace un solo pueblo, una comunidad, una familia: La Iglesia. Esto nos recoge en un hogar donde se sanan nuestras heridas.
·           Nos libra de nuestros pecados, que son los que nos llevan a la independencia y autodeterminación, a realizarnos al margen de nuestro Dios. ¡Siempre el afán de autonomía! “Seréis como dioses”
·           Él mismo se nos ofrece como centro, como aglutinador, o sea, como nuestro Dios.
·           Desde esta realidad podemos caminar ya según los mandatos y preceptos del Señor.
·           Esta alianza entre Dios y nosotros es estable y para siempre. ¡Qué seguridad, qué confianza nos da esta certeza!
Todo esto lo vemos resumido y hecho visible en la acción de Jesús en el Evangelio: “Este hombre hace muchos signos, si lo dejamos seguir, todos creerán en él”.
Pues este es nuestro deseo como fruto de la oración: que todos crean y sigan a Jesucristo.

Y esta es nuestra petición final: que todos lleguemos a formar un solo rebaño bajo un solo Pastor.

27/3/2015, Viernes de la quinta semana de Cuaresma

Lectura del libro de Jeremías (20,10-13)

Oía el cuchicheo de la gente: «Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo.» Mis amigos acechaban mi traspié: «A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él.» Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.

Salmo responsorial (Sal 17,2-3a.3bc-4.5-6.7)
R. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R.

Me cercaban olas mortales, torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo, me alcanzaban los lazos de la muerte. R.

En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios.
Desde su templo él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,31-42)

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?» Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.» Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.» Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad.» Y muchos creyeron en él allí.

27 marzo 2015. Viernes de la quinta semana de Cuaresma – Puntos de oración

Último viernes de la cuaresma, llamado Viernes de Dolores. Última oportunidad de afrontar la Semana Santa con la preparación adecuada. Merece la pena rezar bien.

En primer lugar, pedir esta gracia de la buena preparación. La Iglesia entera ha estado poniéndose a tono para sacar el mayor fruto espiritual de la Pascua del Señor. Nosotros, particularmente, también debemos ponernos a ese nivel.

¿Qué eres tú para mí, Señor? El salmista lo tiene claro y lo expresa en 10 atributos.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Rezamos este salmo en este día, precisamente, en que recordamos los dolores de Jesús producidos por el abandono del Padre. Sí, Dios es la fortaleza, el refugio, el baluarte… pero a su propio hijo parece que lo abandona tanto en Getsemaní como en la cruz. Las palabras que el evangelio pone en boca de Jesús así parecen decirlo: ¡Que pase de mí este cáliz…! ¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!

Pero Dios no abandona nunca a sus hijos. Él está siempre ahí, sosteniendo en el dolor, acompañando, consolando… No puede evitar todo el dolor humano porque entonces no seríamos hombres, sino autómatas. El dolor y el sufrimiento, incomprensiblemente, nos hacen más humanos, más dignos de Dios.

¡Cuánto dolor en el mundo! Seguro que ahora mismo conoces a alguien que está sufriendo por algo: una enfermedad propia o de un familiar, un fallecimiento reciente, una decepción afectiva o profesional, una depresión, un desencuentro, una incomprensión… Reza ahora por ellos.

Acordémonos también de la Iglesia perseguida. Sufre como tuvo que sufrir Jesús la dureza de un pueblo que lo quería apedrear. No había llegado todavía su momento y Jesús se escabulló entre ellos, pero fue el primer martirio de la incomprensión de su pueblo. Hay muchos católicos en el mundo que sufren esta persecución. Recemos también al Dios fortaleza, al Dios refugio, al Dios baluarte, para que los salve y les de esa fortaleza para afrontar la situación.

Después de pedir por tantas necesidades, nuestro corazón estará mejor preparado para vivir la Semana Santa. Tradicionalmente, este Viernes de Dolores es también un día para consolar a la Virgen María que por su parte tendrá que vivir la Pasión junto a su Hijo. Se enternece nuestro corazón abrazándola, acompañándola, estando junto a ella en silencio.

26/3/2015, Jueves de la quinta semana de Cuaresma

Lectura del libro del Génesis (17, 13-9)

En aquellos días, Abrahán cayó de bruces, y Dios le dijo: -«Mira, éste es mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrahán, sino que te llamarás Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré crecer sin medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios.» Dios añadió a Abrahán: -«Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones.»

Salmo responsorial (Sal 104, 4-5. 6-7. 8-9)
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,51-59)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: -«Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.» Los judíos le dijeron: -«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?» Jesús contestó: - «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.» Los judíos le dijeron: -«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: -«Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.» Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

26 marzo 2015. Jueves de la quinta semana de Cuaresma – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.

Al igual que Dios hizo Alianza con Abraham, dándole una descendencia innumerable por haber sido fiel a sus palabras, el Señor quiere hacerla contigo cada día: “quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre”. El Señor te regala su palabra cada día en la Eucaristía y en la lectura del Evangelio. El problema es que a veces no tomamos conciencia de la importancia que tiene que Dios te hable por medio de ella, ya que simplemente la oímos o la leemos sin prestar atención e interiorizar lo que nos quiere decir al corazón. Dios tiene para nosotros, en cada momento, un mensaje que darnos que se actualiza cada día para nuestra situación personal.

¡Lee la palabra de Dios!, ¡interiorízala! Dios te habla cada día al corazón. Sólo así descubrirás lo que Dios tiene preparado para ti y podrás tener ese trato de amigo con Él que tanto deseas; esa alianza que quiere forjar contigo para siempre. Cuida tu oración personal en esta última semana antes del Triduo Pascual.

25/3/2015, La Anunciación del Señor

Lectura del libro de Isaías (7, 10-14; 8, 10)

En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: -«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: -«No la pido, no quiero tentar al Señor.» Entonces dijo Dios: -«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Salmo responsorial (Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R.

«Como está escrito en mi libro para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R.

No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R.

Lectura de la carta a los Hebreos (10, 4-10)

Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: - «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."» Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 26-38)

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. » Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra. » Y la dejó el ángel.

25 marzo 2015. La Anunciación del Señor – Puntos de oración

Para disponernos hoy a orar, podemos leer muy despacio el salmo 39 y la segunda lectura del día que es Heb 10, 4-10. Ambas insisten en la disposición que debe tener el hombre ante Dios. El salmo se la atribuye al justo y la carta a los Hebreos a Cristo: “Aquí estoy, ¡oh Dios!,  para hacer tu voluntad”. Y a continuación repetir la oración de ofrenda a Jesús de San Ignacio, "Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta".

1.- Dios se fija en la oración de María. Los santos y místicos han visto siempre a María en oración, en el momento de la Anunciación. Pues el texto bíblico dice que el ángel Gabriel, “entrando en su presencia” le habló. Esta expresión parece indicar que ella estaba sola, recogida, atenta y reflexiva. Actitudes necesarias para la oración personal, para escuchar a Dios. Y podemos decir también que para atraer a Dios. Los primeros cristianos, veían en María a la mujer que “conquistó” a Dios y así adelantó la salvación; por eso llamaban a María “el anzuelo que pescó al Pez divino para nosotros”. También en Caná de Galilea, María adelantó la hora de Jesús. Ante los criados le comprometió al pedirles que hicieran lo que él les dijera.

2.- Gabriel, no paró de elogiar a María: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita entre las mujeres. El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Y la Iglesia alarga esta cadena de alabanzas añadiendo: “ y vendito el fruto de tu vientre, Jesús. Aquí podrían terminar los puntos y dejar que cada uno continúe alabando a la Señora, desde su corazón,…

3.- María, ante tanto piropo se emocionó. Era natural, que la presencia del ángel y tales palabras la conmovieran, pero sobre todo porque era humilde. Y esta actitud que nada tiene de ñoña, ni de sentimentalismo, sino que es “andar en verdad” según Santa Teresa (Moradas, 10) hizo que María sintiera la trascendencia del momento y se preguntará qué querría Dios de ella.

4.- “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Acaba de oír al ángel: “No hay cosa imposible para Dios… El Espíritu Santo descenderá sobre ti”. Entonces comprendió los planes de Dios sobre ella y sobre la humanidad, además que podría ser madre sin dejar de ser virgen. Momento sublime, difícil de describir y sobre todo de ponderar. La salvación del mundo pendiente del “Sí” de una niña. “Y el Verbo de Dios se hizo hombre y acampó entre nosotros”.

5.- Y la encarnación continúa… Al hacerse Dios hombre en Jesús, nosotros nos hicimos hijos de Dios, hermanos de Jesús e hijos de María. Con razón podemos decir que somos familia de Dios y que nuestra vida y nuestras “cosas” no le son ajenas. María es la primera consagrada en el mundo, es modelo de secularidad cristiana y de secularidad consagrada. María fue esposa, madre, mujer de su tiempo; y desde esa realidad fue consagrada a ser toda Ella Voluntad de Dios. Dedicada a amar a Dios y al prójimo en el mundo. “Amad en el mundo! ¡Dad un testimonio de amor! Y comenzaréis a hacer un mundo mejor” (Abelardo de Armas)

La oración de hoy debe continuar en todo lugar y en todo momento. Que el Corazón de la Virgen sea nuestro hogar y descanso.

24/3/2015, Martes de la quinta semana de Cuaresma

Lectura del libro de los Números (21, 4-9)

En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: - «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.» El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: - «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.» Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: - «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.» Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Salmo responsorial (Sal 101,2-3. 16-18. 19-21)
R. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.

Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí; cuando te invoco, escúchame en seguida. R.

Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (8, 21-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: - «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros.» Y los judíos comentaban: - «¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?» Y él continuaba: - «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo SOY, moriréis por vuestros pecados.» Ellos le decían: -«¿Quién eres tú?» Jesús les contestó: - «Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él.» Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: «Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada.» Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

24 marzo 2015. Martes de la quinta semana de Cuaresma – Puntos de oración

De Abelardo de Armas,  Meditaciones de Cuaresma y Semana Santa

“TODO ESTÁ CUMPLIDO” (Jn 19, 30)

Aunque estas fueron las últimas palabras de Jesús en la cruz, no pienses que en ellas acabó todo, porque su amor por ti no acabó. Sólo acabaron sus padecimientos.  Esta es doctrina de san Juan de Ávila y es tan dulce y provechosa al alma, que la expongo como tema de reflexión.

Si la apetencia mayor del corazón humano, está en amar y ser amado, nada puede satisfacer esta tendencia como Jesús crucificado. Jesús en la cruz hiere de tal manera nuestro corazón que no deja en él parte en que no penetre su amor: 

«No solamente la cruz, mas la misma figura que en ella tienes nos llama dulcemente a amor. La cabeza tienes inclinada para oírnos y darnos besos de paz, con lo cual convidas a los culpados. Los brazos tienes tendidos para abrazarnos. Las manos agujereadas para darnos tus bienes, el costado abierto para recibirnos en tus entrañas, los pies enclavados para esperarnos y para nunca poderte apartar de nosotros.

De manera que, mirándote, Señor, en la cruz, todo cuanto vieren mis ojos, todo convida a amor: el madero, la figura y el misterio, las heridas de tu cuerpo, Y sobre todo, el amor interior me da voces que te ame y nunca te olvide mi corazón» (Tratado del Amor de Dios, 14).

Fíjate bien: Ha dicho el amor interior. El que no se ve. Porque si es verdad que padeció, más amó que padeció. Y más amor le quemaba por dentro que el que exteriorizaba en sus llagas. Llagas y heridas que son como labios de múltiples bocas que te gritan: ¡Te amo! ¡Es por ti, mi pequeña criatura!

¿Cómo no encenderse en amor? ¿Cómo puede fallar nuestra confianza?

«Cuán firmes son los estribos de nuestro amor. Y no lo son menos los de nuestra esperanza. Tú nos amas, buen Jesús, porque tu Padre te lo mandó, y tu Padre nos perdona porque tú se lo suplicas. De mirar tú su corazón y voluntad resulta me amas a mí, porque así lo pide tu obediencia. Y de mirar Él tus sufrimientos y heridas procede mi perdón y salud, porque así lo piden tus méritos. ¡Miraos siempre, Padre e Hijo, miraos siempre sin cesar porque así obre mi salud!» (id, 15).

Ahí tenemos declaradas por un santo las causas del amor que Jesús nos tiene. No nace este amor de mirar lo que hay en el hombre sino de mirar a Dios Padre. Y así también, si Dios nos tiene prometidos tantos bienes a los hombres, no es por los hombres sino por Jesús. Un Jesús que aunque ha subido a los cielos no nos tiene olvidados, pues no se puede amar y olvidar a un mismo tiempo. Y Él te amó y se entregó a la muerte y muerte de cruz por ti.

¡Madre Nuestra Santa María! Tus ojos para mirarle. Tus oídos para escucharle. Tu corazón para amarle. Y dame paz y tiempos de silencio para contemplarle. La dulce contemplación de un Dios crucificado.

¡Oh mi Jesús crucificado! Que me acuerde de ti, que te conozca a ti, que te ame a ti, en todo, en todos, siempre.

23/3/2015, Lunes de la quinta semana de Cuaresma

Lectura de la profecía de Daniel (13, 41c-62)

En aquellos días, la asamblea condenó a muerte a Susana. Ella dijo gritando: - «Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí.» El Señor la escuchó. Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz: - «¡No soy responsable de ese homicidio!» Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron: - «¿Qué pasa, qué estás diciendo?» Él, plantado en medio de ellos, les contestó: - «Pero, ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella.» La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron: - «Ven, siéntate con nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado anciano.» Daniel les dijo: - «Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar yo.» Los apartaron, él llamó a uno y le dijo: - «¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: "No matarás al inocente ni al justo. " Ahora, puesto que tú la vis-te, dime debajo de qué árbol los viste abrazados.» Él respondió: - «Debajo de una acacia» Respondió Daniel: - «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio.» Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo: - «¡Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?» Él contestó: - «Debajo de una encina.» Replicó Daniel: - «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros.» Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron. Aquel día se salvó una vida inocente.

Salmo responsorial (Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6)
R. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mí copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (8, 1 -11)

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se Presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: - «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: - «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: - «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: - «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: -«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

23 marzo 2015. Lunes de la quinta semana de Cuaresma – Puntos de oración

Nos ponemos en la presencia de Dios en este lunes que nos acerca al Domingo de Ramos.

Celebramos la festividad de un Santo de altura, Toribio de Mogrovejo.

Nació en Mayorga (León, España) en 1538. Estudió Derecho en las universidades de Coimbra y Salamanca. Fue propuesto por el rey Felipe II al Papa Gregorio XIII para el arzobispado de Lima como sucesor de fray Jerónimo de Loaysa.

Fue ordenado sacerdote y obispo. Llegó a Paita en marzo de 1581 e hizo por tierra el fatigoso camino hasta su sede. Ingresó en Lima el12 de mayo de aquel año. Convocó y presidió el III Concilio Limense (1582-1583), al cual asistieron prelados de toda Hispanoamérica, y en el que se trataban asuntos relativos a la evangelización de los indios. De esa histórica asamblea salieron luminosas normas de pastoral, así como textos de catecismo en castellano, quechua y aymara (los primeros libros impresos en Sudamérica).

Santo Toribio visitó innumerables poblados de su amplísimo territorio, uno de los más extensos y difíciles del mundo. A las visitas pastorales dedicó 17 de sus 25 años de obispo. Recorrió la hostil topografía peruana, desde Chachapoyas y Moyobamba hasta Nazca. Resumió sus itinerarios al escribir: “Mas de 5,200 leguas, muchas veces a pie, por caminos muy fragosos y ríos, rompiendo por todas las dificultades y careciendo algunas veces de cama y comida”. La caridad de Cristo lo impulsaba a administrar los sacramentos ya instruir a los fieles, a aliviarlos y ayudarlos.

Celebró hasta 13 sínodos. Fundó el Seminario de Lima (1590) y lo puso bajo la advocación de su patrono, Santo Toribio de Astorga.

Agobiado por los trabajos y la austeridad de sus penitencias, murió en Saña el 23 de marzo de 1606, Jueves Santo. Fue un infatigable misionero, gran organizador de la Iglesia sudamericana y denominado protector de los indígenas.

Beatificado por Inocencio XI en 1679. Canonizado por Benedicto XIII en 1726. En 1983 Juan Pablo II lo proclamó Patrono del Episcopado latinoamericano.

Con cuánta pasión nos habla de él José Antonio Benito cuando le hablaba a su madre de la vida de este santo. Ella le decía: “Tú también vas a dejar los huesos como él en el Perú.” ¡Lo veía tan entregado!... Y con qué fuerza nos habla de este santo.

La lectura del día nos ayuda a ser hombres de vida ejemplar y coherente como Santo Toribio. Entregar la vida en bien de los demás.

Salmo: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.

Por cuántas cañadas oscuras caminó este Santo. Pero Cristo le dio fuerza y valor.

El evangelio nos narra el ejemplo de una mujer a la que quieren condenar. Jesús les dice: “El que esté limpio de pecado que tire la primera piedra.” La respuesta es de un 10. Y Jesús le dice a la mujer:“Anda, vete y en adelante no peques más.” Lo mismo nos dice a nosotros cada vez que nos acercamos al sacramento de la  Reconciliación. Salimos fortalecidos…, y volvemos a caer.

Estamos celebrando el V centenario de Santa Teresa. Ella era muy devota de San José: “Tomé por abogado y señor al glorioso san José y encomendéme mucho a él. No recuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas las necesidades, y quiere darnos a entender que ansí como le fue sujeto, que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar, ansi en el cielo hace cuanto le pide.”

Que Santo Toribio nos acerque a Jesús. “Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque tú vas conmigo.” Yo te acompaño ahora en mi oración personal.

22/3/2015, Domingo de la quinta semana de Cuaresma (Ciclo B)

Lectura del libro de Jeremías (31,31-34)
«Mirad que llegan días - oráculo del Señor - en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor - oráculo del Señor-. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días -oráculo del Señor-: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande -oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.»
Salmo responsorial (Sal 50, 3-4.12-13. 14-15)
R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. 
R.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. 
R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. 
R.
Lectura de la carta a los Hebreos (5, 7-9)
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.
Lectura del santo evangelio según san Juan (12,20-33)

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: - «Señor, quisiéramos ver a Jesús.» Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: - «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.» Entonces vino una voz del cielo: - «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.» La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: - «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.» Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

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