1/3/2017, Miércoles de Ceniza

Lectura de la profecía de Joel (2, 12-18)
Ahora - oráculo del Señor convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto; rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos; y convertíos al Señor vuestro Dios, un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor que se arrepiente del castigo. ¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá dejando tras de sí la bendición, ofrenda y liberación para el Señor, vuestro Dios! Tocad la trompeta en Sión, proclamad un ayuno santo, convocad a la asamblea, reunid a la gente, santificad a la comunidad, llamad a los ancianos; congregad a muchachos y niños de pecho; salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, servidores del Señor, y digan: - «Ten compasión de tu pueblo, Señor no entregues tu heredad al oprobio, ni a las burlas de los pueblos». ¿Por qué van a decir las gentes: «Dónde está su Dios»? Entonces se encendió el celo de Dios por su tierra y perdone a su pueblo.
Salmo responsorial (Sal 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17)
R. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. 
R.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti,
contra ti sólo pequé, cometí la maldad en tu presencia. 
R.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. 
R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. 
R.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5, 20-6,2)
Hermanos. Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conocía el pecad, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él. Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice: - «En tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé». Pues mirad: ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6, 1-6.16-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

1 marzo 2017. Miércoles de Ceniza – Puntos de oración

“Convertíos a mí de todo corazón”: Así resuena la voz del Señor al comenzar la Cuaresma, con una invitación a volver a Él, a que nuestros corazones se vuelvan por entero hacia Él, fuente de la Vida, dejando sus egoísmos y todo cuanto nos aparta de Dios. La Cuaresma es seguir a Jesús al desierto, imitándole en su oración y ayuno, combatiendo con los enemigos del alma. Nos pueden ayudar las súplicas que el P. Morales nos proponía para la oración de estos días cuaresmales:
¾ Santa María de la Cuaresma: enséñame a contemplarle, contigo, en la soledad del desierto.
¾ Inmaculada Madre de Dios: enséñame a vivir virginidad de corazón, acompañando a Jesús-Desierto.
¾ Corazón de Jesús-Desierto: Contigo en oración y penitencia.
¾ Corazón de Jesús-Desierto: Contigo, luchando y triunfando del enemigo.
El evangelio nos propone, del Sermón de la Montaña, los medios de la oración, el ayuno y la limosna, practicados para que los vea nuestro Padre del cielo y no para gloria nuestra. Nos dice el papa Francisco en el mensaje para la Cuaresma de este año:
“La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia”. Particularmente, el papa, comentando la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro, nos dice que “La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor”.
Como este año es el Centenario de las Apariciones de Fátima y seguramente que tenemos previsto acudir en peregrinación jubilar en algún momento, una forma concreta de vivir esta cuaresma es hacer nuestro el Mensaje de la Virgen y practicarlo. Cuando Juan Pablo II visitó por primera vez Fátima al año siguiente de su atentado, dijo estas palabras: “si la Iglesia aceptó el mensaje de Fátima, es sobre todo porque contiene una verdad y un llamado que, en su contenido fundamental, son la verdad y el llamado del propio Evangelio. ‘Convertíos (haced penitencia), y creed en la Buena Nueva’ (Mc. 1-15): son estas las primeras palabras del Mesías dirigidas a la humanidad. Y el mensaje de Fátima, en su núcleo fundamental, es el llamado a la conversión y a la penitencia, como en el Evangelio”.
Dejemos que este mensaje resuene para nosotros al iniciar la cuaresma con la ayuda del P. Eduardo Laforet, escuchándolo como él lo hizo propio en su segundo mensaje: “Escucha hoy una invitación amorosa: hace solo algunos años la Virgen nos traía del cielo la respuesta misericordiosa de Dios a la rebelión de los hombres... ¿Serás tan tibio y olvidadizo que resistas a la voz de María?... La Virgen te suplica esperanzada y llena de amor: ¿Quieres ofrecerte a Dios para soportar todos los sufrimientos que quiera enviarte, en reparación por los pecados con que es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores?”
La Virgen prometió a los pastorcillos que la gracia de Dios los fortalecería para cumplir su ofrecimiento generoso y que su Corazón Inmaculado sería su refugio y consuelo. Seamos generosos con Dios en esta cuaresma y respondamos con amor a su invitación a la conversión y a ayudar a nuestros hermanos a volver a Dios:

“Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas” (cuarta aparición Fátima).

28/2/2017, Martes de la octava semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (35, 1-15)
Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión. Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia. No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su perfume sube hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará. Glorifica al Señor con generosidad y no escatimes las primicias de tus manos. Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana. Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades. Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más. No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificios injustos. Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas
Salmo responsorial (Sal 49, 5-6. 7-8. 14 y 23)
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Congregadme a mis fieles, que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia; Dios en persona va a juzgar. 
R.
«Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte; Israel, voy a dar testimonio contra ti;
yo, soy Dios, tu Dios -. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.» 
R.
«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios. » 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 28-31)

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

28 febrero 2017. Martes de la octava semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy es el último día anterior a comenzar la cuaresma de este año; te propongo empezar la oración trayendo hacia ti la sagrada humanidad de Jesús. Imagínate a Jesús a tu lado durante este rato de oración. El texto del Evangelio de hoy es una conversación de Jesús con Pedro y los demás apóstoles: “Ya ves que nosotros, lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. A continuación, Jesús se lo agradece y les promete premios y sufrimientos por ello.
Te animo a tener esta misma conversación con Jesús en la oración de hoy; es más, te animo a hacer efectivo este seguimiento de Jesús durante esta cuaresma en el estado en que estés: casado, soltero o consagrado. Vivir los consejos evangélicos, en cierta manera, durante esta cuaresma. En el fondo consiste en vivir de una forma personalizada y consultada con el guía y el director, los votos de pobreza, castidad y obediencia.
POBREZA. – Vivir una cuaresma en pobreza es vivirla desprendidos, es vivirla sin hacer gastos superfluos; es compartir mis bienes con alguien necesitado. Es de alguna manera alegrarse de sentir los efectos de la pobreza. Es vivirla con Jesús en el desierto, donde el Maestro prescinde de todo y no necesita nada. Es importante vivir sin desear nada, sin ansiar las cosas que tienen los demás: para seguir a Jesús no son necesarias las cosas.
CASTIDAD. – Hacer un esfuerzo para vivir en pureza total esta cuaresma nos hará más semejantes a Jesús. La pureza en el obrar, en el hablar y en el pensar nos volverá más libres. La pureza nos hará más niños para acercarnos a Jesús. La impureza nos hace torcer la mirada y no mirar de frente.
OBEDIENCIA.  Seguir a Jesús también consiste en olvidarse de hacer tu voluntad para hacer la del Maestro; pero si nosotros nos marcamos la dirección, no sabemos si hacemos la voluntad de Dios o la mía propia. Por eso es bueno poner la voluntad en manos del director espiritual o del guía y consultar las decisiones que voy a tomar. Lo más seguro es que esta sea la parte más costosa del seguimiento de Jesús, pero también es la que más nos identifica con el Señor.
Es preciso que seas consciente que en nuestra institución llegamos a la santidad a través de las miserias, el “subir-bajando” en que tanto nos insistía Abelardo. Por eso cuando uno se plantea unos objetivos tan elevados, Dios no va a permitir que todo nos salga bien a la primera y por eso los fallos llegarán pronto; pero no hay que desesperarse y siempre que se caiga hay que levantarse. Está claro que el orgullo no es bueno ni siquiera cuando se vive una vida perfecta. La humildad es parte esencial en nuestro programa y por eso las caídas y las miserias son importantes.
Maestro, ¿qué debo hacer para ganar la vida eterna? –Cumple los mandamientos. –Ya los he cumplido desde pequeño. –Pues deja todo y ven y sígueme.

Para terminar ten un coloquio con la Virgen y pídele que te ponga junto a Jesús. Madre, ayúdame que yo solo no puedo.

27/2/2017, Lunes de la VIII semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (17,20-28)
A los que se arrepienten Dios les permite volver y consuela a los que han perdido la esperanza., y los hace partícipes de la suerte de los justos. Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina los obstáculos. Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia y detesta con toda el alma de abominación. Reconoce los justos juicios de Dios, permanece en la suerte que te ha asignado y en la oración al Dios altísimo. En el Abismo, ¿quién alabará al Altísimo como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias? Para el muerto, como quien no existiera, desaparece la alabanza, solo el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que retornan a él!
Salmo responsorial (Sal 31,1-2.5.6.7)
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor
Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño. 
R.
Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. 
R.
Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará. 
R.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-27)

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó: -«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde juventud». Jesús se le quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!» Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

27 febrero 2017. Lunes de la VIII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El Evangelio que hoy nos presente la Iglesia, a tan solo dos días del comienzo de la Cuaresma, nos interpela en dos direcciones: La primera, la vocacional; y la segunda, el lugar que ocupan en nuestra vida, lo que podemos llamas "las riquezas"... Vamos a intentar hacer nuestra oración en este día sobre estos dos puntos, por ver si podemos sacar algún provecho...
Todos buscamos como llegar a la vida eterna, pero no todos damos con el camino correcto y personal, que Dios ha soñado para que nosotros la alcancemos... La vida eterna es el final bueno y laudable que deseamos.., todos lo queremos, pero los medios que debemos poner y emplear para llegar.., nos parecen a veces difíciles o simplemente nos asustan...
La primera pregunta, que nos surge en automático, es esta: ¿Es que no basta con ser bueno, es decir con cumplir los mandamientos...? ¿Es que uno no puede ser bueno y al mismo tiempo ser rico? Pero el decir de Cristo es este: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A mi entender, que es pobre y limitado, creo que al joven del evangelio de hoy, no solo se le está indicando como conseguir la vida eterna, sino como conseguirla, siguiendo además de cerca a Jesucristo, que es el regalo de los regalos en esta vida... ¡La vida eterna es maravillosa, pero no es lo mismo entrar en ella, habiendo llevado, o no llevado, a su plenitud la gracia de ser hijo o hija de Dios..., y la plenitud de la Gracia es Cristo vivido, amado y seguido lo más de cerca posible...
Aquel joven se encontró en la disyuntiva de tener que escoger, entre la seguridad de su pasado que no era poca, y la esperanza de su futuro, que prometía mucho más, pero que no se veía..., no se palpaba..., no lo parecía a simple vista...
La respuesta que dio, la conocéis todos, simplemente bajó la cabeza, giró sobre sus talones, y regresó por el camino que había venido... Pero llevándose algo que no había traído cuando se acercó a Jesucristo, y esto fue una profunda tristeza, por no haber sido capaz de responder con generosidad a la llamada de Dios en Cristo Jesús...
Ahora viene la aplicación práctica y concreta para nuestra vida. 
No todos nosotros hemos escuchado la voz de Jesús que nos decía: vete.., vende..., da…, y luego ven y sígueme…;pero esto no quita,  para que quitemos de nosotros el amor desordenado a las riquezas, a los bienes materiales, o a todo aquello que nos aprisiona, nos domina o puede esclavizarnos...
¡No se puede ser cristiano sin ser libre...!
¡No se puede ser libre y al mismo tiempo esclavo...!
¡No se puede amar más, a lo que nos separa, del Amor que es Cristo...!
Hoy puede ser un buen día para que nos examinemos sobre nuestras esclavitudes..., nuestras dependencias..., nuestros apegos..., es decir, todo aquello que no merece el nombre de Dios, pero al que se lo damos, implícita o explícitamente en algún momento de nuestra vida...
Hoy puede ser un buen día para poner las cosas en su sitio..., es decir para saber si somos o no somos libres de verdad, y en la Verdad, que es Dios...
¡No nos asustemos por lo que podamos descubrir...!
¡No temamos ante lo que podamos encontrar...!
¡Seamos valientes a la hora de examinarnos...!
Yo solo os diría una última cosa, por si la hemos olvidado: ¡Nada, absolutamente nada en este mundo, puede hacernos felices totalmente, salvo el cumplimiento de la Voluntad de Dios en este hoy, en este ahora, y en esto que digo que tengo, disfruto y me pertenece...

Madre de Dios y Madre nuestra, no permitas que nada me separe de Dios, o me impida ser totalmente de Él, con Él y en Él...

26/2/2017, Domingo VIII del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

Lectura del libro de Isaías (49, 14-15)
Sión decía: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.” ¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.
Salmo responsorial (61, 2-3. 6-7. 8-9ab) (R.: 6a)
R. Descansa solo en Dios, alma mía.
Solo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación;
solo él es mi roca y mi salvación; mi alcázar: no vacilaré. 
R.
Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza;
solo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. 
R.
De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme,
Dios es mi refugio. Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón. 
R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4, 1-5)
Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, lo que se busca en los administradores es que sean fieles. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6, 24-34)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -”Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo eso se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia.”

26 febrero 2017. Domingo VIII del Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Puntos de oración

Sereno mi alma, recupero mi cuerpo, lo hago presente para entrar en Su Presencia. Tomo conciencia de mi respiración, no permanezco ajeno a mí mismo.
Hoy, como cada día, el Señor “ardientemente esperaba el encuentro personal conmigo”. ¿Y yo? ¿Anhelo un encuentro personal Contigo, Señor, o vengo cargado de agobios y preocupaciones? Purifico mi oración antes de comenzar, le pido a Dios que haga Él lo que deseo pero soy incapaz de conseguir por mí mismo: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de vuestra divina majestad”.
Hoy es domingo, día del Señor. Estamos en el momento de intimidad, de diálogo personal con el Señor en medio de su día. Intentemos estar disponibles para este encuentro.
La lectura del Evangelio habla de la imposibilidad de servir a dos dioses: a Dios y al dinero. ¡Pobre de aquel que está en las filas de los sirvientes del dinero! Un señor muy celoso y que paga siempre mal, nunca satisface.
Pero el Evangelio también habla del agobio. Podemos releer el Evangelio despacio e ir contrastándome con él. ¿Cuáles son, Señor, las fuentes de agobio en mi vida, que me llevan a buscar la seguridad fácil del dinero, el poder, la influencia, la apariencia…? Cuando entro en esa dinámica, es cierto, no hay sitio para Ti. Por tanto, dejar de servir al dinero pasa por descubrir qué ámbitos (incluso los aparentemente buenos) me llevan a vivir desde el afán de seguridades humanas, en vez desde la confianza audaz en Ti.
Hablar de todo esto con el Señor largamente, de corazón a Corazón.
¿Qué respuesta nos da la Palabra De Dios? Meditemos el resto de las lecturas, lentamente, dejando que calen en nuestras entrañas, pidiendo la gracia de experimentar y edificar nuestra vida sobre Su fidelidad.

Y preguntarle: “¿Señor, qué mandas hacer de mí?”

25/2/2017, Sábado de la VII semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (17, 1-13)
El Señor creó al ser humano de la tierra, y a ella lo hará volver de nuevo. Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les dio autoridad sobre cuanto hay en la tierra. Los revistió de una fuerza como la suya y los hizo a su propia imagen. Hizo que todo ser viviente los temiese, para que dominaran sobre fieras y aves. Discernimiento, lengua y ojos, oídos y corazón les dio para pensar. Los llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal. Puso su mirada en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras, y les concedió gloriarse por siempre de sus maravillas. Por eso alabarán su santo nombre, para contar la grandeza de sus obras. Puso delante de ellos la ciencia, y les dejó en herencia una ley de vida. Estableció con ellos una alianza eterna, y les enseño sus decretos. Sus ojos vieron la grandeza de su gloria y sus oídos oyeron su voz gloriosa. Les dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y les dio a cada uno preceptos acerca del prójimo. La conducta humana está siempre ante Dios, no puede ocultarse a sus ojos.
Salmo responsorial (Sal 102, 13-14. 15-16. 17-18a)
R. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos de barro. 
R.
Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla. 
R.
Pero la misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 13-16)

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». Y tomándoles en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

25 febrero 2017. Sábado de la VII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Para orar en este día escogemos unos pensamientos de San Luis María Grignon de Monfort invitándonos a tener a la Virgen María presente en todas las acciones del día. Dice este santo que tanto ha influido en la espiritualidad mariana como camino hacia Cristo: “Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en María y para María a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo”. ¿Qué significa cada una de estas expresiones?
1. Obrar por María, es decir, obedecer en todo a María, como hizo Jesús en Nazaret. Dejarse conducir por Ella: “Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella, como una piedra que se arroja al mar: lo cual se hace sencillamente y en un momento, con una simple mirada del espíritu”.
2. Obrar con María. Es hacerlo todo mirándola a Ella como el modelo de todas las virtudes. Así, en cada acción he de mirar cómo la haría nuestra Madre la Virgen, si estuviera en mi lugar. Ayuda para esto meditar en sus grandes virtudes, especialmente su fe viva, su humildad profunda y su pureza sin igual.
3. Obrar en María. Consiste en realizar las propias acciones en María. Pedir la gracia de ser acogidos en su Corazón Inmaculado, santuario de la Santísima Trinidad. Dice san Luis María Grignon: “es necesario permanecer en el hermoso interior de María con alegría, descansar allí en paz, apoyarse en él confiadamente, ocultarse allí con seguridad y perderse en él sin reserva, a fin de que, en este seno virginal... te liberes de toda turbación, temor y escrúpulo, y te pongas a salvo de todos tus enemigos: demonio, mundo y pecado, que jamás pudieron entrar en María.
4. Obrar para María: hay que hacerlo todo para María. Especifica el santo: “No que la tomes por el fin último de tus servicios, que lo es Jesucristo, sino como fin próximo, ambiente misterioso y camino fácil para llegar a Él”. Una manifestación de este hacerlo todo para María es darla a conocer y propagar la verdadera devoción hacia Ella, seguros de que su misión de Madre es llevar a todos hacia Jesús.
La conclusión de esta manera de hacer las cosas por, con, en y para María no puede ser más consoladora:
“No esperar en recompensa de este humilde servicio sino el honor de pertenecer a tan noble Princesa y la dicha de vivir unido por medio de Ella a Jesús, su Hijo, con lazo indisoluble en el tiempo y en la eternidad”.
¡Gloria a Jesús en María!
¡Gloria a María en Jesús!

¡Gloria al solo Dios!

24/2/2017, Viernes de la VII semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (6, 5-17)
Una palabra amable multiplica los amigos, y aleja a los enemigos, y la lengua afable multiplica los saludos. Sean muchos los que estén en paz contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil. Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en día de la desgracia. Hay amigos que se convierten en enemigo y te avergüenzan descubriendo tus litigios. Hay amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia. Cuando las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus familiares. Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia. Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable. Un amigo fiel es medicina de vida, y los que ten al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo.
Salmo responsorial (Sal 118, 12. 16. 18. 27. 34. 35)
R. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Bendito eres, Señor, enséñame tus decretos. R.
Tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras. R.
Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. R.
Instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas. R.
Enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón. R.
Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo. R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 112)

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según su costumbre les enseñaba. Acercándose unos fariseos, le preguntaron para ponerlo a prueba: «¿Le es licito al hombre repudiar a su mujer?». Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

24 febrero 2017. Viernes de la VII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Para empezar la oración nos ponemos en la presencia de Dios que sabemos nos ama y nos espera, si no podemos estar en una capilla y estamos en la habitación o en la sala, basta que, en un acto de fe, le invoquemos y le sintamos en el corazón, donde también está presente.
A propósito de la primera lectura quisiera centrar la meditación de hoy en un valor que, por tenerlo al alcance casi siempre, lo valoramos poco. Os propongo ponerle cara a la oración, recordando a todas aquellas personas que de una manera u otra nos han salido al encuentro, sin quererlo ellas ni nosotros, simplemente, por un capricho de la providencia, hemos compartido vida.
La amistad es sin duda unos de los medios más eficaces por los que Dios se vale para manifestar su amor, su cercanía, y de esto me parece que todos podemos dar fe. Se me viene a la mente los vínculos singulares de amistad que establecían lo santos. Ignacio de Loyola empezó, por la amistad, una de las fundaciones más importantes de la Iglesia. Universitario en La Sorbona de Paris, se hizo amigo primero de Javier y Pedro, compañeros de habitación, luego, se sumarían al grupo de amigos, Laínez, Salmerón, Bobadilla y Rodríguez. Una amistad que desencadenaría un bien sin precedentes, algo que ni ellos mismos esperaban. Francisco de Asís, quizá el santo más popular de la historia, entre creyentes y no creyentes, empezó su obra con doce amigos, con los que compartió la aventura de irse andando a Roma para pedir al Papa la aprobación de la primera regla de la nueva orden. Luego se convirtieron en compañeros de camino e íntimos suyos Rufino, Ángelo y el entrañable hermano León, confesor y confidente. Fueron amigos en el dolor, ante la incertidumbre de lo que pasaría con la orden de los hermanos menores, que poco a poco había perdido el carisma fundacional. Y se podrían citar muchos casos más, donde la amistad ha sido la pista de despegue para muchos santos. Aproximándonos más a nuestra época actual, Abelardo, cuyo cumpleaños celebrábamos hace una semana, salió con algunos amigos del Hogar del Empleado para formar parte de lo que ahora es la Cruzada de Santa María.

Cuando se comparte un ideal, cuando nos mueve un mismo sentir, la amistad se convierte en el mejor medio de evangelización, aunque seamos distintos en opiniones o caracteres, la amistad canaliza todo hacia un mismo fin. Ahora bien, ¿Y nosotros?... quién de nosotros no ha compartido “aventurillas” con los amigos. Quien no ha reído o llorado con ellos, o quien no se ha visto descubierto en el estado de ánimo por solo una mirada del amigo. Cuantas situaciones y vivencias se nos pueden venir a la memoria. Es momento de ponerle cara a la oración, la cara de tus amigos. Que terminemos la oración convencidos de lo que nos dice el libro del Eclesiástico: “Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable”. Sólo al contacto con Él podremos responder dignamente a la gracia desbordante que nos llega a través de nuestros amigos ya que “El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo”.

23/2/2017, Jueves de la VII semana del Tiempo Ordinario – San Policarpo

Lectura del libro del Eclesiástico (5, 1-10)
No confíes en tus riquezas, ni digas: «Con esto me basta». No sigas tu instinto y tu fuerza, secundando las pasiones de tu corazón. Y no digas: «¿Quién puede dominarme?», o bien: «¿Quién logrará someterme por lo que he hecho?», porque el Señor ciertamente te castigará. No digas: «He pecado, y ¿qué me ha pasado?», porque el Señor sabe esperar. Del perdón no te sientas tan seguro, mientras acumulas pecado tras pecado. Y no digas: «Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados», porque él tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados. No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás. No confíes en riquezas injustas, porque de nada te servirán el día de la desgracia.
Salmo responsorial (Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6)
R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. 
R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9, 41-50)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”. Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

23 febrero 2017. Jueves de la VII semana del Tiempo Ordinario – San Policarpo – Puntos de oración

Con el Salmo del día nos introducimos en la oración de mañana; “su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche”. Tomemos conciencia y sintamos gozo interno de poder meditar y acompasar nuestra vida al calor de la palabra de Dios. Es un verdadero regalo este alimento para la inteligencia, el corazón y el sano vivir. También expresa muy bien que “da fruto en su sazón”  y “cuanto emprende tiene buen fin”. Fruto y buen fin serán dos buenos motivos para iniciar la oración.
La primera lectura del Eclesiástico, intenta el autor, desde varios enfoques, invitarnos a rechazar el pecado. Y hace un diagnóstico de varias excusas que buscamos para instalarnos en él: “con esto me basta”, “¿quién puede dominarme?”, “he pecado, y ¿qué me ha pasado?”. “Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados”. Pero se trata de cambiar de conducta, CONVERTIRSE. “No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro”.
En este sentido, recuerdo una lectura reciente. Cuenta el autor la reacción, casi instantánea, de su madre ante algún pequeño episodio familiar; “me emocionaba y conmovía oírla decir: Josemari, perdóname por lo de ayer creo que no lo hice bien. Dame un beso y perdona” (LA FE ES SENCILLA. José María Avendaño Perea).
Siguiendo la línea de conversión, en el evangelio, Jesús va a mostrarnos varias actitudes necesarias (aspectos en los que esforzarnos en corregir) y dos invitaciones (a fomentar en positivo).Sobre lo primero debemos cuidar “el escándalo” a los pequeños. Nadie estamos libres del mal ejemplo (aunque sea a veces inconsciente).Será necesario un examen sincero y preguntar a otros, para detectar aspectos que no ayudan de nuestro comportamiento. A continuación habla de que “la mano, tu pie o tu ojo” pueden hacerte caer. Y en los tres casos comenta las consecuencias “ir al fuego que no se apaga”.
Aquí juega un papel importante la conversión. Esta nos saca de cristalizar en situaciones de dependencia, egoísmo, olvido del hermano… que nos llevarían a consecuencias fatales, de infierno, en esta vida y en la futura.
Mejor, vamos a fomentar lo positivo. Lo que da vida a otros y a nuestro corazón. Nos dice Jesús “el que os dé a beber un vaso de agua”. Podemos pensar no como receptores sino como emisores, tenemos que DAR. “Porque seguís al Mesías”. Traducimos; tenemos que dar un vaso de agua a los seguidores de Jesús. Un vaso de consuelo, de ánimo, de escucha, de sufrir sus errores, de pedir por el/ellos, de mandarles un regalo. Seguidor de Jesús es un sacerdote, un religioso, un consagrado o un laico que pueden estar pasando una prueba o la vida les está haciendo grises en el seguimiento.
“Si la sal se vuelve sosa….que no falte la sal entre vosotros”. Que no falte el querer dar sabor, generar reacciones positivas (esto ocurre cuando damos un regalo). Podría ser un enfoque para nuestra vida, pensar: ¿a qué persona puedo regalar hoy algo? ¿Qué sed puedo saciar, qué sabor puedo dar en mi vivir cotidiano?

¡Dios te salve, María! Madre de mi conversión. Ayúdame y alcánzame gracia para conocer mi necesidad de desinstalarme de apegos, dependencias y egoísmos. Ilumina mi caminar para que pueda dar agua de consuelo al que lo necesite, para que con mi actitud dé sabor de ánimos y alegría.

22/2/2017, La Cátedra del Apóstol San Pedro

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5, 1-4)
Queridos hermanos: A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y participe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
Salmo responsorial (Sal 22, 1-3. 4. 5. 6)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara, mis fuerzas:
me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. 
R.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. 
R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. 
R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. 
R.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (16, 13-19)

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: - «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: - «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: - «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: - «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: - «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

22 febrero 2017. La Cátedra del apóstol san Pedro – Puntos de oración

Hoy es una fiesta que ya se celebraba en Roma en el siglo IV, para manifestar la unidad de la Iglesia en torno al obispo de Roma, sucesor de san Pedro.
En las oraciones y lecturas de la misa de hoy se muestra la tarea que Jesús confió a Pedro:
ü Dar firmeza a los hermanos (oración colecta).
ü Gobernar con generosidad, siendo modelos del rebaño (1ª lectura).
ü “Lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo” (Evangelio).
Hoy es un día, pues, para pedir por el Papa y los obispos, sucesores de los apóstoles. Pedir por ellos, por todos ellos, con cariño de hijos, al Padre de todos, para cumplan la difícil misión que el mismo Cristo, y nadie más que él, les ha encomendado. Muchas veces miramos a la jerarquía de la Iglesia con ojos demasiado humanos. Hoy es un buen día para volver a mirar con ojos de fe, viendo en ellos al mismo Cristo que nos guía como Buen Pastor.
Nos puede ayudar en nuestra oración empezar a meditar en las palabras que el Papa nos ha dirigido a todos los cristianos con motivo del comienzo de la cuaresma. A una semana del miércoles de ceniza, puede ser una buena ocasión para empezar a preparar esos días 40 días, tan necesarios para luego vivir en plenitud la Pascua del Señor.
En el título del mensaje ya el Papa deja clara una idea clave: “El otro es un don”. En el musical de la misericordia que andamos difundiendo por todos lados, en vivo o en DVD, el mensaje dice algo parecido: “Tú conmigo, yo en ti”. Porque el otro es un don.
Así comienza el mensaje, pero antes deja clara otra cosa que es bueno recordar todos los años: la cuaresma es un tiempo de conversión.
Con esta amalgama de ideas hacer hoy oración es fácil: pedir al Señor que abra nuestro corazón, que nos dé entrañas de misericordia, que nos convierta, para mirar al otro, el pequeño o el grande, el aparentemente necesitado o el que parece no necesitar nada, con unos ojos nuevos, llenos de misericordia.
Para ello, quedémonos mirando al Señor, que también a nosotros, como a los apóstoles en Cesarea de Filipo, nos pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”

Pidámosle también que nos dé su Espíritu, para que podamos responderle con nuestra vida: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, nuestro salvador.

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