1/9/2018, sábado de la XXI semana del Tiempo Ordinario


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1, 26-31)

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención. Y así -como está escrito- «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

Salmo responsorial (Sal 32, 12-13. 18-19. 20-21)
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25, 14-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Bien siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor.” Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».

1 septiembre 2018. Sábado de la XXI semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y también podemos pedir la intercesión de algún santo.

Hoy la iglesia nos propone en el evangelio la parábola de los talentos. Esta es una parábola muy clara que nos dice que Dios nos ha dado muchos dones y que espera que sepamos hacerlos crecer y dar fruto porque luego nos pedirá cuentas de ello. Como decía a todos hemos recibido muchos talentos, no solo habilidades o cualidades personales, sino una familia, una casa, una iglesia cercana, la comunión diaria… Hemos recibido mucho, tanto que a veces no lo valoramos, sobre todo las cosas que recibimos a diario y a las que ya nos hemos acostumbrado. Por eso hoy os invito en primer lugar a dar gracias por todo lo recibido, a dar gracias por esas cosas que no son costumbre, sino que son gracia de Dios.

Una vez que hemos dado gracias es hora de hacerse las preguntas que yo imagino que se harían los empleados al recibir los talentos: ¿Por qué me ha dado esto a mí? ¿Qué hago yo con esto? Muchas veces nos cuesta entender, a mí el primero, porque Dios nos da tanto pero hoy tenemos la suerte de que San Pablo nos da la respuesta en la primera lectura: “Por él, vosotros sois en Cristo Jesús”. Nosotros tenemos que vivir en Cristo para que otros vean a Cristo en nosotros, que a donde lleguemos nosotros llegue Cristo así de fácil, cada uno con sus talentos (deporte, música, ciencia…). Ahora simplemente dar le vuelta a esta idea, que todo lo que hemos recibido es para darlo, que si hemos recibido más es para que podamos dar más.

Por último, la parábola cuenta que el tercer empleado tuvo miedo y enterró su talento, pero no dice nada de los otros dos, ¿tendrían miedo? Yo creo que sí porque yo lo tendría. La diferencia de estos con el tercero está en que, a pesar del posible miedo a perder el dinero, invirtieron y buscaron lo mejor para su amo. A nosotros muchas veces nos puede pasar lo mismo, sabemos lo que Dios quiere de nosotros, pero nos da miedo no estar a la altura. Sin embargo, San Pablo lo dice claro en la primera lectura, Dios escoge a gente baja, Dios sabe a quién escoge y cómo somos por eso nos escoge, con lo cual no debemos tener miedo a invertir lo que nos ha dado. Simplemente se trata de una invitación a crecer en la confianza en Dios, creer un poquito más y al final poco a poco llegar a la santidad.

La oración de hoy la podemos resumir en dar gracias por todos los dones recibidos, caer en la cuenta de que tenemos que hacer que esos dones den fruto para llevar a Cristo a los demás y que no hay que temer ante posibles caídas porque Dios nos quiere y nos elige tal como somos.

Para acabar hoy sábado no puede faltar un pequeño coloquio con la Virgen, que pongamos a sus pies todas nuestras inquietudes, ilusiones y proyectos de este inicio de curso. Y también comentar con ella como nos ha ido la oración.

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