1/10/2017, Domingo XXVI del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

Lectura de la profecía de Ezequiel (18, 25-28)
Así dice el Señor: «Insistís: "No es justo el proceder del Señor”. Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?, ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto? Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».
Salmo responsorial (Sal 24, 4bc-5. 6-7. 8-9)
R. Recuerda, Señor, tu ternura.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. 
R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. 
R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. 
R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 1-11)
Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21, 28-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?» Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

1 octubre 2017. Domingo XXVI del Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Puntos de oración

Hoy domingo,  primer día de la semana, primer día del mes, os propongo empezar la oración poniéndoos en la presencia del Señor vivo y resucitado, que va a volver a sacrificarse por cada uno de vosotros hoy en la eucaristía. También en esos primeros momentos de la oración os propongo darle gracias a Dios por todo lo vivido y recibido en este primer mes del curso, de vuelta al trabajo y a la vida diaria.
Una vez metidos en ambiente de oración os propongo una frase que encontré escrita en un viaje este pasado verano: “Muchas personas pequeñas que en muchos pequeños lugares hacen muchas pequeñas cosas pueden darle la vuelta al mundo.” Es sin duda un idea muy de nuestro carisma, ese cumplimiento alegre y ejemplar del deber, que muchas veces simplemente puede ser algo tan pequeño como entrar en nuestra clase u oficina a primera hora de la mañana con una sonrisa. Claro, simplemente esa pequeña acción una vez es irrelevante prácticamente, pero repetida y continuada puede llegar a hacer un gran bien.
Esto no es más que una invitación a la misión, nuestra misión, cada uno la suya que tiene solo por el hecho de ser cristiano. Muchas veces nos podemos despistar pensando que las misiones son acciones espectaculares en países lejanos que salen los documentales y las películas. Pero no es así, solo tenemos que ver a la santa que recuerda hoy la iglesia, Santa Teresa de Lisieux patrona de las misiones. Una carmelita, religiosa contemplativa que además murió muy joven, patrona de las misiones. Ella tenía muy clara su misión “hacer de manera extraordinaria las cosas ordinarias y corrientes.” Hoy es muy buen día para pedirle al Señor por medio de Santa Teresa que seamos conscientes de nuestra misión, que cada uno concretará en su vida como Dios quiera, pero que todos  tenemos.
Otro detalle muy especial de la idea que os proponía al principio, parece que la frase hubiese sido escrita para nuestro movimiento. Muchas pequeñas personas en muchos lugares… No estamos solos, hay más militantes, hay más cruzados, hay más familias. Cada uno en su lugar más grande o más pequeño pero todos unidos por una misión común. Es bueno recordar que no estamos solos pero es mejor ponerlo en práctica, compartir nuestros pequeños actos, animarnos, conocer la realidad de los otros forman parte también de esta misión. A veces puede ocurrir que nos perdamos en las dificultades de nuestro día a día y nos olvidamos de la suerte de tener más gente a nuestro lado  aunque vivan lejos, pero a nuestro lado.
Para acabar simplemente una idea de Santa Teresa de Lisieux que nos ayude. La santidad, la misión, el vivir el día a día como Dios quiere puede parecer una cumbre inalcanzable, somos humanos, pecamos y  fallamos a diario pero Santa Teresa decía: “El buen Dios no puede inspirar deseos irrealizables, por eso puedo a pesar de mi pequeñez, aspirar a la santidad.” Confiemos porque no hay nada irrealizable si estamos al lado de Él.
Por último para acabar, un dialogo con nuestra madre la Virgen, pedirle que nos acompañe ella en esta vida de misión que tenemos por delante.

Buena oración y Feliz domingo.

30/9/2017, Sábado de la XXV semana del Tiempo Ordinario – San Jerónimo

Lectura de la profecía de Zacarías (2, 5-9. 14-15a)
Levanté los ojos y vi un hombre que tenía en su mano un cordón de medir. Le pregunté: «¿Adónde vas?». Me respondió: «A medir Jerusalén para ver cuál es su anchura y cuál su longitud». El mensajero que me hablaba salió y vino otro mensajero a su encuentro. Me dijo: «Vete corriendo y dile al oficial aquel: "Jerusalén será una ciudad abierta a causa de los muchos hombres y animales que habrá en ella; yo la serviré de muralla de fuego alrededor y en ella seré mi gloria". «Alégrate y goza, Sión, pues voy a habitar en medio de ti - oráculo del Señor -. Aquel día se asociarán al Señor pueblos, sin número; y ellos serán mi pueblo mío».
Salmo responsorial (Jr 31, 10. 11-12ab. 13)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciada en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.» 
R.
«Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. 
R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 43b-45)

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien en los oídos estas palabras: al Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

30 septiembre 2017. Sábado de la XXV semana del Tiempo Ordinario – San Jerónimo – Puntos de oración

Lc 9, 44b – 45
Al iniciar la oración, como nos indica san Ignacio, debo caer en la cuenta de que Dios me está esperando, ponerme en su presencia, escuchar lo que Él quiere decirme y contarle lo que yo tengo en mi corazón.
Iniciamos un nuevo curso y nuestra oración debe ir teniendo cada vez más calidad y profundidad como ocurre en el trato de amistad con las personas con las que convivimos, que no nos ocurra lo que narra el pasaje que hay nos propone la Iglesia, que los discípulos no entendían el leguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto. Es cierto que convivían con Jesús pero esa convivencia o era bastante superficial o lo más probable era que su fe en Jesús era demasiado débil. No basta con hacer la oración –convivir con Jesús- es necesario que esa convivencia sea profunda e íntima.
La profundidad y la calidad de mi oración es la que me da la fuerza y la creatividad para anunciar el evangelio de Jesucristo en el ambiente donde vivo. Un anuncio del evangelio que debe ser con Jesús y como Jesús en humillación y cruz capacitándome para vivir como contemplativo en la acción y practicar la oración de intercesión.
 Oración de intercesión no quiere decir simplemente “rogar por alguien”. Etimológicamente interceder viene a ser “situarse en el medio” donde el choque tendrá lugar, es colocarse entre las dos partes en lucha, donde se corre el riesgo de salir herido, incluso de perder la vida. No se trata de pedir a Dios una necesidad desde un lugar bien protegido. Cristo intercedió por nosotros no desde el cielo o como diría san Ignacio desde su solio real, se hizo hombre y se puso entre el hombre pecador y el infierno y corrió el riesgo de padecer tantos trabajos de hambre, de sed, de calor y de frio, de injurias y afrentas, para morir en una cruz; y todo esto por mí. (EE. 116). El intercesor es distinto al árbitro o al mediador, estos son los que procuran convencer a una parte para que concedan alguna cosa a la otra parte, esto se da en política y son ajenos al conflicto estando dispuestos al retirarse si no hay solución. Interceder es estar allí sin moverse, sin escapatoria y aceptar el riesgo de esta posición de intercesión.

Al final de la oración no olvidarnos de darle gracias a Dios Padre por las gracias recibidas, por su luz y por su fuerza, y a la vez pedir perdón por tantas veces como he cerrado el oído para no escuchar sus palabras de salvación.

29/9/2017, Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Lectura de la profecía de Daniel (7, 9-10. 13-14)
Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él. Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia A él se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. Su poder es un poder eterno, no cesará. Su reino no acabará.
Salmo responsorial (Sal 137, 1-2a. 2b-3. 4-5. 7c-8)
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario. 
R.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. 
R.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (1, 47-51)

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

29 septiembre 2017. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael – Puntos de oración

Hoy nos ayuda la lectura de San Basilio, obispo y doctor de la Iglesia, sobre el  Sermón 11 sobre el Salmo «Quien habitará» 6,10-11.
“Veréis los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre” (Jn 1, 51). Los ángeles suben por él y bajan por nosotros, o mejor dicho, bajan con nosotros. Estos espíritus bienaventurados suben por la contemplación de Dios y descienden para tener cura de nosotros y para guardarnos en nuestros caminos. (Sal 91(90),11). Suben a Dios para gozar de su presencia, bajan hacia nosotros para obedecer a sus órdenes, ya que Dios les encargó de protegernos con sus cuidados. De todas formas, aunque descendiendo hacia nosotros, no están privados de la gloria de su felicidad, ya que ven, sin cesar, el rostro del Padre…
Cuando suben a la contemplación de Dios, buscan la verdad que los colma sin interrupción, y buscándola se sacian de ella constantemente. Cuando descienden ejercen hacia nosotros la misericordia ya que nos amparen en todos nuestros caminos. Porque estos espíritus bienaventurados son mensajeros de Dios que nos son enviados para nuestra ayuda. (Hb 1,14) Y en esta misión sirven, no a Dios, sino a nosotros. Imitan así la humildad del Hijo de Dios que no ha venido para ser servido sino para servir y que ha vivido entres sus discípulos como el que sirve. (Mt 20,28)…
Dios ha dado órdenes a sus ángeles, no de quitarte de tu camino, sino de guardarte en él, de conducirte por los caminos de Dios que ellos mismos siguen. ¿Cómo se hará esto? Me preguntas. Los ángeles, a buen seguro, actúan con toda pureza y por puro amor, pero tú, por lo menos, condicionado por tu ser de hombre, desciendes, condesciendes hacia tu prójimo, dando pruebas de misericordia. Luego, a imitación de los ángeles, levanta tu anhelo, y con todo el ardor de tu corazón, esfuérzate a subir hasta la verdad eterna.
ORACIÓN FINAL:

Porque te has complacido, Señor, en la humildad de tu sierva, la Virgen María, has querido elevarla a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado de gloria y esplendor; por su intercesión, te pedimos que, a cuantos has salvado por el misterio de la redención, nos concedas también el premio de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

28/09/2017. Jueves de la XXV semana del Tiempo Ordinario

Comienzo de la profecía de Ageo (1, 1-8)
El año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo: «Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo: "No es momento de ponerse a construir la casa del Señor"». La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras el templo es una ruina? Ahora pues, esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Sembrasteis mucho, y recogisteis poco, coméis y no os llenáis; bebéis y seguís con sed; os vestís y no entráis en calor; el trabajador guarda su salario en saco roto. Esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Subid al monte, traed madera, construid el templo. Me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor».
Salmo responsorial (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b)
R. El Señor ama a su pueblo.
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. 
R.
Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. 
R.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 7-9)

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?». Y tenía ganas de verlo.

28 septiembre 2017. Jueves de la XXV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Recordamos la oración preparatoria de san Ignacio para colocarnos en la presencia del Señor y la recito despacio: “Pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad”.
Hoy recitamos el salmo 149EL SEÑOR AMA A SU PUEBLO
Nos podemos preguntar, ¿cuál es la razón por la cual el Señor ama a su pueblo, a la Iglesia, a todos los bautizados, a todos los hombres? Seguramente, porque se ha encarnado, naciendo, muriendo y resucitando, y comunicarnos la alegría de sentirnos  amados,  aunque no lo sintamos nos ama. Nos ama sin pedirnos permiso. Como  suele suceder entre los padres y los hijos.
Este salmo 149 nos habla: de cantares, alabanza, alegría, tambores y cítaras, victoria, gloria, fiesta, jubilosos…
Vamos a leerlo sin prisas y repetirlo si es necesario:
“Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
Que se alegre Israel con su Creador, los hijos de Sion con su Rey”.
“Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
Porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes”.
“Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
Con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles”.
A veces nos complicamos y fallamos a este rato de oración de cada día. ¡Es tan fácil recitar un salmo sabiendo lo que leo! Tratando de hacer una lectura lenta, comprensiva. De esa manera, descubro el mensaje central de la lectura; en este caso está relacionado con la alegría. Puede sugerirme ¿Qué es lo que me quiere decir el Señor hoy? Y ¿qué estoy dispuesto a hacer por Él, en las personas con las que me relacionaré en este día?
Y para terminar a lo mejor nos ayuda a contestar a la primera pregunta con que iniciamos esta reflexión. ¿Cuál es la razón por la cual el Señor ama a su pueblo, por la que me quiere a mí?
La solución está en el texto del Aleluya de este día: Estoy feliz y contento porque Jesús es para mí: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Canto mientras camino. Alabo al Señor porque me he encontrado con la verdad. Mi victoria está es su vida.

María, ilumíname y fortaléceme para vivir siempre con esperanza en Jesús como el único camino, verdad y vida.

27/9/2017, Miércoles de la XXV semana del T. Ordinario – San Vicente de Paúl

Lectura del libro de Esdras (9, 5-9)
Yo, Esdras, a la hora de la ofrenda de la tarde salí de mi abatimiento y, con mi vestidura y el manto rasgados, me arrodillé, extendí las palmas de mis manos hacia el Señor, mi Dios, y exclamé: «Dios mío, estoy avergonzado y confundido; no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, porque nos hemos hecho culpables de numerosas faltas y nuestros delitos llegan hasta el cielo. Desde la época de nuestros padres hasta hoy hemos pecado gravemente. Por causa de nuestros delitos, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a los reyes extranjeros, a la espada, a la esclavitud, al saqueo y a la vergüenza, como sucede todavía hoy. Pero ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios nos ha otorgado la gracia de dejarnos un resto y de concedernos un lugar en el templo santo. El Señor ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud. Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud, sino que nos ha otorgado el favor de los reyes de Persia, nos ha dado y respiro para reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos ha proporcionado un refugio seguro en Judá y Jerusalén».
Salmo responsorial (Tb 13, 2. 3-4. 6)
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Bendito sea Dios, que vive eternamente; y cuyo reino dura por los siglos.
Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. 
R.
Dadle gracias, hijos de Israel, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza. 
R.
Ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos. 
R.
Él nos azota por nuestros delitos, pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre las naciones por donde estáis dispersados. 
R.
Que todos alaben al Señor y le den gracias en Jerusalén. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 1-6)

En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos». Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.

27 septiembre 2017. Miércoles de la XXV semana del T. O. – San Vicente de Paúl – Puntos de oración

En este día que  conmemoramos  a San Vicente de Paúl, que nace en un pueblo de Gascuña cerca de Dax por donde regresamos este verano de la Travesía-Peregrinación a Lourdes  los universitarios, gracia extraordinaria para todos los asistentes, con la que la Virgen nos ha marcado de forma especial en esos días cruzando los Pirineos con sus praderas y ganados, sus picachos y glaciares, en familia; con esos ratos de silencio contemplado majestuosas crestas vigilantes sobre glaciares que se iban desplomando dando sus aguas a los lagos y  entre bosques de hayas caminando hacia la Gruta, donde Santa María nos esperaba para entregarle  el corazón y que hiciera con él otro Jesús como en la Cruz:  lo primero que hicimos al llegar, directos a la Gruta. No era para menos, agradecer lo bien que había ido todo. Nos hacía crecer en la entrega como militantes.
Aspiraba a cargos y beneficios este santo, pero la vida le lleva por otros derroteros hasta ser cautivo por piratas de la Berbería que se dedican a la captura y venta de esclavos, empieza su cambio de forma de pensar. Va ser cuando le llamen para confesar a un moribundo, se dé cuenta de la falta de atención de las gentes de los pueblos y pasarán los años con dificultades, hasta que se convierta y fundará la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad, porque el Señor quiere que “los hombres  se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. Cosa que descubre con la oración y la entrega incondicional a la voluntad del Señor.
Nos llama a la misión, nuestra oración mañana debe ser misionera, nuestra vida es misión, que Dios nos llama, que no le escuchamos porque no  hacemos silencio. En el silencio, cuando estamos desprendidos de todo, quiere enviarnos, y nos llama.  S. Juan Pablo II en la “Redentor Missio”: “El verdadero misionero es el santo”-decía-para ello tres pilares: la oración, la entrega y la misión.
La oración: miremos a la que hace Esdras ante su situación. Tú también tienes una situación, “Dios mío, estoy avergonzado y confundido; no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti” Y va  describiendo lo que ocurre con el pueblo. También tú y yo tenemos una situación similar en nuestro trabajo, estudio, en este momento en el que nos encontramos que Él bien conoce, sabe cuál es el remedio  quiere concedértelo para que tú recibiéndolo en tu interior en la oración lo transmitas siendo Jesús para ellos, lo esperan de ti. En la oración  Él está a la puerta y llama, quiere que le abras y también le escuches que te quiere hablar. No ocupes todo  el tiempo, haz silencio: “Háblame, dime qué tengo que hacer”, déjale un espacio.
La entrega: Bendito sea Dios que vive eternamente, dice el salmo y dadle gracias y ensalzadle, aunque también en el salmo nos dice  que “El azota y se complace, hunde en el abismo y saca de él y no hay quien escape de su mano” y más abajo  repite “El nos azota por nuestros delitos pero se complacerá de nuevo” Y aunque esto se refiere al pueblo, también ocurre en cada uno, que caminamos entre tribulaciones y consolaciones, pero el que confía  siempre alaba, bendice y da gracias porque sabe de quien se ha fiado, a quien se ha entregado.
La misión: también la oración tiene que acabar con un envío. Lo tenemos en el Evangelio: “Les envió a proclamar el  reino de Dios y a curar los enfermos” Les recomienda que no lleven botiquín, pues no os preocupéis  de lo que tenéis que llevar ni lo que tenéis que hacer o decir,  pues aquello que en la oración   se nos da  por el Espíritu es lo que  tenemos que transmitir,  pues nada tenemos que no hayamos recibido,  porque nadie da lo que no tiene, y ese tesoro escondido,  que hemos encontrado, es lo más valioso que podemos dar a los demás.

Acabamos con a antífona de entrada de la misa: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres y a curar a los contritos de corazón”. No nos lo acabamos de creer que somos elegidos, ungidos y enviados,  pero es por nuestra falta de fe,  si profundizáramos en nuestra oración, “atalaya donde se ven verdades”, saldríamos ardiendo y enamorados. Se lo pidamos a la Virgen en este mes tan mariano, nos conceda esa merced de ser ardientes y enamorados militantes.

26/9/2017, Martes de la XXV semana del T. Ordinario – San Cosme y San Damián

Lectura del libro de Esdras (6, 7-8. 12b. 14-20)
En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina: «Dejad que se reanuden las obras de ese templo de Dios. El gobernador de los judíos y los ancianos judíos reconstruirán este templo de Dios en el lugar que ocupaba. Estas son mis órdenes sobre lo que debéis hacer con los ancianos judíos para la reconstrucción del templo de Dios: de los ingresos reales procedentes de los tributos de Transeufratina, páguese puntualmente a esos hombres los gastos sin ningún tipo de interrupción. Yo, Darío, he promulgado este decreto y quiero que sea ejecutado al pie de la letra». Los ancianos judíos prosiguieron las obras con éxito, confortados por la profecía del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Edificaron y construyeron la reconstrucción, según el mandato del Dios de Israel y con la orden de Ciro, de Darío y de Artajerjes, reyes de Persia. Así terminaron este templo el día tercero del mes de adar, el año sexto del reinado del rey Darío. Los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás repatriados celebraron con alegría la dedicación de este templo de Dios, ofrecieron cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y como sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel. También organizaron los turnos de los sacerdotes y las clases de los levitas para el servicio de Dios en Jerusalén, tal y como está escrito en el libro de Moisés. Los repatriados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. Los sacerdotes y los levitas se habían purificado para la ocasión. Todos los purificados ofrecieron el sacrificio de la Pascua por todos los repatriados, por sus hermanos, los sacerdotes, y por ellos mismos.
Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. 
R.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor. 
R.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. 
R.
Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». 
R.
Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 19-21)

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte». Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

26 septiembre 2017. Martes de la XXV semana del T. O. – San Cosme y San Damián – Puntos de oración

El salmo que nos presenta la liturgia de este día es un canto a Jerusalén, que no solo representa la ciudad celeste, sino también la ciudad terrena, en medio de la cual se desarrollan nuestras vidas. Y por ello traemos a nuestra consideración aquellas palabras de Jesús a sus discípulos: “Permaneced en la ciudad, hasta que seáis revestidos con la fuerza que viene de lo alto… Los discípulos volvieron a Jerusalén con gran alegría” (Lc 24, 49). 
Es en la ciudad donde nuestra vocación laical nos ha colocado, y de donde “no nos es lícito desertar” (Carta a Diogneto). Es ahí, en medio de la ciudad, donde recibiremos la luz y la fortaleza de lo Alto. En Jerusalén, la ciudad de las tres culturas, símbolo de cualquiera de las ciudades o pueblos en los que nosotros, los bautizados, habitamos siendo para todos el alma invisible de un cuerpo material y visible. 
Permanecer en la ciudad. Y puedo huir de ella no sólo alojándome en parajes extraños o solitarios, sino renunciando al trato social, renunciando a anudar lazos de amistad con cuantos me rodean, renunciando a aportar a familiares, vecinos y compañeros aquello que llevo en mi interior y da sentido a mi vida. 
Reto, por otra parte, de estar inmersos en la ciudad, pero sin ser conquistado por sus atractivos, por sus reclamos a ser “uno más”, mero juguete de pasiones, marioneta de poderes económicos, políticos o ambientales. 

Así descubriremos, como Jacob, que «Verdaderamente Dios estaba en este lugar y yo no me di cuenta. ¡Es nada menos que la Casa de Dios y Puerta del Cielo!»” (Gen 28, 16).

25/9/2017, Lunes de la XXV semana del Tiempo Ordinario

Comienzo del libro de Esdras (1, 1-6)
El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, para que proclamara de palabra y por escrito en todo su reino: «Esto dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá. El que de vosotros pertenezca a su pueblo, que su Dios sea con él, que suba a Jerusalén de Judá, a reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. Y a todos los que hayan quedado, en el lugar donde vivan, que las personas del lugar en donde estén les ayuden con plata, oro, bienes y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios que está en Jerusalén». Entonces, los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos a quienes Dios había despertado el espíritu, se pusieron en marcha hacía Jerusalén para reconstruir el templo del Señor. Todos los vecinos les ayudaron con toda clase de plata, oro, bienes, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias.
Salmo responsorial (Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6)
R. El Señor ha estado grande con nosotros.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. 
R.
Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. 
R.
Recoge, Señor, a nuestros cautivos, como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. 
R.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 16-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Nadie ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público. Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».

25 septiembre 2017. Lunes de la XXV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

La soberbia de Ciro y la mía.
El principio de la lectura de hoy, del libro de Esdras 1,1-6, es asombroso: "Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra…” Ahora nos leemos un texto de la que realmente es reina del cielo y de la tierra. La que sabe que todas las naciones la llamarán bienaventurada. “Engrandece mi alma al Señor y se regocija mi espíritu en Dios, mi salvador, porque miró la bajeza de su esclava e hizo en mí grandes cosas el que es poderoso”. ¿A que contrasta?
Me detendré en algunas consideraciones al respecto. Cuando Ciro habla así, me le imagino sentado en un trono alto, con corona de oro puro, vestido de colores llamativos y pensando que es el mejor, el que tiene el poder y la razón de la fuerza. Miramos ahora a nuestro entorno laboral ¿son así nuestros jefes? Ahora miramos al penúltimo del escalafón que tiene debajo de él a un par de peones y les dice: El Ingeniero D. José, jefe de esta empresa, ha puesto en mis manos…  Y te ríes. Yo también hago algunas de estas cosas. Fácilmente las hacemos todos y en especial los varones, en nuestro entorno familiar.
En los ejercicios espirituales, en la famosa meditación de dos banderas, San Ignacio nos presenta las instrucciones que da el demonio Jefe a sus subordinados: Primero hay que llevarlos al deseo (aunque sean pobres miserables) de riquezas. Después a vano honor del mundo (ser el mejor que mis vecinos en algo o en todas las cosas) para caer en crecida soberbia, y de este último escalón, llevarlos a todos los otros vicios.
Al final te copio el trocito de esta meditación que algún día escribí, no me acuerdo si para mí mismo o para algún grupo de universitarios.
San Ignacio pone como uno de los recursos, acercarse a la Madre y pedirla socorro.
Seguimos mirando a Ciro: “El Señor, el Dios del cielo, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra…” Pura mentira. Cerquita estaban los egipcios, eternos enemigos de los medos y los persas, con un poderío parecido. Un poco más allá los indios, los griegos, los… Pocos años después se fue a luchar contra la pequeña tribu de los masagetas que al mando de su reina Tomiris, le vencieron y le mataron.
Miremos ahora a la “esclava del Señor”. Eso lo dice tras hacer un largo camino para ir a hacer un favor, que ni siquiera se lo habían pedido de forma expresa. Un favor de prestación personal. Va a ayudar a otra mujer que tiene necesidades. Es pobre, inculta, en medio de un pueblo pobre.
En el evangelio vemos una alabanza que le hacen. Dicen a Jesús: Bienaventurado el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron, y Jesús, en vez de certificarlo, da una vuelta a la frase diciendo: Bienaventurados, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica. Ya ha fastidiado el honor que la tributaban. (Realmente Ella es la que mejor oye la Palabra de Dios y la pone en práctica, pero lo del honor, ya no aparece). En vida, la prefiere humilde (y humillada) que engrandecida. También esta: “Ahí están tu madre y tus hermanos”… Sí que aparece María cuando desarrolla el humillante papel de madre de un ajusticiado.
Ya va bien por hoy.
Añado las reflexiones que prometí antes.
CODICIA DE RIQUEZAS. Para los buenos cristianos, bajo capa de bien: Lo primero es un móvil bueno, a ser posible con saldo, después es un portátil y un coche “digno”. Siempre que aparece la palabra digno, hay que echarse a temblar. Tener carrera, dos mejor que una. Los mormones están dos años de apostolado, dejando sus estudios, luego vuelven a la vida “normal” y no les pasa nada y al final todos encuentran su trabajo como si no hubiese pasado nada. Aquí, a ningún jefe de un grupo de comprometidos se le ocurre pedir a uno de ellos que deje dos años de estudiar: ¡parte su carrera por la mitad y pierde el tren de la vida!
Ojo que no dice posesión de riquezas, sino codicia, deseo de ellas. El que no aprueba para ingresar en… se considera frustrado.
Codicia de tener un buen material para trabajar y una habitación “digna” con vistas al mar que se trabaja más relajado. Que no me molesten mientras trabajo ni me encargue nada mi madre cuando estoy haciendo algo importante y si tengo que ir a por un kilo de huevos, te molesta muchísimo.
Cuando estás haciendo un trabajo que te parece importante, por ejemplo, escribir un artículo y te falta tiempo (seguramente porque a Dios no le parece tan importante), vas y te acuestas bien tarde y dejas la oración para acabarlo y dejarlo bien bonito.
Codicia de afectos, haces cosas para que te quieran o bien; no regañas y no dices “que no” a otros para no caer mal.
VANO HONOR DEL MUNDO. No solo desear hacer las cosas bien, sino que todo el mundo te mire y te admire. Que tu trabajo no solo te sirva para aprobar, sino que sea el mejor de clase. Que tus lecciones a los alumnos sean las mejores, no solo por el bien de ellos, sino por lo de la competencia profesional y en definitiva para ser el mejor.
Conducir el coche bien deprisa. Dominar bien tu móvil. Que tu casa sea buena. Que tus vestidos sean buenos y nuevos y bien planchados. Y la tele, mejor que la del vecino.
El dar una conferencia es un momento especialmente importante para eso del vano honor del mundo, o presentar un libro o escribirle.

Tus padres y en general tus responsables, son los que más molestan porque son los que “te impiden conseguir estas cosas”. No te permiten comprar lo que necesitas, te mandan hacer más de lo que puedes y entonces no haces el “trabajo” que te gusta bien acabado. Te dicen que hagas algo de manera que no te agrada y no es compatible con que brilles bien…

Archivo del blog