1/1/2019. Santa María, Madre de Dios


Lectura del libro de los Números (6, 22-27)
El Señor habló a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos, esta es la fórmula con que bendeciréis a los hijos de Israel: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”. Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».
Salmo responsorial (Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8)
R. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. 
R.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra. 
R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. 
R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (4, 4-7)
Hermanos: Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡“Abba”! Padre». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2, 16-21)
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacía Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto; conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

1 enero 2019. Santa María, Madre de Dios – Puntos de oración


Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos ayude a hacer oración.
Preparando estas ideas, las primeras del año, me venía a la mente la pregunta de cómo quería empezar yo el año. Pensando en esto caí en la cuenta de que hoy es martes, y justamente yo tengo el hábito de confesarme los martes por diversas razones.  La verdad que este hecho me pareció muy simbólico, el primer día del año poner las cuentas a cero y empezar de nuevo de la mano de Dios. Porque, aunque todos los años fallamos, Dios no se cansa nunca de estar empezando con nosotros.
Después de compartir esta pequeña idea o vivencia con vosotros os invito a hacer oración con esta idea de cambio, de inicio, de nuevo comienzo que de alguna manera se nos propone en las lecturas de hoy.
En primer lugar, San Pablo nos recuerda que ya no somos esclavos sino hijos de Dios, lo cual es una verdadera revolución para la época en la que se escribe y también para hoy. Ahora ya no hay esclavos y cadenas como antes, pero quizá si somos esclavos de otras cosas. Por esa razón Jesús, Dios mismo, se hace niño y baja con nosotros en esta navidad para recordarnos que somos hijos de un Dios que es amor.
En segundo lugar, en el evangelio se narra la visita de los pastores que fueron a Belén. En este pasaje podemos ver otra vez ese nuevo comienzo que fue para ellos presenciar la escena del pesebre. Al principio, fueron corriendo para ver lo que habían oído. Después, vieron lo que sucedía y contemplaron al niño. Y finalmente, se fueron llenos de alegría contando y dando alabanzas de lo que habían visto. Un poco que esta sea nuestra referencia de comienzo de año, que empecemos dando alabanzas de todo lo vivido en esta época de la navidad. Para ello sin duda, aprovechar este último día de la octava de navidad para acercarnos un poquito más al pesebre y dejarnos deslumbrar por la luz del niño. Y así luego poder alumbrar nosotros al mundo.
Por último, no podía acabar estas ideas sin mencionar a María hoy que se celebra la fiesta de María Madre de Dios. Ella que fue la Madre de Dios y que también es madre nuestra, vivía conservando y meditando todas las cosas en el corazón, como aparece en el evangelio de hoy. Pues simplemente que tengamos un pequeño diálogo con ella, que le pidamos lo que necesitemos. Y que le pidamos también que nos enseñe a meditar, a hacer oración, a ver este año nuevo que comienza con sus ojos.
¡Feliz oración!, ¡Feliz Navidad! y ¡Feliz año nuevo!

31/12/2018, séptimo día de la Octava de Navidad – San Silvestre I


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2, 18-21)
Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta de que es la última hora. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.
Salmo responsorial (Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14)
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria. 
R.
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque. 
R.
Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. 
R.
Comienzo del santo evangelio según san Juan (1, 1-18)
En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.  Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

31 diciembre 2018. Séptimo día de la Octava de Navidad – San Silvestre I – Puntos de oración


Último día del año 2018, un tiempo marcado por la celebración del Año Jubilar del Venerable Padre Morales, marcado también por el paso al cielo de Vicente Guillén… un año lleno de gracias de predilección de Jesús y la Virgen hacia cruzados, militantes y miembros todos del Movimiento de Santa María.
Por tanto, el primer momento de nuestro rato de oración tiene que ser un momento intenso de agradecimiento. A las gracias generales mencionadas antes (a las que cada grupo del Movimiento asociará otras muchas de su propia dinámica) hay que unir las gracias personales que cada uno hemos recibido… y conviene ponerlas en situación, en comparación con la multitud de personas cercanas y lejanas que han recibido menos que yo, y admirarse, agradecer y repetir confundido: ¿Por qué a mí tanto amor?
El segundo momento (si es que queda tiempo y el Señor nos conduce por aquí) es precisamente preguntar al Señor qué quiere que haga con los dones que me da constantemente. La vida es fugaz y nuestra responsabilidad es grande (porque hemos recibido mucho). ¿Qué quiere el Señor de mí, por qué me “cerca” con su gracia y sus atenciones? Pueden caber muchas respuestas de muy distinto orden y orientación (tantas como personas), pero hay un argumento que vale para todos y es muy importante: El Señor, a través de su Madre la Virgen, nos ha asociado de un modo singular a su obra redentora; dicho de otro modo, quiere salvar a muchas personas a través de nuestras vidas. ¡Tremendo misterio e impresionante misión! Me gusta pensar en este tiempo de Navidad que el niño Jesús extiende sus manos y quiere colgarse de mi cuello y reposar acogido por mis brazos.
Que a la vista de este designio de salvación que Jesús mismo ha querido compartir con nosotros, nos sintamos espoleados a responder con generosidad y valentía. Jesús quiere amar, amar infinita y tiernamente a cada persona, nuestra primera y fundamental tarea será dejarnos amar. Ante esta perspectiva, el fin de año se transforma en inicio de un camino de amistad, de compartir misión con Jesús y de ofrecerse con Él, en Él y como Él por todo el tiempo y la eternidad.

30/12/2018, domingo dentro de la Octava de Navidad – La Sagrada Familia (Ciclo C)


Lectura del libro del Eclesiástico (3, 2-6. 12-14)
El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos. Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros. Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado. Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor. Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y durante su vida no le causes tristeza.  Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor. Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.
Salmo responsorial (Sal 127, 1-2. 3. 4-5)
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. 
R.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. 
R.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. 
R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3, 12-21)
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad humildad, mansedumbre y paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2, 41-52)
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que se enteraran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo. Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todas esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura, y en gracia ante Dios y ante los hombres.

30 diciembre 2018. Domingo dentro de la Octava de Navidad – La Sagrada Familia (Ciclo C) – Puntos de oración


¿Por qué me buscabais?
Es la respuesta desconcertante de Jesús, que su Madre conservaría toda la vida en su corazón. Así nos lo cuenta Lucas al final del pasaje: “Su madre conservaba todas esto en su corazón”. Esta actitud contemplativa de María es en la que me gustaría que nos quedáramos meditando en este último domingo del año.
Como ya hice hace tiempo, para empezar bien nuestra oración os propongo una variante de la oración preliminar de San Ignacio, para que se note nuestro cariño entrañable a la Virgen: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad y en agradecimiento a Nuestra Señora.
Estamos en la octava de Navidad: ¿por qué ocho días? Quizás porque tan grande es la fiesta que la liturgia ha determinado que tenga un eco de ocho días para que vayamos calando poco a poco en el misterio de la Encarnación del Señor.
Es el último domingo del año, y por ser el domingo inmediatamente siguiente a la Navidad es la fiesta de la Sagrada Familia. Quizás el día 31 es tiempo de hacer un balance de acción de gracias del paso de Dios por nuestra vida en este año. Sin embargo, hoy os propongo quedarnos en la escena del Evangelio y sobre todo recorrer descansar nuestra mirada en los tres miembros de la Sagrada Familia.
Habiendo terminado hace poco el año jubilar del Venerable Padre Morales voy a entrelazar unos textos suyos que explican el Evangelio de hoy, con algún comentario personal, que nos ayuden a entrar en la escena.
José
«Esposo de la Virgen, custodio del Señor, llévanos a María y, por María, a Dios.» Por aquí debe comenzar nuestra oración. José tiene que actuar de introductor. Sólo conducidos por él podremos penetrar en Nazaret. «En especial personas de oración, siempre le debían ser aficionadas. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará el camino» (Santa Teresa).
María
Al descubrir a la Virgen en Nazaret, acercándote, dile: Madre, que le conozca, que le ame, que le viva. Tú que estuviste tan cerca de Él, preséntamelo. Haz que le contemple desapareciendo en vida oculta, pobreza, obediencia, trabajo. Haz que saboree las frases del Evangelio.
La escena que contemplamos hoy del evangelio de Lucas, que termina con la partida hacia Nazaret y el inicio de la vida oculta de Jesús, tiene engarzada una frase que recoge la actitud de la Virgen en todos estos acontecimientos y en toda su vida de seguimiento de Jesús: “Su madre conservaba todas esto en su corazón”.
Pues tomemos a María como modelo, entremos en su escuela y aprendamos su lección de contemplación. Recojamos todo el año, todos los acontecimientos de gracia y misericordia que nos han acontecido en este 2018, todo el paso de Dios por nuestra vida y aprendamos de ella a meditarlos en el corazón.
Jesús
Él es el centro de nuestra vida.
Y vino a Nazaret. Desaparece en vida oculta para redimirme de mis vanidades. (…) Y Jesús es el último entre los últimos, pues en aquella casa, a los ojos del mundo, José es el jefe, mientras María y, sobre todo, Jesús se pierden en la sombra. «¡Verdaderamente, tú eres el Rey escondido, el Dios Salvador de Israel!» Me apropio estas palabras de Isaías. Las repetiré con el sacerdote en la misa. Verdaderamente, yo tengo que desaparecer para salvar al mundo. Jesús vive ya el Evangelio que para mí predicará: Si el grano de trigo no cae en la tierra, no muere, no produce fruto…
Y les estaba sujeto. Es decir, desaparecería en obediencia. Un niño, un joven más en el pueblo, sujeto a sus padres… a lo largo de treinta años. (…) Y Jesús obedecía, en todo, en todos, siempre. Y lo hacía con prontitud, alegría, diligencia y, sobre todo, con amor, pensando en mí.
Hijo del carpintero. Es decir, trabajaba. Tercera frase del Evangelio que nos repita María. Desaparecía trabajando. Es el artesano, el Hijo de María, dirán de Él los nazarenos años adelante. Y desaparece en el trabajo más humilde. No es el intelectual, el pensador, el filósofo, el artista… Es el obrero manual que encallece sus manos manejando los útiles del carpintero vulgar… A su imitación, María trabaja también. No está inmóvil metida en una hornacina. No es la graciosa hilandera en que se complacen los artistas. Es la madre de familia que, sin ayuda de nadie, se ocupa en las faenas domésticas. ¡Cómo desaparece en el trabajo en unión con José, salvando almas, mereciéndonos las gracias para eso que tanto nos cuesta: trabajar!
Leyendo estas palabras del P. Morales es fácil entrar en oración. No necesitamos nada más.
Y si nos distraemos en la oración recitemos muy despacio el Avemaría y pidamos ayuda a nuestra Madre que estará encantada de ponernos junto a Jesús.
¡Feliz Navidad!

29/12/2018, Quinto día de la Octava de Navidad – Santo Tomás Becket

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2, 3-11)

Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -y esto es verdadero en él y en vosotros -, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Salmo responsorial (Sal 95,1-2a.2b-3.5b-6)
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.


Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.

El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2, 22-35)

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones” y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción - y a ti misma una espada te traspasará el alma - para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

29 diciembre 2018. Quinto día de la Octava de Navidad – Santo Tomás Becket – Puntos de oración

* Primera lectura:  Por su gracia y misericordia conocemos a Dios, nos ha hecho suyos, hemos entrado en una Alianza nueva y eterna, más fuerte y más íntima que la alianza matrimonial, Él vive en nosotros por la gracia y nosotros vivimos en Él… entonces no podemos dejar de amar como Él nos ha amado, pues por estar en comunión de vida con Él, nosotros hemos de ser amor, como Dios es amor.  El mandato antiguo que decía: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, ha sido superado. Nosotros tenemos un mandamiento nuevo, pues el Señor nos ha pedido amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado. Puesto que por medio de la fe y del Bautismo hemos sido consagrados a Dios, unidos a Jesucristo y hechos templo del Espíritu Santo, seamos un signo claro del amor que Dios nos tiene, amando al estilo del amor con que Cristo nos amó a nosotros. Porque el amor de Dios es total entrega: «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que todos tengan vida eterna». El mismo Jesús relaciona las dos direcciones del amor: «yo os he amado: amaos unos a otros».

* Salmo 95:  A Dios dirigimos el canto nuevo que brota de la presencia del Espíritu Santo en nosotros. Desde la venida de Cristo, nosotros hemos sido unidos a Dios como hijos por vivir en comunión con Cristo Jesús, su Hijo. Y junto con los redimidos la creación entera se convierte en una alabanza del Nombre de Dios. Nuestra vida, convertida en un canto de amor a Dios como Padre nuestro, debe convertirse también en un cántico de amor fraterno mediante el cual alegremos a los necesitados para socorrerlos y ayudarlos a salir de sus limitaciones humanas y materiales. Ese anuncio gozoso debe llegar también a los pecadores, los cuales, tratados con el mismo amor con que Cristo busca la oveja descarriada hasta encontrarla y llevarla sobre sus hombros de vuelta a casa, han de experimentar esa preocupación de Cristo desde quienes creemos en Él. Así la Iglesia de Cristo podrá colaborar en la realización de un mundo más justo, más en paz, más fraterno. Entonces realmente habremos contribuido a la alegría de todas las naciones, pues desde la Iglesia fiel a su Señor, todos podrán experimentar las maravillas de la salvación, que nos concedió en Cristo Jesús.

* Evangelio: Cumplido el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés... Aun siendo Dios, Jesús sigue las leyes humanas. Contemplemos largamente esta humildad profunda, de la que San Pablo dirá que es un "anonadamiento", una "kenosis"(Filipenses, 2, 7).

No era necesario que María fuese a purificarse, pues era Inmaculada. Tampoco hacía falta presentar al Niño al Templo, pues era más correcto que el Templo se presentase ante el mismo Dios hecho hombre. Pero así quisieron hacerlo José y María. Hay aquí otra lección de humildad. No querían los padres escapar a ningún precepto de la ley de Moisés. Simplemente amaban a Dios con toda el alma y querían darle gusto hasta en los mínimos detalles y obedecían por puro amor.

La sencilla acción de José y María tuvo una repercusión trascendental en la vida de Simeón y de Ana. De esta manera cumplió Dios lo que había prometido al justo y piadoso Simeón por una revelación particular del Espíritu Santo por la que “no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor”.

Nos puede ayudar a caer en la cuenta la importancia que tiene para los demás nuestra fidelidad a Dios. Cumplir con nuestros deberes religiosos es fuente de gozo y bendiciones para los demás. Aunque no sea esa nuestra intención, podemos ayudar a cambiar la vida de otras personas, como le sucedió a Simeón cuando la Virgen María y José acudieron al Templo.

Jesucristo ha venido a nosotros. ¿Lo reconocemos con fe y amor como nuestro Dios y Salvador? Cristo, Luz de las naciones, no sólo ha de iluminar nuestra vida, sino que, por nuestra unión a Él, debemos ser también nosotros luz del mundo.

ORACIÓN FINAL:

Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con un cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

28/12/2018. Los Santos Inocentes


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1, 5-2, 2)
Queridos hermanos: Este es el mensaje que hemos oído a Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Salmo responsorial (Sal 123, 2-3. 4-5. 7b-8)
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. 
R.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello las aguas impetuosas. 
R.
La trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (2, 13-18)
Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

28 diciembre 2018. Los Santos Inocentes – Puntos de oración


Jesús acaba de nacer. Apenas se ha iniciado la vida con cierta normalidad. Los pastores se volvieron con sus rebaños. Los magos retornan a su tierra después de contemplar con sus propios ojos, la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, su esperanza se ha colmado. Y ahora… otra manera de manifestarse la voluntad de Dios en su propio Hijo.
Aparece san José como protagonista. Tiene la obligación y el deseo de proteger con su vida, la vida de María y de Jesús.
Su descanso se acortó. Es un experto en reconocer la voz de Dios, aunque sea velada en medio del sueño y del cansancio. No necesita más explicación. Apenas tiene tiempo para comentar, con María, el mandato que ha recibido, huir con su familia a Egipto para salvar la vida de su Hijo.
Docilidad y desprendimiento es la actitud de José. Ni una queja. “Tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes…” que en ese momento tampoco sabía cuándo iba a ocurrir.
La consecuencia de Herodes al verse burlado por los magos fue violenta, desproporcionada, brutal. Y mueren a espada los niños más pequeños de los alrededores de Belén por un capricho del “todopoderoso” Herodes.
¿Por qué a veces nuestros errores y fantasías con deseos de posesión y poder la sufren las personas más inocentes?
Es un buen momento para cuestionarnos por esas preguntas que quedan sin respuesta. ¿Por qué existe el mal, el sufrimiento? ¿se puede suprimir?
¿Qué sentido tiene el sufrimiento de Jesús, María y José a los pocos días de nacer?
Contemplemos a Jesús en Belén, en la Eucaristía, en la Cruz. Siempre se desprende de su vida hacer la voluntad del Padre. Su voluntad es nuestra salvación.
Contemplemos a José y a María en diálogo íntimo para descubrir en todo lo que nos sucede tiene sentido desde la dulce presencia del Jesús Niño que nace para mí. ¡FELIZ NAVIDAD!

27/12/2018. San Juan, Apóstol y Evangelista


Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1, 1-4)
Queridos hermanos: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo.
Salmo responsorial (Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12)
R. Alegraos, justos, con el Señor.
El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. 
R.
Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. 
R.
Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor, celebrad su santo nombre. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (20, 2-8)
El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.  Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

27 diciembre 2018. San Juan, Apóstol y Evangelista – Puntos de oración


La figura de Juan Evangelista, autor del cuarto evangelio y el Apocalipsis, nos la coloca la Iglesia dos días después del Nacimiento. El 26 nos pone a san Esteban, proto mártir, o sea, primer mártir que va a derramar su sangre poco tiempo después de que Jesús nazca y al día siguiente san Juan, virgen. Martirio y virginidad loa dos primeros modelos para imitar a los que quieran seguir las huellas del Niño que acaba de nacer.
Para ser testigo, él mismo nos lo dice en sus escritos como lo dice él mismo al final del Apocalipsis: “y otras muchas cosas hizo Jesús que, si se escribieran, no darían abasto y se acabaría nunca”. O bien cuando dice “hablamos de lo que sabemos y damos testimonio, de lo que hemos visto y oído y palparon nuestras manos”.
Santo Tomás de Aquino dice de él” “Juan es uno de esos testimonios. Ha venido a extender los dones de Dios y anunciar su alabanza”. Y san Jerónimo: “Juan que era virgen, permaneció siempre virgen. Por eso fue el discípulo privilegiado, amado de Jesús que reclinó la cabeza en el Corazón de Jesús, es el privilegio de Juan o mejor el privilegio de la virginidad. Basta decir que el Señor virgen puso a su Madre virgen en manos del discípulo virgen”.
Gracias a unas revelaciones no hace mucho a una mística alemana, que señala detalles donde se podría encontrar la casita de la Virgen en Éfeso, se ha podido reconstruir la casa, transformada en ermita en un lugar solitario en unos bosques a poca distancia de la ciudad donde estar, caminar por allí recuerda la estancia de María y Juan a quien Jesús encomendó cuidara desde la Cruz: “He ahí a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa, es como decir que la recibió como suya.
De esta manera Juan fue depositario de este Tesoro que nos dejó Jesús de la Cruz. Desde ese momento es madre de los creyentes, porque así como el discípulo amado,  la tomó como suya en representación de todos, lo es  nuestra y mañana en la oración, la vamos a tomar  cada uno de los que en la oración recordemos este pasaje del evangelio y recordemos  tantas y tantas veces como lo hemos hecho y podamos decir con San Estanislao  de Koska: “La Madre de Dios es mi madre” y añadir al concluir el año jubilar del P. Tomás Morales: “Y nunca falla” y decir con él al hablar del apóstol en su semblanza: “Desde entonces camina al lado de Cristo, es uno de sus partidarios más ardientes, goza de sus confidencias y tiene una familiaridad íntima con Él. Con pedro y Santiago, acompaña a Jesús en la resurrección de la hija de Jairo, en la Transfiguración, en Getsemaní y junto a la cruz.
Así como él cuenta la Resurrección cuando corre más que Pedro llega al sepulcro ve los lienzos y el sudario y cree, los pastores también en estos días llegan al portal, encuentran al niño envuelto en pañales y creen llenos de gozo y en ambas escenas, se nos invita a acercarnos  al Señor y reconocer el gran amor con que nos ama, vayamos nosotros también salgamos como los pastores de la oración dando  gloria  y alabanza a Dios dando gracias por tanto amor como nos ha mostrado, tomando carne humana, naciendo de  una Virgen.

26/12/2018. San Esteban, protomártir


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6, 8-10; 7, 54-60)
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo sus palabras, se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios» Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Salmo responsorial (Sal 30, 3cd-4. 6 y Sab. 16bc-17)
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. 
R.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción. 
R.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10, 17-22)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».

26 diciembre 2018. San Esteban, protomártir – Puntos de oración

En este tiempo nos acercamos emocionados al misterio de Belén. Una persona felicitaba las fiestas de Navidad con este mensaje: ¡el cielo en la tierra! En este día y, en los siete siguientes, estamos envueltos en una atmósfera celestial, ¡Dios con nosotros! ¡Presente a nuestro lado! ¡Acercándose de una forma increíble!
Mucho más allá de nuestros cálculos, es la presencia de Dios como nadie la hubiera esperado, desbordante, radiante, alentadora, inspiradora, sorprendente.
Navidad es el cielo en la tierra. Navidad es el Infinito en el pequeño recién nacido en la cueva de Belén. Es la eternidad presente en el tiempo. Es el cielo. Dios con nosotros, Dios contigo, Dios conmigo.
Encarnación, nacimiento, Nazaret, trabajo y vida oculta, predicación y anuncio del Evangelio, pasión, muerte y resurrección, Gloria... ¡presencia del Reino ya en la tierra como anticipo gozoso y esperanzador! En Belén todo está presente.
En la vida del cristiano también se hace presente este misterio de Dios a nuestro lado. ¡Que brille tu rostro y nos salve! hemos pedido en el último domingo de adviento y hoy también: ¡Haz brillar tu rostro sobre tu siervo!
En este Niño brilla la divinidad, en este niño la humanidad es levantada hasta lo más alto, Dios que se hace hombre para que el hombre se haga una sola cosa con Dios, y nosotros, cada uno, estamos invitados a descubrir que Él es nuestra meta, que caminamos hacia lo alto, que allá está nuestra meta… ¡Añoranza de cielo es Belén!
En medio de tanta oscuridad que nos rodea brilla el rostro de Dios y ha de brillar en cada uno de los bautizados. Como brilló en el rostro de Esteban. El vio el cielo abierto. Ese cielo hacia el que nos encaminamos y que está en nosotros por la gracia: Cristo presente en nuestras almas.
En cada uno de nosotros, en nuestro paso por la tierra, se hace presente el cielo cuando Cristo vive en cada uno de nosotros, cuando Cristo recién nacido, vive en ti, vive en mí. Para muchos esta será la presencia más cercana de este Dios nacido pobre y humilde en Belén: la que llegue a través de cada uno.
Venir a la oración es como venir el portal de Belén: ¡contempladlo y quedaréis radiantes! ¡Llevad a los demás lo contemplado! De este encuentro con Dios hecho niño debemos salir transformados, igual que del encuentro con Cristo en la eucaristía. De Belén y de la Eucaristía hemos de salir transformados, renovados, radiantes.
De la oración salimos como enviados del Reino, como portadores del cielo. Ese cielo que se ha abierto ya desde Belén, ese cielo abierto que contempla Esteban, porque desde que Cristo entra en el mundo, y toma un cuerpo, y dice “aquí estoy para hacer tu voluntad”, el cielo está ya abierto. Los pequeños, los sufridos, los sencillos de corazón lo alcanzan… ¡los que perseveran hasta el final sin cansarse nunca de estar empezando siempre!
¡María, nuestra madre, cerquita de San José: tus ojos para mirarle, tus oídos para escucharle, tu corazón para amarle!

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