1/12/2013, Domingo de la primera semana de Adviento (Ciclo A)

Lectura del libro de Isaías (2, 1-5)
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: - Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor. Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9)
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”
Ya están pisando nuestros pies, tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor.
En ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén: “Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios”. R.

Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: "la paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13, 11-14)
Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo y que el cuidado de nuestro cuerpo no fomente los malos deseos.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (24, 37-44)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.

1 diciembre 2013. Domingo de la primera semana de Adviento (Ciclo A) – Puntos de oración

La disposición de vigilancia corresponde a que Dios viene, es el que viene. Jesús que nos ama y ha dado la vida por nosotros es el que viene; está a la puerta y llama, si alguno le abre…
El entero misterio de Cristo se nos va presentando a lo largo del año litúrgico  para configurar nuestra vida: nuestra forma de pensar, sentir, orar para bien de todos.
Nuestra oración en estos días de adviento es: ¡Ven Señor Jesús! Su venida es misericordiosa y provoca en nosotros esa misma misericordia. Las obras de misericordia espirituales y materiales son entendidas como acogida de Cristo que viene a nosotros. La navidad que el adviento prepara siempre ha tenido esta dimensión de práctica de la caridad fraterna con los cercanos y lejanos. Hoy oramos para alcanzar del Señor este sentido cristiano de la solidaridad.

“Vestíos del Señor Jesucristo”. Alborea, nos dice la segunda lectura, Jesús viene de nuevo, él es siempre nuestra esperanza que disipa las actividades de las tinieblas y abre nuestra vida a las obras de misericordia en cada cosa que hacemos. La Virgen María nos enseña a obrar por amor a Jesús: “Jesús es por tu amor” enseñó a orar a los pastorcitos de Fátima. “Por tanto estad en vela”. La oración nos mantiene en vela y ayuda a discernir en cada acción que realizamos la acogida que hacemos del Señor que viene.

30/11/2013, San Andrés, apóstol

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10, 9-18)
Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación,- y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: « ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio! » Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje. »

Salmo responsorial (Sal 18, 2-3. 4-5)
R. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. R.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4, 18-22)

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

30 noviembre 2013San Andrés, apóstol – Puntos de oración

Nadie que crea en Él quedará defraudado.
Quería encaminar en esta dirección las ideas de oración para este día. La cita es de la primera lectura del apóstol Pablo a los Romanos. No sé si en esos momentos los apóstoles estaban pasando por pruebas de especial dificultad y si estarían cansados…, me imagino que sí, como siempre, pero quiero poner el énfasis en el primer verbo, ahora que termina el año de la fe. Creer.
Creer, que tiene que ser igual a experimentar el encuentro con el Señor, sentir su amor para con nosotros. Y digo bien sentir. Hay veces que se nos dice: no es necesario sentir para saber que Dios nos quiere o que debemos hacer oración aunque no sintamos nada…Pero lo más propio del hombre es amar y como criatura sensible, sentir que recibe ese amor.
Yo propongo para mañana en la oración revisar mi intimidad con el Señor, mi cercanía, mi compartir esos momentos de especial cariño, delicadeza, perdón que Jesús me oferta en ese rato, o durante el día. No puede ser mi oración un ver pasar el tiempo a través de mi mente o un divagar de distracción en distracción. Supongo que uno puede decir pero esto como se hace. Pregúntate mejor como dejas a Jesús que lo haga. La palabra fundamental de la cita y de mi vida es Él. Mi oración debe fijarse sobre todo en Él. Mis sentidos tienen que estar vueltos hacia Él.
Él también posee una humanidad, es capaz de transmitir de forma sensible su amor, su delicadeza, sus palabras… De ahí que podamos experimentar su consuelo. Pedirlo insistentemente. ¿Y si no lo experimento? Volverlo a pedir, abrazarse a Él insistentemente.

Métete en el abrazo del Padre que recibe al hijo pródigo cuando llega a casa. Cuántas veces me he escapado de sus brazos y vuelvo fatal, pero ahí está para abrazarme. Cuantas lágrimas me han costado las escapadas, mis mediocridades... Pero esas lágrimas han sido pasadas por mi corazón y por Su Corazón. Es necesario que hayan pasado por el corazón. Es necesario acercar nuestro rostro a su pecho, oír que late por nosotros. Si te ayuda hoy sábado, que es día de la Virgen, pídela que te deje un rato a Jesús niño. Que gran dicha poder tener en brazos a Jesús. Como vamos a sentirnos defraudados.  Y así enlazo con el Evangelio. ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el Evangelio! Son hermosos porque su cercanía, su amor nos transforma, nos conforma, nos entusiasma. Si uno, como ha dicho el Papa Francisco recientemente, ha experimentado el amor de Dios no puede esperar para anunciarlo. Es necesario mostrar el gozo de que Cristo no defrauda, que Cristo llena humanamente.

29/11/2013, Viernes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Daniel (7, 2-14)

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron: -«¡Arriba! Come carne en abundancia.» Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial (Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81)
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor. R.

Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. R.

Manantiales, bendecid al Señor. R.

Mares y ríos, bendecid al Señor. R.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor. R.

Aves del cielo, bendecid al Señor. R.

Fieras y ganados, bendecid al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 29-33)

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: -«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

29 noviembre 2013. Viernes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

“El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán”.

La palabra de Jesús nunca deja indiferente; siempre tiene algo que decirnos para mejorar continuamente; y en el momento menos esperado puede cambiar nuestra vida. Pero tenemos que estar preparados. ¿Vamos a estar despistados en los momentos más importantes? Estemos atentos: Dios nos tiene grandes regalos cada día; busquémoslos: están en su palabra, en la Eucaristía, en una persona, en un momento de silencio, en una canción, en un abrazo, en una sonrisa...

Siglos y milenios de historia van transcurriendo, con grandes dichas y también tragedias; evolución del hombre, descubrimientos; sensaciones y peligros; la tierra y el universo van cambiando y cada persona presencia una parte muy pequeña de esta realidad. Pero Dios está desde antes, desde siempre, y Él, la Palabra, no pasará, seguirá después, por siempre. El universo se extiende hasta donde aún no sabemos muy bien, pero Él llega aún más allá, porque es obra suya.

Esta extensión que no termina es, en esencia, amor. Pensemos ahora de menos a más lo que nos llena: la comodidad, o estar acomodados económicamente, poder disfrutar de unas tecnologías que nos ahorren tiempo, de poder desplazarnos con facilidad o tener el día algo libre. Subamos un escalón: el poder dormir y comer bien, el tener salud. Pero hay algo que nos llena más que esta autorrelación, y es la relación con los demás: llevarnos bien con los demás, lo cual ya me implica a mí y a la otra persona; pero algunas de estas personas nos importan, son importantes para nuestra vida y queremos hacerlas felices, ¿no? Lo solemos intentar, aunque fallemos; aquí ya va implícito el amor: en las amistades, en la familia... pero para conseguirlo tenemos que llevar las pilas del amor recargadas, hay que ir a la fuente: Dios. La relación con Dios, apoyados en María, que nos une a la Iglesia y nos enseña a orar, es lo que nos da la fuerza para llevar esta alegría del amor a los demás. Y esta escala sólo funciona situando nuestra mirada desde Dios a las personas (y lo demás lo conseguiremos encajar en el puzzle), porque desde lo material (y/o corporal) no funciona. No queramos en esta Peregrinación al Cielo llegar por el camino equivocado; ¡y tampoco por el paseo serpenteante, que se nos puede terminar el tiempo!

Y cuando lleguemos a la Meta veremos al Eterno, y seremos eternos con Él; un amor que no termina nunca, y que “su palabra no pasa”. Porque “los ojos nunca vieron, los oídos no oyeron y el corazón humano jamás podrá imaginar lo que Dios tiene preparado para los que le aman”. (1 Cor 29) María, Peregrina del Desierto: ayuda a aumentar nuestra fe, enséñanos a caminar, subir, llorar, dudar, esperar, caer y levantarse, y seguir caminando.

28/11/2013, Jueves de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Daniel (6, 12-28)
En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: -«Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?» El rey contestó: -«El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.» Ellos le replicaron: -«Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios. » Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: -«Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.» Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: -«¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!» Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: -«¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?» Daniel le contestó: -«¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti.» El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No hablan llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey Darlo escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: -«¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.»

Salmo responsorial (Dn 3, 68. 69. 70. 71. 72. 73. 74)
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor. R.
Témpanos y hielos, bendecid al Señor. R.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor. R.
Noche y día, bendecid al Señor. R.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor. R.
Rayos y nubes, bendecid al Señor. R.
Bendiga la tierra al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 20-28)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»

28 noviembre 2013. Jueves de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Al comenzar la oración de este día y poniéndonos en la presencia de Dios, nos sentimos acompañados por el pasaje de Daniel, de la primera lectura, en el que se narra su fidelidad a la oración.

Los que le espiaban lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Es una buena manera de permanecer en la vida y, que, los que nos persigan sea precisamente por fidelidad a nuestro Dios. Le acusan de que tres veces al día hace oración a su Dios. No estaría nada mal que cada uno de nosotros viviésemos con esta costumbre arraigada de tal modo, que aunque nos amenacen con la muerte, como a Daniel, no la dejemos nunca.

Comenzar con esta composición de lugar nos adentra en la liturgia de estos últimos días del año litúrgico.

Una invitación evangélica:

Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación

No es destrucción o muerte lo que se nos anuncia, aunque haya que pasar por ellos, sino que lo que se acerca es la salvación en la persona del Emmanuel, Dios con nosotros.

Tres ideas para nuestra reflexión amorosa en el Señor:

1.      Que como Daniel, cuidemos nuestra oración personal también en las dificultades.
2.      Todos los poderes y señores de la tierra tienen fecha de caducidad y serán destruidos.
3.      La salvación está más cerca que cuando comenzamos. Se acerca velozmente.

Acabamos este rato de oración pidiéndole a María que nos haga maestros  en el trato con el Señor.

27/11/2013, Miércoles de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Daniel (5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28)
En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban. Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: -« ¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.» Entonces Daniel habló así al rey: -«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha, enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»

Salmo responsorial (Dn 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67)
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos

Sol y luna, bendecid al Señor. R.
Astros del cielo, bendecid al Señor. R.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor. R.
Vientos todos, bendecid al Señor. R.
Fuego y calor, bendecid al Señor. R.
Fríos y heladas, bendecid al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 12-19)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

26/11/2013, Martes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Daniel (2, 31-45)

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: -«Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»

Salmo responsorial (Dn 3, 57. 58. 59. 60. 61)
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. R.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor. R.

Cielos, bendecid al Señor. R.

Aguas del espacio, bendecid al Señor. R.

Ejércitos del Señor, bendecid al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 5-11)

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -«Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: -«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: -«Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero al final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: -«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»

25/11/2013, Lunes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario

Comienzo de la profecía de Daniel (1, 1-6. 8-20)
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió. El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios. El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey. Entre ellos, habla unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de esa contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo: -«Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza.» Daniel dijo al guardia que el jefe de eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías: -«Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado.» Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres. Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños. Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio. Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.
Salmo responsorial (Dn 3, 52. 53. 54. 55. 56)
R. A ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. R.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 1-4)

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: -«Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

25 noviembre 2013. Lunes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Al comenzar la oración en este día, uno de los últimos del año litúrgico,  hagamos un acto de fe y amor en Jesucristo salvador. Igualmente un acto de fe en la vida eterna –una verdad de la que hoy apenas se habla, la Vida que no acaba y que esperamos gozar por la misericordia del Padre. Nos podemos valer de las palabras de Jesús:
Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”.
Santa Teresa que fue maestra de oración para sus hijas carmelitas y para tantas almas que desde entonces se han acogido a su método y magisterio, nos enseña que el recuerdo de nuestros pecados y miserias ayuda a ponerse en la presencia de Dios. La humildad nos permite ver el amor misericordioso de Dios Padre y no dudar de ese amor que nos tiene. ¡Ven Espíritu Santo, Ven Padre de las almas pobres y pequeñas!
Primera lectura: comienzo del libro de Daniel, Dn 1, 1-6.8-20
El libro de Daniel, en su primer capítulo nos cuenta la acción de Daniel en el ambiente pagano del exilio babilónico. Con ello nos enseña que podemos y debemos servir al mundo en que vivimos. Que debemos estar en el mundo colaborando con todo lo bueno que hay en él, pero sin “mundanizarse”, en el sentido de llegar a identificarse con sus modas e ideologías. Daniel se está preparando para servir al rey y lo hace con responsabilidad, pero sin perder la confianza en Dios y en su Ley. Para ello se las arregla para dejar los manjares del palacio –que para él son impuros- y sustituirlos por legumbres. Con ello la palabra de Dios nos enseña que la fe es un valor de orden superior y que Dios bendice a los que confían en Él.
El evangelio: Lc 21, 1-4
Estamos en los últimos días de la vida de Jesús, cercana ya su Pasión en Jerusalén. Su último discurso versa sobre el fin de Jerusalén, y del mundo. Antes ha enseñado por los caminos, en las plazas y en las fiestas; ahora enseña en el Templo, pero no desde donde lo hacen los doctores o los sacerdotes. Jesús se contenta con reunir a su alrededor a aquellos que de buena gana le quieran oír. Y en medio de la gente observa a los que depositaban sus ofrendas en el arca del Tesoro. Vio a los ricos que depositaban sus donativos. Vio también a una viuda necesitada que echaba unos cuartos, la moneda más pequeña de entonces. Jesús miró el gesto de los ricos y el gesto de la viuda.
Pidamos a Jesús que nos enseñe a fijarnos y a mirar los gestos, las actitudes de cuantos nos rodean. A mirar como lo hizo Jesús. La mirada de Dios, qué diferente a la mirada habitual de la gente. Jesús dijo: “Esa pobre viuda ha echado más que nadie. Porque todos esos han echado de lo que les sobra, mientras que ella, de lo que le hace falta. Ha dado todo lo que tenía."
La viuda dio todo lo que tenía para vivir… dio de su indigencia. Que nuestra admiración no se dirija hacia los gestos aparentes, deslumbrantes sino hacia los pobres, los humildes, los pequeños.

Finalmente, podemos concluir con una oración-ofrenda. Siendo muy generosos como lo fue la viuda pobre que hemos meditado. Dice san Agustín: “Ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es más tener a Dios en el alma que oro en el arca”.

24/11/2013, Solemnidad de Cristo Rey (Ciclo C)

Lectura del segundo libro de Samuel (5, 1-3)
En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: - «Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel."»Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.
Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 4-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1, 12-20)
Hermanos: Darnos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (23, 35-43)

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: -«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.» Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: -«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Habla encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.» Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: -«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» Pero el otro lo increpaba: -«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» Y decía: - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Jesús le respondió: -«Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

24 noviembre 2013. Solemnidad de Cristo Rey (Ciclo C) – Puntos de oración

Con la fiesta de Jesucristo, Rey del universo, concluye el Año de la fe, en el que hemos redescubierto la belleza y la alegría de la fe para dar un testimonio más fecundo de la misma ante el mundo. El Himno a Cristo como Señor del universo que recoge la segunda lectura de san Pablo a los Colosenses comienza con estas palabras:

“Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz”.

Verdaderamente podemos aplicar estas palabras al don de la fe: le damos gracias a Dios porque compartimos la suerte del pueblo santo, es decir, la luz de la fe, que cada domingo profesamos unidos a toda la Iglesia.

Precisamente el Año de la fe nos invitaba a renovar nuestra profesión de fe. El papa Benedicto XVI en la carta Porta fidei decía: “Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza”. Nuestra oración hoy puede ser recitar con el corazón agradecido el Credo, saboreando todo lo que Dios ha hecho por nosotros y por nuestra salvación: la creación, la redención, el envío del Espíritu Santo, la Iglesia, el cielo que nos espera… Este es el Símbolo de los Apóstoles, el más antiguo del pueblo santo de Dios:

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,nació  de Santa María Virgen,padeció bajo el poder de Poncio Pilato,fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernosy al tercer resucitó de entre los muertos,subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso,y desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,la comunión de los santos, el perdón de los pecados,la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Al profesar nuestra fe en la Eucaristía de este domingo, comprometámonos a vivirla y a testimoniarla ante los demás. Que nuestra vida no desdiga de lo que dicen nuestros labios cada domingo, sino que vivamos como hijos de Dios, reflejando el rostro de Cristo en nuestros gestos y acciones.

Por último, nos ayudará este testimonio del P. Tomás Morales, que el contó en un retiro de Cristo Rey en 1982, recordando una vivencia del mes de ejercicios que hizo al entrar en el noviciado de la Compañía de Jesús, en Bélgica. Hacía pocos años que el papa Pío XI había instaurado la fiesta de Cristo Rey.


“Hace cincuenta años, Bélgica, tres meses después de iniciar mi vida religiosa, víspera de Cristo Rey. Habían precedido doce días de ejercicios, segunda semana, más ocho, primera semana. Aquello fue una revolución. Estaba haciendo yo oración sólo en aquella capilla pequeñita, insignificante, no había casi nadie. Víspera de la fiesta de Cristo Rey. Y entonces, ¿qué? Pues entonces, de repente, sin saber cómo, empezar a comprender la grandeza del misterio de Cristo, salvación mía, salvación de todos mis hermanos del mundo. Y empezar a sentir un fuego, para que todas las naciones de la tierra, es frase de la liturgia, que toda la familia de los pueblos de las naciones, se sujete al suave yugo de su amor. Esta súplica que entonces la Iglesia hacía en la Misa recién instaurada de Cristo Rey, se tiene que apoderar también de nuestras almas, pero no se conseguirá si el fuego del amor no las quema”.


Pidamos a Jesucristo que nuestros corazones, llenos de fe, ardan en deseos de ser testigos de luz para este mundo en tinieblas.

23/11/2013, Sábado de la XXXIII semana de Tiempo Ordinario

Lectura del primer libro de los Macabeos (6, 1-13)
En aquellos días, el rey Antíoco recorría las provincias del norte, cuando se enteró de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas dejadas allí por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, que habla sido el primer rey de Grecia. Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle. Antíoco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia, apesadumbrado. Entonces llegó a Persia un mensajero, con la noticia de que la expedición militar contra Judá había fracasado: Lisias, que habla ido como caudillo de un ejército poderoso, había huido ante el enemigo; los judíos, sintiéndose fuertes con las armas y pertrechos, y el enorme botín de los campamentos saqueados, hablan derribado el arca sacrílega construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y lo mismo en Betsur, ciudad que pertenecía al rey. Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama con una gran depresión, porque no le hablan salido las cosas como quería. Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos sus grandes y les dijo: -«El sueño ha huido de mis ojos; me siento abrumado de pena y me digo: " ¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, feliz y querido cuando era poderoso! " Pero ahora me viene a la memoria el dadlo que hice en Jerusalén, robando el ajuar de plata y oro que habla allí, y enviando gente que exterminase a los habitantes de Judá, sin motivo. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera. »
Salmo responsorial (Sal 9, 2-3. 4 y 6. 16 y 19)
R. Gozaré, Señor, de tu salvación.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.

Porque mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante tu rostro.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío y borraste para siempre su apellido. R.

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.

Él no olvida jamás al pobre, ni la esperanza del humilde perecerá. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (20, 27-40)

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: -«Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.» Jesús les contestó: -«En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.» Intervinieron unos escribas: -«Bien dicho, Maestro.» Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

23 noviembre 2013. Sábado de la XXXIII semana de T.O. – San Clemente Romano – Puntos de oración

Ponernos en presencia de Dios.
San Clemente es el tercer sucesor de San Pedro, después de los Papas San Lino y San Cleto. Roma le vio nacer al pie del monte Celio, y en Roma fue bautizado. Sobresalió en las letras, especialmente el griego. Gobernó la Iglesia del  año 90 al 99. Su pontificado fue fecundo. Verdadero adalid de la unidad de la Iglesia contra todas las fuerzas de la dispersión. El hecho más importante de su pontificado es la Carta dirigida a la Iglesia de Corinto, desgarrada de la discordia, donde los llama a la obediencia del obispo de Roma. La tradición lo presenta como mártir. Parece ser que por orden de Trajano, fue desterrado. Arrojado al mar y le habrían atado una pesada ancla al cuello, para ser sumergido en las aguas.
Leer con paz la lectura – Por el daño que hice en Jerusalén muero de tristeza
El salmo dice:
Gozaré, Señor, de tu salvación.
Espero gozar de la dicha en el País de la vida. Espero en el Señor.
‘No es Dios de muertos sino de vivos.’ Jesús nos deja desconcertados.
¿Qué es la resurrección? Estaba el otro día en un tanatorio hablando con el capellán. Me dijo que un día estaba intentando preparar una homilía para una misa de un niño pequeño que acababa de morir. No sabía qué decir en dicha homilía. Después, estando él reunido con un grupo de niños, les preguntó: ‘¿Qué diríais de este niño?’ Uno de ellos le contestó: ‘los ángeles nunca mueren.’ Se quedó sorprendido y se vio como iluminado y le dio luz para hablar en la homilía.
Estamos terminando el año dedicado a la Fe. Si te ayuda puedes pensar en ello.
¿Qué es la fe?
La fe es saber y confiar. Tiene siete rasgos.
·  La fe es un puro don de dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente.
·  La fe es la fuerza sobrenatural que no es necesario para obtener la salvación.
·  La fe exige la voluntad libre y el entendimiento lúcido del hombre cuando acepta la invitación divina.
·  La fe es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús.
·  La fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor.
·  La fe aumenta si escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio vivo con él.
·  La fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del cielo.
·  Mañana  se clausura el año dedicado a la Fe.
Puedo preguntarme en la oración: ¿Cómo he vivido este año de gracia de la Fe?
¿A quién he dado a conocer a Jesús? ¿Cómo vivo la fe en la Iglesia en mi familia, en mi comunidad?
Que María nos ayude a comprender este misterio
Siembra en nuestra fe la alegría del resucitado.
Recuérdanos que quien cree nunca está solo.
Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que Él sea la luz de nuestro camino.

Y que esa luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso que es el mismo Cristo, tu hijo, nuestro Señor.

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