1/11/2017, Solemnidad de Todos los Santos

Lectura del libro del Apocalipsis (7,2-4. 9-14)
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: «No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios». Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente: «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!». Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo: «Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén». Y uno de los ancianos me dijo: «Estos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?». Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás». Él me respondió. «Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».
Salmo responsorial (Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6)
R. Éste es la generación que busca tu rostro, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,  él la afianzó sobre los ríos. 
R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. 
R.
Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es la generación que busca al Señor, que busca tu rostro, Dios de Jacob. 
R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-3)
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a si mismo, como él es puro.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

1 noviembre 2017.Solemnidad de Todos los Santos – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración, poniéndonos en la presencia del Señor. Pedimos luz  al espíritu santo que nos ilumine  y nos ayude a hacer nuestro rato de oración.
Hoy día 1 de noviembre celebramos el día de todos los santos, un día en el que la iglesia nos invita a recordar a todos esos ejemplos de vida cristiana que a lo largo de la historia han iluminado el mundo en sus distintas épocas. Nos puede surgir la duda de para qué sirve recordar la vida y ejemplo de gente que vivió hace mucho tiempo cuando el mundo no se parecía en nada a nuestra realidad actual. Hoy en día, se ven más calabazas que aureolas y se busca adentrarse en el miedo con disfraces, decoración, etc.  Sin embargo ante esta tendencia hacia el miedo conviene recordar las palabras que nos dirigió el Papa Francisco, el 30 de Julio de 2016 en la JMJ de Cracovia:
“¿A dónde nos lleva el miedo? Al encierro. Y cuando el miedo se acomoda en el encierro siempre va acompañado por su «hermana gemela»: la parálisis, sentirnos paralizados. Sentir que en este mundo, en nuestras ciudades, en nuestras comunidades, no hay ya espacio para crecer, para soñar, para crear, para mirar horizontes, en definitiva para vivir, es de los peores males que se nos puede meter en la vida, especialmente en la juventud.”
¿De verdad queremos celebrar el miedo? En lugar del miedo, los cristianos celebramos a todos los santos. Importante eso de TODOS porque santos ha habido y habrá muchos y todos son igual de importantes.  TODOS llevaron al extremo el amor a Dios, cada uno a su estilo: en conventos, en iglesias, en misiones, en universidades o incluso en el desierto pero todo igual con un estilo de vida que rompía con el mundo. Este estilo de vida es muy sencillo, de echo es lo que la iglesia nos propone como evangelio para el día de hoy: “Las bienaventuranzas”. En este pasaje del evangelio, se nos narra como Dios  nos pone como ejemplo: a los pobres, a los mansos, a los que lloran, a los que tienen hambre y sed, a los misericordiosos, a los limpios de corazón, a los que trabajan por la paz, a los perseguidos y a nosotros mismos cuando nos insulten y nos persigan por su causa.  Qué claro deja el evangelio el camino a seguir, simplemente es el mundo al revés, todo lo que el mundo no valora es la esencia de la vida cristiana, Dios es así.
Esta propuesta, es necesario tomarla con valentía y dejando atrás las comodidades, en palabras del Papa:
“Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatillas que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría, esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja en tu corazón cada gesto, cada actitud de misericordia”.
Todos estos caminos que el Papa nos invita a recorrer con zapatillas, son los de la santidad. Al igual que Santa Teresa, San Pablo, San Francisco Javier, San Juan Pablo II o cualquier otro, nosotros tenemos un camino de santidad en el que poner en práctica las bienaventuranzas.
Para terminar os invito a hacer vuestra oración siguiendo estas ideas pero siempre sin olvidar a nuestra Madre la virgen. Por último os dejo una pequeña frase a modo de jaculatoria para que alarguéis vuestra oración a lo largo del día.

“Enciende me y déjame arder donde haga falta, enciende me y déjame ser tu luz.”

31/10/2017, Martes de la XXX semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8, 18-25)
Hermanos: Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy toda la creación entera está gimiendo y sufre dolores de parto. Y no sólo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo. Pues hemos sido salvados en esperanza. Y una esperanza que se ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar uno algo que ve? Pero si esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Salmo responsorial (Sal 125, 1-2ab. 2cd-3, 4-5, 6)
R. El Señor ha estado grande con nosotros
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. 
R.
Hasta los gentiles decían: “El Señor ha estado grande con ellos.”
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. 
R.
Recoge, Señor, a nuestros cautivos, como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. 
R.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 18-21)

En aquel tiempo, decía Jesús: ¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas». Y dijo de nuevo: ¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».

31 octubre 2017. Martes de la XXX semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En este día previo a la gran solemnidad de Todos los Santos, podemos orientar nuestra mirada y pensamiento hacia la santidad: Verla y “gustarla” como la meta de nuestra vida.
Y podemos hacerla de un modo sencillo y muy ignaciano: Repitiendo y saboreando en la oración la petición preparatoria que nos propone San Ignacio para el inicio de todas las meditaciones y contemplaciones. Ojalá nos acostumbremos y la aprendamos de memoria y con ella iniciemos no sólo la oración sino los actos principales de cada día.
La oración es esta: “Pedir gracia a Dios nuestro Señor para que todos mis intenciones, acciones y operaciones se ordenen puramente al servicio y alabanza de su divina majestad”.
En realidad, esta petición (que cada uno la puede resumir o actualizar a su lenguaje y sensibilidad) es una manera resumida del “Tomad y recibid” de la contemplación para alcanzar amor, que termina con “dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta”. Pues si nos fijamos un poco, nos damos cuenta de que recibir el amor y la gracia de Dios es lo mayor que podemos recibir: Recibir y “hacer propia” la misma vida de Dios, hacer mío a Dios.
Y esto en realidad es lo que pedimos en la oración preparatoria, pues a Dios le pedimos que Él nos encuentre siempre completamente abiertos a su acción y donación de amor: Que todo lo que soy, hago, siento y deseo (intenciones, acciones y operaciones) esté orientado directamente a que Dios reine en mí. Como esta apertura sin condiciones a Dios en mi corazón y en mi vida es imposible que la consiga yo solo, se lo pido a Jesús que me lo consiga, que me lo regale.
En suma, hoy nuestra oración puede consistir en recitar pausadamente la oración preparatoria y en ir abriendo mi ser, mi hacer, mi sentir y mi desear al Ser, al Hacer y al Desear de Dios en mí.

Dadas las últimas noticias del proceso de beatificación, podemos tener muy presente al Padre Morales, quien nos injertó en la espiritualidad ignaciana y nos mostró en su vida que la santidad más que hacer es dejarse hacer por Dios, y con su palabra nos enseñó el abandono a la Voluntad de Dios, a pedir como un mendigo la gracia de Dios y a refugiarnos con confianza en el Corazón de la Virgen.

30/10/2017, Lunes de la XXX semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8, 12-17)
Hermanos: Somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.
Salmo responsorial (Sal 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21)
R. Nuestro Dios es un Dios que salva.
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian.
En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. 
R.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. 
R.
Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 10-17)

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado». Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre y lo lleva a abrevar? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?». Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.

30 octubre 2017. Lunes de la XXX semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Acudimos con gozo al encuentro con el Señor. Cuando tenemos una cita, sobre todo si está marcada por la amistad o el afecto, nuestro espíritu se alegra, nos arreglamos y acudimos con alegría al encuentro de la otra persona. Así debe ser nuestra disposición para este encuentro diario con el Señor.
Él te está esperando. Sale cada mañana a ver tu retorno desde lejos, como el padre de la parábola. Cuando estemos en su presencia, le pediremos: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en tu servicio y alabanza. Quizás el abrazo que sentiremos cortarán nuestro discurso por la mitad, y ya estará dicho todo. Sobrarán las palabras y solamente quedará el afecto y un corazón conmovido y agradecido. Pero si el corazón se resiste podemos meditar la escena del evangelio de hoy.
Una escena que confirma la profecía del salmo: "Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte".
Sí, Jesús encarna estas palabras del salmo 67: Nuestro Dios es un Dios que salva. Así lo experimentó aquella mujer que acudió a Él y que fue liberada de su carga. No sabemos si se acercó a Jesús buscando ser curada o simplemente estaba en la sinagoga cuando Jesús enseñaba. Lo importante es que Jesús la miró y la liberó de su carga. Eso es lo que me pasa cada día cuando me acerco a la oración, a la Eucaristía o al sacramento de la Reconciliación. Jesús me mira con amor y me libera de la carga de mis pecados.

Terminar nuestra oración dando gracias. Quizás la oración que mejor expresa es la que nos ha dejado la Virgen en el Magníficat: "su misericordia llega a sus fieles de generación en generación".

29/10/2017, Domingo XXX del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

Lectura del libro del Éxodo (22, 20-26)
Esto dice el Señor: «No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos. Si los explotas y gritan a mí, yo escucharé su clamor, se encenderá mi ira y os mataré a espada; vuestras mujeres quedarán viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»
Salmo responsorial (Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 5lab)
R. Yo te amo, Señor; tú eres mí fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. 
R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido. 
R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1, 5c-10)
Hermanos: Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. No solo ha resonado la palabra del Señor en Macedonia y en Acaya desde vuestra comunidad , sino que además vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40)

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?». Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." En estos dos mandamientos sostienen toda la Ley y los Profetas».

29 octubre 2017. Domingo XXX del Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Puntos de oración

Primera lectura:
Estos mandamientos forman parte del llamado "código de la alianza" y muestran cómo las normas de vida del pueblo de Israel no son una imposici6n arbitraria, sino quenacen de la acción de Dios en favor de su pueblo; es decir, en la manera de ser de Dios, origen de todo. 
Los inmigrantes, los huérfanos y las viudas son la imagen viva de aquellos a quienes Dios protege. El inmigrante es el que no tiene nada, lejos de su casa, desarraigado. Los huérfanos y las viudas, desamparados de un hombre que les protegiera, estaban a merced de los que se aprovechaban de su desgracia, por más que lo hicieran en nombre de la beneficencia. Dios escucha su clamor, como escuchó el grito del pueblo oprimido en Egipto.
Al final del texto que leemos encontramos la razón última de estas normas de actuación: la manera de ser de Dios. Él es "compasivo", es decir, se pone en la piel del necesitado, del oprimido, y actúa en consecuencia.
Salmo:
La respuesta al salmo de hoy concentra en pocas palabras lo que las lecturas (primera y evangelio) anuncian como propuesta y nosotros vivimos y celebramos: el amor a Dios "con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser", y el amor “al prójimo”. Es una oportunidad muy buena para gozar de la oración, que no siempre ha de ser de petición o de acción de gracias. Sencillamente decirle al Señor que le amamos. Y decirlo una y otra vez con el corazón a lo largo de la jornada. Así nos daremos más cuenta de que "con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser" quiere decir que el amor de Dios invade todos los ámbitos de nuestra vida: todos los lugares, todos los momentos, todo el pensamiento, todas las palabras, todas las acciones, todas las relaciones... y nuestra respuesta amorosa también hemos de darla en todas las ocasiones.
Segunda lectura:
Pablo da gracias porque la Palabra fue acogida y porque el buen ejemplo de la fe de los Tesalonicenses se ha difundido. Una conversión, es decir, literalmente un abandonar los ídolos para volverse al Dios verdadero, aguardando la vuelta de su Hijo, que nos ha liberado del castigo futuro. Nuestra época conoce esos nuevos ídolos: dinero, poder, riqueza, influencia, aplauso humano, famoseo, placer desbordado...Por eso, atentos a la conversión continua hacia la santidad.
Evangelio:
Este es un contexto de controversia. Se había llegado a establecer una lista de 248 mandamientos y 365 prohibiciones, pero Jesús es muy claro: el que ama a Dios y ama al prójimo cumple todos los mandamientos contenidos en la alianza de Dios con Israel. El amor es la única manera de ser fiel a la alianza, de responder al amor de Dios.
Dice san Agustín: “En consecuencia, ama a Dios y ama al prójimo como a ti mismo. Veo que al amar a Dios te amas a ti mismo. La caridad es la raíz de todas las obras buenas. Como la avaricia es la raíz de todos los males (1 Tim 6,10), así la caridad lo es de todos los bienes. La plenitud de la ley es la caridad. No voy a tardar en decirlo: quien peca contra la caridad, se hace reo de todos los preceptos. En efecto, quien daña a la raíz misma, ¿a qué parte del árbol no daña?” Sermón 179 A, 3-5
ORACIÓN FINAL:

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

28/10/2017, Santos Simón y Judas Tadeo, apóstoles

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,19-22)
Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Salmo responsorial (Sal 18, 2-3. 4-5)
R. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. 
R.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6, 12-19)

En aquellos días, tiempo, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Después de bajar con ellos, se paró en una llanura, con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

28 octubre 2017. Santos Simón y Judas Tadeo, apóstoles – Puntos de oración

Escogió de entre ellos a doce.
Hay muchísimas personas que tienen una confianza casi total en la intercesión de San Judas Tadeo. Parece ser el santo que interviene para que se solucionen o superar las “situaciones más complicadas e imposibles”. En realidad estas personas sencillas tienen fe y piden a Dios su ayuda incondicional con total confianza tomando como mediador, como intercesor a San judas Tadeo. Este apóstol, que siguió tan de cerca a Cristo,  que entregó su vida derramando su sangre por amor, por ser testigo fiel Jesucristo.  él fue llamado y escogido.
Yo he sido llamado y escogido para seguirle de cerca. Es un regalo, un don recibido del Señor, que se haya cruzado en mi vida, y trato de seguirle. Lo tengo bastante fácil, cada día, solamente este día, él me coge de la mano y me ayuda a caminar el trecho que me corresponde.  No me da mucha provisión para el camino, sólo el necesario. Mañana de nuevo, en la oración,  me mirará, me llamará y me dirá “si le quiero seguir”. Él por tanto me ha escogido, pero quiere que colabore dejándome guiar y siguiendo sus huellas.
Que sea uno de los llamados y también de los escogidos. Y si todavía me siento muy lejos de Él, que reconozca mi pobreza y haga lo que realizaban  las personas que le seguían. Y ¿por qué le seguían?
Esto nos dice el Evangelio de Hoy: “…después de pasar toda la noche en oración en soledad, en un monte, cuando se hizo de día, escogió entre los discípulos a doce a los que también los nombró apóstoles: Pedro y Andrés, su hermano; Santiago, Juan Felipe…”
Que ¿por qué le seguían? Esto nos dice el evangelio de hoy:
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos”.

Disponemos ahora de un rato de oración para escucharle, para tocarle… de esta manera descubriré la misión que me encomienda. Si le miro y le toco me transformaré en lo que miro y toco. Lo mismo que María, si la miro y la toco me convierto en su Hijo. Y seré otro Cristo. Él lo hará todo en mí.

27/10/2017, Viernes de la XXIX semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (7, 18-25a)
Hermanos: Sé que lo bueno no habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer está a mi alcance, pero hacer lo bueno, no. Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo. Y si lo que no deseo es precisamente lo que hago, no soy yo el que lo realiza, sino el pecado que habita en mí. Así pues, descubro la siguiente ley: yo quiero hacer lo bueno, pero lo que está a mi alcance es hacer el mal. En efecto, según el hombre interior, me complazco en la ley de Dios; pero percibo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!
Salmo responsorial (Sal 118, 66. 68. 76. 77. 93. 94)
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos. R.
Tú eres bueno y haces el bien; instrúyeme en tus decretos. R.
Que tu bondad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo. R.
Cuando me alcance tu compasión, viviré, y tu ley será mi delicia. R.
Jamás olvidaré tus mandatos, pues con ellos me diste vida. R.
Soy tuyo, sálvame, que yo consulto tus mandatos. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 54-59)

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Va a caer un aguacero", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y sucede. Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo? Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».

27 octubre 2017. Viernes de la XXIX semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En la reunión con el consejo de evangelización el Papa ha indicado que “Conocer a Dios, como todos sabemos, no es ante todo un ejercicio teórico de la razón humana, sino un deseo inestimable encarnado en el corazón de cada persona”.
Hacer oración es para conocer a Dios, amarle y servirle, Nos invita la petición de San Ignacio cuando empezamos sobre todo cuando comienza la vida Pública.
Ya tenemos  tres puntos para a oración de mañana:
Primero conocerle: estamos empeñados en conocerle porque es el motor de arranque para que se cumplan los demás. Si queremos ir a un lugar, necesitamos saber cuál es, dónde está, que medios puedo utilizar para llegar. Si queremos estudiar  nos preguntamos lo mismo qué  estudiar, por qué,  para qué,  cómo, dónde y cuándo y así en todas las  acciones de nuestra vida necesitamos organizarnos. También en la oración y en el conocimiento de  Dios, tenemos que hacernos estas preguntas y darnos respuestas lo más acertadas posible. Ahora para conocer al Señor, tenemos entre otras,  la oración en la que tratamos con el Señor y en ese trato nos damos cuenta de quién es Él y quién soy yo y nos ayudamos sobre todo de la  Sagrada Escritura donde se nos ha revelado y de los santos que más le han tratado hasta llegar a estar enamorados.  ¡Qué importante es esto! Al final pondré un ejemplo.
El salmo “Instrúyeme, Señor en tus decretos” es como si le decimos: enséñame, quiero conocerte, conocer tu  bondad,  prudencia  sabiduría  porque en  Ti todo  me supera, tú  haces el bien,  yo el mal que no quiero como dice san Pablo en la primera lectura. Quiero conocerte, si me das la fe y la gracia, como dice san Ignacio, eso me basta para conocerte y vendrá todo lo demás. Hasta dónde ha llegado este conocimiento en los santos que les vemos enamorados de  Dios. Me contaban cómo un chico intentaba acercarse a una chica que le gustaba y al no hacerle caso, las extravagancias que hacía hasta perder el juicio por la bebida. Cuando se empieza a conocer a Jesús se hacen otro tipo de “locuras” a lo divino que nos sorprenden en los santos. Nadie se lanza a una meta sino conoce bien qué se trata. Seguir a Jesús es una meta muy bella para no prepararse bien y conocer su alcance. Se correrán riesgos, aventuras, pero es tan grande el premio que merece la pena apostar por ella. Apostemos en nuestra oración de mañana, pidiéndole, conocimiento interno, que nos instruya en el camino, nos guíe.
Pues el mismo Jesús en el Evangelio nos llama la atención que si sabemos interpretar los signos de la naturaleza, ¿cómo no sabemos interpretar los del cielo?
Segundo amarle: Al conocerle, descubrimos el Gran Amor con que nos amó, nos ama y amará. La forma de mostrarnos su amor a través de sus enseñanzas como la del Evangelio de hoy. Al descubrirnos  el camino para conocerle, invita a amarle. Por eso  en la oración de la Colecta al dirigirnos al Padre: “que por el gran  amor que nos amaste, nos has dado con inefable bondad a tu Unigénito, haz que, en perfecta unión con él, te ofrezcamos un homenaje digno de ti” Y esto se lo pedimos  por Jesucristo, nuestro Señor. Solo por Jesús podemos elevar nuestra súplica al Padre, así hacemos lo que él nos diga como lo dijo en  Caná, María.
Tercero servirle: Es el homenaje mejor que podemos rendirle que nos dice la Colecta. Y  como san Ignacio en la Contemplación para Alcanzar Amor, en todo amar y servir, pondremos  más empeño en las obras.
A continuación copio la Oración del Alma Enamorada de san  Juan de la Cruz, donde podemos atisbar hasta qué altura el alma puede estar enamorada de su Señor y Creador:
“¡Señor Dios amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados, para no hacer lo que te estoy pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase…
¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío? ¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor con la mano que le hiciste? No me quitarás, Dios mío lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.

¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón? Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues qué pides y buscas alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos,  ni repares en  meajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza y alcanzarás las peticiones de tu corazón”.

26/10/2017, Jueves de la XXIX semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6, 19-23)
Hermanos: Hablo al modo humano, adaptándome a vuestra debilidad natural: lo mismo que antes ofrecisteis vuestros miembros a la impureza y a la maldad, como esclavos suyos, para que obrasen la maldad, ofreced ahora vuestros miembros a la justicia, como esclavos suyos para vuestra santificación. Pues cuando erais esclavos del pecado, erais libres en lo que toca a la justicia. ¿Y qué frutos obteníais entonces? Cosas de las que ahora os avergonzáis, porque conducen a la muerte. Ahora, en cambio, liberados del pecado y hechos esclavos de Dios, dais frutos para la santidad que conducen a la vida eterna. Porque la paga del pecado es la muerte, mientras que el don de Dios e la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Salmo responsorial (Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6)
R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. 
R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. 
R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos
pero el camino de los impíos acaba mal. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 49-53)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo, tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

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