1/6/2011, Miércoles de la sexta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22-18,1)

En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: -«Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido." Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: "Somos estirpe suya." Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.» Al oír «resurrección de muertos" unos lo tomaban a broma, otros dijeron: - «De esto te oiremos hablar en otra ocasión.» Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.

Salmo responsorial (Sal 148,1-2.11-12.13.14)
R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos. R.

Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. R.

Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R.

Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,12-15)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará».

1 junio 2011, miércoles de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración

1. San Justino. El santo del día (1 de junio), primer apologista cristiano, laico, mártir, vale por mil puntos. Bueno es conocerlo para valorarlo. Nació en Flavia Nápolis. Fue. Como buscador incansable de la verdad, profundizó principalmente en el sistema de los estoicos, los pitagóricos y de Platón. Tuvo un encuentro que le motivó a estudiar «una filosofía más noble» que las que él conocía. Así, comenzó a estudiar las Sagradas Escrituras y a informarse sobre el cristianismo. San Justino tenía 30 años cuando se convirtió al cristianismo. Recorrió varios países discutiendo con los paganos, los herejes y los judíos sobre la fe. Los escritos de Justino mártir que han llegado completos hasta nosotros son las dos Apologías y el Diálogo con Trifón. En la primera Apología, San Justino protesta contra la condenación de los cristianos por razón de su religión o de falsas acusaciones. En ella fundamenta que es injusto acusarlos de ateísmo y de inmoralidad, ya que son ciudadanos pacíficos, cuya lealtad al emperador se basa en sus mismos principios religiosos.- La segunda Apología es un apéndice de la primera. En su tercer libro, el mártir hace una defensa del cristianismo en contraste con el judaísmo, bajo la forma de diálogo con un judío llamado Trifón. San Justino se negó a la orden dada por Crescencio de ofrecer sacrificios a los ídolos y, confesando valientemente a Cristo, fue condenado por el juez a morir decapitado.

Palabras del Papa en español al referirse a San Justino:

Queridos hermanos y hermanas:

San Justino, filósofo y mártir, es el más importante entre los Padres apologistas del siglo segundo. Nació entorno al año 100. Fundó una escuela en Roma, donde gratuitamente iniciaba a los alumnos en la nueva religión. Denunciado por este motivo, fue decapitado bajo el reinado de Marco Aurelio. La palabra «apologista» designa a los antiguos escritores cristianos que se proponían defender el cristianismo naciente de las graves acusaciones de los paganos y de los judíos, y difundir la doctrina cristiana exponiendo los contenidos de la fe en un lenguaje comprensible. En las obras que conservamos, las dos «Apologías» y el «Diálogo con Trifón», ilustra ante todo el proyecto divino de la creación y de la salvación que se cumple en Jesucristo, el Logos, el Verbo de Dios, del que participa todo hombre, como creatura racional. Su primera Apología es una crítica implacable a la religión pagana y a los mitos de entonces. Saludo cordialmente a los peregrinos de venidos de España y de América Latina. En nuestra época, marcada por el relativismo en el debate sobre los valores, la religión y también en el diálogo interreligioso, recordemos esta enseñanza de san Justino. Pidamos, pues, a Dios que ilumine nuestra mente para que comprendamos el gran don de la salvación y de la verdad recibidas por Cristo. (Roma 2007)

2. 'Al dios desconocido'. Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer.

El magistral discurso de Pablo en el Areópago nos lleva a pensar en nuestro gigante adalid, apóstol de los gentiles. Recientemente la Santa Sede ha creado el dicasterio para la Nueva Evangelización y una propuesta novedosa “el atrio de los gentiles”. Contemplemos el santo celo de Pablo, su magnífica preparación oratoria y la vivencia –no sólo la predicación- de la cruz.

3. ¡Aleluya! Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas

Todo hombre y todos los hombres ¡alaben al Señor! Tras el Mes de las Flores, viene el Mes de los Frutos, el del Corazón de Jesús. Un mes para retomar que el hombre es creado para alabar a Dios.

4. Cuando venga el Espíritu de la Verdad

San Juan nos anuncia que el discípulo misionero del Maestro vive en familia con la Trinidad. Se acerca la Ascensión (mañana jueves) y Pentecostés. ¡Ven, Espíritu Santo, y cuéntanoslo todo, en vivo y en directo!

31/5/2011, La Visitación de la Virgen María

Lectura de la profecía de Sofonías (3, 14-18)

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

Salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6)
R. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.

El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 39-56)

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

31 mayo 2011, La Visitación de la Virgen María – Puntos de oración

Hacer la oración un 31 de mayo debe ser muy fácil para un militante de la Virgen.

Consiste simplemente en coger el evangelio de la Visitación e ir saboreándolo lentamente, y detenerse al final pronunciando lentamente el magníficat, cantándolo con el corazón, si uno se acuerda de algún ritmo conocido.

Nos puede ayudar, de todas maneras, un texto precioso que dejo escrito el padre Morales referido a la Campaña que iniciamos con este día, la Campaña de la Visitación, y que es conocido de muchos de vosotros.

Propongo a vuestra reflexión algunos párrafos de ese bellísimo texto:

“El 31 de mayo la Virgen debuta en su papel nuevo. Hasta entonces sólo era Madre de Dios desde la Anunciación. Ahora comienza también a ser Madre de los hombres con la Visitación.

Estrena nueva misión con Juan e Isabel. Es la aurora de las comunicaciones divinas al mundo por María. La plenitud del día será en Pentecostés, atrayéndonos al Espíritu Santo. La primera santificación, Juan Bautista, saltando de gozo en el seno de su madre, al recibir por María la infusión de la vida divina. Y también la primera comunicación del Espíritu Santo a un alma, Isabel..., y fue llena del Espíritu Santo.

Todas las santificaciones, todas las comunicaciones del Espíritu Santo que vengan después, hasta el último día de los tiempos, serán también por María. El prodigio de la Visitación estará repitiéndose mientras haya un hombre sobre la tierra. María, después de la Ascensión del Señor, deja de ser la Madre de Jesús en la tierra, pero continúa acá abajo unos años y en el cielo, desde su Asunción, siendo Madre de todos los que se salvan. Les comunica el Espíritu Santo, santificándolos primero en el Bautismo. Multiplica en ellos la vida divina por los Sacramentos. Mediante las gracias actuales nos hace parecidos a Jesús, otros cristos, hasta que lleguemos al cielo.

La Visitación de María a Juan e Isabel no dura unos días. Se prolonga tres meses. Si sólo al entrar en la casa, produjo esa revolución de alegría en la madre y el hijo, ¡qué no haría a lo largo de esos meses! Poco a poco, con inefable cariño maternal, va formando en Juan, con las gracias que le comunica, al futuro Heraldo de Cristo, el Precursor, el que corre delante de Jesús, el que le precede dando voces: «Arrepentíos de vuestros pecados, haced penitencia, pues se acerca el reino de los cielos, enderezad los caminos del Señor» (Mt. 3, 2). Si Juan, con su vida y su palabra, será el mayor entre los santos, el Vocero de Cristo, es porque María, paciente y amorosa, le ha preparado durante tres meses.

Hoy, el mundo paganizado necesita de nuevos Precursores. Tienen que anunciar con su vida a gentes que no creen más que en la materia, que Cristo volverá al mundo en el momento de la

muerte de cada uno, en el instante menos pensado, en el Juicio final. Nuevos precursores que sean "testigos vivientes de lo eterno", con su vida ejemplar y alegre, limpia de egoísmo. María es quien los prepara en estos meses. Quiere hacerlo en cantidades fabulosas, pues "mucha es la mies y poco los operarios" (Lu. 10, 2). Ella, como la Iglesia, de quien es tipo y figura, llora con Jesús en este verano que es invierno para las almas.

Hoy, España, el mundo, necesitan de almas vírgenes como María, que le visiten. Hacen falta Misioneros del Amor como Ella, para inundar a todos de la más grande e íntima de las alegrías, la de amar sin límites ni fronteras.

Esos Precursores, esos Misioneros del Amor, tienen que copiar el veraneo de la Virgen. Nueva y original manera de veranear inventó Ella hace 20 siglos. Olvidarse, salir de sí para llevar a Jesús a todos. La Virgen no recibe más que para dar. Ha concebido a su Hijo. No puede permanecer encerrada. Sale de Nazaret. Se desplaza presurosa a Judea para llevar a Jesús a los que, sin saberlo, lo esperan y le llaman. No recibe más que para dar. Es la maternidad virginal que no tolera ni participación, ni egoísmo. Conserva intacto sin dividirlo con nadie, el amor. Reparte su tesoro sin cansarse. Tiene impaciencia por hacerlo. Le quema el fuego del amor que lleva dentro. Es el veraneo de María. Nada de egoísmo, todo amor.

Misioneros del amor en el siglo XXI, los militantes de la Virgen, tienen que dejarse llenar por María del Espíritu Santo, tienen que ayudarla a despertar tanta juventud soñolienta que se "enfanga en los intereses inmediatos de la vida material y los considera superiores a la gran invitación que brota del cielo con la revelación evangélica" (Pablo VI). Este verano se presenta como decisivo. «Es la hora de los laicos, la hora de las almas que han comprendido que ser cristiano es una fortuna que hay que repartir» (Pablo VI).

30/5/2011, Lunes de la sexta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15)

En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: -«Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa.» Y nos obligó a aceptar.

Salmo responsorial (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b)
R. El Señor ama a su pueblo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. R.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas,
con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26-16,4a)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.»

30 mayo 2011, lunes de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración

Aunque suponga adelantarnos por un día, y aún sabiendo que seguramente meditemos sobre las mismas o parecidas ideas este martes, no me resisto a repasar algunos pensamientos extraídos de los textos del P. Tomás Morales sobre la próxima fiesta de la Visitación, que celebraremos el día 31 de este mes.

El modelo evangélico que nos propone a imitar es la figura de la Virgen María en el episodio de la visitación a su prima Santa Isabel. “En aquellos días (así empieza el Evangelio del día 31) María se puso en camino y fue aprisa a la montaña” Nos dice el P. Morales que más que imitarla en las acciones (que no siempre es posible) debemos imitarla en las motivaciones. A menudo un mismo comportamiento puede esconder debajo motivaciones muy distintas. Como aquellos tres obreros que se encontraban en la Edad Media europea construyendo una catedral. Ante la pregunta que les formuló un peregrino sobre cual era el sentido de su trabajo respondieron desde tres motivaciones distintas: simplemente estoy colocando piedras, yo estoy ganado el pan para mis hijos dijo el segundo, yo estoy construyendo el templo de mi Dios, dijo el tercero.

Pero, volviendo al Evangelio ¿Cuáles eran las motivaciones de la Virgen en la visitación? ¿Curiosidad? ver a su prima de edad avanzada en estado de gestación… ¡era todo un notición! ¿Vanidad? ¿Deseo de lucirse? A fin de cuentas… ¡soy la madre de Dios! podía pensar María, como hacen algunos famosos cuando van a hacerse fotos en los orfanatos de la Madre Teresa de Calcuta. Pero no. A María lo que la mueve es el Espíritu Santo, el olvido de sí.

Y ¿Cuáles son las características de su conducta?

  • Diligencia: Dice el Evangelio que fue “aprisa” (no dejándolo para más adelante)
  • Sacrificando la propia comodidad e intimidad: A fin de cuentas…¡acababa de ser nombrada Madre de Dios! Cualquiera de nosotros seguro que se habría tomado unos días para reponerse del susto, para meditar. Quizás nos habríamos ido a comprar ropa nueva, ¡no conviene que la Madre del Rey de Reyes vaya vestida de cualquier manera! Sin embargo, la sencillez de María prescinde de todo eso, se olvida de sí. A menudo nosotros, ante las llamadas del Señor o de los demás, esperamos momentos mejores, más apropiados para darnos... “cuando acabe los exámenes, ahora no que me acabo de casar, cuando saque la oposición…”

Sin embargo, si sólo das de lo que te sobra… ¿qué mérito tienes? Nos lo dice el Señor en el episodio de la viuda pobre del templo. Levantarte tu primero a atender al niño cuando se pone a llorar por las noches, dar no sólo tu mes de vacaciones, también parte de tu tiempo durante todo el curso… eso es sacrificar la propia comodidad dándose a los demás. Si decides por una mayor ascesis personal no comer ni beber fuera de las comidas pero, sólo lo haces cuando no tienes ganas de tomar nada… ¿qué mérito tienes?

  • Finalmente, por caminos de montaña: como los nuestros, empinados y pedregosos. Son los caminos de la vida cotidiana, sin planificar, pasando por las mismas circunstancias que el resto de los que nos rodean. Caminando junto a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, compartiendo las alegrías y esperanzas, el cansancio y el gozo de las pequeñas y grandes cosas.

29/5/2011, Domingo de la sexta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 5-8. 14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos, paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria habla recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no habla bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Salmo responsorial (Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20)
R. Aclamad al Señor, tierra entera.

Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria. Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. R.

Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente. R.

Fieles de Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3, 11-18)

Queridos hermanos: Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 15-21)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»

29 mayo 2011, domingo de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración

Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor”. Con estas palabras del apóstol San Pedro disponemos nuestro corazón para orar, glorificando a Jesús, vivo y resucitado, que hace de nuestros corazones su morada. Hoy es domingo, el día del Señor, un día consagrado a la alabanza y al gozo: “Aclamad al Señor, tierra entera… Cantad himnos a su gloria… Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente”.

De la mesa abundante de la Palabra de Dios en este día recogemos dos reflexiones para nuestra meditación:

1) El Evangelio nos muestra a Jesús que nos ha abierto de par en par las puertas de la intimidad de Dios y nos ha introducido en la “familia” de la Trinidad. Él es el camino de la verdadera vida (Santa Teresa de Jesús) que nos ha revelado el amor de Dios. Unidos a Cristo vivimos inmersos en la presencia de un Dios que se ha entregado totalmente a cada uno de nosotros. La cercanía de Dios no puede ser mayor:

  • Jesús intercede para que el Padre nos envíe el Espíritu Santo para que esté siempre con nosotros, “el Espíritu de la verdad… que vive con vosotros y está con vosotros”.
  • Amar a Jesús es vivir con Él en el corazón del Padre: “Yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros”.

Pidamos que sepamos vivir en la fe estas realidades que llenan de gozo el corazón porque Jesús no ha regalado la auténtica vida: “vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo”. Benedicto XVI ha comentado estas palabras en su segundo libro sobre Jesús: “Lo característico del discípulo de Jesús es que „vive‟; que él, mucho más allá del simple existir, ha encontrado y abrazado la verdadera vida que todos andan buscando. Basándose en estos textos, los primeros cristianos se han denominado sencillamente como „los vivientes‟. Ellos habían encontrado lo que todos buscan: la vida misma, la vida plena y, por tanto, indestructible” (p. 103).

2) La segunda reflexión es consecuencia de la anterior, pues el don de la verdad y de la vida hemos recibido gratis, hemos de testimoniarla y comunicarla: “Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere”. El apóstol Pedro nos dice cómo ha de ser este testimonio:

  • Con mansedumbre y respeto, pues nosotros no somos dueños de la verdad, sino que ésta nos ha sido dada. No tiene sentido la arrogancia del que se cree en posesión de la verdad ni la falta de respeto con la opinión de los demás y con su búsqueda de la verdad.
  • En una “buena conducta”, que ha de confundir a los que denigran la fe. La vida es el primer testimonio y anuncio de la fe del cristiano entre los hombres.
  • En el padecimiento por amor a la verdad, a imitación de Cristo, que siendo justo, padeció por nosotros.

La ciudad se llenó de alegría”: Como Samaria recibió la alegría con la predicación del diácono Felipe, pidamos ser a lo largo de esta semana portadores de alegría para nuestros hermanos los hombres. Lo seremos si vivimos con Jesús en el corazón del Padre recibiendo la fuerza del Espíritu Santo.

28/5/2011, Sábado de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,1-10)

En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de un griego y de una judía creyente. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso llevárselo y lo circuncidó, por consideración a los judíos de la región, pues todos sabían que su padre era griego. Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las Iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día. Como el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a la frontera de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Troas. Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Ven a Macedonia y ayúdanos.» Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.

Salmo responsorial (Sal 99,1-2.3-5)
R. Aclama al Señor, tierra entera

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,18-21)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»

28 mayo 2011, sábado de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

Oremos para empezar con una canción. No importa que ya la hayamos cantado muchas veces. Lo bueno conviene repetirlo. Te propongo esta:

Señor, toma mi vida nueva antes de que la espera, desgaste años en mí. Estoy dispuesto a lo que quieras no importa lo que sea, Tú llámame a servir.

Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir; donde falte la esperanza, donde falte la alegría, simplemente, por no saber de ti.

Te doy mi corazón sincero para gritar sin miedo, tu grandeza, Señor. Tendré mis manos sin cansancio, tu historia entre mis labios, y fuerza en la oración.

Y así en marcha iré cantando, por calles predicando, lo bello que es tu amor. Señor, tengo alma misionera, condúceme a la tierra que tenga sed de ti.

La oración de hoy –si el Espíritu quiere- puede ir dirigida por caminos de misión. La lectura de los Hechos de los Apóstoles no hacen más que conducirnos por esa senda. Los primeros discípulos, como hoy nosotros, tenían que decidir a dónde iban, cómo iban, quiénes iban a los diferentes sitios para extender la palabra de Dios y el Reino de los cielos. Había un tal Timoteo, nos dicen los Hechos, que traía buenas referencias y Pablo se lo lleva a misionar. Digamos que se había formado bien y estaba preparado para salir al mundo. En el círculo de Santa María de Madrid del sábado pasado, descubríamos que teníamos muchos apoyos, y que quizá por eso no crecemos. Una flor del campo, como diría el P. Morales, es una flor que está expuesta a la intemperie, que es como decir que se la juega en las entrañas del mundo. Nosotros quizá estamos tan protegiditos que no nos atrevemos a irnos por ahí. San Pablo, no era de esos, vio que Timoteo ya estaba preparado y se lo llevó.

Señor toma mi vida nueva, antes de que la espera desgaste años en mí…

Y luego está eso del Espíritu que les deja o no les deja ir a un sitio o a otro. Tiene su gracia. Los primeros discípulos tenían más clara la acción del Espíritu en sus vidas y en su comunidad. No actuaban sin contar con él. Quizá nosotros lo tengamos un poco olvidado, o no sepamos qué hacer con él. Rezamos a Dios Padre, Creador de todo, le damos gracias, le pedimos cosas. Rezamos a Jesucristo, segunda persona de la Trinidad, de cuya humanidad sagrada nos enamoramos a lo santa Teresa, y bajo cuya bandera queremos militar como san Ignacio de Loyola… Pero con el Espíritu Santo no sabemos por dónde cogerlo, y ese es el problema, que no se trata de cogerlo, sino de acogerlo, de escucharlo. ¡Ven Espíritu Santo! Hay que dejarlo que nos guíe, y más en este tema de la misión. No se trata de ir donde a mí me gusta, sino donde el quiere, donde él sabe que es el momento adecuado para que se siembre la semilla: ahora id a Macedonia, pero no a Bitinia. El Espíritu sabe qué es lo mejor para la comunidad que recibe la palabra, y qué es lo mejor para el predicador de la palabra. Imagínate que vas a Bitinia y tienes éxito y se convierten 500 jóvenes, pero tú te lo crees, y entonces tú te pierdes.

Estoy dispuesto a lo que quieras no importa lo que sea, Tú llámame a servir…

Nosotros a servir donde quiera el Espíritu, y para eso es importante este rato de oración, porque en la oración se aclaran las cosas, en la oración se recibe la llamada al lugar al que hay que ir, al compañero al que hay que animar, a la familia a la que hay que ayudar, al programa de radio al que hay que acudir a dar testimonio… Oración para pedir el Espíritu, esperando Pentecostés, y el pentecostés de cada día, que es la llamada diaria a extender el Reino.

Ah, y estemos preparados, que como dice el Evangelio de hoy es probable que por eso seamos perseguidos, como lo fue Jesucristo. “¡Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero!” (Jn 21, 17).

27/5/2011, Viernes de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,22-31)

En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.» Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la Iglesia y entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, se alegraron mucho.

Salmo responsorial (Sal 56, 8-9. 10-12)
R. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.

Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Voy a cantar v a tocar: despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora. R.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 12-17)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

27 mayo 2011, viernes de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

Oración inicial (en unión con toda la Cruzada – Milicia de Santa María).

"Que todas mis intenciones, acciones y operaciones, sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de Su Divina Majestad”.

“Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. […] Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.”

Dejemos hablar a Benedicto XVI. Es necesario sentir interiormente la conmoción de un Amor así.

“El ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios. Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 […], volvió a Italia. Aquí, después de los terribles «dueños» de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un «dueño» totalmente diferente –que llamó «paron» en el dialecto veneciano que ahora había aprendido–, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un «Paron» por encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También ella era amada, y precisamente por el «Paron» supremo, ante el cual todos los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de ser maltratado y ahora la esperaba «a la derecha de Dios Padre». En este momento tuvo «esperanza»; no sólo la pequeña esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa”. (cf. Spe salvi 3)

Es fácil vivir en la Iglesia como el hijo mayor de la parábola del hijo pródigo. Es fácil vivir como un mero criado, haciendo de la servidumbre la regla de vida. Es fácil perder de vista que lo verdaderamente propio del cristianismo es una Persona que trata personalmente a cada hombre. La monotonía hace trizas el amor cuando no se cuidan los pequeños detalles. Pero cuando se vive desde el asombro de un amor incondicional y eterno, todo cambia, porque uno mismo cambia. “El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida y plantea preguntas decisivas sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros” (cf. Deus Caritas Est 2).

El drama de nuestro mundo (y por tanto el nuestro también en mayor o menor medida), es que a pesar de las 144 cicatrices que le recuerdan la dureza de vivir esclavo de diosecillos, el hombre de hoy no sueña con un Paron, un Señor Bueno que redima su vida. Pidamos la gracia de ser encontrados por Él, para una vez transformados, ser testigos de su amor ante nuestros coetáneos. Amorosa fidelidad… Hemos sido llamados a una misión concreta: “amar como Cristo nos amó”. No tenemos derecho a difuminar o adaptar esta llamada. La respuesta a esa llamada a la santidad, brota de un corazón agradecido.

A Ti, Santa María de la Visitación, te lo encomendamos: engendra en nosotros un corazón herido por la Redención, sediento de la salvación de las almas. Entregado a tu Hijo en los demás. ¡Totus tuus!

26 mayo 2011, Jueves de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15, 7-21)

En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: -«Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora, imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús.» Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo: -«Escuchadme, hermanos: Simón ha contado la primera intervención de Dios para escogerse un pueblo entre los gentiles. Esto responde a lo que dijeron los profetas: "Después volveré para levantar de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles que llevarán mi nombre: lo dice el Señor, que lo anunció desde antiguo." Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que e convierten a Dios; basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados. Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado».

Salmo responsorial (Sal 95, 1-2a. 2b-3. 10)
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe,
y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.» R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 9-11)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

26 mayo 2011, jueves de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

* Primera lectura: En esta lectura se refleja el inicio del primer concilio de la Iglesia de Cristo, el celebrado en Jerusalén entre los años 48 y 50. En él los apóstoles y responsables deliberaron sobre la conducta a observar con los paganos que accedían a la fe en Cristo, y decidieron que no se les impusiera la práctica judía de la circuncisión como signo de entrada en la Alianza o Vida en Dios, sino que quedarán libres de ese rito, sustituido por el bautismo. En este concilio de Jerusalén, Pedro y Santiago toman la palabra en favor de los nuevos cristianos en relación con la ley judaica: libertad plena ante la ley, pero evitar prácticas que resulten demasiado chocantes a los judíos. En síntesis: moderación, caridad y libertad. Nosotros aceptamos la gracia de Cristo, que nos comunica la salvación y no un precepto legal.

Fue un acontecimiento muy importante para la vida de la Iglesia, que mostró la excelencia, la sublimidad y la eficacia de la obra redentora realizada por Jesucristo. Por eso es muy significativo considerar cómo aquellos judíos tan extremadamente celosos de las prácticas judaicas cambiaron radicalmente ante la obra salvadora de Cristo.

Curiosamente en esa Asamblea de responsables fue cuando, por primera vez, se empleó en un documento eclesial este lenguaje solemne: “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna otra carga...” (versículo 28). Así se confesaba públicamente que el Espíritu Santo anima a la Iglesia y la guía en sus decisiones.

Este acontecimiento crucial de la época apostólica es una lección permanente para la Iglesia en el tiempo y en el espacio. Si el mensaje evangélico debe abrazar todas las culturas para que llegue a todos con eficacia la buena nueva de Jesucristo, la Iglesia entiende que para cumplir su misión no puede quedar prisionera de una cultura determinada. Por eso podríamos decir que el Vaticano II, al optar por un mayor pluralismo y por una actualización de acuerdo con los signos de los tiempos, ha tomado una decisión histórica en el campo misionero.

* Salmo responsorial: Todos somos llamados e invitados a celebrar la soberanía y la grandeza de Dios. Él nos ama a todos, sin distinción de razas ni culturas. Él nos ha creado porque nos quiere con Él, junto con su Hijo, participando de su Vida y de su Gloria eternas. Por eso alabemos y bendigamos al Señor y proclamemos sus maravillas a todos los pueblos, para que todos conozcan el amor que Él nos ofrece y para que, reconociéndolo ellos también como su Dios y Padre, junto con nosotros alcancen los bienes eternos, de los que el Señor quiere hacernos partícipes. A Él sea dado todo honor y toda gloria, ahora y por siempre.

* Evangelio: El Padre Dios ama a su Hijo porque Cristo cumple, con amor, sus mandamientos. El Hijo no rehuyó ser el Enviado del Padre para salvarnos, aún a costa de la entrega de su propia vida. Dejarse amar por Cristo trae consigo la salvación y la manifestación más grande del amor que el Padre Dios nos tiene y ser llamados a vivir en fidelidad a la Palabra que Dios ha pronunciado sobre nosotros para que, dejándonos transformar por ella, vivamos en verdad como hijos de Dios. Sólo entonces podremos decir que en verdad permanecemos en Dios, pues no nos alejaremos de Él a causa de nuestras rebeldías. Ciertamente, aunque en esta vida nos veamos acosados por tentaciones, persecuciones y dificultades, en medio de las diversas pruebas el Señor nos sostiene con la paz y la alegría, ya que Él vela y camina siempre con los nosotros. Porque Él es fiel.

Alegrémonos en el Señor, pues Él nos ha amado, nos ha perdonado nuestros pecados y nos ha hecho hijos de Dios. El Señor ha pronunciado sobre nosotros su Palabra en esta celebración del Memorial de su Misterio Pascual. Él quiere que vayamos tras sus huellas, siguiéndolo hasta entrar, junto con Él, en la gloria del Padre.

Oración final:

Dios y Padre de nuestro salvador Jesucristo, que en María, virgen santa y madre diligente, nos has dado la imagen de la Iglesia; envía tu Espíritu en ayuda de nuestra debilidad, para que perseverando en la fe crezcamos en el amor y avancemos juntos hasta la meta de la bienaventurada esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

25/5/2011, Miércoles de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15, 1-6)

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: - «Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés.» Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 4-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 1-8)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Corno el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, corno el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

24/5/2011, Martes de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14, 19-28)

En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad. Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe; después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.

Salmo responsorial (Sal 144, 10-11. 12-13ab. 21)
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.

Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre por siempre jamás. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 27-3la)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado". Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago».

24 mayo 2011, martes de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

Celebramos hoy la fiesta de María Auxiliadora, en esta etapa final de nuestro mes de mayo. Dispongámonos en la oración a estrechar los lazos de amor con nuestra madre, que es nuestro auxilio y protección. Podemos fijarnos en los siguientes puntos.

1) Los cristianos han honrado a la Virgen con este título desde hace mucho tiempo.

  • Su origen se atribuye a San Juan Crisóstomo, que ya en el año 345 dijo “Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios”.
  • Más tarde, San Juan Damasceno, en el año 749, difundió la jaculatoria: “María Auxiliadora, ruega por nosotros”. Y comenta que María es “auxiliadora para evitar males y peligros y auxiliadora para conseguir la salvación”.
  • En 1572, el Papa San Pío V introdujo en las letanías la invocación: “María Auxiliadora, ruega por nosotros”, como agradecimiento a la Virgen por la victoria en la batalla de Lepanto sobre los turcos, verdadera amenaza para la cristiandad.
  • Pero fue san Juan Bosco el auténtico impulsor de la devoción a María Auxiliadora, de la cual decía: “La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana”.

2) ¿Y hoy? ¿Sigue siendo actual la advocación de María Auxiliadora? Para ello debemos preguntarnos: ¿Nos sentimos débiles, necesitados, pobres de todo bien? ¿Palpamos la necesidad de auxilio, de protección, de intercesión, como niños que dependen en todo de su madre? ¿Y nos damos cuenta de que Jesús, al pie de la Cruz, nos dio precisamente a su Madre como madre nuestra, para ayudarnos en nuestras necesidades? Si es así, cuando recemos en el Ave María: “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”, nos llenaremos de confianza, y cuando oremos en la Salve: “Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo”, nos colmaremos de alegría.

3) Preguntémonos en qué nos ha auxiliado y en qué nos auxilia la Virgen. Repasemos nuestra vida: los problemas por los que hemos atravesado, y cómo Ella ha salido en nuestra ayuda. Pidámosla que estreche su abrazo sobre nosotros, que nos proteja cada día más, que nos defienda de nuestros enemigos, especialmente de los engaños del mal caudillo, y que nos alcance gracia para librarnos de ellos.

4) María Auxiliadora nos conduce a Jesús: nuestro auxilio, el que nos da la paz. Nos dice hoy Jesús en el Evangelio: “Mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo”. Para el mundo la paz es ausencia de conflictos, pero la verdadera inquietud en el hombre procede del interior, y no puede ser atajada con artilugios humanos.

5) “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. ¿De dónde proceden nuestros miedos? ¿De dónde nuestra confianza? Comenta Abelardo: “Se turba nuestro corazón por falta de confianza (…) ¿De dónde brota esta confianza? Del amor infinito que Jesús me tiene. Él me lleva constantemente en su Corazón. No puedo dudar de su amor. Él me ha elegido desde la eternidad, me ama con entrañas de Padre y no se cansa de demostrármelo”. (Aguaviva p. 283, octubre 1976).

6) Llenos de la paz de Cristo, seamos misioneros de la paz. Dice el P. Morales: “Misionero de la paz es un militante. Portador de la paz a tantas personas inquietas por ambiciones. Unos ponen las ambiciones en negocios y en dinero. He tenido que tratar en mi vida con gente de muchísimo dinero. ¡Hay que ver los pobres cómo están carcomidos por la prisa en la mayoría de los casos!

Oración final. Podemos terminar con esta petición del P. Morales: “Que sintamos que intercede por nosotros aquélla por la cual merecimos recibir al autor de la vida, y que es la reina y la madre de nuestra Milicia, como es reina y madre de la Iglesia”.

23/5/2011, Lunes de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,5-18)

En aquellos días, se produjeron en Iconio conatos de parte de los gentiles y de los judíos, a sabiendas de las autoridades, para maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé; ellos se dieron cuenta de la situación y se escaparon a Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y alrededores, donde predicaron el Evangelio. Había en Listra un hombre lisiado y cojo de nacimiento, que nunca habla podido andar. Escuchaba las palabras de Pablo, y Pablo, viendo que tenía una fe capaz de curarlo, le gritó, mirándolo: -«Levántate, ponte derecho.» El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia: -«Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos.» A Bernabé lo llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad, trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio. Al darse cuenta los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando: «Hombres, ¿qué hacéis? Nosotros somos mortales igual que vosotros; os predicamos el Evangelio, para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen. En el pasado, dejó que cada pueblo siguiera su camino; aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia.» Con estas palabras disuadieron al gentío, aunque a duras penas, de que les ofrecieran sacrificio.

Salmo responsorial (Sal 113 B, 1-2. 3-4. 15-16)
R. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria.

No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria, por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios»? R.

Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R.

Benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,21-26)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.» Le dijo judas, no el Iscariote: -«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?» Respondió Jesús y le dijo: -«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.»

23 mayo 2011, lunes de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

Durante toda esta semana seguimos escuchando el discurso de Jesús en su Última Cena. Pidamos a Dios que nos conceda las gracias necesarias para profundizar en todas y cada una de sus palabras, y de este modo poder sacar el mayor provecho para nuestra alma.

  • 21. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
    • La relación entre amor y obediencia se subraya dos veces en esta sección. Jesús repite esencialmente lo que dijo en Jn. 14,15: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”.
    • Hay una relación muy estrecha e inconfundible entre amar a Jesús y obedecer sus mandamientos.
      • El amor conlleva la motivación, y la obediencia es la evidencia que testifica que el amor es auténtico y genuino.
      • Aceptar sus mandamientos significa tenerlos en la mente y en el corazón, y llevarlos a la práctica como un estilo de vida.
      • Los tres verbos, acepta, guarda y ama, describen una acción continua.
      • De poco vale conocer los mandamientos si uno no los obedece. El conocimiento y la obediencia son acciones necesarias para validar nuestro amor.
    • Jesús anuncia tres promesas para el que expresa su amor en la obediencia:
    • Tendrá la seguridad del amor del Padre.: “…lo amará mi Padre.”
      • Tendrá el amor del Hijo: “y yo también lo amaré.”
      • Y tendrá la manifestación personal de Jesús en su vida: “me revelaré a él.”
  • 22. Le dijo judas, no el Iscariote: - «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
    • Como dato curioso diremos que aparecen seis personas con el nombre de Judas en el Nuevo Testamento.
    • Judas no expresa duda en la promesa de Jesús de que se va a manifestar a ellos, pero no entiende cómo o por qué se hará con ellos y no con el resto del mundo…
      • Parece ser que Judas había entendido que Jesús se manifestaría públicamente: “todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis”
      • Y ahora, al enterarse que no, considera las palabras de Jesús como un cambio de planes.
      • Jesús contestará a esta inquietud en el versículo siguiente.
  • 23. Respondió Jesús y le dijo: - «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
    • Jesús se refiere aquí ya no a sus mandamientos, sino a su palabra. Quizás está pensando en el mensaje total del evangelio, y no tanto en los mandamientos que constituyen una parte del mismo.
    • Al responder a Judas, el Señor establecerá la condición del verdadero discípulo, aquel que consolida su amor en la obediencia.
    • Por primera vez en el Nuevo Testamento vemos la realidad del Padre y del Hijo morando en el corazón de los fieles. El término morada, se deriva del verbo griego que se traduce “permanecer”
    • La presencia, o morada, permanente con los discípulos es lo que se desprende y enfatiza en este versículo.
    • También podemos deducir después de esto que quien tiene a Dios en su corazón no tiene porque inquietarse ante la segunda venida de Cristo, ni tiene por qué pedir manifestaciones externas a Dios.
  • 24. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
    • Habiendo dicho tres veces en forma positiva que el que le ama guardará sus mandamientos, ahora en este versículo 24 recalca este principio al expresarlo en forma negativa.
    • Y en vez de referirse a “mis mandamientos”, versículos 15 y 21, aquí se refiere a mis palabras y a la palabra.
    • Jesús vuelve a enfatizar la armonía y la unidad entre él y el Padre, hasta tal punto que lo que uno hace, el otro lo hace igualmente.
  • 25. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado,
    • o Los versículos finales de este capítulo, que van desde el v. 25 al v. 31 serán un resumen de los temas presentados hasta el momento, con una puntualización especial en la venida del Espíritu Santo.
    • “Os he hablado de esto” es como una fórmula que marca el comienzo de un nuevo punto de atención, y que S. Juan solo utilizará en el discurso de despedida. Así podemos observarlo en:
      • Juan 15,11: “Os he hablado de esto, para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.”
      • Juan 16,1: “Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis.
      • Juan 16,25: “Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
      • Juan 16,33: “Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.”
  • 26. pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.»
  • Los exegetas llaman la atención en esa conjunción adversativa “pero” del comienzo del versículo 26, pues establece un contraste entre la situación antes de Pentecostés y después de Pentecostés.
  • Ahora Jesús presenta la descripción comprensiva de la persona del Espíritu Santo.
    • Antes fue llamado “el Espíritu de verdad” (Jn. 14,17).
    • Pero aquí se le llama el Espíritu Santo.
    • El adjetivo Santo está en la posición atributiva, dando énfasis al carácter del Espíritu…
    • Este aspecto de su carácter, indicando su naturaleza divina e igualdad con el Padre y el Hijo, se destaca más que el su poder dinámico…
  • A continuación Jesús explica cuál será el ministerio del Espíritu:
    • “Os lo enseñará todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.”
    • Jesús había sido su Maestro durante tres años y estaba a punto de dejarlos, pero el proveería “otro Maestro” quien supliría su ausencia.
    • La función del Espíritu, cubriría en ellos todas las necesidades para su ministerio en la extensión del Reino de los Cielos… Les recordaría y les aclararía lo que Jesús les había enseñado durante su estancia junto a ellos.
    • Era obvio que a pesar de lo vivido con el Maestro, ellos seguían con dudas y no pocas incertidumbres y perplejidades, referentes a lo escuchado. Pero el Espíritu los guiaría a la verdad completa. Esta función sería de vital importancia, no solo a la hora de la predicación, sino también en la constitución del Nuevo Testamento. También podemos decir que esta función del Espíritu no ha cesado en la Iglesia y se realiza con todos y cada uno de los creyentes.

Mis queridos hermanos, este tiempo pascual, no solo nos inclina a una mayor y más íntima comunión de amor con Cristo, sino también nos invita a estar atentos al Espíritu, ese nuevo Maestro interior, que pronto aparecerá en la escena de la Iglesia de ayer y de hoy. Repasemos ya esos números del Catecismo (1091-112), en que se nos recuerda su papel en nuestra vida de Fe.

22/5/2011, Domingo de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6, 1-7)

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocar al grupo de los discípulos y les dijeron: -«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.» La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Salmo responsorial (Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19)
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (2, 4-9)

Queridos hermanos: Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Dice la Escritura: «Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.» Para vosotros, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular», en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino. Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 1-12)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: -«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? » Jesús le responde: -«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice: -«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: -«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe¡ Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en in2 Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mi. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»

22 mayo 2011, domingo de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

El texto del evangelista San Juan de este Domingo es sugerente, creo que difícil de comprender el profundo sentido que encierran las palabras de Jesús en un diálogo entre los apóstoles Tomás y Felipe.

Con gran sabiduría la Iglesia propone estos textos de la liturgia en los días de de la Pascua de resurrección.“Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde voy yo, ya sabéis el camino”. Jesús piensa que después de tanto tiempo con ellos ya van descubriendo el verdadero sentido de su misión. Pero Tomás le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podremos saber el camino? Tomás lo dice convencido. El Señor le desborda por todas partes y su pregunta no deja de ser lógica. Y la respuesta, del Señor, no puede ser más esperanzadora. Le arranca una afirmación en la que se apoya toda nuestra esperanza y fortaleza. Jesús dice de sí mismo, algo que jamás ha salido de la boca de una persona. Esta persona sólo puede ser Jesús, el Hijo de Dios, el Resucitado.

Jesús le responde: “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA” y sabemos que lo que dice el señor es verdad, también en estas palabras se hacen realidad sus deseos como sucede en todos sus signos y milagros.

Es una noticia maravillosa. Si él es el CAMINO ya sé por dónde debo caminar. Si me salgo del camino, me quedo sin rumbo y desconozco la meta. Puedo ir hacia ninguna parte, ¡vaya tristeza!

Pero además; Jesús se define como la VERDAD. Por tanto, todo lo demás será relativo. Él es la única verdad. Qué seguridad nos da cuando seguimos las orientaciones de personas que son eficientes en su profesión y son veraces. Qué sensación de plenitud y de paz cuando sabemos que caminamos con la verdadera y única VERDAD. “Sé de quién me he fiado”.

Y por si no nos habíamos enterado de las afirmaciones anteriores, como camino y verdad que nos deslumbra, el Señor se autodefine como la VIDA.

Una vida que ha tenido un comienzo, en el momento de la concepción, pero que ya no tendrá fin, porque hemos sido creados para la inmortalidad, para la eternidad. Viviremos para siempre con la VIDA.

Ahora, en estos de días de Pascua el Espíritu Santo nos está comunicando todos sus dones para que descubramos de esta afirmación aparentemente tan clara y rotunda que nos llena de fortaleza y esperanza.

Señor, quiero seguirte cada día desde estos minutos de oración porque eres EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

21/5/2011, Sábado de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 44-52)

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: -«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."» Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Salmo responsorial (Sal 97, 1-2ab. 2cd-3ab. 3cd-4)
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si me conocéis a mi, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice: -«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: -«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mi, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mi, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

21 mayo 2011, sábado de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Petición: Jesús, muéstranos al Padre.

Ideas: En verdad queremos hoy repetir como Felipe y pedir a Jesús que nos muestre al Padre. Porque ese es el verdadero secreto de la vida de Jesús. Su íntima unión con el Padre. Su vida no es otra cosa que un derroche de amor del Padre. No vive sino para hacer su voluntad. Se alegra con lo que el Padre se alegra, llora con lo que el Padre llora. Vive para el Padre.

También nosotros como cristianos tendremos cada vez más un amor mayor al Padre si vamos avanzando en la vida espiritual. Hoy le vamos a pedir a Cristo que nos deje orar con su corazón. ¿Qué palabras tendría Cristo hoy en mi situación que le dirigiría al Padre? ¿Cómo oraría mi vida de hoy? Mis problemas, mis luchas, la gente con la que me encuentro... Hoy voy a dejarle a Cristo rezar al Padre desde mi vida, pero con su corazón.

Y pienso en las personas que me encontraré hoy o que me he encontrado. ¿Cómo los verá Cristo y que le dirá al Padre sobre ellos?

Y rezo sobre las dificultades y problemas que ahora tengo. ¿Qué pediría Cristo? ¿Como en Getsemaní le pediría que los apartase pero acabaría aceptando su voluntad como salvadora? Acojo y rezo estos problemas así.

Y ¿cómo vería a mis enemigos? ¿Les perdonaría como hizo en la cruz y rogó a su Padre?

Coloquio final: Hablo con el Padre con un acento de hijo, confiado, encomendándome en sus brazos, dejándome hacer por Él. Sabiendo que en su regazo no tengo nada que temer.

20/5/2011, Viernes de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 26-33)

En aquellos días, habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga: -«Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las profecías que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy."»

Salmo responsorial (Sal 2,6-7.8-9. 10-11)
R. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.

Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.»
Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho:
«Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» R.

«Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza.» R.

Y ahora, reyes, sed sensatos; escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor, rendidle homenaje temblando. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 1-6)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: -«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: -«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»

19/5/2011, Jueves de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 13-25)

En aquellos días, Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan los dejó y se volvió a Jerusalén. Desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la Ley y los profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: -«Hermanos, si queréis exhortar al pueblo, hablad.» Pablo se puso en pie y, haciendo seña de que se callaran, dijo: -«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos cuarenta años los alimentó en el desierto, aniquiló siete naciones en el país de Canaán y les dio en posesión su territorio, unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el profeta Samuel. Pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años. Lo depuso y nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias."»

Salmo responsorial (Sal 88, 2-3. 21-22. 25 y 27)
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.

Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso. R.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, por mi nombre crecerá su poder.
El me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.» R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (13, 16-20)

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: - «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe al que me ha enviado».

19 mayo 2011, jueves de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Si cada día le pedimos ayuda a María para que nos conceda un corazón contemplativo, en este mes de Mayo ha de ser nuestra guía irremplazable en el camino que nos adentra en el conocimiento e imitación de Jesucristo.

Vivir el estilo de Jesús

El Evangelio de hoy nos lleva a tratar de configurar nuestra vida lo más posible con la del Maestro. “Os aseguro, el criado no es más que el amo, ni el enviado es más que el que lo envía….”

Siendo el Maestro y el Señor, Cristo se ha humillado a un gesto de esclavo: lavar los pies de sus discípulos.

“Os he dado ejemplo para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros” Jesús ha llevado al extremo los gestos fraternales, incluso sobre quien le iba a traicionar dentro de unas horas.

El Dios que Jesús nos revela en su persona no es un Dios prepotente y dominador, sino un Dios humanado, que ama, que sufre, que muere en un gesto de servicio y de amor a los suyos.

Dios es amor, dijo el Evangelista y Apóstol San Juan. Y la medida del amor es amar sin medida, acuñó San Bernardo.

La medida de la grandeza de Cristo no es el poder, sino el servicio y la entrega de sí mismo hasta la muerte.

Seguir el ejemplo y el estilo de Jesús, que es lo que pedimos en la oración de hoy, no es repetir ritos, sino actitudes: amor y servicio, entrega y renuncia, obediencia y abajamiento.

El amor sincero y el servicio alegre tienen que ser los distintivos del que sigue a Jesucristo. Lo demás puede sonar muy bien, pero no llega al corazón de las personas

La elocuencia del ejemplo

En vez de teorías grandilocuentes, nuestro Maestro y modelo eligió el servicio. La escena que nos pone delante la Escritura, el lavatorio de los pies, muestra claramente cómo ha de ejercerse la autoridad: como servicio de amor.

Jesús siempre buscó transmitir su mensaje con la mayor sencillez para que fuese comprendido por todos, en especial por los pequeños.

Hoy nos acercamos a María, fiel seguidora e imitadora de Jesús, para que nos enseñe también a nosotros esta lección de servicio alegre en todo momento.

La oración siempre concluye con decisiones concretas, que nos hacen bajar a la realidad de la vida para llenarla de contenido salvador.

Vivamos hoy atentos a las necesidades que surgirán según transcurre el día.

18/5/2011, Miércoles de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12, 24-13, 5)

En aquellos días, la palabra de Dios cundía y se propagaba. Cuando cumplieron su misión, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el Moreno, Lucio el Cirineo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo. Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: -«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado.» Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, llevando como asistente a Juan.

Salmo responsorial (Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8)
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga, que le teman hasta los confines d orbe. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (12, 44-50)

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: -«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre».

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