29 de diciembre de 2022, jueves

Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2, 3-11)

Queridos hermanos:

En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos.

Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

En esto conocemos que estamos en él.

Quien dice que permanece en él debe caminar como él caminó.

Queridos míos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado.

Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo - y esto es verdadero en él y en vosotros -, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya.

Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial
Sal 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6
R.
Alégrese el cielo, goce la tierra.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
R.

El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (2, 22-35)

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones” y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre:

«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción - y a ti misma una espada te traspasará el alma - para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Palabra del Señor.

29 diciembre 2022, jueves. Puntos de oración

Qué difícil es poder resumir todo lo que nos quiere enseñar el Señor a través de este evangelio. Para la Sagrada Familia, la ley del Señor era fundamental, tanto que, aun siendo los padres de Jesús, siempre cumplieron con todos sus preceptos con santa obediencia. Y es que cuánto nos cuesta a los cristianos cumplir los mandatos de nuestra fe (mandamientos, eucaristía, confesión…). Tenemos una tendencia muy fuerte a desconfiar y cuestionar a la Iglesia y sus pastores para decidir qué nos parece mejor en nuestra vida cristiana, y por ese camino nos llenamos de arrogancia y perdición al buscarnos a nosotros mismos en vez del reino de Dios. María y José presentaron a Jesús en el templo para consagrarle enteramente a Dios, con una confianza total. Y la figura de Simeón es una luz potente que debería iluminarnos por su enorme fe y entrega, pues fue un hombre que durante toda su vida pidió poder ver al Mesías viviendo con enorme piedad, y Dios le concedió el regalo de sostenerlo en sus brazos. Imitemos la santa obediencia y la confianza total en el Señor, son las llaves de la felicidad y salvación eternas. 

28 de diciembre de 2022, miércoles

Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2 (1, 5-2 2)

Queridos hermanos:

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados.

Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra.

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por os nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 123, 2-3. 4-5. 7b-8
R.
Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
R.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
R.

La trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (2, 13-18)

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porqué Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta.

«De Egipto llamé a mi hijo».

Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.

Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:

«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

Palabra del Señor. 

28 diciembre 2022, miércoles. Puntos de oración

«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise” Mt 2,13-18

Con el nacimiento de Jesús, llegó la luz al mundo, pero las sombras acechaban queriendo apagar esa luz. La Sagrada Familia, obediente a los planes de Dios, se pone en camino hacia Egipto. Allí permanecerán hasta que reciban la señal adecuada. Este evangelio nos invita a ponernos en camino, según los planes de Dios, ser luz en nuestro día a día, dejarnos iluminar por el niño Jesús y dejar atrás las sombras que quieran ensombrecer nuestra vida.

Desgraciadamente, la sombra del mal sigue acechando hoy, sobre todo a los más vulnerables, los pobres, los que sufren todo tipo de violencia, los niños no nacidos, los que padecen la guerra y los que viven en medio de enfrentamientos. Cuántas víctimas inocentes por decisiones injustas. 

En este rato de oración abrimos nuestro corazón y miramos a nuestro alrededor pidiendo luz para buscar caminos que aminoren tanto sufrimiento y dolor. ¿Qué puedo hacer yo, Señor, ante estas situaciones que se dan hoy en nuestro mundo y a nuestro alrededor?

Nuestra misión es restaurar, sanar, acompañar, dar un paso al frente ante el sufrimiento y el dolor de tantos inocentes y ponernos manos a la obra. Con pequeñas acciones, en la misión de lo cotidiano y lo sencillo de cada día. Abrir los ojos para ser sensibles al dolor de los demás y tener un gesto de cercanía, de cariño, de acogida y de acompañamiento.

Contemplando a la familia de Nazaret, nos ponemos en manos de Dios en este momento de oración y pedimos al Espíritu Santo su luz en esta Navidad.

 

“DAME DE TU LUZ, ESA QUE NO SE AGOTARÁ JAMÁS

Y AUNQUE ME SIENTA TAN PEQUEÑO, TÚ LO HAS SIDO MÁS…”

27 de diciembre de 2022, martes. San Juan, apóstol y evangelista

Primera lectura
Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1, 1-4)

Queridos hermanos:

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó.

Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo.

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12
R.
Alegraos, justos, con el Señor.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
R.

Los montes se derriten como cera ante el señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
R.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (20, 2-8)

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor.

27 diciembre 2022, martes. San Juan, apóstol y evangelista. Puntos de oración

Las palabras de la primera carta de San Juan expresan perfectamente el asombro de cualquiera de nosotros ante el Portal. Nosotros que sabemos que ese Niño que balbucea y tiembla en brazos de su Madre es al mismo tiempo nuestro Dios: 

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó”.

Y al mismo tiempo son el homenaje de un Juan anciano que se recrea en el recuerdo maravilloso de los años pasados junto a Jesús. Ahora ya tiene la ventaja de quien sabe el final de la película y puede interpretar todo desde la Resurrección. Eso es lo que nos pasa también a nosotros en Navidad. Sabemos que este Niño va a transformar nuestra vida y que ha venido a salvarnos.

Ojalá el Señor nos conceda la gracia de la fe profunda, la misma que se le concedió a Juan por su auténtico amor por Jesús. La que vemos en el final del evangelio de hoy, cuando entró detrás de Pedro en el sepulcro vacío, pero a diferencia de Pedro, Juan sí que tuvo fe: “Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó”. 

Madre, a ti te pido que no me quede en la superficie de las cosas, que no me deslumbre solamente lo que reluce en esta Navidad, que vea y crea.

26 diciembre 2022, lunes. San Esteban, protomártir

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-10; 7, 54-59 (6, 8-10; 7 54-59)

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:

«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».

Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:

«Señor Jesús, recibe mi espíritu».

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 30, 3cd-4. 6 y Sab. 16bc-17
R.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
R.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción.
R.

Líbrame de los enemigos que me persiguen.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (10, 17-22)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».

Palabra del Señor. 

26 diciembre 2022, lunes. San Esteban, protomártir. Puntos de oración

El evangelio de hoy nos recuerda que seremos juzgados por seguirle, juzgados por querer vivir por y para Él, por amor. Vivimos actualmente en una sociedad donde lo que predomina es el “yo”: qué quiero hacer yo, qué me gusta a mí… Y cuando te sales de esa manera de pensar “porque es lo que se lleva”, eres es el raro o el diferente. Muchas veces nos podemos poner histéricos o a la defensiva, queriendo defender a nuestro Padre, pero ahí, aunque cueste, tenemos que seguir respondiendo con amor, aunque a veces sea difícil contestar ciertas cosas. Ahí es donde, como ha dicho el evangelio, tenemos que dejar que sea el Espíritu Santo quien nos guíe hacia el lenguaje del amor. 

25 de diciembre de 2022, domingo. Natividad de nuestro Señor

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (52, 7-10)

Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sion: «¡Tu Dios reina!».

Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sion.

Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén.

Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6
R.
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
R.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
R.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
R.

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.
R.

Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (1, 1-6)

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.

En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: “Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo”?

Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios”.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1. 1-18 (1-18,)

En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.

Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

25 diciembre 2022, domingo. Natividad de nuestro Señor. Puntos de oración

Dios es la luz de los hombres. Nosotros andábamos en tinieblas. Dejémonos alumbrar por la luz verdadera de Dios. No sea que nos pase como al pueblo judío. Es posible que el Señor venga a nosotros y no le conozcamos por los afanes y preocupaciones de cada día. Se supone que el Señor debe tener en nosotros sus hijos, cristianos por el bautismo, su morada. Se supone que nosotros somos suyos. Acojámosle en nuestra vida y preocupaciones, que forme parte también de nuestros afanes. De Él recibimos gracia tras gracia. Él nos sostiene a cada instante. Cantemos al Señor esta mañana un cantico nuevo que se prolongue durante el día, todo el tiempo de Navidad y siempre que podamos. Él sí es fiel y se acuerda de su misericordia de generación en generación. Seamos pues mensajeros de esa paz, dejémonos consolar para poder ser el consuelo de nuestros hermanos. Que está Navidad el Señor, hecho niño, nos haga pequeños en su corazón pequeñito de amor y de infinita misericordia por nosotros. Que nuestra Madre nos lo conceda.

24 de diciembre de 2022, sábado de la 4ª semana de Adviento

Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (7, 1-5. 8b - 12. 14a. 16)

Cuando el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:

«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».

Natán dijo al rey:

«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».

Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:

«Ve y habla a mi siervo David: “Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía?

Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.

En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.

Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 88, 2-14-5. 27 y 29
R.
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.
R.

«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades».
R.

«Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
Le mantendré eternamente mi favor,
y mí alianza con él será estable».
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1,67-79)

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó del Espíritu Santo y profetizó diciendo:

«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”, porque ha visitado y “redimido a su pueblo”, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza” y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor. 

24 diciembre 2022, sábado de la 4ª semana de Adviento. Puntos de oración

Hoy es un día para callar, y ponerse a la escucha. Parar, en medio de las celebraciones, comidas familiares, regalos, espumillón y luces. Y de puntillas y veneración, entrar en el misterio.

Dice la primera lectura: Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda.

Dios se encarna en silencio, en amor desnudo. Basta guardar silencio, y dejar que su forma de hacer, ser, vivir, hable a nuestra vida. No como reproche, sino como locura de amor que viene a buscar a cada uno de nosotros. Equivocamos la vida si vivimos en una casa de cedro, mientras la Palabra es pronunciada de noche, en silencio, oculta, discreta, humilde, vulnerable, descentrada de Sí, necesitada, en pobreza. Una sola Palabra pronunció en Padre, y esta fue dicha en silencio.

Nuestro corazón, tan habituado a la comodidad, a las riquezas, a la estricta norma, no reconoce al Dios hecho carne. Maranatha, ven Señor Jesús, no tardes. Que te acojamos…

El Padre pronunció una Palabra: su Hijo. Y en el silencio debe ser escuchada por el alma (San Juan de la Cruz).

23 de diciembre de 2022, viernes de la 4ª semana de Adviento

Primera lectura
Lectura de la profecía de Malaquías (3,1-4. 23-24)

Esto dice el Señor Dios:

«Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí.

De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.

¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues es como fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas.

Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño.

Mirad: os envió al profeta Elías, antes de que venga el Día del Señor, día grande y terrible. El convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir a castigar y destruir la tierra».

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 24, 4-5a 8-9. 10 y 14
R.
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
R.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 57-66)

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.

A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:

«¡No! Se va a llamar Juan».

Y le dijeron:

«Ninguno de tus parientes se llama así»

Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.

Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.

Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:

«Pues ¿qué va a ser este niño?».

Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

23 diciembre 2022, viernes de la 4ª semana de Adviento. Puntos de oración

Estamos en la víspera de celebrar el gran día de la llegada del Señor. Y la liturgia nos invita a acercarnos a este misterio de amor de nuestro Dios. Así, Malaquías nos pone en actitud de espera, “casi ansiosa”. Te sugiero fijarte en la descripción de esta “secuencia escalonada”: Voy a enviar a mi mensajero…/ De repente llegará…/ mirad que está llegando…/ el Día del Señor…/ Él convertirá el corazón…

Igualmente, el Salmo nos afirma, con un tono cercanísimo, esta venida: El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. Se precisa una escucha activalevantar la cabeza y el corazón de preocupaciones y agobios inmediatos. El mismo Señor nos instruirá y ayudará a vivir en sus sendas, (mandamientos y Bienaventuranzas). Porque él se va a regalar en misericordia, compasión y lealtad.  

Haciéndose Jesús “de la fragilidad nuestro barro”, nos salvará. Aunque es rey y piedra angular de la Iglesia, todo lo hace desde la humildad y “en escondido”. Para caldear aún más el corazón, escucharemos el relato del nacimiento de Juan, el Bautista, el precursor de Jesús. Los paralelismos y circunstancias que lo rodean nos ambientan y meten ya en clima “de alerta”. El nacer de Juan, se ve como una gran misericordia de Dios, al igual que nos ocurrirá a nosotros.

Quizás, el lugar más adecuado para prepararnos a este grandísimo acontecimiento sea el corazón humilde y precioso de la Virgen. Y también, fijarnos en S. José con su bondad, entrega abnegada y docilidad humilde al Espíritu. Hacednos vosotros, José y María, diligentes y deseosos de recibir a vuestro querido hijo.

22 de diciembre de 2022, jueves de la 4ª semana de Adviento

Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (1, 24-28)

En aquellos días, una vez que Ana hubo destetado a Samuel, lo subió consigo, junto con un novillo de tres años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del señor a Siló y el niño se quedó como siervo.

Inmolaron el novillo y presentaron el niño a Elí. Ella le dijo:

«Perdón, por tu vida, mi señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí en pie ante ti, implorando al Señor. Imploré este niño y el Señor me concedió cuanto le había pedido. Yo, a mi vez, lo cedo al Señor. Quede, pues, cedido al Señor de por vida».

Y se postraron allí ante el Señor.

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 1S 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd
R.
Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.

Mi corazón se regocija en el Señor,
mi poder se exalta por Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
R.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor.
Los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
R.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
R.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 46-56)

En aquel tiempo, María dijo:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor.

22 diciembre 2022, jueves de la 4ª semana de Adviento. Puntos de oración

Ya se presiente la llegada del Mesías y la liturgia de estos días nos hace vivir estos momentos junto al Corazón de la Virgen. Ella está asombrada y no cabe tanto gozo en su cabeza, por eso explota en el cántico del Magníficat.

Para vivir con intensidad la Navidad, lo más importante es preparar cada uno el pesebre donde va a nacer el Señor; pero ese pesebre es tu corazón y depende de cómo lo prepares, nacerá Jesús en él. En estos días previos a la fiesta, todo el mundo se vuelve loco para preparar la fiesta: los adornos de las calles y de las casas, los regalos, las comidas, la preparación de la cena, la lotería… Tantas cosas giran en torno a la Navidad que parece imposible no vivirla de alguna manera. Pero a la mayoría de las personas se les olvida lo más importante: se organizan unos grandes festejos por el nacimiento de Jesús, pero a Jesús se les olvida invitarlo a la fiesta. Se celebra la fiesta dándole la espalda al protagonista.

Por eso, prepara tu corazón para su nacimiento, llénalo de todo el afecto y el calor que puedas darle. Lo más importante es estar en gracia, así que prepara una buena confesión de tus miserias y pecados. Y luego métete en el Corazón de la Virgen para vivir estos últimos momentos de intensa preparación. Te invito, no a recitar, sino a rezar el cántico del Magníficat: 

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

21 de diciembre de 2022, miércoles de la 4ª semana de Adviento

Primera lectura
Lectura del libro del Cantar de los cantares (2, 8-14)

¡La voz de mi amado! Vedlo, aquí llega, saltando sobre los montes, brincando por las colinas.

Es mi amado un gamo, parece un cervatillo.

Vedlo parado tras la cerca, mirando por la ventana, atisbando por la celosía.

Habla mi amado y me dice: «Levántate, amada mía, hermosa mía y ven.

Mira, el invierno ya ha pasado, las lluvias cesaron, se han ido.

Brotan las flores en el campo, llega la estación de la poda, el arrullo de la tórtola se oye en nuestra tierra.

En la higuera despuntan las yemas, las viñas en flor exhalan su perfume.

Levántate, amada mía, hermosa mía, vente.

Paloma mía, en las oquedades de la roca, en el escondrijo escarpado, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz: es muy dulce tu voz y fascinante tu figura».

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 32, 2-3. 11-12. 20-21
R.
Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones.
R.

El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1,39-45)

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor. 

21 diciembre 2022, miércoles de la 4ª semana de Adviento. Puntos de oración

1. ¡La voz de mi amado! Vedlo, aquí llega, saltando por los montes, brincando por las colinas! (Cantar de los Cantares (2,8-14)

Con qué pasión -la de los enamorados- lo manifiesta el texto bíblico. Ya está llegando, la Navidad es inminente. Quizá el primer aviso lo recibí de la publicidad comercial invitándome a comprar de modo provisor. Pero lo que importa es que el corazón se ponga a punto, ya que el viene, y me lleno de alegría, y me pongo a saltar, es mi Salvador, mi Todo. Si todavía no lo has puesto: Corazón en modo Navidad

2. Aclamad, justos, al Señor; cantadle un cántico nuevo. (Salmo 32,2-3)

Es el momento de paladear el salmo y agradecer porque sentimos que algo grande está a punto de estallar, y nos sentimos llamados a convocar al mayor número para que aguarden al Señor -nuestro auxilio y escudo- y también canten un cántico nuevo.

3. En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1,39)

¡Cuántas remembranzas de la campaña de la Visitación, marchas, campamentos, olvido de sí, vencer pereza, quedarse con lo peor, no quejarse! Nuestra vida es un Magníficat y nos sentimos impelidos a dejar nuestros problemas, nuestras miserias, y nos levantamos a zaga de la huella de María, nos ponemos en camino, presurosos, hacia arriba, hacia la montaña porque sabemos que vamos con el Señor y el Espíritu Santo obrará maravillas si nos dejamos llevar.

Un buen momento para saborear el avemaría, especialmente el corazón de la oración: ¡Bendita Tú entre las mujeres! Y ¡bendito Jesús, fruto de tu vientre!

20 de diciembre de 2022, martes de la 4ª semana de Adviento

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (7, 10-14)

n aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:

«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».

Respondió Ajaz:

«No lo pido, no quiero tentar al Señor».

Entonces dijo Isaías:

«Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».

Palabra del Señor

Salmo responsorial
Sal 23, 1--2 3-4ab. 5-6
R.
Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
R.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 26-38)

En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor.

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