23 diciembre 2022, viernes de la 4ª semana de Adviento. Puntos de oración

Estamos en la víspera de celebrar el gran día de la llegada del Señor. Y la liturgia nos invita a acercarnos a este misterio de amor de nuestro Dios. Así, Malaquías nos pone en actitud de espera, “casi ansiosa”. Te sugiero fijarte en la descripción de esta “secuencia escalonada”: Voy a enviar a mi mensajero…/ De repente llegará…/ mirad que está llegando…/ el Día del Señor…/ Él convertirá el corazón…

Igualmente, el Salmo nos afirma, con un tono cercanísimo, esta venida: El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. Se precisa una escucha activalevantar la cabeza y el corazón de preocupaciones y agobios inmediatos. El mismo Señor nos instruirá y ayudará a vivir en sus sendas, (mandamientos y Bienaventuranzas). Porque él se va a regalar en misericordia, compasión y lealtad.  

Haciéndose Jesús “de la fragilidad nuestro barro”, nos salvará. Aunque es rey y piedra angular de la Iglesia, todo lo hace desde la humildad y “en escondido”. Para caldear aún más el corazón, escucharemos el relato del nacimiento de Juan, el Bautista, el precursor de Jesús. Los paralelismos y circunstancias que lo rodean nos ambientan y meten ya en clima “de alerta”. El nacer de Juan, se ve como una gran misericordia de Dios, al igual que nos ocurrirá a nosotros.

Quizás, el lugar más adecuado para prepararnos a este grandísimo acontecimiento sea el corazón humilde y precioso de la Virgen. Y también, fijarnos en S. José con su bondad, entrega abnegada y docilidad humilde al Espíritu. Hacednos vosotros, José y María, diligentes y deseosos de recibir a vuestro querido hijo.

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