1 de noviembre de 2009. Festividad de todos los Santos - Solemnidad

Apocalipsis 7,2-4.9-14.

Luego vi a otro Angel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Angeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: "No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios". Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000 pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: "¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!". Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: "¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!

Y uno de los Ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?". Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero.

Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.

Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano. ¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente: él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.

Epístola I de San Juan 3,1-3.

¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.

Evangelio según San Mateo 5,1-12.

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.

Puntos para la oración 1 de noviembre de 2009

1. Después de esto, vi una enorme muchedumbre imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas …

¡Qué consuelo pensar en el P. Eduardo Laforet, y en Jesús Palero, y Jesús Ayuso, Rufino Juárez, Eladio Jaraíz, Javier Mahíllo, Antonio Rodríguez, Pedro Bastardo, Rufino Arranz, José Luis R. Zurro, Evaristo Quílez…nuestro Padre Tomás Morales! Abe –en la meditación de la muerte- glosaba semblanzas de los militantes que han triunfado. Sí, yo estoy a la cola, en cualquier momento puedo llegar. ¡Contamos contigo! Nos dicen los muertos del cementerio, pero con mucha más certeza los “santos” que ya están con Cristo para siempre.

2. ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente!

Hace unos días me encontré con un chico que no sabe quiénes son sus padres, ni siquiera dónde nació… Está en un orfanato. ¡Cuántos huérfanos espirituales, sin saber que Dios es su Padre! De vez en cuando aparece en la prensa el caso de jóvenes que piden una prueba de ADN para que le reconozcan su paternidad. Aquí estamos a la inversa, parece que es Dios el que tiene interés en que le reconozcamos… San Juan queda pasmado con esta realidad: Está bien que me llame “hijo de Dios”, pero LO SOY REALMENTE. Canta feliz: “Dios es mi Padre, qué feliz soy, soy hijo suyo, hijo de Dios”. Saborea despacio el Padrenuestro, paladea PADRE, PADRE… ¡Abba!

3. ¡Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos!

De nuevo con el gana pierde, el sube baja, el púdrete para dar fruto, el mundo al revés para ponerlo como Dios manda. Recuerda las “malaventuranzas” del mundo: hazte rico Federico, vive la vida (“carpe diem”), Juan Palomo yo me lo guiso y yo me lo como, haz currículum vitae (no ridículum vitae)… Contemplemos a Abe: Manos vacías, todo es gracia, a la luz por la cruz, ¡sólo en la noche brillan las estrellas! Contempla a Jesús, Él es la encarnación de todas las bienaventuranzas…Y sé feliz, muy feliz

4. Yo puedo, yo debo SER SANTO, a mí Dios me ama con pasión.

Nos lo recordaba Fernando Martín en la plática del pasado retiro de octubre. Fuera desalientos, confianza, como San Valentín de Berriochoa. Al marchar de Bilbao a Ocaña, dijo a sus amigos: Me voy a hacerme santo para que Vizcaya tenga uno. Pues sí, a ser santos, para que la Milicia de Santa María tenga uno… porque PARA DIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE.

Cuando el P. Ventura Fernández Travada allá por 1750 nos cuenta la inauguración del primer convento femenino de jóvenes que querían seguir las huellas de Rosa de Lima en Perú tituló su libro El suelo de Arequipa convertido en cielo una definición preciosa de la santidad: hacer de nuestro suelo un cielo.

31/10/2009, Sábado de la 30ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 1-2a. 11-12. 25-29

Hermanos: ¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura: «Llegará de Sión el Libertador, para alejar los crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados.» Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

SALMO RESPONSORIAL Sal 93, 12-13a. 14-15. 17-18
R. El Señor no rechaza a su pueblo.

Dichoso el hombre a quien tú educas, al que enseñas tu ley, dándole descanso tras los años duros. R.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo, ni abandona su heredad: el justo obtendrá su derecho, y un porvenir los rectos de corazón. R.

Si el Señor no me hubiera auxiliado, ya estaría yo habitando en el silencio. Cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1.7-11

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: -«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Puntos 31 octubre 2009

Oración inicial

Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas al servicio y alabanza de Jesucristo Nuestro Señor... “Porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.”

Meditación

¡Qué bueno es empezar la oración de esta manera! La actitud de alabanza que más le agrada a Dios es la de la humildad, porque es la más verdadera. Vivir humildemente es ir por buen camino. Si siempre quieres aparecer el primero en todas las fotos, quedar por delante de todos, que te nombren en todos los círculos y reuniones, que te carguen de responsabilidades y poder estar en “la pomada” de la sociedad... estarás a un paso de alejarte definitivamente de Dios.

Dios estuvo con los humildes y fue muy humilde: Pasó por el bautismo de Juan que preparaba a los pecadores para iniciar su conversión y su salvación. Pasó treinta años en Nazaret en trabajo sencillo y manual reconociendo que “lo normal” es trabajar sencillamente, sin aparecer, sin querer ser “personita”. Pasó por una muerte violenta y humillante porque así estaba seguro de cumplir lo que Dios quería y nos traería la salvación a todos.

En cualquier caso, Dios perdona siempre a su pueblo. Sólo le pide el deseo de conversión. Cuantas veces le negamos o incumplimos con sus normas y decretos, somos perdonados si humildemente pedimos perdón. Humildemente ante un sacerdote-confesor, humildemente contando de palabra lo que hemos incumplido del plan de Dios en nuestra vida, humildemente reconociendo que necesitamos el perdón para aumentar nuestra capacidad de perdonar. El pecado nos mantiene humildes, por eso misteriosamente, el Señor permite que caigamos. San Pablo lo sabe muy bien. Pidió no caer, pero le dijo Dios que le bastaba su gracia. Y luego les decía a los romanos, en la lectura que acabamos de hacer: “¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo.” Pero evitemos endurecer nuestro corazón, porque entonces seremos ya incapaces de ni siquiera pedir perdón. He ahí el verdadero peligro.

Oración final

¡Haz humilde mi corazón, Señor! No quiero ser el primero en nada, si no es en cumplir con tu voluntad. Pero si esa voluntad es que yo sea el primero en algo, mantenme humilde, para que ese privilegio no me sea causa de condenación, sino de conversión para mí mismo y los que me rodean.

Apéndice pedagógico

Algunos utilizan este pasaje del evangelio para justificar el ponerse en los últimos bancos de un templo para celebrar la Eucaristía. Pero está mal interpretado el hecho. Antiguamente estar el primero era símbolo de prestigio, pero en nuestra sociedad actual, quedarse detrás es símbolo de no querer dar la cara, de no querer que me vean dormido o distraído, de no querer hacer el esfuerzo de atención, de haber llegado tarde, de querer pasar pecadoramente desapercibido. Las celebraciones litúrgicas, y más las nuestras cuando estamos solos, deberían ser un canto a la alegría y un símbolo de comunión entre todos nosotros. Por eso, estar todos juntos y delante –cerca del altar- es la mejor forma de demostrar lo que somos y lo que queremos ser, una comunidad de jóvenes, activa, coherente, valiente y enamorada de Cristo. No nos ponemos delante por prestigio, sino por estar más cerca de Aquél que se entregó por nosotros.

30/10/2009, Viernes de la 30ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9, 1-5

Hermanos: Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Salmo responsorial Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1-6

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: -«¿Es lícito curar los sábados, o no?» Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: -«Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?» Y se quedaron sin respuesta.

Puntos para la oración 30 octubre 2009

Jesús, tocando al enfermo, lo curó” (Lc 14,4)

Madre, que le toque, que me deje tocar. ¿Cómo no recordar las palabras y aún el tono de voz con que el P. Morales iniciaba la primera meditación de sus tandas de ejercicios Espirituales?: “Habían venido para ser curados de sus enfermedades; todos cuantos le tocaban quedaban curados”. “Y todos cuantos tenían enfermos se acercaban a Él y procuraban tocarle porque un poder oculto se escapaba de Él y los curaba a todos”.

En nuestra oración de mañana vamos a tratar de tocar a Cristo, de dejarnos tocar el corazón por Él. ¿Cómo podemos tocarle? “Fide tangitur Christus”, dice san Agustín: se toca a Cristo por la fe. Y nos vuelve a repetir el santo: “Toca a Cristo quien cree en Él”. Y sigue diciéndonos el P. Morales: “No es un pacto material, es un tocar a Cristo creyendo en la virtud salvadora que se encierra en esa humanidad santísima en la cual se encarnó el verbo divino. Que le toque, Madre, que le toque para ser curado de mis enfermedades. En un momento puedes quedar curado si tienes fe y te dejas tocar por Cristo”.

El medio de ponernos en contacto con Cristo es la fe en su divinidad, en su omnipotencia, en el valor infinito de sus satisfacciones, en la eficacia inagotable de sus méritos. Creer, pues, en su divinidad es el medio que nos pone en contacto con Cristo, fuente de toda gracia y de toda vida. Cuando leemos el Evangelio y repasamos en nuestro espíritu las palabras y las acciones del Señor; cuando en la oración y en la meditación contemplamos sus virtudes, y, sobre todo, cuando nos asociamos con la Iglesia en la celebración de sus misterios; cuando nos unimos a Él en cada una de nuestras acciones, ya comamos, ya trabajemos, o ya hagamos cualquier cosa honesta, en unión con las acciones semejantes que Él mismo realizó viviendo en la tierra; cuando hacemos todo esto con fe y amor, con humildad y confianza, sale de Cristo una fuerza, un poder, una virtud divina, para iluminarnos, para ayudarnos a eliminar los obstáculos que se oponen a su acción en nosotros, para producir la gracia en nuestras almas.

Hay un poder especial que se comunica a través del tacto. Cuando la madre posa su mano sobre el rasguño que se ha hecho su hijo al caerse; cuando apoya su mano sobre la frente febricitante del hijo; cuando tomamos entre las nuestras la mano del enfermo agonizante; cuando estrechamos entre nuestros brazos al amigo que acaba de perder un ser querido…

La misma liturgia, como si de un sacramental se tratase, se sirve del sentido del tacto a través de sus ministros: Haciendo la señal de la cruz sobre la frente del recién bautizado; tocando la mejilla del confirmando; imponiendo las manos sobre el nuevo sacerdote recién ordenado, o sobre el penitente…. Si san Pablo nos indica que “fides ex auditu” (Rom 10,17), —la fe se adquiere por el oído—, también podemos afirmar que místicamente nuestra fe se robustece por el tacto, por esta forma de tocar a Cristo que nos ha mostrado san Agustín.

28/10/2009, Miércoles de la 30ª semana de Tiempo Ordinario. San Simón y San Judas Apóstoles. Solemnidad del Señor de los Milagros (Perú).

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2,19-22

Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Salmo responsorial Sal 18, 2-3. 4-5
R. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Puntos para la oración 28 octubre 2009

Invocación:

Espíritu Santo, ayúdame a remover toda tiniebla de pecado de mi alma. Haz que mi corazón sea tan blanco como la nieve y concédeme humildad, paz y amor. Virgen María, madre de Jesús y madre mía, ruega por mí para que nunca el rostro de Dios se aparte de mí. Madre Santísima, ayúdame a ser fiel discípulo de Cristo, lleno de caridad para con mi prójimo.

Meditación:

Después de una atenta lectura de los textos sagrados, nos ubicamos en la escena que es narrada en el Evangelio de hoy. Jesús es presentado en plena actividad apostólica. Es el Maestro que ya ha captado la atención del pueblo; es la sabiduría del Verbo de Dios hecho carne que se prodiga en medio del pueblo de Israel. Ésta llega al fondo del alma y su verdad ilumina todos sus ámbitos, al punto de darle plenitud. Sin embargo, el hombre no siempre ha está dispuesto para reconocer la verdadera sabiduría. Hoy como ayer son muchos los obstáculos que minan su espíritu, que lo expone a perder la oportunidad del encuentro con ella (la sabiduría) y, por tanto, se pone en riesgo de hundirse en su ignorancia y perderse el abrazo definitivo con Dios.

De la multitud, un hombre le pregunta, si se serán pocos los que se salven. Este hombre representa a Israel, que como pueblo fue llamado a reconocer a Jesús, como el Mesías esperado y anhelado. Muchos de estos hombres y mujeres se sintieron atraídos por Jesús, pero como la semilla arrojada en el piso, en las espinas o entre piedras pronto se les apagaba sus entusiasmos. Muchos lograron entrar en la perspectiva de su misterio divino: Recordemos a Zaqueo, a la Samaritana, a Nicodemo. Muchos recibieron el bien de sus milagros: el ciego Bartimeo, los diez leprosos, la pecadora arrepentida. Muy pocos entraron en el ámbito de su amistad: los Apóstoles, entre ellos Judas Tadeo y Simón, a quienes hoy día la Iglesia celebra su fiesta litúrgica.

La respuesta de Jesús no se deja esperar. Va directo al centro del corazón humano. Lo despoja de toda superficialidad y lo enfrenta con su verdad personal. En un principio, parece que advirtiera que esa pregunta no tiene sentido si en la propia vida no tienen peso el Decálogo y el Mandamiento del amor; si la vivencia de la fe es compartida en partes iguales con los intereses del mundo.

Sabemos que los intereses de Israel dejaron de ser los intereses de Dios. Se interesaron más a preservar su status religioso formal que arriesgarse a aceptar el Evangelio. Prefirieron la “puerta ancha” que les permitía convivir con un corazón lleno de envidias y odios a vivir con un corazón transparente donde reinasen la verdad y la caridad.

Los cristianos, hoy como ayer, también podemos sentir las lacerantes palabras de Jesús: “muchos serán los que busquen entrar y no podrán... y llamarán a la puerta diciendo: “Señor, ábrenos”. Y el responderá: “No sé de dónde son”.

San Pablo en la carta a los Romanos nos da una clave esperanzadora: “A los que antes conoció, a ésos los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo … y a los que predestinó, a ésos los llamó; y a los que llamó, a ésos los justificó, y a los que justificó, a ésos los glorificó” (vv 29-39).

Demos entender que todo ser humano por ser creatura de Dios está predestinado a ser como Jesús. Por eso Dios, a través de Jesús, continúa llamando a todos para que participen de su salvación. Esta tarea de la justificación es la que debemos llevar a cabo en nuestra vida siguiendo el camino del Decálogo y del Mandamiento del amor cristiano, de la oración y de la práctica de las virtudes, de la fe de la esperanza, de la humildad, del amor al prójimo, sobre del más necesitado de misericordia.

El Señor de los Milagros, cuya memoria se celebra en Lima (Perú) y que representa Cristo muerto en la Cruz en aquel primer viernes santo, nos puede servir de guía en nuestra vida. Para el cristiano la Cruz es la imagen de esa puerta estrecha que nos conduce al Reino de Dios y a algo mejor: a sentarnos en la mesa de Dios.

Santa María, puerta del cielo y estrella de la mañana, suplicamos tu protección maternal y tu intersección para que, siempre y sin desfallecer, busquemos a Cristo; para que al encontrarlo, escuchemos su Palabra, la pongamos en práctica y seamos fieles discípulos suyos y así poder amarlo sobre todas las cosas.

27/10/2009, Martes de la 30ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-25

Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.

Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
R. El Señor ha estado grande con nosotros

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía sonar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, decía Jesús: - ¿ A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. » Y añadió: -¿ A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Puntos de oración 27 octubre 2009

1. “En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios”.

Somos hijos de la Pascua. Hay dolor, pero con el Amor esperanzado el final será la gloria.

A continuación, un texto del Cardenal Pironio, tomado de una de las meditaciones impartidas en el curso de los Ejercicios Espirituales en presencia de Pablo VI, allá por la Cuaresma de 1974. Es la XV, y se titula “la alegría en la Iglesia”, pp.223-224:

“Una Iglesia en oración es, esencialmente, una Iglesia alegre, porque Cristo vive en ella, porque tiene la experiencia del amor del Padre y la acción del Espíritu Santo.

Una Iglesia pascual tiene que ser, esencialmente, una Iglesia que manifiesta y comunica la alegría de la interioridad, de la cruz, de la donación.

Hoy hace falta la alegría en el mundo. Hace falta la alegría EN LA Iglesia. Quizá los verdaderos profetas sean hoy los hombres capaces de engendrar alegría y esperanza en el corazón de los que sufren y buscan. Quizá –por la seriedad del Evangelio y la experiencia de la cruz- nos hayamos olvidados de sonreír. Sabiendo que el mundo no espera de nosotros grandes gestos ni palabras elocuentes; sólo espera que les mostremos, en la serenidad y alegría de nuestros rostros, que Dios ha venido para salvarnos.

La alegría nace de la oración y la cruz. Solamente las almas que viven silenciosas al pie de la cruz, como María, son capaces de sonreír; sólo ellas tienen derecho a la alegría; porque allí perciben el amor del Padre y la infalible fecundidad del sufrimiento. Sólo aquellos a quienes el Señor marcó privilegiadamente con la cruz pueden hablar bien de la alegría. La alegría es fruto del amor y del Espíritu Santo: “el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz” (Gal 5,22). Por eso, la comunidad cristiana primitiva era alegre, porque estaba fuertemente invadida por el Espíritu Santo y formaba un solo corazón y una sola alma”

2. Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones.

Sí, aunque llore el alma ahora, hay que sonreír, porque el Señor me inundará de paz; aunque mi edificio se pueda caer por el pecado, tengo que construir en gracia, porque llegaré a la Morada del Cielo…; porque lo que importa es que EL SEÑOR ESTÁ CON NOSOTROS. Sí, María fue la esclava y por eso fue la Mujer Liberada y Liberadora… Saborea de nuevo el ¡magníficat!

3. ¡Qué cortas estas parábolas y qué profundas! El Reino de Dios es un grano de mostaza que se convierte en árbol; es una simple levadura que hace fermentar la masa…

Te invito a que te inventes alguna comparación como ésta: El Reino de Dios se parece a un correo electrónico (blog, video…), que fue enviado por un militante a un amigo, éste a otro, el otro a su amigo… y se convirtió en red y llegó a todo el mundo.

La moraleja está clara: en esta tierra, lo importante es sembrar, lo que cuenta es poner lo poco que hay en cada uno de nosotros, y ya vendrá el Rey para hacerlo fructificar, para multiplicarlo.

¡Señor, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad! Y para conseguir tus promesas, ¡concédenos por intercesión de Nuestra Señora del Rosario amar tus preceptos!

26/10/2009, Lunes de la 30ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 12-17

Hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

Salmo responsorial Sal 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21
R. Nuestro Dios es un Dios que salva.

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian. En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. R.

Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. R.

Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Habla una mujer que desde hacia dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: -«Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús habla curado en sábado, dijo a la gente: -«Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.» Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: -«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no habla que soltarla en sábado?» A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Puntos para la oración 26 octubre 2009

Romanos 8,12-17: Somos hijos adoptivos de Dios, por eso clamamos: ¡Abba! ¡Padre!. Hemos de vivir ya según el Espíritu. Por el Espíritu somos hijos de Dios y lo invocamos como Padre nuestro. El mismo Cristo nos enseña a orar así: «Padre nuestro, que estás en el cielo»... Este texto de San Agustín (Sermón 156,3) nos ayuda a comprender mejor el sentido:

“Por lo tanto, hermanos –ésta es la exhortación recibida hoy–, “no somos deudores de la carne para vivir conforme a la carne”. Para esto hemos sido auxiliados, para esto recibimos el Espíritu de Dios, para esto pedimos el auxilio día a día en nuestras fatigas. La ley tiene bajo sí a quienes amenaza si no cumplen lo que ordena; éstos están bajo la ley, no bajo la gracia.”

Nosotros estamos ya bajo la gracia. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (nº 2781):

“Porque la gloria de Dios es que nosotros le reconozcamos como “Padre”, Dios verdadero...”

–Con el Salmo 67 proclamamos que «nuestro Dios es un Dios que salva. Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría... Bendito sea el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación... Nos hace escapar de la muerte». Todo esto lo ha realizado plenamente entre nosotros por Jesucristo, su Hijo, nuestro Salvador, Cristo nuestro hermano, que padeció y murió en la Cruz para redimirnos y llevarnos con Él para siempre. Gozar eternamente del Señor... nos alegrará y “rebosaremos de alegría bendiciendo su Nombre”.

–Lucas 13,10-17: Hoy vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).

Sorprende en este personaje -el jefe de la sinagoga- que ante un milagro evidente, sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. De este modo, Dios no puede comunicarle sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.

Todo ello le conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su Dios en unos medios. Se hace un Dios a medida y no le deja entrar en su vida. En su religiosidad cree que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath (sábado).

Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa, y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».

¡Santa María, Virgen y Madre buena, danos humildad, sencillez, confianza en Dios nuestro Padre! ¡Madre de Dios, intercede por nosotros, tus hijos!

25/10/2009, Domingo de la 30ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Jeremías 31, 7-9

Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.»

Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-6

Hermanos: Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, se gún el rito de Melquisedec.»

EVANGELIO Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: - «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: - «Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: - «Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: - «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: - «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: - «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: - «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Puntos para la oración 25 octubre 2009

  1. Introducción: Oración por anhélitos o por compas (EE.EE. 258−260)*

    En ocasiones, por enfermedad, por épocas de trabajos extraordinarios, exámenes u otras circunstancias, nos cuesta centrarnos en la oración y se nos hace cuesta arriba. Una forma sencilla de hacer oración que recomienda San Ignacio es la que él llama por anhélitos o por compás. Cogemos una oración vocal que nos sepamos bien: Padrenuestro, Avemaría, Salve, Bendita sea tu pureza, Alma de Cristo, un salmo, … y la decimos mentalmente, acompasándola a la respiración y poniendo la atención en el significado de lo que decimos a Dios o a la Virgen. En cada respiración, sin tensión, decimos mentalmente, o vocalmente si estamos solos, una o dos palabras. Las repetimos si hallamos gusto en ello.

    Si no sabemos la oración de memoria cogemos el texto escrito y lo vamos leyendo y repitiendo mentalmente las palabras de la forma indicada.

    Por si acaso estamos en estas circunstancias de falta de atención y nos cuesta centrarnos en la oración, o para haber practicado este modo de oración para cuando nos pase, hoy, domingo del mes de octubre, mes del Rosario, podemos intentar rezar por anhélitos alguna oración a la Virgen.

  2. Oración preparatoria: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad. (EE.EE. 46)

  3. Petición:Conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar. (EE.EE. 139)

  4. Puntos para orar. Repetir mentalmente o leer y meditar despacio al compás de la respiración, alguna de las oraciones siguientes:

    “Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.”

    “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desoigas la oración de tus hijos necesitados, antes bien líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita. Amén.”

    “¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco del todo a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.”


  5. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de los apóstoles, Madre mía, en ti confío para vivir con fidelidad mi vida de cristiano y de militante y llevar la palabra oportuna a los demás que les lleve a tu Hijo.”.

  6. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.

* Nota: las siglas “EE.EE.” remiten al libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y al número que se indica.

24/10/2009, Sábado de la 29ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 1-11

Hermanos: Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado. Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu. Porque los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual. Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Salmo responsorial Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6
R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 1-9

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: -«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: -«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?” Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”».

Puntos para la oración 24 octubre 2009

“Si no os convertís, todos pereceréis...” “Pero el viñador contestó: „Señor, déjala todavía...”

  • La lectura del evangelio de hoy es una fuerte llamada a la conversión: “si no os convertís, todos pereceréis lo mismo”. Tenemos el peligro de considerar que la conversión es cosa de los que están alejados de Dios. Pero no, el Señor se dirige hoy a aquéllos que se le acercan. Y la parábola de la higuera se la dice expresamente a éstos que han acudido a hablar con él.
  • Nosotros también -como los personajes del evangelio- nos acercamos a la oración buscando a Jesús para contarle lo que nos preocupa: tantas cosas que nos parecen injustas y que nos indignan. Nos parece que -ayer como hoy- los poderosos se salen con la suya. Y buscamos del Señor palabras de condena de los malvados, y de aliento frente a la injusticia.
  • Pero el Señor reorienta nuestra indignación, y la devuelve hacia nosotros mismos, para que adquiramos conciencia de nuestra propia maldad, y de nuestro pecado. Y para que pongamos nuestro empeño en convertirnos, en lugar de andar acusando a los demás. Por dos veces nos lo dice en este pasaje: “Si no os convertís, todos pereceréis”. Para lanzarnos a la conversión nos dirige hoy, en la oración, la parábola de la higuera. Vamos a entresacar algunas aplicaciones:

1) “Tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala”.

Imaginemos que la higuera puede hablar y que se dirige al Señor diciendo: “Señor, ¡cómo te pasas conmigo! Fíjate: llevo tanto tiempo echando hojas, cuidando que sean lustrosas, preocupándome por tener una imagen digna de ti, de modo que los que pasen por tu huerta digan: „qué árboles tan frondosos produce el Señor..." Mírame bien: pocos árboles habrá que den tanta sombra como yo. Y pocos cobijarán a tantos caminantes como los que se detienen a descansar debajo de mí”. Y es que podemos dedicarnos en la vida a cuidar nuestra imagen, a adquirir prestigio, a cultivar valores humanos, incluso a promover actos humanitarios, solidarios, etc., y encima pasarle la factura por ello a Jesús.

Y sigamos imaginando cómo el Señor se dirige a la higuera parlante y le dice: “la higuera es creada para alabar, hacer reverencia y servir a Dios su Señor... produciendo frutos de fe, esperanza y amor a Mí, a través de las buenas obras. Necesitas las hojas para producir los frutos. Pero si no dedicas la energía que captan de lo alto a producir higos, ¿para qué sirves? ¡Mala sombra tienes si sólo sombra das! Serás como la sal insípida; sólo servirás para que te arranquen y hagan leña de ti!” Podemos preguntarnos cada uno ¿oriento los dones de Dios en mi propio provecho? ¿Qué frutos busca el Señor en mí? Los frutos que produzco (si es que doy alguno), ¿son proporcionales a las gracias que he recibido? (recordemos el evangelio del jueves pasado “al que mucho se le dio, mucho se le exigirá...”)

2) “Pero el viñador contestó: ‘Señor, déjala todavía este año’”. La higuera no está muerta, está dormida, “despistada”... Y hace falta alguien que la despierte y la reanime. ¿Quién puede ser este intercesor que da la cara por la higuera estéril? Podemos pensar que es la Virgen, abogada nuestra...

También nosotros estamos llamados a hacer esta oración de intercesión por los próximos...

3) “Yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto”. En la parábola del sembrador, parte de la semilla no dio fruto porque cayó en tierra dura. El viñador nos cavará, para ablandar la tierra de nuestro corazón. Meterá la reja de los sufrimientos. Y al cavar eliminará también la maleza –los espinos de aquella parábola- que roban recursos (agua, minerales...) a la higuera y le impiden dar fruto. Y pondrá en nosotros el estiércol –el humus- de la humildad. María es la Reina y Madre de los humildes, la esclava del Señor, maestra de humildad.

Petición final: Bendíceme, Señor, y no me cortes... Madre de misericordia: cávame alrededor y méteme por caminos de humildad, para que me convierta y dé frutos de fe, esperanza y amor.

Textos para ahondar más en la parábola de la higuera.

  • P. Morales. No son lo mismo vida consagrada y vida apostólica. Vida apostólica es colaborar de vez en cuando a la obra de salvación de Jesucristo, entregándole un poco de tu tiempo, entregándole alguna de tus obras, ayudando a los hermanos. Es lo que hacíamos todos cuando batallábamos fuera de una familia religiosa aprobada por la Iglesia. En cambio, vida consagrada es entregarle, no los higos, sino la higuera. A ver si nos enteramos. Es entregarle no tus obras a ratos, sino tu persona íntegra (...) Y la «persona íntegra» significa cabeza, voluntad, corazón. (Retiro 31-12-1985, 1ª med)
  • San Ambrosio. Era la viña del Señor Sabbaoth, la cual entregó al pillaje de los gentiles. Es muy propia la comparación de la sinagoga con este árbol, porque así como este árbol abunda en hojas hermosas y engaña la esperanza de su dueño que espera sus frutos, así también en la sinagoga, mientras sus doctores, infecundos por sus obras se gloriaban con sus palabras redundantes como las hojas, la sombra vana de la ley se hacía más oscura (...) Algunos, sin embargo, creen que esta higuera no es figura de la sinagoga, sino de la malicia y la iniquidad, pero su interpretación se diferencia de la anterior únicamente en que se toma el género por la especie.
  • San Ambrosio. La dureza y la soberbia de los judíos eran las causas de su esterilidad. De este modo el que supo reprender sus vicios conoció cómo había de labrar. Por lo cual añade: "Y la cavaré alrededor". Ofrece cavar la dureza de sus corazones con los azadones apostólicos, para evitar que se hunda y esconda en la tierra la raíz de la sabiduría. Dice pues, "Y le echaré estiércol". Esto es, el afecto de la humildad, por el cual cree que aún el judío puede fructificar en el Evangelio de Cristo.
  • San Agustín. El árbol de la higuera representa al género humano, porque cuando pecó el primer hombre cubrió su desnudez con hojas de higuera, esto es, los miembros de que nacemos.
  • San Agustín. Cavar alrededor es enseñar la humildad y la paciencia. Porque la fosa es la tierra humilde y el estiércol (tomado en buen sentido) es las inmundicias, pero da fruto. La inmundicia del cultivador es el dolor del que peca. Los que hacen penitencia la hacen sobre sus inmundicias, pero obran con verdad.
  • San Gregorio Nacianceno. No nos apresuremos a herir, sino dejemos crecer por misericordia; no sea que cortemos la higuera que aún puede dar fruto y que aún puede curar el celo de su inteligente cultivador.
  • Teofilacto. Dios Padre es el padre de familia. El cultivador es Jesucristo, que no permite cortar la higuera estéril, como diciendo al Padre: Aun cuando no han dado fruto de penitencia por la ley y los profetas, yo los regaré con mis tormentos y mis enseñanzas y acaso darán fruto de obediencia.

23/10/2009, Viernes de la 29ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 7, 18-25a

Hermanos: Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mi, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mi.

Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos. En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias.

Salmo responsorial Sal 118, 66. 68. 76. 77. 93. 94

R. Instrúyeme, Señor, en tus leyes.

Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos. R.

Tú eres bueno y haces el bien; instrúyeme en tus leyes. R.

Que tu bondad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo. R.

Cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad. R.

Jamás olvidaré tus decretos, pues con ellos me diste vida. R.

Soy tuyo, sálvame, que yo consulto tus leyes. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: -«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?

Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

Puntos para la oración 23 octubre 2009

  • El cardenal Isidro Gomá en su comentario al Evangelio, nos dice que S. Lucas termina su capítulo 12 con dos pensamientos importantísimos:
    • El primero: La razón por la que sus discípulos deben estar en vela, y es que los que quieran seguirle habrán de sufrir grandes trabajos y peligros, (versículos 49-53).
    • El segundo: El pueblo debe sacudir la indiferencia y reconocer la gravedad de los tiempos y la necesidad de hacer penitencia para entrar en el reino mesiánico, (versículos 54-59).
    • Ayer nos presentaba la liturgia el primero de estos pensamientos y hoy nos encontramos con el segundo.
  • Con una reflexión tomada del mundo de la naturaleza y del conocimiento popular, el Señor se queja de la “poca vista” que tienen sus contemporáneos, pues no ven o no quieren ver.., que los tiempos mesiánicos ya han llegado.
    • “…decía Jesús a la gente: Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: “Chaparrón tenemos”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y lo hace.” (Lc. 12,54-55).
      • El poniente era el Mediterráneo. Las lluvias suelen ser en Palestina con viento del poniente…
      • Y el viento del sur, era el que viene del desierto y, que produce en aquellas regiones calores sofocantes…
  • Pero al ejemplo le sigue la queja con una increpación muy seria, y la palabra que la introduce es: ¡Hipócritas…!
    • Lo son porque les ciega la vana observancia de la ley y carecen de verdadera virtud…, para descubrir el momento mesiánico:
      • En el cumplimiento de las profecías…
      • En el testimonio del Bautista…
      • O en la doctrina y milagros que contemplan…
      • Y en último término por sus propias conciencias, que les dicen que ha llegado la hora: “…¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo…?” (Lc. 12,57)
  • La consecuencia que se desprende de todo esto.., es que pueden conocer la llegada del Mesías…, pero prefieren no ver.., mejor ignorar.., o no hacer caso…
    • La ofuscación no era una realidad exclusiva de los contemporáneos de Jesús. Hoy como ayer, somos muy espabilados para lo humano y obtusos para lo espiritual.
    • Nosotros ya reconocemos que Jesús es el Mesías, pero seguimos tal vez, sin reconocer su presencia en tantos y tantos “signos de los tiempos” que nos rodean y en los que vivimos inmersos…
      • ¡Las ansias de libertad que tienen los pueblos…!
      • ¡La solidaridad con los injustamente tratados…!
      • ¡La defensa de la naturaleza…!
      • ¡La revalorización de la mujer en la sociedad…, o la de los laicos en la Iglesia…!
  • ¡Bien podríamos preguntarnos si tenemos una visión cristiana de la historia como acontecimiento de crecimiento en nuestra fe…!

22/10/2009, Jueves de la 29ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 19-23

Hermanos: Uso un lenguaje corriente, adaptándome a vuestra debilidad, propia de hombres; quiero decir esto: si antes cedisteis vuestros miembros como esclavos a la inmoralidad y al desorden, para el desorden total, ponedlos ahora al servicio de la justicia para vuestra santificación. Cuando erais esclavos del pecado, la justicia no os gobernaba. ¿Qué frutos dabais entonces? Frutos de los que ahora os avergonzáis, porque acaban en la muerte. Ahora, en cambio, emancipados del pecado y hechos esclavos de Dios, producís frutos que llevan a la santidad y acaban en vida eterna. Porque el pecado paga con muerte, mientras que Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Salmo responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Puntos para la oración22 octubre 2009

El Evangelio de hoy es uno de esos textos que en algunos momentos preferimos no encontrarlos. Trata de leerlo muy despacio, aunque te cueste. Nos gustaría limar, redondear estas aristas y que no suenen tan duras a nuestros oídos. Pero preferimos vivir el Evangelio “sin páginas arrancadas”. Porque queremos seguir sólo a Cristo, es una gracia que también la esperamos de Él, pero hay que pedir este don.

“¿Pensáis que he venido a traer paz al mundo? No, sino división”. No he venido a traer paz, sino división.

Con seguridad que te han venido a la memoria otros textos parecidos, como “El que no está conmigo, está contra mí, el que no recoge conmigo, desparrama”. O este otro texto: “No se puede servir dos señores, a Dios y al dinero…”, o “poner una vela a Dios y otra a Satanás”. Tengo que ser consciente de la decisión, y las consecuencias que se derivan de elegir y seguir cada día al Señor.

En este rato de oración tenemos que escuchar la llamada de Cristo, como nos recuerda San Ignacio en el libro de los Ejercicios. “Si quieres venir conmigo, has de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena también me sigas en la gloria”.

Santa Teresa nos recuerda que, “oración y comodidad no se compadecen”. No se pueden dar a la vez.

Aquí vemos con claridad la línea divisoria que presenta el seguimiento a Cristo; o le sigues imitándole en la vivencia coherente de las bienaventuranzas, o te dejas arrastrar por el mundo y sus placeres.

La división de la que habla Jesús en este evangelio es propia de quien se decide con determinación por seguir a Cristo, pues el mundo, con sus pasiones, se opondrá radicalmente al camino que Él nos propone.

La división es el resultado de la aceptación o el rechazo de Dios. Y con frecuencia este rechazo no hay que buscarlo fuera entre los ateos, entre los indiferentes, sino entre los miembros de mi propia familia, donde no aceptan el cambio de vida que se ha generado, por ejemplo, en unos Ejercicios Espirituales.

Que Santa María me comunique: “fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor”. Y siguiendo a San Ignacio de Loyola: “que conozca más a Cristo, le ame y le siga”.

Petición: “Por Él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él”.

Día 21 de octubre de 2009

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 12-18

Hermanos: Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo. No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia. Porque el pecado no os dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.

Salmo responsorial Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8
R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte - que lo diga Israel -, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. R.


Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes. R.

Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Pedro le preguntó: -«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: -«¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

puntos para la oración 21 octubre 2009

‘Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.’

Iniciamos la oración con una petición…

  • Señor, que sea agradecido a los dones que Tú me has dado, y responsable en su uso. Haz que me dé cuenta de tanto don derramado, haz que mi voluntad se mueva a la entrega generosa.

Meditamos

  • Pensamos en lo mucho que se nos ha dado en la vida: en la familia, en las posibilidades de vivir en un país rico, en mis estudios, en mis amigos, en las personas que me han acompañado…
  • Ver que el Señor ha puesto en mí cualidades: inteligencia, buen humor, capacidad estética, musical…
  • Vemos también como Dios ha estado presente en mi vida: el momento de mi conversión, tiempos fuertes de Dios, momentos en que me ha salvado de caer o me ha rescatado después de fallar…
  • Pienso en el regalo que supone ser hijo de Dios, que me haya dado a María como Madre, que haya muerto por mí en la cruz, que se me entregue en la eucaristía…

Oramos…

  • Primero con una actitud de agradecimiento por todo lo que he recibido. Le doy gracias a Dios por cada uno de sus regalos.
  • ¿Soy el siervo fiel o el mal siervo? Hacer una revisión de cómo he utilizado esos dones. De una manera muy especial podemos hacer una revisión de mi amor al gran don inmerecido que es la eucaristía. Para ello sería bueno poder hacer este rato de oración ante un sagrario.
  • Señor, que estás en ese pedazo de pan, encarcelado por mí en el sagrario, esperándome siempre… ¡Cuántas veces paso de ti! ¡Cuántas veces estoy distraído! Tú que vienes en cada eucaristía y me besas en las entrañas y te haces uno conmigo y no tienes miedo de mezclar tu cuerpo con él mío, prepara mi corazón para recibirte con delicadeza. Indignamente me acerco a ti con humildad y con un inmenso agradecimiento.
  • Oramos con Santa María, y recitamos, para acabar, sin prisas, al ritmo de nuestra respiración, el Magnificat, reconociendo nuestra pequeñez y la acción de Dios en mí.

20/10/2009, Martes de la 29ª semana de Tiempo Ordinario

PRIMERA LECTURA
Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte. Cuanto más ahora vivirán y reinarán

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12. 15b. 17-19. 20b-21,

Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos. Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, as! también, por Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una justificación que conduce a la vida eterna.

SALMO RESPONSORIAL Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 17
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tú voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R.

«-Como está escrito en mi libro para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R.

Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan; digan siempre: «Grande es el Señor» los que desean tu salvación.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

Puntos para la oración 20 octubre 2009

Y en las tinieblas brilló una gran luz … Es lo que nos anuncia San Pablo en la carta a los Romanos.

Ante un panorama sombrío y desalentador, la resurrección de Cristo llena el mundo de esperanza, cada una de nuestras vidas cobra sentido. Si no fuera por Jesús todavía estaríamos sometidos por el mal.

Desde Cristo cada uno opta dónde situarse en esta vida. El Señor nos invita a estar vigilantes y atentos, prestos a su llamada. Las llamadas de los pequeños detalles de cada día, las llamadas de los momentos decisivos en la vida, o la última llamada y definitiva.

El salmo nos muestra la mejor manera de estar prontos a responder a estas llamadas. “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”.

Si hoy, y cada día que nos levantamos, nos ponemos como objetivo cumplir la voluntad de Dios, al menos en el deseo, nuestro corazón estará bien ceñido y atento a las llamadas de Dios.

Que el Señor nos conceda llevar su voluntad en nuestras entrañas, para que todo lo que hagamos sea en su mayor gloria y alabanza. De este modo seremos en nuestros ambientes luces en la noche, consuelo para los que sufren.

19/10/2009, Lunes de la 29ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 20-25

Hermanos: Ante la promesa de Dios Abrahán no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación. Y no sólo por él está escrito: «Le valió», sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.

Salmo responsorial Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.

Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. R.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza. R.

Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: -«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. » Él le contestó: -«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente: -«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.» Y les propuso una parábola: -«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios. »

18/10/2009, Domingo de la 29ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Isaías 53, 10-11

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

Salmo responsorial Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16

Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: - «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: - «¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: - «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús replicó: - «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: - «Lo somos.» Jesús les dijo: - «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: - «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

Puntos de oración 18 octubre 2009

Al iniciar nuestra oración lo primero es pedir a Dios que este acto de adoración sea sólo para alabanza de Él y así en todo lo que hagamos es para amar y servir a Dios Nuestro Señor.

En el pasaje anterior de este evangelio de san Marcos se presenta a Jesús subiendo con sus discípulos a Jerusalén, y el evangelista añade que “Jesús se les adelantó y ellos se sorprendían; los que seguían iban con miedo”. Entonces el Señor les empieza hablar de nuevo de la pasión y muerte que pronto va a sufrir.

Es en este contexto cuando surge la petición de los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan: “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Esta petición no podía ser más inoportuna. Precisamente cuando les está diciendo que se mesianismo debe pasar por el fracaso de la cruz es cuando le hacen esta petición de ser los más importantes y surge el enfado de los otros discípulos.

Jesús aprovecha esta ocasión para repetir y repetirnos a cada uno que la actitud que debe tener un discípulo suyo es de servicio, de ponerse el último.

La razón de esta exigencia es la misma persona de Jesús, el que “no vino a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate por todos”. La actuación del cristiano debe surgir de la pregunta ¿Qué haría Cristo en mi lugar en esta situación concreta? Y si no lo tenemos claro, la actitud de Cristo en toda su vida fue: “No he venido a ser servido sino a servir y dar la vida”.

Pedir al Señor escuchar con firmeza que no debo atenerme a lo que es habitual en el ambiente que me rodea, donde se quiere ser el primero, que debo tener como modelo a Jesús mismo, pues en esto radica mi camino de santidad y mi auténtica grandeza el ser el servidor de todos.

Es imposible ser discípulo de aquel que ha venido a servir y negarse uno mismo a servir. La persona de Jesús es el ejemplo vivo y concreto, no nos da una ley impersonal para ser de los suyos, no da el ejemplo vivo de su misma persona.

Pedir a la Virgen María, modelo de discípula del Maestro mejor acabado para que nos alcance la gracia de imitarla y su ayuda para no cansarnos nunca de estar empezando siempre y así poder descubrir lo que Jesús nos concede cuando no satisface nuestra petición como lo hizo de Santiago y Juan.

“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” “pues el que se humilla será ensalzado”.

17/10/2009, Sábado de la 28ª semana de Tiempo Ordinario. S. Ignacio de Antioquía.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 13, 16-18

Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la e de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: “Te hago padre de muchos pueblos”. Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: “Así será tu descendencia”.

Salmo responsorial Sal 104, 6-7, 8-9, 42-43
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.

Porque se acordaba de la palabra sagrada qué había dado a su siervo Abrahán, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

Puntos para la oración 17 octubre 2009

En la presencia del Señor, invocando la ayuda del Espíritu Santo, Santa María y san José, con tan buenos guías hoy tiene que ser inmejorable nuestra oración.

Con la oración preparatoria de Ejercicios que nos recomendaba Fernando Martín para este año:
Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean orientadas en servicio y alabanza de vuestra divina Majestad”. O bien: “Tomad y recibid…” Para “en todo amar y servir”.

Pidamos la gracia de conocer y distinguir las varias mociones que en el ánima se causan, las buenas para aprovechar, y las malas para lanzar. Como dice san Ignacio en otra regla de discreción de espíritus: “Conocimiento de los engaños y astucias del enemigo para de ellos me guardar y de las gracias del bueno para de ellas me aprovechar”.

Al leer lo anterior, nos damos cuenta de la importancia que esto tiene para nuestra vida espiritual: Discernir en todo momento la voluntad de Dios, qué es lo más importante... Por eso nos tenemos que preguntar en el examen tanto de la oración como del día: ¿He hecho la voluntad de Dios? Ésta se manifiesta por el deber, el horario, el estudio, la convivencia, el apostolado y sobre todo la oración.

Hoy nos presenta la Iglesia a un mártir, San Ignacio de Antioquía, discípulo de los apóstoles, una figura colosal que a todos nos electriza y enardece por el deseo de ser testigo, “trigo molido en los dientes de las fieras”, y dar su sangre por Cristo.

De camino a Roma donde será martirizado, le salen al encuentro los cristianos cuya despedida es emocionante, se abrazan a él, lloran, quizá quieren seguirle, pero se entera de que algunos se han adelantado y quieren evitarle la muerte y escribe una carta a los romanos, que como dice el P. Morales: “Es un himno sublime a la caridad de Cristo, hace vibrar las fibras más hondas de su corazón arrebatado de amor. Efusión divina de lirismo desconocido en las literaturas humanas. No hay monumento alguno en la antigüedad cristiana que iguale el patetismo de esta carta inmortal de Ignacio en la que nos dice: “Pedid para mí las fuerzas interiores y exteriores…No os pido otro favor, sino que me dejéis ser inmolado por mi Dios. Rogad a Jesucristo por mí, para que las fieras me hagan víctima y hostia digna de Dios… el príncipe de este mundo quiere arrebatar y frustrar los deseos que tengo de Dios…No os domine la pequeñez de corazón, aunque yo mismo os lo pidiese, cuando esté ahí, no me lo creáis. Creed más bien esto que ahora escribo. Vivo estoy y os lo escribo. Deseo morir. Temo mucho a vuestro cariño, no me vaya a ser funesto. Vosotros podéis conseguir con facilidad lo que deseáis, pero a mi me va a ser muy difícil alcanzar a mi Dios, si vosotros ahora no me dejáis…No os pido sino que me dejéis ser inmolado por Dios, que ya está preparado el altar (anfiteatro)”.

Camino gustosísimo a morir por Dios… Dejadme ser pasto de la fieras por las cuales se alcanza a mi Dios. Trigo soy del Señor y en los dientes de las fieras debo ser molido para convertirme en pan purísimo de Cristo. Acariciad más bien a las fieras para que sean pronto mi sepulcro.

Con estas ideas no nos queda más que salir de la oración para ser pan molido por las fieras del mundo de hoy, que nos acecha y atrapa, para salir airosos, pues Cristo está con nosotros y nada ni nadie podrá separarnos de su amor.

16/10/2009, Viernes la 28ª semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 1-8

Hermanos: Veamos el caso de Abrahán, nuestro progenitor según la carne. ¿Quedó Abrahán justificado por sus obras? Si es asi, tiene de qué estar orgulloso; pero, de hecho, delante de Dios no tiene de qué. A ver, ¿qué dice la Escritura?: «Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación.» Pues bien, a uno que hace un trabajo el jornal no se le cuenta como un favor, sino como algo debido; en cambio, a éste que no hace ningún trabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se le cuenta en su haber. También David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga la justificación, prescindiendo de sus obras: «Dichoso el hombre que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le cuenta el pecado.»

Salmo responsorial Sal 31, 1-2- 5. 11
R. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.

Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R.

Habla pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al Señor mí culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo, los de corazón sincero. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: -«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

Puntos de oración 16 octubre 2009

Meditamos…

Las lecturas nos hablan todas de confianza en Dios. Jesús no hace más que repetirnos que no temamos. ‘No tengáis miedo a los que matan el cuerpo’. ¡No tener miedo de que nos maten! ¿Hay algo peor que que te quiten la vida? Sí, que nos quiten a Dios. Eso sí hemos de temer. Que el mundo nos robe el alma. Que poco a poco se vaya enfriando. Que lleguemos a ver toda la vivencia religiosa como algo ilusorio, algo de niños…

Esa autosuficiencia o ese ir el alma haciéndose tibia, tenemos que temerlo más que al propio pecado.

Porque el pecado, por debilidad, por caída, nos humilla, pero no nos aleja de Dios, pues como decimos en el salmo ‘Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al Señor mí culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado’. Sí, el Señor está siempre dispuesto a perdonar nuestros pecados, a volvernos a acoger con los brazos abiertos.

Por eso la oración de hoy debe ser una llamada a la confianza audaz, como nos pedía Santa Teresita, como nos enseñó Abelardo. Dios nos conoce bien, sabe de nuestra fragilidad, tiene contados hasta los pelos de nuestra cabeza. ¡Cómo no fiarnos de su amor!

Oramos…

Te propongo que hagas este rato de oración unido al sacramento del perdón. Si hace un tiempo que no te has confesado, hoy es puede ser un buen día, pues como dice San Pablo: «Dichoso el hombre que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le cuenta el pecado».

Y si te has confesado hace poco te sugiero que hagas este rato de oración actualizando el gozo de saberte perdonado, de que Dios ha sepultado tu pecado.

Dale gracias a Dios por ese perdón. Como el leproso agradecido vuélvete hoy a él para darle las gracias por haberte limpiado, por haberte amado. Acércate a Jesús humildemente y, después de escucharle en su sermón, agradécele su amor, su perdón. Pídele que te guarde siempre en el hueco de sus manos, como a un pequeño gorrión, para que nunca, nunca, nunca el mundo pueda robarte la vida, matarte el alma.

Siente su abrazo y oye cómo te dice: ‘Mi pequeño, jamás te dejaré. Eres precioso para mí. Por ti daría de nuevo mil veces mi vida. Me has costado al precio de sangre. Jamás dejaré que nadie te arrebate de mi lado’

Estando en sus brazos, ¿qué puedes temer?

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