Puntos para la oración 23 octubre 2009

  • El cardenal Isidro Gomá en su comentario al Evangelio, nos dice que S. Lucas termina su capítulo 12 con dos pensamientos importantísimos:
    • El primero: La razón por la que sus discípulos deben estar en vela, y es que los que quieran seguirle habrán de sufrir grandes trabajos y peligros, (versículos 49-53).
    • El segundo: El pueblo debe sacudir la indiferencia y reconocer la gravedad de los tiempos y la necesidad de hacer penitencia para entrar en el reino mesiánico, (versículos 54-59).
    • Ayer nos presentaba la liturgia el primero de estos pensamientos y hoy nos encontramos con el segundo.
  • Con una reflexión tomada del mundo de la naturaleza y del conocimiento popular, el Señor se queja de la “poca vista” que tienen sus contemporáneos, pues no ven o no quieren ver.., que los tiempos mesiánicos ya han llegado.
    • “…decía Jesús a la gente: Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: “Chaparrón tenemos”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y lo hace.” (Lc. 12,54-55).
      • El poniente era el Mediterráneo. Las lluvias suelen ser en Palestina con viento del poniente…
      • Y el viento del sur, era el que viene del desierto y, que produce en aquellas regiones calores sofocantes…
  • Pero al ejemplo le sigue la queja con una increpación muy seria, y la palabra que la introduce es: ¡Hipócritas…!
    • Lo son porque les ciega la vana observancia de la ley y carecen de verdadera virtud…, para descubrir el momento mesiánico:
      • En el cumplimiento de las profecías…
      • En el testimonio del Bautista…
      • O en la doctrina y milagros que contemplan…
      • Y en último término por sus propias conciencias, que les dicen que ha llegado la hora: “…¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo…?” (Lc. 12,57)
  • La consecuencia que se desprende de todo esto.., es que pueden conocer la llegada del Mesías…, pero prefieren no ver.., mejor ignorar.., o no hacer caso…
    • La ofuscación no era una realidad exclusiva de los contemporáneos de Jesús. Hoy como ayer, somos muy espabilados para lo humano y obtusos para lo espiritual.
    • Nosotros ya reconocemos que Jesús es el Mesías, pero seguimos tal vez, sin reconocer su presencia en tantos y tantos “signos de los tiempos” que nos rodean y en los que vivimos inmersos…
      • ¡Las ansias de libertad que tienen los pueblos…!
      • ¡La solidaridad con los injustamente tratados…!
      • ¡La defensa de la naturaleza…!
      • ¡La revalorización de la mujer en la sociedad…, o la de los laicos en la Iglesia…!
  • ¡Bien podríamos preguntarnos si tenemos una visión cristiana de la historia como acontecimiento de crecimiento en nuestra fe…!

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