1/5/2012, San José obrero – Martes de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11, 19-26)

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquia, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquia, se pusieron a hablar también a los helenistas, anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.

Salmo responsorial (Sal 86, 1-3. 4-5. 6-7)
R. Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.» R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti.» R.

Lectura del evangelio según san Juan (10, 22-30)

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: - «¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.» Jesús les respondió: - «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mi. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

1 mayo 2012. San José obrero – Martes de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

1. FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO:

En este año de la fe, a las puertas de conmemorar los 50 años del Concilio, os brindo la entrañable oración del Papa Juan XXIII en la que dispone que nuestro Santo Adalid sea el “patrono” del Concilio:

Oh San José, invocado y venerado como protector del Concilio Ecuménico Vaticano II! Aquí es donde deseamos llevaros, al enviaros esta Carta apostólica precisamente el 19 de marzo, cuando con la celebración de San José, Patrono de la Iglesia universal, vuestras almas podían sentirse movidas a mayor fervor por una participación más intensa de oración, ardiente y perseverante en las solicitudes de la Iglesia maestra y madre, docente y directora de este extraordinario acontecimiento del Concilio Ecuménico XXI y Vaticano II, del que se ocupa la prensa pública mundial con vivo interés y respetuosa atención. Sabéis muy bien que se trabaja en la primera fase de la organización del Concilio con paz, actividad y consuelo […]. ¡Oh San José! Aquí está tu puesto como Protector universalis Ecclesiae. Hemos querido ofrecerte a través de las palabras y documentos de nuestros inmediatos Predecesores del siglo pasado, de Pío IX a Pío XII, una corona de honor como eco de las muestras de afectuosa veneración que ya surgen de todas las naciones católicas y de todos los países de misión. Sé siempre nuestro protector. Que tu espíritu interior de paz, de silencio, de trabajo y oración, al servicio de la Santa Iglesia, nos vivifique siempre y alegre en unión con tu Esposa bendita, nuestra dulcísima e Inmaculada Madre, en el solidísimo y suave amor de Jesús, rey glorioso e inmortal de los siglos y de los pueblos. ¡Así sea!

2. Comienza MAYO, el mes de las flores. “De nuevo, nos tienes ante Ti”. Totus tuus, María. Y la vida se torna más bella, más sencilla, más auténtica, más alegre…porque todo lo hacemos por ¡la Señora, la Madre, la Virgen, la Reina!

3. “Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de ‘cristianos’”.

Comienza la gran epopeya de dos mil años de historia. ¡Cuánto bien realizado! Como su Fundador, “todo lo hizo bien”. Sí, es santa y pecadora. Pero incomparablemente lo que queda son sus LUCES, su labor bienhechora… Y yo, CRISTIANO, soy “cimiento de los que están por venir”, pilar en el que la Iglesia –aquí y ahora- se sustenta. Gracias y ayuda.

4. “Si eres el Mesías, dilo abiertamente". Jesús les respondió: "Os lo he dicho”

Sí, Jesús, Tú eres el Mesías, el rostro humano de Dios, el rostro divino del hombre. Frente a tanto mesianismo que ofrece todo y no da nada, Tú nos ofreces todo y nos das todo.

Como escribió Simeón el Nuevo Teólogo, Tú y el Padre son Uno: “Enviado y salido del Padre, el Verbo descendió y habitó por completo en las entrañas de la Virgen. Estaba plenamente en el Padre, y por entero estaba en este pecho virginal, y entero en todo, él, que nada puede contener...”

Y yo, cristiano, soy hijo de Dios, hijo de María, amigo de San José.

30/4/2012, Lunes de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11, 1-18)

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión le reprocharon: -«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos.» Pedro entonces se puso a exponerles los hechos por su orden: -«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: Algo que bajaba, una especie de toldo grande, cogido de los cuatro picos, que se descolgaba del cielo hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y pájaros. Luego oí una voz que me decía: "Anda, Pedro, mata y come. " Yo respondí: "Ni pensarlo, Señor; jamás ha entrado en mi boca nada profano o impuro." La voz del cielo habló de nuevo: "Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano. " Esto se repitió tres veces, y de un tirón lo subieron todo al cielo. En aquel preciso momento se presentaron, en la casa donde estábamos, tres hombres que venían de Cesarea con un recado para mí. El Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin más. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: "Manda recado a Jafa e invita a Simón Pedro a que venga; lo que te diga te traerá la salvación a ti y a tu familia." En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; me acordé de lo que habla dicho el Señor: "Juan bautizó con agua, Pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo" Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?» Con esto se calmaron y alabaron a Dios diciendo: -«También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.»

Salmo responsorial (Sal 41, 2-3; 42, 3. 4)
R. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (10, 1-10)

En aquel tiempo, dijo Jesús: -«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: -«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

30 abril 2012. Lunes de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

En este día de Pascua, después de la celebración de la fiesta del Buen Pastor y a las puertas del mes de Mayo, la Palabra de Dios nos habla hoy de la verdadera felicidad. A través de una comparación que, por cierto, los apóstoles tampoco entendieron.

En esta era que vivimos, la sociedad y el mundo que nos rodea no dejan de ofrecernos la felicidad como algo al alcance de la mano: “Con la compra de tal crema poseeremos una apariencia tan deslumbrante que seremos la admiración y envidia de todos y así seremos felices. Aprovechando tal oferta, de determinada agencia de viajes, podremos hacer un viaje mi familia y yo que nos hará pasar las vacaciones más felices de nuestra vida. Gracias a una nueva dieta de adelgazamiento conseguiremos alcanzar ese cuerpo que siempre hemos deseado y que nos hará sentir más seguros, atractivos y felices. Acudiendo a determinada clínica sexológica conseguiremos una increíble actividad sexual que nos alcanzará una vida plena y feliz…”

Realmente no es nada nuevo esto de ofrecer la felicidad por un módico precio. Lo que sí es nuevo es la manera de planteárnosla. Se nos bombardea desde el mundo de la publicidad con unos estándares de belleza, eficacia, libertad, independencia, poder, dinero, etc., necesarios para alcanzar la felicidad. Es necesario alcanzar éstos, a veces, ¡incluso por encima de la propia persona!. El resultado lo vemos en la actual crisis en la que nos vemos envueltos, que no es sólo económica. (Quizás la crisis económica no es más que una de las consecuencias de la crisis de valores y de ideales que llevamos arrastrando desde hace tiempo en nuestro mundo occidental).

Y Jesús en el Evangelio de hoy nos advierte que serán muchos los que bajo apariencia de bien llamarán a nuestra puerta y a nuestro corazón para, aprovechándose de la sed de felicidad que late en el corazón humano, robar y hacer estrago. El ladrón, nos dice el Señor no entra si no para robar. Mientras que Él, el buen pastor, ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Sólo Dios da la verdadera felicidad, por eso, dice Benedicto XVI que todas las alegrías, si son auténticas, tienen su origen en Dios. “La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda y perdurable, que pueda dar sabor a la existencia (…) Dios quiere hacernos partícipes de su alegría, divina y eterna, haciendo que descubramos que el valor y el sentido profundo de nuestra vida está en el ser aceptados, acogidos y amados por Él, y no con una acogida frágil como puede ser la humana, sino con una acogida incondicional como lo es la divina” (Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud 2012).

Que no nos dejemos engañar con sucedáneos.

29/4/2012, Domingo de la cuarta semana de Pascua (Ciclo B)

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4, 8-12)

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: -«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

Salmo responsorial (Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29)
R. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R.

Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R.

Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor.
Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-2)

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús: -«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

29 abril 2012. Domingo de la cuarta semana de Pascua (Ciclo B)

El cuarto Domingo de Pascua es siempre el Domingo del Buen Pastor: Jesucristo Resucitado se nos presenta como guía y pastor bueno que ha dado la vida por su rebaño y nos conduce a los pastos de la vida eterna. Nuestra oración de hoy ha de llevarnos a la gratitud y la confianza en Jesús, así como a una actitud de abandono en sus manos, de dejarnos conducir por quien tanto nos ama.

El evangelio de San Juan nos presenta hoy dos rasgos de Cristo como Buen Pastor: da la vida por sus ovejas y las conoce, lo mismo que ellas le conocen. Es significativo que Jesús lo remite todo al Padre. Nos dice que la intimidad que Él tiene con el Padre es la que quiere tener con nosotros: “Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre”. Si meditamos en esto, nos parecerá increíble: que la unidad que Jesús tiene con el Padre, es la que quiere tener con nosotros. Estamos llamados a formar parte de la familia de Dios, a gozar de su intimidad. Jesús nos conoce y nos ama, cuida de nosotros como Buen Pastor.

“Yo doy mi vida por las ovejas”. El otro rasgo del Buen Pastor es dar su vida, a diferencia de los asalariados, que anteponen su vida a la de las ovejas cuando llega el peligro. Jesús, no, Él pone por delante la vida de sus ovejas y está dispuesto a entregar su vida para salvarlas. ¿De dónde nace esta fuerza para entregar la vida? Porque “este mandato he recibido de mi Padre” y porque “me ama el Padre”. Es precisamente el conocimiento del amor del Padre el que le da fuerza a Jesús para entregar la vida y poder recuperarla. Una consecuencia para nosotros: Si estoy unido a Cristo, si conozco su amor, yo también tendré fuerza para dar mi vida por mis hermanos.

Hoy es la Jornada de oración por las vocaciones. He de pedir y ofrecerme yo mismo para que el Señor siga llamando a los jóvenes a la vida consagrada a Él, al sacerdocio, a la misión… En el Mensaje del Santo padre Benedicto XVI leemos: “Toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios. Él es quien da el “primer paso” y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor «derramado en nuestros corazones por el Espíritu» (Rm 5,5)”. Dios no nos llama porque seamos “buenos”, sino porque su Amor elige a personas para consagrarse a Él y manifestar a través de ellas su amor por todos los hombres.

Si las vocaciones son un “don de la caridad de Dios”, como nos dice el Papa en su Mensaje no dejemos de pedir con confianza este don tan necesario para la Iglesia, para la Cruzada-Milicia de la Virgen, para nuestras diócesis. Pidamos al Buen Pastor con esta oración de Juan Pablo II a María:

Oh Virgen María, a ti encomendamos nuestra juventud,
en especial los jóvenes llamados a seguir más de cerca a tu Hijo.
Tú conoces cuántas dificultades tienen ellos que afrontar,
cuántas luchas, cuántos obstáculos.
Ayúdales para que también ellos pronuncien su sí a la llamada divina,
como Tú lo hiciste a la invitación del Ángel.
Atráelos a tu corazón, para que puedan comprender Contigo
la hermosura y la alegría que les espera,
cuando el Omnipotente les llama a su intimidad,
para constituirlos en testigos de su Amor
y hacerlos capaces de alegrar a la Iglesia con su entrega.
Oh Virgen María, concédenos a todos nosotros poder alegrarnos Contigo,
al ver que el amor que tu Hijo nos ha traído
es acogido, custodiado y amado nuevamente.
(Juan Pablo II)

28/4/2012, Sábado de la tercera semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,31-42)

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo. Pedro recorría el país y bajó a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacia ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y haz la cama.» Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarán, y se convirtieron al Señor. Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacia infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Lida está cerca de Jafa. Al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro se fue con ellos. Al llegar a Jafa, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía. Pedro mandó salir fuera a todos. Se arrodilló, se puso a rezar y, dirigiéndose a la muerta, dijo: «Tabita, levántate.» Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él la cogió de la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, se la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Salmo responsorial (Sal 115,12-13.14-15.16-17)
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. R.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. R.

Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69)

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.» Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»

28 abril 2012. Sábado de la tercera semana de Pascua – Puntos de oración

Día muy importante para hacer la oración con el corazón en la mano; aunque sin olvidar también poner la cabeza en la mano. Sí, resulta que el Señor nos hace hoy, como a los discípulos en su día, la pregunta del millón: “¿También vosotros queréis marcharos?”… es más, yo pondría la pregunta en singular: “¿También tú quieres marcharte?” NO, NO CONTESTES TODAVÍA.

Primero conviene comenzar la oración como todos los días haciendo presencia de Dios en nuestra vida, pidiendo al Espíritu Santo que nos dé su luz, fuerza y amor. Hoy es importante porque la cabeza nos puede jugar malas pasadas si no está lúcida, pero también el corazón nos las puede jugar si no está bien calentito en el amor a Cristo.

Conviene también rezar despacito y repetir o cantar varias veces el salmo de hoy: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”, es más, yo lo rezaría en presente: “¿Cómo te pago Señor todo el bien que me haces?”

Cuando uno recuerda todo el bien recibido y además se fija en el bien que está recibiendo en la actualidad, hoy, es difícil responder afirmativamente a la pregunta del millón, por el contrario la respuesta debería ser: “No, no me quiero marchar de tu lado Señor.”

Pero no seamos simplistas. Además de ver lo recibido por el Señor hay que evaluar las palabras que dice Cristo y que hace que muchos le abandonen. Sí, muchos discípulos suyos se echaron atrás. Es tremenda esta frase del evangelio. San Juan sabe lo que se dice porque lo vivió en primera persona. Algunos de sus compañeros de fatigas, de gozos y sufrimientos, de tantas correrías con Jesús, le abandonaron. Él mismo, Juan, tuvo que responder a la pregunta de Jesús: “¿Tú, Juan, también quieres marcharte?” Y supongo que agradecería la respuesta apresurada de Pedro en nombre de todos los que se quedaron: “¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”

Creo que todos hemos conocido ya a algunos que han vivido con nosotros en la Milicia o en nuestra parroquia o en nuestro colegio que habiendo sido discípulo, habiendo sido cristianos comprometidos han abandonado al Señor y a la Iglesia… porque las palabras del Señor son duras. ¿Y yo?... Jesús no va a ablandar sus palabras por mí. Son palabras duras… aunque de vida eterna. ¿Las quiero así, con todas sus consecuencias?

Al acabar la oración de este día no podemos salir como si tal cosa. Hay que pedir la gracia de responder con toda rotundidad al Señor. Quizá usemos las mismas palabras de Pedro. Buenas son. Pero si el Espíritu nos sugiere otras, usémoslas con toda claridad:

“Yo te amo con toda el alma, Señor, mi Señor Jesús. Tus palabras me cuesta entenderlas y vivirlas, pero las quiero llevar inscritas en mi corazón y trabajar incansablemente por hacerlas vida. No tengo fuerzas por mí mismo. Te necesito hasta para contestar. ¿A quién voy a escuchar mejor que a ti? No dejes que me encandilen otras palabras. Te lo repito: te amo con toda mi alma. Amén”.

27/4/2012, Viernes de la tercera semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9, 1-20)

En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor. Fue a ver al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres. En el viaje, cerca ya de Damasco, de repente, una luz celeste lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: - «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Preguntó él: - «¿Quién eres, Señor?» Respondió la voz: - «Soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer.» Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión: - «Ananías.» Respondió él: - «Aquí estoy, Señor.» El Señor le dijo: - «Ve a la calle Mayor, a casa de judas, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista.» Ananías contestó: - «Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.» El Señor le dijo: - «Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre.» Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: - «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo.» Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y lo bautizaron. Comió, y le volvieron las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.

Salmo responsorial (Sal 116, 1.2)
R. Ir al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 52-59)

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: - «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: - «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

27 abril 2010. Viernes de la tercera semana de Pascua – Puntos de oración

Nos ponemos en presencia de Dios y sentimos a nuestro lado la presencia de Cristo Resucitado. Le pedimos de una forma especial a la Madre que se quede junto a nosotros durante este rato de oración.

La oración de hoy puede consistir, si te ayuda, en hacer un examen sobre nuestra fe. La narración de las distintas apariciones de Jesús en los evangelios es toda una catequesis que hace el Señor para nosotros. Observa que cada una de las apariciones está narrada en los textos sagrados de forma inversamente proporcional a la fe de la persona o grupo al que se aparece:

  1. La persona con más fe es la Virgen y de su aparición a la Madre no aparece ningún comentario.
  2. Juan, el discípulo amado, sólo necesita para creer ver cómo han quedado las ropas con que amortajaron a Jesús.
  3. De Pedro, el texto evangélico no nos cuenta la aparición pero sí dice que “se ha aparecido a Cefas” en cierto lugar.
  4. A María Magdalena se le aparece y no se da cuenta de nada hasta que Jesús la llama por su nombre: “María”. Entonces ella cree.
  5. A los discípulos se les aparece por la noche de ese mismo día, en el cenáculo, estando todas las puertas cerradas y pensaban que era un fantasma. Necesitan que Jesús les pida algo de comer para que se den cuenta que es real.
  6. La aparición de Jesús a los dos discípulos que van camino de Emaús, es muy larga. Estos discípulos están verdaderamente hundidos y no se dan cuenta que Jesús camina con ellos. Jesús les cuenta las escrituras y les demuestra que todo lo que ha sucedido ya estaba profetizado en las escrituras. Ellos se dan cuenta que su corazón ardía escuchando las palabras de Jesús pero siguen sin darse cuenta de nada. Necesitan que Jesús se siente con ellos y celebre la Eucaristía para creer en Él.
  7. Tomás es el apóstol más incrédulo; es necesaria una aparición sólo para él porque a pesar de los testimonios de sus compañeros no cree. Jesús se le aparece y tampoco cree, es necesario que meta sus dedos en los agujeros de sus manos y su mano en la herida del costado para creer. Hasta dónde Jesús tiene que abajarse.
  8. Por último, en los Hechos de los apóstoles, se nos narra la conversión de san Pablo. Jesús se aparece a Saulo y lo deja ciego; tras varios días de oración en medio de su ceguera recobra la vista y cree en Jesucristo.

Puedes analizarte y ver en qué lugar de la escala es necesario ponerte. Jesús le dice a Tomás: ¡Porque has visto has creído! Bienaventurados los que creen sin ver.

Terminar la oración con un coloquio con Dios Padre pidiendo, con mucha sencillez la fe: Señor, creo en ti, pero aumenta mi fe.

26/4/2012, Jueves de la tercera semana de Pascua. San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2, l-l0)

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo responsorial (Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104)
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R.

Aparto mí pie de toda senda mala, para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca!
Considero tus decretos, y odio el camino de la mentira. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 13-16)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

26 abril 2012. Jueves de la tercera semana de Pascua. San Isidoro – Puntos de oración

* Nos encontramos en esta tercera semana de Pascua con la fiesta de San Isidoro, un hombre que destacó por su sencillez y su gran sabiduría.

Sencillez y sabiduría, dos virtudes que no siempre van a la par en la vida de las personas. ¿Por qué? Posiblemente, porque, cuando nos creemos sabios en algo, pensamos que es por nuestros propios méritos y nos podemos llenar de orgullo y autosuficiencia y perdamos sencillez.

Es importante reconocer todos los dones que el Señor nos regala y ponerlos al servicio de los demás, pero sabiendo que los tenemos porque Dios nos los da, no por méritos propios. San Pablo en la primera lectura nos recuerda: “Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo” porque sabe que es portador de un tesoro valioso, pero frágil, un mensaje de vida que habla de Otro, y no de uno mismo. Es ese mensaje de vida, esa Buena Noticia que portamos, la que nos hace ser sal de la tierra y luz del mundo, es decir, presencia viva de Dios allá donde estemos, pero siempre desde la sencillez, como hizo Jesús.

La sabiduría de Dios, que es diferente de la del mundo, es pura gracia, no se adquiere sólo con los libros -aunque ayuden-, sino a través de la vida interior en profundidad y desde Dios. San Isidoro decía que “es necesario progresar en la vida espiritual y, para ello, la lectura nos instruye y la meditación nos purifica; por tanto, es preciso leer con frecuencia y orar más frecuentemente todavía para así vivir en unión con Dios”.

* «Vosotros sois la sal de la tierra»

Hoy, Jesús nos habla expresamente del carácter testimonial de la vida cristiana: «Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo». Por lo tanto, nuestro comportamiento y obras han de tener las cualidades de ser sal y luz, y así hacer realidad la frase de Jesús: “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.

Gracias a Dios, tal como dice la Carta a los Hebreos, «estamos rodeados de una gran nube de testigos» (Heb 12,1), santos y santas, que en todo tiempo han dado el sabor cristiano a la vida humana, y han contribuido a dar brillo a la sabiduría divina. Uno de ellos fue san Isidoro de Sevilla, hombre que, uniendo la fe y la cultura, trabajó para preservar el legado intelectual del mundo grecolatino y para innovar a la vez los conocimientos de su época con nuevas aportaciones. Con el método enciclopédico y ordenado de sus Etimologías, se adelantó con mucho a su tiempo. En este santo la santidad y la sabiduría se dan la mano y realizan grandes obras para mayor gloria de Dios y bien de la humanidad.

San Isidoro vio la unión entre sabiduría y santidad como un deber pastoral en bien del pueblo fiel: «El obispo debe tener un conocimiento eminente de la Sagrada Escritura, porque si se limita a tener una vida santa, sólo él se aprovechará. En cambio, si está instruido en la doctrina y en la predicación, podrá instruir a los demás y enseñará a los suyos». Con estas palabras de san Isidoro, pedimos al Señor que nos conceda pastores sabios y santos, según su Corazón.

Oración final:

Confirma, Señor, en nosotros, la verdadera fe, para que cuantos confesamos al Hijo de la Virgen, como Dios y como hombre verdadero, podamos llegar a las alegrías del reino por el poder de su santa resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

25/4/2012, Miércoles de la tercera semana de Pascua. San Marcos, evangelista

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5, 5b-14)

Queridos hermanos: Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.

Salmo responsorial (Sal 88, 2-3. 6-7. 16-17)
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.

El cielo proclama tus maravillas, Señor, y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios? ¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16, 15-20)

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: -«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

25 abril 2012. San Marcos, evangelista – Puntos de oración

1. Introducción: breve biografía de SAN MARCOS

Parece que su familia era la dueña de la casa donde Jesús celebró la última Cena, donde estaban los apóstoles reunidos el día de Pentecostés cuando recibieron al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Era un niño cuando Jesús predicaba y probablemente fue uno de los primeros bautizados por San Pedro el día de Pentecostés.

Era primo de San Bernabé y acompañó a éste y a San Pablo en el primer viaje misionero que hicieron estos dos apóstoles. Pero al llegar a regiones donde, según palabras de San Pablo: "había peligro de ladrones, peligro de asaltos en los caminos, peligro de asaltos en la soledad" (2 Cor.), Marcos se atemorizó y se apartó de los dos misioneros y se volvió otra vez a su patria.

En el segundo viaje Bernabé quiso llevar consigo otra vez a su primo Marcos, pero San Pablo se opuso, diciendo que no ofrecía garantías de perseverancia para resistir los peligros y las dificultades del viaje. Y esto hizo que los dos apóstoles se separaran y se fueran cada uno por su lado a misionar. Después volverá a ser otra vez muy amigo de San Pablo.

San Marcos llegó a ser el secretario y hombre de confianza de San Pedro. Como le escuchaba siempre sus sermones que no eran sino el recordar los hechos y las palabras de Jesús, Marcos fue aprendiéndolos muy bien. Y dicen que a petición de los cristianos de Roma escribió lo que acerca de Jesucristo había oído predicar a San Pedro. Esto es lo que se llama "Evangelio según San Marcos".

El Evangelio de Marcos es el más breve de los evangelios incluidos en el Nuevo Testamento y figura como el segundo, pese a que, según la opinión mayoritaria, es el más antiguo de los cuatro evangelios canónicos. Aunque no existe acuerdo sobre la fecha de su composición: suele datarse entre los años 65 y 75, pero algunos autores son partidarios de una datación más temprana. Tradicionalmente se le atribuye a San Marcos, aunque su autor es desconocido. Narra la vida de Jesús desde su anuncio por parte de Juan el Bautista hasta su resurrección.

Tradicionalmente se considera que el evangelio de San Marcos es como una repetición de lo que el Apóstol Pedro predicaba. Es el más corto de los 4 evangelios. El de San Lucas tiene 1140 frases. El de San Mateo 1068. El de San Juan 879 y el de San Marcos solamente 746 frases. Son 16 capítulos llenos de narraciones muy vivas, gráficas, salpicadas de detalles interesantes. Se propone no dejar de narrar lo que contribuya a hacer más llamativa la narración. Allí parece estar hablando un testigo ocular que se ha fijado en todo y lo repite con agrado. Es el reflejo de lo que San Pedro presenció y que se le ha quedado grabado en su memoria. Se fija más en los hechos de Jesús que en sus discursos. Sus narraciones son agradables por lo frescas y espontáneas. Parece un reportero gráfico narrando lo que sus ojos vieron y sus oídos escucharon. Presenta atractivos cuadros: gestos, miradas, sentimientos de Jesús. Dicen los especialistas que el evangelio de San Marcos mientras más se le estudia, más se convence uno de que el que lo escribió era un verdadero artista de la narración y que con este escrito contribuyó a que muchos millones de lectores se entusiasmen por la persona de nuestro amable Salvador.

Parece que fue el primer evangelio que se escribió y que de él sacaron mucho material los otros tres evangelistas. San Marcos tiene 105 paisajes y de ellos 93 aparecen en Mateo y 85 en Lucas. De las 746 frases de Marcos, San Mateo reproduce 606 y copia el 51% de las palabras que emplea Marcos. San Lucas reproduce en su evangelio 320 de las 746 frases de San Marcos. Solamente hay 24 frases de San Marcos que no se encuentran ni en Mateo ni en Lucas.

San Pedro llama a Marcos en sus cartas: "Hijo mío". Y San Pablo cuando escribe a Timoteo desde su prisión en Roma le dice: "Trae contigo a Marcos, porque necesito de su colaboración". Dicen los antiguos historiadores que fue un compañero muy apreciado por los dos apóstoles.

A San Marcos se le suele representar con un león, uno de los cuatro seres vivientes con forma de animal (“tetramorfos”) que aparecen en una escena del Apocalipsis (Apoc 4,6-9). El león se identifica con Marcos porque su evangelio comienza hablando de Juan el Bautista, «Voz que clama en el desierto».

Dice la tradición que San Marcos fue nombrado obispo de Alejandría en Egipto, y que fue en esa ciudad donde fue martirizado por los enemigos de la fe.

2. En medio de la Pascua celebramos la fiesta del evangelista San Marcos. El fue, por vocación del Señor, un instrumentos para hacer llegar su mensaje a todos los lugares y a todos los tiempos a través de su evangelio.

3. Oración preparatoria: Jesús, vida del mundo: en ti brilla para nosotros esperanza de resurrección. Haznos vivir la santidad del misterio pascual. Perfecta libertad de espíritu, sin adherencia a lo creado. Olvido del yo, vida escondida contigo en el Padre, adhesión plena y total a Dios. Luz de Cristo resucitando: disipa nuestras tinieblas de mente y corazón.

4. Petición: Ven Espíritu Santo. Dame tu luz para meditar los pasajes de las lecturas de hoy. Señor, dame tu gracia para llevar a cabo en mi ambiente, con los dones que tu me has dado, mi vocación apostólica, como San Marcos a través de la predicación junto a San Pablo y San Pedro y después escribiendo su evangelio.

5. Puntos para orar (de la lectura de la primera carta del apóstol san Pedro y del evangelio de San Marcos del día de hoy). Leer y meditar despacio:

a. “Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce.”

b. “Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá.

c. “ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.

d. “Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.”

6. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de los apóstoles, Madre mía, en ti confío para llevar la palabra oportuna a los demás que les lleve a tu Hijo.”.

7. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.

Cuadro: “San Marcos Evangelista” Juan Sánchez Salmerón (1721-1770)

24/4/2012, Martes de la tercera semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (7, 51-8, 1a)

En aquellos días, Esteban decía al pueblo, a los ancianos y a los escribas; -«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la Ley por mediación de ángeles, y no la habéis observado.» Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: -«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.» Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: -«Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: -«Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y, con estas palabras, expiró. Saulo aprobaba la ejecución.

Salmo responsorial (Sal 30, 3cd-4. 6ab y 7b y 8a. 17 y 21ab)
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. R.

A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás;
yo confío en el Señor. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 30-35)

En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: -«¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús les replicó: -«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.» Entonces le dijeron: -«Señor, danos siempre de este pan.» Jesús les contestó: -«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»

24 abril 2012. Martes de la tercera semana de Pascua – Puntos de oración

El martirio de Esteban y la revelación de Jesús como el pan de vida son dos claves que nos ofrecen las lecturas de hoy para nuestra oración. Pidamos luz al Espíritu Santo para que abra nuestras inteligencias y encienda nuestro amor, de modo que entendamos y llevemos a nuestras vidas el mensaje que nos quiere transmitir hoy.

1. “Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo”. La imagen se repite hoy como ayer. Son innumerables los mártires que han sufrido el mismo proceso que Esteban: sin juicio previo, con falsas acusaciones, con prepotencia (“con gritos estentóreos”), y sin que sus verdugos quieran escucharlos (“se taparon los oídos”), los que siguen al Señor son expulsados de la comunidad (“empujados fuera de la ciudad”) y ejecutados. Así le ocurrió, por citar solo un ejemplo, a Isidoro Bakanja, un joven catequista de la República Democrática del Congo (1885/1890-1909), beatificado tal día como hoy, en Roma hace 8 años. Murió mártir, después de ser despojado de su escapulario del Carmen, como consecuencia de una brutal flagelación a manos del superintendente de la factoría en la que trabajaba, a modo de castigo por evangelizar a sus compañeros de trabajo. Pero san Esteban, el beato Isidoro y los mártires de todos los tiempos son testimonios para el mundo: se acogen a las manos de Dios (“Señor Jesús, recibe mi espíritu”) y mueren perdonando (“Señor, no les tengas en cuenta este pecado”).

2. “¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?” En los objetos de plata se pueden apreciar unas marcas grabadas; son las marcas del platero. Señalan dos cosas: que esa pieza está hecha de plata sin que tenga mezcla con materiales menos nobles, y además quién fue el platero y en qué taller fue fabricado. La gente le pide una marca semejante a Jesús. En las apariciones a sus discípulos, las “marcas del platero” que les mostró el Señor fueron sus manos y sus pies taladrados, y su costado traspasado. Son marcas de autenticidad, de puro amor, sin mezcla con ninguna motivación menos noble. Son marcas de sangre, más aún, heridas profundas que identifican al autor del mayor grado del amor: el del que ha dado la vida por nosotros. En otros momentos son los fariseos y saduceos los que piden a Jesús un signo, pero no para creer en Él, sino para tentarlo (cf. Mt 12, 39; 16, 3-4). Jesús les anuncia que no se les dará más signo que el del profeta Jonás. Es el mismo signo, ya que prefigura la muerte y resurrección de Jesús. Esa es también la “obra” que le identifica.

3. “Es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo”. La muerte-resurrección de Jesús se perpetúa y actualiza en la Eucaristía. Este es el signo asombroso que nos da el Padre, infinitamente superior al maná que recibió el pueblo elegido en el desierto: ¡Es el mismo Jesucristo que se nos da en alimento! Un signo permanente, que llena nuestro aquí y ahora.

4. “Yo soy el pan de la vida. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo”. Jesús con su muerte y resurrección nos da una vida nueva, su propia Vida. La Vida con mayúsculas, inaugurada en la Pascua, la Vida que ya no acabará.

5. “El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed”. ¿De qué tenemos hambre y sed? ¿A dónde y a quién nos dirigimos para calmarlas? Digamos a Jesús como la samaritana: “Señor, dame de esa agua, así no tendré más sed” (Jn 4, 15).

6. “Señor, danos siempre de este pan”. Esta tiene que ser la petición que se nos tiene que grabar en la oración y a lo largo del día. Padre: “el pan nuestro de cada día (Jesús mismo) dánosle hoy”.

Oración final. Señor, sácianos con tu Cuerpo, calma nuestra sed; danos siempre de este pan. Inmaculada Madre de Dios: haznos testigos de Jesús resucitado en nuestro mundo, como san Esteban, el beato Isidoro Bakanja y como todos los mártires.

23/4/2012, Lunes de la tercera semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6, 8 15)

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.» Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.» Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.

Salmo responsorial (118, 23 24. 26 27. 29 30)
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medita tus leyes;
tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros. R.

Te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas. R.

Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 22 29)

Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.» Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?» Respondió Jesús: «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»

26 abril 2012. Lunes de la tercera semana de Pascua – Puntos de oración

  • El evangelio de hoy nos sitúa en un momento de transición entre dos signos precedentes, La multiplicación de los panes y su andar sobre las aguas, y la llegada a la sinagoga de Cafarnaún. Allí tendrán lugar las manifestaciones más importantes de Jesús.
  • Esta escena de encuentro, que es la del evangelio de hoy, creo que se caracteriza por una gran frialdad… Jesús no se siente ni halagado ni entusiasmado por esta búsqueda de su persona… El mismo nos dirá: “Os aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros…” ¡Duro fue el recibimiento por parte del Señor…!
  • ¿Qué nos está queriendo decir Jesús con ello?
    • Nos podíamos preguntar como son nuestras búsquedas del Señor:
    • ¿Lo buscamos por lo que de El recibimos..?
    • ¿Lo buscamos porque tenemos necesidades que cubrir..?
    • ¿Lo buscamos porque tenemos enfermedades que curar..?
    • ¿Por qué lo buscamos?
    • ¿Quién de nosotros le busca para dar o para darse…?
    • ¿Quién de nosotros le busca para ofrecer o ofrecerse…?
    • ¿Quién de nosotros le busca para ocupar su lugar, cuando todos le desprecian, le olvidan, lo escarnecen…?
  • Tendríamos que purificar nuestras búsquedas del Señor, y para ello nada mejor que revisar nuestra rectitud y pureza de intención…
  • Me vais a permitir que glose unas líneas de los escritos del P. Tomas Morales, S.J., que me tocan muy de cerca por vocación y estado de vida. Hagamos de ellas tema de oración y sobre todo de transformación de vida.
    • “Es imposible orientar con amor y constancia nuestra vida hacia Dios, sin buscarle a El y sólo a El en nuestros pensamientos, afectos y acciones.”
    • “Son dos los peldaños para llegar a la unión con Dios: 1º El inicial: rectitud de intención, es decir dirección recta hacia Dios. 2º Más perfecto: pureza de intención, hacerlas solo por El, excluyendo el amor propio (vanidad, comodidad, sentimentalismo) para que sólo reine el de Dios.”
    • “Es decir, morir a todo lo nuestro, para vivir para Dios…”
    • Esto es un proceso lento… Desaparecer a mi vida natural para que se manifieste la sobrenatural de Cristo. “Mientras vivimos estamos siempre entregados a la muerte por amor a Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.” (2 Cor. 4,12).
    • “Habamos nuestra la consigna de S. Teresa de Lisieux, y propongámonos: “en el corazón de mi Madre, la Iglesia, seré el amor”, dejando gustoso que otros actúen, y prefiriendo ser fermento oculto en la masa, cargado de amor contagioso.
    • “No podemos olvidar, que nuestra vida no es: 1. Para desarrollar mis cualidades. A Cristo podrá agradarle o no su cultivo. 2. Ni para santificar los valores terrenos (cultura, técnica, medios de difusión…) si no consta la voluntad de Dios. 3. Ni siquiera para salvar las almas, sino para agradar a Dios haciendo Su beneplácito. 4. Ni tampoco para salvar el alma propia. Esto se producirá como consecuencia si cumplo el fin de la vida: asemejarme a Cristo en el cumplimiento de la voluntad del Padre. “La vida, si no es para parecerse a Cristo, no es buena.” (S. Juan de la Cruz).
    • Solo así nos convertiremos en hostia de alabanza, que se eleva en medio del estrépito de pasiones que agitan el mundo…

22/4/2012, Domingo de la tercera semana de Pascua (Ciclo B)

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (3, 13-15.17-19)

En aquellos días, Pedro dijo a la gente: -«El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»

Salmo responsorial (Sal 4,2. 7.9)
R. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. R.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» R.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2, 1-5)

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (24, 35-48)

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: -«Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: -«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: -«¿Tenéis ahí algo que comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: -«Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: -«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

22 abril 2012. Domingo de la tercera semana de Pascua (Ciclo B)– Puntos de oración

San Ignacio de Loyola nos ayuda con su método de oración que propone en los Ejercicios Espirituales a penetrar en el misterio de la resurrección de Cristo. Se trata de aplicar los sentidos corporales para llegar a sintonizar con los sentimientos de Jesús. El siguiente paso es introducirse en la escena “como si presente me hallara”. Vamos a aplicar estos sentidos para llegar al dialogo íntimo con Jesús que se hace más presente en nuestra vida:

VER, OÍR, OLER Y GUSTAR, TOCAR.

En el texto del evangelio de hoy leemos: “En aquel tiempo, contaban los discípulos de (Emaús) lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:

“PAZ A VOSOTROS”. OÍMOS de labios de Jesús el don especial de la paz. Para oírle me ha ido preparando a lo largo de estos días de la pascua. La paz es la condición necesaria para ponernos a la escucha. Estoy dispuesto a desconectar además de internet de todos aquellos medios que nos impiden para alcanzar el fin. El fin es conectar con Dios por medio de la oración. Si falta el silencio y soledad no hay posibilidad de ponernos en clima de oración. Así escucharemos a Dios y entraremos en diálogo con Él. Primero hay que escuchar…

VER. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. “Él les dijo: ¿por qué os alarmáis? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona…” Jesús resucitado se muestra para que la podamos contemplar las señales que le identifican como el Hijo del Hombre que ha sido crucificado y muerto en la cruz. Señor, no olvido, que “por tu cruz y resurrección nos has salvado”.

TOCAR. “PALPADME y daos cuenta que un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como veis que yo tengo”. Dicho esto les mostró, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría y seguían atónitos, les dijo: “¿Tenéis algo que comer?” Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

GUSTAR: Jesús me invita a participar en este desayuno que ha preparado para mí y sus discípulos. Los sentidos nos van acercando con mayor intensidad a la intimidad con Jesús, hasta llegar a tener los mismos sentimientos que su corazón. Tendrás que darle más vueltas a estos textos de las apariciones de Jesús en estos días de Pascua, para llegar a entender el mensaje de Jesús. Jesús de nuevo me habla: “Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse”. Entonces se les abrió el ENTENDIMIENTO para comprender las escrituras… y vosotros sois mis testigos”.

PETICIÓN: “Inmaculada Madre de Dios: alcánzanos el gozo de la pascua. Fe creciente, esperanza cierta, alegría desbordante, paz imperturbable, amor ardiente…”

21/4/2012, Sábado de la segunda semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6, 1-7)

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: -«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.» La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía, Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Salmo responsorial (Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19)
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 16-21

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafárnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: -«Soy yo, no temáis.» Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

21 abril 2012. Sábado de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

Petición: Señor, que ponga mi vida a tu servicio.

Ideas para la reflexión: La primera lectura nos lleva a un momento importante de la primera comunidad cristiana. Habían empezado a surgir los primeros problemas porque no se atendían caritativamente igual a unos que a otros. Y en ese momento el Espíritu inspira a los apóstoles que sería bueno que alguien se encargase de esas cuestiones importantes en la vida de la comunidad, y que ellos siguiesen centrándose en la predicación.

Surgen así los diáconos.

Uno no puede evitar pensar en esas personas que en nuestras comunidades, en nuestras familias, en el día a día de nuestro trabajo, tienen una labor oculta de servicio. Los que preparan la comida, los que llevan la contabilidad, los que se encargan de que todo esté a punto en todo momento. Son puestos menos de relumbrón que otros, pero esenciales en la vida de una familia, de una comunidad.

Y Dios nos llama a ocupar también nosotros nuestro propio puesto, y a no huir de esos puestos de servicio. Sino más bien al contrario, a saber valorarlos y a ejercerlos, en el silencio, cuando nos toque a nosotros.

Oramos:

  1. Por eso lo primero que nos proponemos es orar sinceramente, con rostros y apellidos, por esas personas que con su servicio abnegado, sostienen nuestra vida.
  2. Y en segundo lugar nos ponemos delante del Señor y le preguntamos: ¿en qué puedo servirte? ¿Qué dones me has dado para que los ponga al servicio de los demás? ¿Soy yo el centro de mi vida o he puesto a Dios y a los demás en el corazón de mi existencia?

Coloquio: Tenemos un coloquio con Cristo resucitado, en el que le planteamos estas preguntas y le pedimos que nos indique que misión quiere que cumplamos. Y le pedimos humildad y actitud de servicio para cumplirla.

20/4/2012, Viernes de la segunda semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5, 34-42)

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a aquellos hombres y dijo: -"Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. No hace mucho salió un tal Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a todos sus secuaces, y todo acabó en nada. Más tarde, cuando el censo, salió judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y dispersaron a todos sus secuaces. En el caso presente, mi consejo es éste: No os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se dispersarán; pero, si es cosa de Dios, no lograréis dispersarlos, y os expondríais a luchar contra Dios." Le dieron la razón y llamaron a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo.

Salmo responsorial (Sal 26, 1. 4. 13-14)
R. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida ¿quién me hará temblar? R.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 1-15)

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: -«¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: - «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.» Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: - «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?» Jesús dijo: - «Decid a la gente que se siente en el suelo.» Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: -«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: - «Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.» Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

20 abril 2012. Viernes de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

En la primera lectura se nos da la receta para saber si lo que hacemos es de Dios o es cosa nuestra. Como siempre el tiempo tiene la palabra. Por eso no conviene preocuparse tanto por los resultados o la situación por la que se atraviesa, sino por si realmente se hace o no lo que Dios quiere.

Estos días la primera lectura narra uno de los momentos más bellos de la iglesia, sus inicios, donde todo aparece tan sencillo y tan familiar. Lo mismo que sucede en un pequeño grupo cuando empieza a nacer.

Pidamos a Dios para que libere a la Iglesia de las impurezas que a lo largo de tantos siglos se le van pegando y que desdicen tanto del ideal que Jesús soñaba. De nuestra parte solo queda presentarle a Dios nuestros pobres panes, y tener el valor de que nos los transforme a su voluntad.

19/4/2012, Jueves de la segunda semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5, 27-33)

En aquellos días, los guardias condujeron a los apóstoles a presencia del Sanedrín, y el sumo sacerdote les interrogó: -«¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» Pedro y los apóstoles replicaron: -«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos.

Salmo responsorial (Sal 33, 2 y 9. 17-18. 19-20)
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.

El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R.

El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (3, 31-36)

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

19 abril 2012. Jueves de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

Seguimos gozando del tiempo pascual como algo que envuelve toda la vida y abre horizontes despejados en todos los campos de nuestra existencia.

Hacer oración en este tiempo de Pascua es sencillamente dejarse invadir por la alegría de Cristo Resucitado.

Acompañados de María y de los discípulos nos ponemos a la escucha de Cristo, luz y fuerza para el creyente.

Nos hace regalos continuos con sus apariciones, de los cuales podemos destacar algunos:

  • Nos regala la paz. Es su saludo constante
  • Nos comunica el Espíritu Santo
  • Nos envía a predicar el Evangelio a todo el mundo, siendo testigos de su Resurrección.
  • También nos hace testigos de la persecución

La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos muestran cómo querían acabar con ellos, así lo decidieron el Sanedrín y los sacerdotes.

Les prohíben formalmente enseñar en nombre de Jesús. Algo que se repite hasta nuestros días más recientes. Pero ellos tienen claro que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.

De ahí que la Resurrección llena de fortaleza el alma del cristiano para no venirse abajo por las contrariedades de la vida, sean personales, ambientales o de parte de las autoridades, o tal vez por grupos de presión.

San Pablo le dice a su discípulo Timoteo: “Todo el que se proponga vivir cristianamente será perseguido”. Porque sus criterios y conducta desentonarán necesariamente de los del mundo, sumido en el mal, el egoísmo y el pecado.

Aunque el mundo nos siente en el banquillo, sabemos que la victoria definitiva está con quienes siguen a Cristo por la Cruz a la Resurrección.

Que nuestra oración de esta mañana, o de este día, nos llene de la fortaleza que nos da Jesús al dejarnos su Espíritu, y así podamos ser de verdad testigos, en lo cotidiano y en lo extraordinario, si fuere el caso.

Con María vivimos esta alegría y fortaleza pascual. Mirándola aprendemos a estar en cada momento y en cada situación.

18/4/2012, Miércoles de la segunda semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5, 17-26)

En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido -la secta de los saduceos-, llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles: -«Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente este modo de vida.» Entonces ellos entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la celda, y volvieron a informar: -«Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro.» El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse qué había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando: -«Los hombres que metisteis en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo.» El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.

Salmo responsorial (Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9)
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (3, 16-21)

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

18 abril 2012. Miércoles de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

Juan 3, 16-21

A iniciar la oración empezamos siendo conscientes de ante quien estoy y lo que voy hacer, levantando los ojos a Cristo resucitado, ofrecerle todos mis deseos y pedir luz y fuerza para anunciar la gran noticia de que Jesús ha resucitado.

Hoy el evangelio nos hace levantar la mirada a Jesús aludiendo a un pasaje del Antiguo Testamento. Le dice a Nicodemo que de la misma forma que Moisés elevó la serpiente de bronce en el desierto, también él debe ser elevado para que todos los hombres podamos elevar a él nuestras miradas y encontrar en él una vida que no se acaba.

La salvación que Jesús nos trae no se debe a nosotros mismos, ni a nuestras obras de las que no podemos presumir; es puro don y gracia de Dios. Por todo ello, como resumen, Jesús afirma a Nicodemo que tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo, para que no perezca ninguno de los que creen el Él. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo: esta frase de Jesús resume uno de los sentimientos más consoladores y nuevos que debieron sentir los primeros cristianos.

Esta experiencia de un Dios que nos ama a cada uno de nosotros, hasta darnos a su propio Hijo, debe ser también central en nuestra vida religiosa, de fe. Todo es gracia. Nuestra vida discurre entre las manos de un Dios que ha amado tanto al mundo que nos ha dado hasta su único Hijo. Estamos en las manos de un Dios que es más grande que nuestro corazón y lo conoce todo.

En los momentos, en que no tenemos palabras de explicación; en que no comprendemos y nos parecen absurdos los caminos de Dios. Son momentos en que nuestra única respuesta es la que propone Jesús a Nicodemo: levantar los ojos a Cristo en la Cruz, como los judíos levantaban los ojos a la serpiente en el desierto, para encontrar allí una respuesta que va más allá de toda lógica. Nosotros como el Pueblo de Israel nos encontramos por el camino muchas serpientes venenosas que matan la vida de la gracia y Dios viene entonces en ayuda de su Pueblo. El que es mordido por la serpiente venenosa su curación está en mirar, en alzar la mirada a Cristo crucificado, Dios ha establecido que el Crucificado sea el símbolo de la salvación, la fuente de la vida. No debemos desviar de él nuestra mirada e intentar olvidarle, es necesario levantar nuestros ojos hacia él y reconocerle como nuestro salvador. No hay otro camino para la vida. Dios no se ha desentendido del mundo dejándolo a su suerte. Al contrario, se interesa por él hasta tal punto que le entrega a su propio Hijo, dándoselo como don. Cada uno de nosotros tenemos tanto valor a los ojos de Dios que pone en riesgo a su propio Hijo para preservarnos de la ruina y conducirnos a la plenitud de la vida eterna

17/4/2012, Martes de la segunda semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4, 32-37)

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.

Salmo responsorial (Sal 92, 1ab. 1c-2. 5)
R. El Señor reina, vestido de majestad.

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno. R.

Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (3, 5a. 7b-l 5)

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: -«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.» Nicodemo le preguntó: -«¿Cómo puede suceder eso?» Le contestó Jesús: -« Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»

17 abril 2012. Martes de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

Una vez le preguntaba a un joven que había descubierto a Jesucristo y trataba de poner en el centro de su vida, si se aburría en la oración, si le resultaba costosa, pues siempre me preocupa que no se empiece con buen pie en el camino de la oración, clave de perseverancia y santidad y por tanto de frutos apostólicos y me respondió: ¿”Como se puede uno aburrir cuando trata con Jesús?”

Fue una respuesta tan contundente, que estaba en el camino y que pensando siempre lo mismo, no le dejaría nunca sólo. Después me preguntaba ¿Cómo hay tantos que una vez que le han conocido, le defraudan? ¿Por qué? Y me venía a lamente la respuesta que daba una religiosa cando íbamos a visitarlas: “Porque no le han conocido”

Y es verdad, conocerle, amarle, seguirle, hay que tratarle, hay que estar con Él, poner los ojos en Él, mirarle que su mirada es mirada de amor, como decía Santa Teresa: “Solo os pido que le miréis”

Este tiempo de la cincuentena de Pascua, la Iglesia se esfuerza en presentarle a lo grande, a lo glorioso, resucitado, como está ahora en los cielos y nuestro corazón por la gracia, como está en la Eucaristía y en la Comunión; en el sagrario y en la oración cuando te habla o le hablas, le escuchas o te escucha, le miras o te mira, te ama o le amas o le adoras.

Nos ayudan las apariciones a su Madre, a Magdalena, a los discípulos de Emaús, a Pedro y Juan, a los Apóstoles, a Tomás o a la orilla del lago. Cualquiera de ellas da para no un rato de oración sino para muchos pues no el mucho saber harta y satisface el ánima sino el gustar internamente lo que contemplamos”, nos recomienda san Ignacio en los Ejercicios Espirituales y allí donde encentro lo que voy buscando, me detendré sin tener prisa por pasar adelante. Por eso los Ejercicios Espirituales son la mejor escuela para aprender a orar, conocer a Jesús, quitar de sí todas las afecciones (apetitos), emprender un camino de santidad, fin para el que hemos sido creados.

Pongo a continuación algunas frases extraídas de las oraciones y lecturas del día que nos pueden servir para la oración:

1º.- Con alegría y regocijo damos gloria a Dios ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios todopoderoso. Aleluya. (Ant. entrada).

2º.- Señor haznos capaces de anunciar la victoria de CRISTO RESUCITADO, pues en ella están los bienes futuros en plenitud. El cielo del que nos habla toda la liturgia de este tiempo nuestra meta definitiva.

3º.-“Todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía”. ¿Tengo yo mis bienes recibidos con esta disponibilidad? Resucitar con Cristo es tener esa libertad de los hijos de Dios.

4º.- “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”. De otra manera el que no cree la pierde o como dice en otro lugar san Juan, ya está condenado.

Supliquemos nos conceda la alegría de la Resurrección, capaces de ansiar su victoria, unidos como los primeros cristianos, haciendo siempre su voluntad y alcanzar la vida eterna.

Oración final. Santa María, madre nuestra, alcánzanos el gozo de la Pascua: fe creciente, esperanza cierta, alegría desbordante, paz imperturbable, amor ardiente. Tus ojos para contemplarle resucitado, tus oídos para escuchar su mensaje como a los primeros cristianos, tu corazón para amarle como tú después del encuentro que tuviste con Él al dejar el sepulcro.

AMÉN

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