9 abril 2012. Lunes de la Octava de Pascua – Puntos de oración

  • Comenzamos la Cincuentena Pascual: siete semanas de fiesta…
    • El Tiempo Pascual comprende cincuenta días (en griego, "pentecostes") celebrados como uno solo: "Los cincuenta días que median entre el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo" (Normas Universales sobre el Calendario, de 1969, n. 22).
    • La fiesta de la Ascensión se celebra dentro de este tiempo, entre nosotros no a los cuarenta días de la Pascua, sino en el domingo séptimo, y el Cirio pascual sigue encendido también después de la Ascensión, hasta la tarde del domingo de Pentecostés.
  • ¡Qué valentía muestra Pedro, cuando el día de Pentecostés, ante todo el pueblo, proclama la resurrección de Jesús!
    • No hacía mucho que le había negado, asustado por una criada y un puñado de hombres que se calentaban como él junto a una hoguera…
    • Ahora comienza toda una serie de testimonios, a cual de ellos más intrépido, los cuales iremos escuchando sucesivamente a lo largo de esta semana…
    • ¿Qué ha pasado con él...? Nada más, ni nada menos, que la resurrección de Jesús y la venida del Espíritu Santo…
    • Esta primera intervención de Pedro es toda ella una catequesis sobre la persona de Jesús, dirigida precisamente a los habitantes de Jerusalén, aquellos que habían estado directamente implicados en su muerte: “vosotros lo matasteis en una cruz, pero Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos.”
  • Dos grupos de personas han visto el sepulcro vacío y corren a anunciarlo… ¡Pero que diferencia tan abismal entre unos y otros…! ¡Entre las mujeres y los guardias…!
    • ¡No es pequeño el mérito de aquellas pocas mujeres..!
      • Han acompañado al Señor a lo largo de su ministerio...
      • Le han ayudado con sus servicios humildes y desinteresados…
      • Estuvieron al pie de la cruz, con una valentía que les faltó a los hombres…
      • Y ahora acuden al sepulcro para realizar el último acto de caridad con el cuerpo del Maestro…
      • ¡Realmente, se merecían la primera aparición del Resucitado..!
    • Viendo el sepulcro vacío y escuchando las palabras del ángel, que les asegura que esta vivo…, vuelven presurosas al Cenáculo para comunicar la noticia…
      • Y enseguida se les aparece el Señor…
      • ¡Ellas que venían buscando un muerto, ahora lo encuentran vivo…!
      • ¡Ellas que venían tristes y apesadumbradas.., ahora no caben de gozo y de alegría!
      • Y su amor a Jesús, las convierte en las primeras anunciadoras de su resurrección…
    • Los guardias también han visto el sepulcro vacío…
      • Pero no han visto ángeles…
      • No se les ha aparecido el Señor…
      • El sentimiento que les embarga es de miedo…, pero no ante la resurrección de Cristo, sino ante la responsabilidad que implica el hecho…
      • Esto no les quita, que también ellos se beneficien del acontecimiento.., pues aceptan el soborno que les proponen, a cambio de la verdad de los acontecimientos vividos… ¡Qué pena dan estos hombres, que viendo el sepulcro vacío, lo vacían de su verdad: ¡Cristo ha resucitado..!
  • No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.”
    • ¿Quién no se siente animado por estas palabras del Señor…?
    • Primero fueron las mujeres, luego fue Pedro, Juan y los demás apóstoles, a estos le siguieron generaciones y generaciones de cristianos a lo largo de más de dos mil años…
    • Y ahora nos toca a nosotros, en medio de un mundo que sigue prefiriendo las mil versiones de la negación.., que las de la afirmación. Mis queridos hermanos: “¡Cristo esta vivo, y nosotros somos testigos de ello con nuestra fe y con nuestra vida...!”

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