1/6/2019. Sábado de la VI semana de Pascua – San Justino


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,23-28)
Pasado algún tiempo en Antioquía, Pablo marchó y recorrió sucesivamente Galacia y Frigia, animando a los discípulos. Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. Lo habían instruido en el camino del Señor, y exponía con entusiasmo y exactitud lo referente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan. Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el camino de Dios. Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.
Salmo responsorial (Sal 46,2-18-9.10)
R. Dios es el rey del mundo.
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. 
R.
Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. 
R.
Los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra, y él es excelso. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16, 23b-28)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».

1 junio 2019. Sábado de la VI semana de Pascua – San Justino – Puntos de oración


Comenzamos nuestra oración poniéndonos en la presencia del señor. Le pedimos al espíritu santo que nos ilumine y que nos conceda la gracia de poder hacer oración.
Hoy después de leer las lecturas que se nos proponen podemos sacar un mensaje muy claro: “Pedid en mi nombre”.  Esta frase viene a resumir un poco el mensaje que se nos transmite hoy en el evangelio.
En la primera lectura aparece la historia del judío Apolo que tras bautizarse y formarse en la fe con la ayuda de Priscila y Áquila terminó defendiendo públicamente en la sinagoga que Jesús es el mesías. Es un episodio sencillo y muy ilustrador de como el evangelio se va extendiendo por personas concretas poco a poco. Primero fue San Pablo con Priscila y Áquila y luego estos con Apolo. Es un reflejo de lo que estamos llamados a ser transmisores de la buena noticia.
En el evangelio presenta un mensaje muy concreto de Jesús a sus discípulos. Primero les insiste en el poder de la petición, “pedir al Padre en mi nombre.” Aclara que todo lo que pidamos en su nombre nos será concedido por el Padre. Y luego continúa hablado del amor que Dios nos tiene porque nosotros le queremos y creemos en Él. Es un mensaje muy sincero que nos recuerda que la base de nuestra Fe es el amor, el amor de Dios hacia nosotros. Como prueba de ese amor tenemos tantos y tantos detalles que recibimos a diario y todas las cosas que le pedimos y nos concede. Por eso insisten tanto Jesús en que le pidamos, pero pedir de verdad, con la confianza y la fe suficiente en el que sabemos que es capaz de concedernos lo que pedimos. Puede ser interesante revisar que le pido al Señor o como se lo pido. Es una manera de ver cómo está nuestra confianza en él y en consecuencia nuestra Fe. Os invito a hacer este ejercicio durante el rato de oración de hoy.
También hay que destacar, la gran coincidencia que tiene este mensaje de profundizar en la confianza y en la petición al Señor con el día de hoy. Hoy es uno de junio, comienza el mes del Sagrado Corazón de Jesús y estamos en pleno aniversario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. En este contexto os invito a tener muy presente durante todo el mes esa invocación tan bonita: “Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.” Que podamos hacerla nuestra y crecer poco a poco en confianza con él.
Por último, no podemos acabar nuestro rato de oración sin acordarnos de María, hoy que es sábado. Reservaros los últimos minutos de vuestra oración para hablar con ella y tener un dialogo con nuestra Madre.

31/5/2019. La Visitación de la Bienaventurada Virgen María


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (12, 9-16b)
Hermanos: Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno. Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde.
Salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6)
R. Es grande en medio de ti el Santo de Israel.
«El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación». Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. 
R.
«Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso». 
R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sion:
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.» 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 39-56)
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su Esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

31 mayo 2019. La Visitación de la Bienaventurada Virgen María – Puntos de oración


Cerramos el mes de mayo, el mes de la Virgen, y estamos a punto de abrir el mes del Corazón de Jesús, tan significativo para los católicos españoles cuando celebramos el centenario de la consagración de España a su Corazón.
Día último de mayo, en que la fiesta de la Virgen nos asegura que la compañía de María se dilatará a través de la campaña de la Visitación durante todo el verano.
Podemos en la oración fijar nuestra mirada en los dos corazones: Jesús y María. Detenernos en su interioridad, descubrir su intimidad, acercarse al secreto de su vida (todo ello evoca el corazón de una persona). ¿Qué vemos?
Todos los actos y palabras de Jesús revelan a Dios Padre, manifiestan el amor incondicional, superabundante y gratuito que Dios siente por cada persona, su hijo e hija. En Jesús vemos su deseo de darnos a Dios, de alcanzarnos la posibilidad real de llegar a ser lo que Dios quiere de cada uno, el “sueño de Dios” para cada uno. Y ello le ha costado caro, hasta derramar toda su sangre, desangrar su Corazón. ¡Cuánto valemos! ¡Cuánto nos desea Dios!
Si en el corazón de Jesús arde el ansia de Dios Padre por crear, darse y redimir hasta hacernos una familia con la Trinidad, ¿cómo respondo yo?
El modelo de nuestra respuesta lo tenemos en el Corazón inmaculado de María: Apertura y disponibilidad sin límites, confianza alegre que arrebata el corazón de Dios. ¿Estoy a ese nivel?
Seguramente no, ni por asomo. Pues, entonces, ya tengo la materia de oración: Contemplo a Jesús y a la Virgen (“me tumbo al sol”) y suplico a la Virgen, como mendigo, que me conceda parecerme un poquico más a Ella.

30/5/2019. Jueves de la VI semana de Pascua


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18, 1-8)
En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías. Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles». Se marchó de allí y se fue a casa de Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.
Salmo responsorial (Sal 97, 1-2ab. 2cd-3ab. 3cd-4)
R. El Señor revela a las naciones su salvación.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. 
R.
El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. 
R.
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,16-20)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?» Y se preguntaban: «¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

30 mayo 2019. Jueves de la VI semana de Pascua – Puntos de oración


Oración preparatoria: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.
Estamos en los discursos de despedida de Jesús. El fragmento del evangelio de hoy es una profecía que anticipa su muerte y su resurrección. Jesús les habla con parábolas e imágenes. En este caso, con el juego del ver y no ver, y con las alusiones de la presencia y la ausencia, el dolor y la alegría. Pero los discípulos no son capaces de entender.
Quizás es bueno pararse a meditar dos cosas: en primer lugar, el deseo de Jesús de preparar a los suyos para el momento de la prueba, que es una forma de manifestar su amor; en segundo lugar, la incomprensión de los discípulos. Este combinado es muy común en nuestra vida cotidiana: el amor de Jesús que nos rodea nos precede y nos acompaña, y al mismo tiempo nuestra falta de capacidad para entender el plan de Dios y lo que nos pasa.
Si fuéramos sencillos, como María de Nazaret, la incomprensión no nos llevaría a la desconfianza y a dudar del amor. Pero nos falta la humildad y sencillez de María.
¡Cuántas veces me quejo ante Dios de no entender sus planes! Y cuántas veces esa queja me lleva a la desconfianza. Porque no entiendo lo que me pasa, porque vivo en medio de un contratiempo, o porque he sufrido un revés en mi vida, inmediatamente esto deriva en una falta de confianza en el amor que Dios me tiene.
La respuesta de Jesús en el final del evangelio de hoy es una invitación a la confianza: vuestra tristeza se convertirá en alegría. ¡El Señor resucitará! Pero tengamos paciencia para esperar el momento de Dios.
De la mano de la Virgen y a punto de acabar el mes de mayo y de iniciar el mes del Corazón de Jesús te invito a rezar esta oración de la confianza:
Oh, Señor Jesús, a tu Sagrado Corazón yo confío esta intención... Solo mírame, entonces haz conmigo lo que tu Corazón indique. Deja que tu Sagrado Corazón decida...Yo confío en ti... ¡Me abandono en tu Misericordia, Señor Jesús! Ella no me fallará. Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, creo en tu amor por mí. Sagrado Corazón de Jesús, que venga tu Reino.
Oh, Sagrado Corazón de Jesús, te he pedido por tantos favores, pero con ansias te imploro por esta petición. Tómala, ponla en tu abierto y roto corazón, y cuando el Padre Eterno la mire, cubierta por tu Preciosa Sangre, no podrá rehusarla. Ya no será más mi oración, sino la tuya, Oh Jesús.
Oh, Sagrado Corazón de Jesús, pongo toda mi confianza en Ti. Nunca permitas que me confunda...
Amén.

29/5/2019. Miércoles de la VI semana de Pascua


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17, 15.22-18,1)
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con él cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”. Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De uno solo creó el género humano para que habitara la tierra entera, determinando fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares que habían de habitar, con el fin de que lo que buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: “Somos estirpe suya”. Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Así pues, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, Dios anuncia ahora en todas partes a todos los humanos que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre a quien él ha designado; y ha dado a todos la garantía de esto, resucitándolo de entre los muertos». Al oír «resurrección de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión». Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Salmo responsorial (Sal 148, 1-2. 11-12. 13. 14)
R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos. 
R.
Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas, los ancianos junto con los niños. 
R.
Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. 
R.
Él acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16, 12-15)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

29 mayo 2019. Miércoles de la VI semana de Pascua – Puntos de oración


* Primera lectura: Los hermanos que escoltaban a Pablo lo llevaron hasta Atenas. Después de Filipos, ahora Atenas, la capital de Grecia.
Si Roma es la capital administrativa del Imperio, Atenas sigue siendo la capital filosófica y allí llega Pablo, con dos o tres cristianos. Sin entrar en el detalle de una evocación histórica, vale la pena de considerar lo que Atenas significa. Es una ciudad de un medio millón de habitantes, una ciudad inhumana en la que esclavos y pobres constituyen los dos tercios de la población. Una ciudad cosmopolita en la que se mezclan y se enfrentan todas las razas. Una ciudad depravada donde alardean cínicamente todos los vicios.
Y con todo, guiado por el Espíritu, es a esas grandes ciudades que Pablo se lanza prioritariamente.
A nosotros, que encontramos también la dificultad de dar a conocer el Evangelio a un mundo masivamente paganizado, ¡danos, Señor tu Espíritu! ¡Concédenos poder introducir el Evangelio en el corazón del mundo!
El Areópago es la «plaza» central de Atenas. El lugar donde se reúnen los filósofos y los estudiantes para discutir.  Vemos brevemente la estructura del discurso de Pablo en el Areópago (vv. 22-31):
      (1) Exordio (captatio benevolentiae): invocación al Dios desconocido (vv. 22b-23)
      (2) Parte narrativa (narratio): preparación evangélica (vv.24-29): fe en el Dios verdadero:
      Dios creador: crítica de la idolatría (vv.24-25)
      Relación de Dios con la humanidad: crítica del politeísmo(vv.26-29)
      (3) Parte argumentativa (argumentatio): anuncio del evangelio (vv. 30-31)
      Todos y en todas partes deben convertirse (v. 30)
      Porque va a juzgar al mundo según justicia (v.31a)
      Por el hombre que ha resucitado (v.31b).
«Pues bien, ese «Dios desconocido» que vosotros veneráis sin conocerlo, yo vengo a anunciároslo...» Había visto también un altar con esta inscripción: «Al dios desconocido». Es decir, a la multitud y variedad de todo lo que pudiera existir.
«Los hombres buscan a Dios y van a tientas esforzándose en alcanzarlo...» San Pablo no rechaza el esfuerzo de los hombres para encontrar a Dios. Todas las religiones, en cierto modo, son una búsqueda titubeante de Dios. Eso es respetable. El Concilio vaticano II trató ese tema: «La Iglesia Católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero.... Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, aportan sin embargo, no pocas veces, un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.» (Vat.II.Nostra aetate, 2).
Dios, pues, anuncia ahora a los hombres... que ha designado a un hombre, que habiéndolo resucitado de entre los muertos… ¡Aquí está lo esencial!: ¡La resurrección de Jesús! Después de los preliminares de orden cultural o filosófico, llega a hablar de «Jesús» en su misterio principal. ¡Su predicación, sobre este punto, será un fracaso...aparente! Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
* Evangelio:  El Espíritu de la Verdad guiará hasta la Verdad plena. Jesús pone de relieve una de las funciones del Espíritu Santo: guiará a los discípulos hasta la Verdad plena, completando sus enseñanzas y dándoles a conocer las realidades futuras. Comenta San Agustín:
«El Espíritu Santo, que el Señor prometió enviar a sus discípulos para que les enseñase toda la Verdad, que ellos no podían soportar en el momento en que les hablaba –del cual dice el Apóstol que hemos recibido ahora en prenda, para darnos a entender que su plenitud nos está reservada para la otra vida– ese mismo Espíritu enseña ahora a los fieles todas las cosas espirituales de que cada uno es capaz. Mas también enciende en sus pechos un deseo más vivo de crecer en aquella caridad que les hace amar lo conocido y desear lo que no conocen, pensando que aun las cosas que conocen en esta vida no las conocen como se han de conocer en la otra vida, que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón pudo imaginar» (Tratado 97,1 sobre el Evangelio de San Juan).
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

28/5/2019. Martes de la VI semana de Pascua


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,22-34)
En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran los vestidos y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos los escuchaban. De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo: «No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí». El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?». Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia». Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
Salmo responsorial (Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8)
R. Tu derecha me salva, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. 
R.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?” Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

28 mayo 2019. Martes de la VI semana de Pascua – Puntos de oración


Aleluya, aleluya, aleluya. “Os enviaré el Espíritu de la verdad; él os guiará hasta la verdad plena”. Este es el texto antes de proclamar el Evangelio de este día.
Estamos a unos días de Pentecostés momentos de espera y con grandes deseos para dejarnos inundar por los siete dones del Espíritu Santo.
Señor, necesitamos apoyarnos en la Verdad ante esta situación a nivel global donde ya ha adquirido carta de ciudadanía la mentira. Hemos perdido la roca o cimiento de la Verdad para adaptarnos a una sociedad, que se apoya en tierras movedizas. Esta situación se adapta a la sociedad “líquida” en las nos mueven fuerzas externas a la libertad de la persona.
No se trata de lamentarnos ante esta situación. Este rato de oración es para sujetarnos a la Roca, a la Piedra que es Cristo, la Iglesia.
Leamos con detenimiento este texto del Evangelio de hoy donde San Juan. “… Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga dejará convicto (acusará) al mundo acerca de su pecado, de una justicia y de una condena.
-          De un pecado, porque no creen en mí.
-          De una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis.
-          De una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado”.
Mi actitud ha de ser se súplica:
-          ¡Señor, yo creo! pero aumenta mi fe en tu resurrección
-          ¡Señor, yo creo! Pero ayúdame a descubrirte en todas las personas, especialmente en la más necesitadas.
-          ¡Señor, yo creo! Pero que me llene d esperanza, porque ya el príncipe d este mundo está condenado.
¡María, fortalece nuestra fe! Jesús, con su muerte y resurrección nos ha salvado del pecado y de la muerte.

27/5/2019. Lunes de la VI semana de Pascua


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15)
Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que se había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa». Y nos obligó a aceptar.
Salmo responsorial (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b)
R. El Señor ama a su pueblo.
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. 
R.
Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. 
R.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas,
con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26-16,4a)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

27 mayo 2019. Lunes de la VI semana de Pascua – Puntos de oración


Se está finalizando el Mes de María, a lo largo de los días de este mes, no hemos dejado de consagrarnos a Ella: “Tuyos somos, tuyos queremos ser, tuyos nuestros alientos de conquista. Tuyos nuestros ímpetus de combate. Tuyos nuestros ardientes deseos de pureza inmaculada. Tuyos nuestros ardorosos anhelos de ferviente apostolado. Y seguimos, haciéndolo todos estos días. Ella es todo para un militante de Santa María, que es conquista de almas, combate ardiente de pureza, anhelo de ferviente apóstol.
Pero también las lecturas nos están preparando para anhelar la venida del Espíritu Santo, nos lo dice el evangelio de hoy: “Cuando venga el Paráclito (Espíritu Santo), que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí; Y TAMBIÉN VOSOTROS DARÉIS TESTIMONIO, PORQUE DESDE EL PRINCIPIO ESTÁIS CONMIGO” Y nos va preparando:  …esto para que os acordéis de que yo os l  había dicho”.
Justamente en las preces de las Flores a la Virgen hay una que hace referencia especial. Después de pedir la pureza en la primera, semillas de cielo en la segunda y rosas de apostolado de conquista en la segunda, vida de Nazaret en la tercera; en la cuarta el ofrecimiento alegre por la conquista de nuestros hermanos, en la quinta como colofón pedimos que el Espíritu Santo descienda sobre nuestros corazones, en el mes más bello del año en el Pentecostés solemne que abrase nuestras almas en fuego de conquista. ¿Os habéis fijado cuantas veces aparece la palabra conquista?
En estos días, he encontrado un párrafo de Abe de sus textos escogidos para ayudarnos a vivir este delicioso Tiempo Pascual, que remata lo anterior que está en el jueves de la quinta semana de Pascua y que transcribo: “Militantes de la Virgen. ¡Pero si es una vocación para volverse loco!¡Poder ir a todos los sitios con un sello, con el carisma de prestarse en todas partes a enseñar a los hombres la mística de exigencia, el espíritu combatió, el cultivo de la reflexión y el ejercicio de la constancia; esos valores que los tienen hundidos y les hacen inasequibles a la gracia! Porque la gracia no destruye la naturaleza, la transforma. Y cuando la gracia se encuentra con individuos que están anulados ya, porque no tienen voluntad, ni capacidad de reflexionar, (podemos verlo en los momentos que estamos viviendo); ¡No tienen ni vocabulario!”
Ser educador del que tienes a tu lado ejerciendo misericordia, te cargas las pilas en la oración y con decidido como Pedro dices: “Voy a pescar”. Y decimos “Vamos contigo todos, la mies es mucha y los obreros pocos. Y veremos la acción del Espíritu Santo como los apóstoles después de Pentecostés. Lo estamos viendo en las primeras lecturas de estos días de los Hechos de los Apóstoles, que no nos podemos explicar de forma humana que arranquen y se vayan por el mundo y anuncien el Evangelio con la fuerza y el vigor que nos sorprende al leerlo y escucharlo. Que nos invitan a que nosotros no nos quedemos parados, como dice el Papa, en salida, armando lío, complicándome la vida haciendo la mejor obra de misericordia.
Pidamos a la Reina y Madre que nos alcance el Espíritu Santo, que descienda sobre nosotros con la plenitud de sus dones, que abrase nuestras almas, más y más en fuego de conquista y todos nuestros compañeros de trabajo, estudio o de la calle lleguen al conocimiento de la verdad y se salven.

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