Se está finalizando el Mes de María, a
lo largo de los días de este mes, no hemos dejado de consagrarnos a Ella:
“Tuyos somos, tuyos queremos ser, tuyos nuestros alientos de conquista. Tuyos
nuestros ímpetus de combate. Tuyos nuestros ardientes deseos de pureza
inmaculada. Tuyos nuestros ardorosos anhelos de ferviente apostolado. Y
seguimos, haciéndolo todos estos días. Ella es todo para un militante de Santa
María, que es conquista de almas, combate ardiente de pureza, anhelo de
ferviente apóstol.
Pero también las lecturas nos están
preparando para anhelar la venida del Espíritu Santo, nos lo dice el evangelio
de hoy: “Cuando venga el Paráclito (Espíritu Santo), que os enviaré desde el
Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí; Y
TAMBIÉN VOSOTROS DARÉIS TESTIMONIO, PORQUE DESDE EL PRINCIPIO ESTÁIS CONMIGO” Y
nos va preparando: …esto para que os acordéis de que yo os l había
dicho”.
Justamente en las preces de las Flores a
la Virgen hay una que hace referencia especial. Después de pedir la pureza en
la primera, semillas de cielo en la segunda y rosas de apostolado de conquista
en la segunda, vida de Nazaret en la tercera; en la cuarta el ofrecimiento
alegre por la conquista de nuestros hermanos, en la quinta como colofón pedimos
que el Espíritu Santo descienda sobre nuestros corazones, en el mes más bello
del año en el Pentecostés solemne que abrase nuestras almas en fuego de
conquista. ¿Os habéis fijado cuantas veces aparece la palabra conquista?
En estos días, he encontrado un párrafo
de Abe de sus textos escogidos para ayudarnos a vivir este delicioso Tiempo Pascual,
que remata lo anterior que está en el jueves de la quinta semana de Pascua y
que transcribo: “Militantes de la Virgen. ¡Pero si es una vocación para
volverse loco!¡Poder ir a todos los sitios con un sello, con el carisma de
prestarse en todas partes a enseñar a los hombres la mística de exigencia, el
espíritu combatió, el cultivo de la reflexión y el ejercicio de la constancia;
esos valores que los tienen hundidos y les hacen inasequibles a la gracia!
Porque la gracia no destruye la naturaleza, la transforma. Y cuando la gracia
se encuentra con individuos que están anulados ya, porque no tienen voluntad,
ni capacidad de reflexionar, (podemos verlo en los momentos que estamos
viviendo); ¡No tienen ni vocabulario!”
Ser educador del que tienes a tu lado
ejerciendo misericordia, te cargas las pilas en la oración y con decidido como
Pedro dices: “Voy a pescar”. Y decimos “Vamos contigo todos, la mies es mucha y
los obreros pocos. Y veremos la acción del Espíritu Santo como los apóstoles
después de Pentecostés. Lo estamos viendo en las primeras lecturas de estos
días de los Hechos de los Apóstoles, que no nos podemos explicar de forma
humana que arranquen y se vayan por el mundo y anuncien el Evangelio con la
fuerza y el vigor que nos sorprende al leerlo y escucharlo. Que nos invitan a
que nosotros no nos quedemos parados, como dice el Papa, en salida, armando
lío, complicándome la vida haciendo la mejor obra de misericordia.
Pidamos a la Reina y Madre que nos
alcance el Espíritu Santo, que descienda sobre nosotros con la plenitud de sus
dones, que abrase nuestras almas, más y más en fuego de conquista y todos
nuestros compañeros de trabajo, estudio o de la calle lleguen al conocimiento
de la verdad y se salven.