31 mayo 2019. La Visitación de la Bienaventurada Virgen María – Puntos de oración


Cerramos el mes de mayo, el mes de la Virgen, y estamos a punto de abrir el mes del Corazón de Jesús, tan significativo para los católicos españoles cuando celebramos el centenario de la consagración de España a su Corazón.
Día último de mayo, en que la fiesta de la Virgen nos asegura que la compañía de María se dilatará a través de la campaña de la Visitación durante todo el verano.
Podemos en la oración fijar nuestra mirada en los dos corazones: Jesús y María. Detenernos en su interioridad, descubrir su intimidad, acercarse al secreto de su vida (todo ello evoca el corazón de una persona). ¿Qué vemos?
Todos los actos y palabras de Jesús revelan a Dios Padre, manifiestan el amor incondicional, superabundante y gratuito que Dios siente por cada persona, su hijo e hija. En Jesús vemos su deseo de darnos a Dios, de alcanzarnos la posibilidad real de llegar a ser lo que Dios quiere de cada uno, el “sueño de Dios” para cada uno. Y ello le ha costado caro, hasta derramar toda su sangre, desangrar su Corazón. ¡Cuánto valemos! ¡Cuánto nos desea Dios!
Si en el corazón de Jesús arde el ansia de Dios Padre por crear, darse y redimir hasta hacernos una familia con la Trinidad, ¿cómo respondo yo?
El modelo de nuestra respuesta lo tenemos en el Corazón inmaculado de María: Apertura y disponibilidad sin límites, confianza alegre que arrebata el corazón de Dios. ¿Estoy a ese nivel?
Seguramente no, ni por asomo. Pues, entonces, ya tengo la materia de oración: Contemplo a Jesús y a la Virgen (“me tumbo al sol”) y suplico a la Virgen, como mendigo, que me conceda parecerme un poquico más a Ella.

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