Comenzamos nuestra oración poniéndonos
en la presencia del señor. Le pedimos al espíritu santo que nos ilumine y que
nos conceda la gracia de poder hacer oración.
Hoy después de leer las lecturas que se
nos proponen podemos sacar un mensaje muy claro: “Pedid en mi nombre”.
Esta frase viene a resumir un poco el mensaje que se nos transmite hoy en el
evangelio.
En la primera lectura aparece la
historia del judío Apolo que tras bautizarse y formarse en la fe con la ayuda
de Priscila y Áquila terminó defendiendo públicamente en la sinagoga que Jesús
es el mesías. Es un episodio sencillo y muy ilustrador de como el evangelio se
va extendiendo por personas concretas poco a poco. Primero fue San Pablo con
Priscila y Áquila y luego estos con Apolo. Es un reflejo de lo que estamos
llamados a ser transmisores de la buena noticia.
En el evangelio presenta un mensaje muy
concreto de Jesús a sus discípulos. Primero les insiste en el poder de la
petición, “pedir al Padre en mi nombre.” Aclara que todo lo que pidamos en su
nombre nos será concedido por el Padre. Y luego continúa hablado del amor que
Dios nos tiene porque nosotros le queremos y creemos en Él. Es un mensaje muy
sincero que nos recuerda que la base de nuestra Fe es el amor, el amor de Dios
hacia nosotros. Como prueba de ese amor tenemos tantos y tantos detalles que
recibimos a diario y todas las cosas que le pedimos y nos concede. Por eso
insisten tanto Jesús en que le pidamos, pero pedir de verdad, con la confianza
y la fe suficiente en el que sabemos que es capaz de concedernos lo que
pedimos. Puede ser interesante revisar que le pido al Señor o como se lo pido.
Es una manera de ver cómo está nuestra confianza en él y en consecuencia
nuestra Fe. Os invito a hacer este ejercicio durante el rato de oración de hoy.
También hay que destacar, la gran
coincidencia que tiene este mensaje de profundizar en la confianza y en la
petición al Señor con el día de hoy. Hoy es uno de junio, comienza el mes del
Sagrado Corazón de Jesús y estamos en pleno aniversario de la consagración de
España al Sagrado Corazón de Jesús. En este contexto os invito a tener muy
presente durante todo el mes esa invocación tan bonita: “Sagrado Corazón de
Jesús, en vos confío.” Que podamos hacerla nuestra y crecer poco a poco en
confianza con él.
Por último, no podemos acabar nuestro
rato de oración sin acordarnos de María, hoy que es sábado. Reservaros los
últimos minutos de vuestra oración para hablar con ella y tener un dialogo con
nuestra Madre.