Toda esta semana estaremos ponderando el
discurso sobre el Pan de Vida, la Eucaristía. Creo
que puede ser una magnífica oportunidad, para leerlo, orarlo, y ponderarlo en
profundidad.
La Eucaristía es una maravilla de amor
por tres razones:
1.
Por lo que en ella se nos da.
2.
Por el modo en que se nos da.
3.
Por la generosidad con la que se nos da.
1. Por lo que en ella se nos da:
Grande fue el amor que mostró Dios al
mundo, al darnos para nuestro remedio, lo más precioso que tenía, a su propio
Hijo..., pero aun mayor fue la donación del Hijo, pues Él se nos dio a Sí mismo
y a su propio cuerpo. Y esta donación la hizo en la misma noche de su Pasión,
es decir, cuando los hombres le buscaban para darle muerte…
2. Por el modo en que se nos da:
Se quiso quedar con nosotros, bajo las
especies de pan y vino… ¿Por qué lo hizo así?
Primero para unirse con nosotros, no
solo de una forma espiritual como Dios, sino también corporalmente en cuanto
Hombre, y esto con la mayor unión que podría darse, pues no hay mayor unión,
que la que se da en la persona humana con la comida y la bebida…
3. Por la generosidad con la que se nos
da:
Pues no contento con darnos su cuerpo y
su sangre, bajo el signo del pan y del vino, quiso dar autoridad sobre su
cuerpo y su sangre, no a los ángeles del cielo, ni a su Madre Santísima, sino a
los Apóstoles y a los que les sucediesen en la dignidad sacerdotal...; y no
limito esta potestad a cierto número de personas o lugares o tiempos
determinados…
La pregunta que debemos hacernos en
nuestra oración de hoy sería: ¿Qué
pide de nosotros un amor tan excelso...? Creo que nos hemos de mover a
corresponder a este amor como se merece, a venerar con profundo respeto tan
alto Sacramento, y de este modo recibirle con una fe viva, un alma pura, y un
corazón limpio. Pidamos que así sea…