1 de mayo de 2021, sábado de la 4ª semana de Pascua

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 44-52)

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo.

Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:

-«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra"».

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.

La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.

Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Salmo Responsorial
Sal 97, 1-2ab. 2cd-3ab. 3cd-4
R. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
R.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (14, 7-14)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».

Felipe le dice:

«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».

Jesús le replica:

«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.

En verdad, en verdad os digo: el que cree en mi, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

1 mayo 2021, sábado de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos acompañe en este rato de oración. Hoy comenzamos el mes de mayo, mes de María. Desde el inicio nos encomendamos especialmente a ella para que esté presente en nuestra oración y nuestra vida durante este mes.

Hoy la oración la podemos centrar en la lectura del evangelio. En este fragmento Jesús habla con sus discípulos sobre la unión entre el Padre y el Hijo, y cómo conocerlos a cada uno. De aquí podemos extraer el primer punto para nuestra oración. Muchas veces en nuestra vida de fe y en nuestra oración nos puedes pasar como a Felipe, que le pedimos a Jesús que nos muestre al Padre. Y es que se nos olvida que Jesús está en el Padre y el Padre en Jesús. Y no sé queda ahí, sino que tenemos a Jesús vivo y resucitado entre nosotros en cada sagrario. Qué bonito sería caer en la cuenta de esta gran presencia viva, tan cerca de nosotros. Os invitos a acercaros a un sagrario y simplemente poneros en la presencia del Padre y del Hijo que juntos te esperan y te hablan. Cae en la cuenta de la presencia y disfruta del silencio acompañado.

De la presencia de Dios en nuestra vida y ese misterio de sentir cerca al Padre y al Hijo, la mejor maestra es la Virgen. María, la madre de Dios, es nuestro ejemplo y nuestro camino, que le pidamos con la confianza de hijos, que nos acerque la gracia de comprender este misterio y dejar que la presencia del padre y del hijo entre en nuestra vida.

Por último, el evangelio termina con un recordatorio de Jesús, que lo que pidamos en su nombre él lo hará. Muy importante no olvidar esto. Pedir, pedir con confianza y fe, sabiendo que Jesús actuará. De nuevo nos puede ayudar tomar a la Virgen como ejemplo. Recordad el pasaje de las bodas de Caná, como María pide y Jesús actúa. Pues con esa confianza de hijos y animados por el ejemplo de la Virgen, que pidamos con fe y con confianza aquello que verdaderamente necesitamos.

Y para terminar esta primera oración del mes de mayo, dediquemos unos minutos a hablar con María, contarle nuestras inquietudes, nuestros propósitos a vivir este mes, o simplemente darle las gracias por su ejemplo y compañía.

30 de abril de 2021, viernes de la 4ª semana de Pascua

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 26-33)

En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:

«Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo:

“Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».

Salmo Responsorial
Sal 2, 6-7.8-9. 10-11
R. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.

Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
R.

Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza».
R.

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (14, 1-6)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo,estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».

Tomás le dice:

«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»

Jesús le responde:

«Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

30 abril 2021, viernes de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

Grande Tomás. Siempre tan intrépido, se convierte en voz del grupo: No sabemos a dónde vas. Pero ¿te vas? No sabemos el camino. Y Jesús le responde con autoridad: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Tres palabras que acaban con la duda. Camino. Verdad. Vida. Atrevido Jesús, ¿no? Pero se trataba de darles seguridad, ya que estaban inmersos en una duda profunda. No sabían, como nosotros muchas veces, por dónde tirar, qué camino seguir.

En la vida del cristiano siempre estará la duda, es así. Forma parte de nuestra vida en la fe. De hecho, los propios apóstoles tuvieron que vivir de fe y confiar en Jesús. Aun teniéndole, no entendían nada ni sabían qué iba a pasar. Nosotros tenemos la ventaja de que ya conocemos lo que ha pasado, solo nos queda aceptarlo en nuestra vida y confiar el futuro a Jesús. 

Por eso, necesitamos, como los discípulos, contundencia, seguridad, alguien que nos señale el camino. Y lo tenemos: experiencias de nuestra vida, toques de la gracia, el Evangelio, conversiones fuertes, la eucaristía, la vida misma... Ahí está nuestra seguridad; nuestra fe es una fe experimentada decía Benedicto XVI. Así que pum... a ilusionarnos con la resurrección, con el seguimiento a muerte de Jesús y a entregar la vida (que son dos días).

Por si te sirve, dado que se puede ver la persona escribe esto y sabes quien soy, yo vivo totalmente de fe. Y sin ella, mi vida hoy no tendría ningún sentido. Es fuerte esto...

Para preguntarse: ¿Vives de fe? ¿Aceptas todo lo que nos viene de Dios, ¿o solo lo bueno? ¿Confías o ya no tienes fuerzas para ello? 

Solo por recordarnos y para vivir: Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.

29 de abril de 2021, jueves de la 4ª semana de Pascua. Santa Catalina de Siena, virgen y doctora, patrona de Europa

Primera lectura
Lectura de la primera carta del Apóstol san Juan 1, 5-2, 2 (1, 5-2 2)

Queridos hermanos:

Este es el mensaje que hemos oído a Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Salmo Responsorial
Sal 102, 1-2. 3-4. 8-9. 13-14. 17-18ª
R. Bendice, alma mía, al Señor.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.
R.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
R.

La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (11, 25-30)

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

29 abril 2021, jueves de la 4ª semana de Pascua. Santa Catalina de Siena, virgen y doctora, patrona de Europa. Puntos de oración.

Empezamos la oración ofreciendo al Señor nuestras intenciones, acciones y operaciones para que sean puramente ordenadas al servicio y alabanza de Su divina majestad.

“Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades, él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura” Qué hermosas palabras del Salmo 102. Nos abren a la confianza en la Misericordia de Dios, que me parece lo central del mensaje de la palabra de Dios el día de hoy. Nos lo recuerda san Juan en la primera lectura: “Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero”. Él ya pagó la deuda producida por nuestro pecado y nos hace renacer a una vida nueva con su gracia. Pero para participar de esa gracia hemos de hacer un uso correcto de nuestra libertad. Misterio de Misericordia. Dios pone en manos del hombre lo medular de su vida, su salvación. Qué importante es por eso estar atentos a los llamados de Dios y ayudar a nuestro prójimo a que pueda hacer lo mismo. Pero es imposible lograr esto sin humildad, sin sencillez. Impresiona constatar que estas características se ponen de manifiesto sobre todo en los que menos tienen. De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida, la vida eterna. Por eso Jesús dice en su oración: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla”. Hace poco he sido testigo de una manifestación de la Misericordia de Dios a través del sacramento de la unción de los enfermos. Muchas veces la enfermedad nos pone en una sencillez tal que nos abre a la gracia. Y es así que, aunque el enfermo por su gravedad no pueda decir palabra alguna, sus pecados le son perdonados por la gracia del sacramento. Todo un gesto de amor del Señor a través de su Iglesia.

Finalmente, el Señor nos invita a acercarnos con confianza, aunque el pecado nos traiga cansancio y agobio: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”. Una invitación irresistible a recostar la cabeza en el pecho de Jesús, como lo hizo el apóstol San Juan. Le pedimos a la Virgen nos alcance la gracia de abrirnos a la Misericordia de Dios.

28 de abril de 2021, miércoles de la 4ª semana de Pascua

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24-13, 5 (12, 24-13 5)

En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.

En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Niger; Lucio, el Círeneo; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.

Un día que estaban celebrando el culto al Señor, y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:

«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado».

Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.

Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.

Salmo Responsorial
Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra.
R.

Oh ,Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines de la tierra.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (12, 44-50)

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:

«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.

Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

28 abril 2021, miércoles de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

Iniciamos la oración, en el nombre del Padre que nos envió a su Hijo amado, de este Hijo que nos da vida con su resurrección y del Espíritu que nos conduce hasta la verdad plena.

Cada día, en las lecturas, va apareciendo de una u otra manera el E. Santo. Y hoy, la verdad, con un protagonismo llamativo, “dijo el Espíritu Santo”; “con esta misión del E. Santo”. Porque, no nos quepa duda, que busca que “todos los pueblos alaben a Dios”. Por tanto, con su acción dinamizadora, nos implica y hace que la misión fructifique según los planes del Señor.

Podríamos decir que, los buenos frutos de nuestra entrega a los otros sucederán en relación proporcional a que no hablemos por cuenta propia; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Ciertamente que es todo un reto; impregnar todas nuestras acciones desde esa actitud de referencia al Padre y buscando sólo su gloria.

Estamos en vísperas de regalar a María un mes. Al honrarla, quererla y vivir junto a Ella, no buscamos otra cosa que intentar hacer vida las palabras de Jesús: Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.

27 de abril de 2021, martes de la 4ª semana de Pascua

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26)

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.

Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.

Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos fueron llamados cristianos.

Salmo Responsorial
Sal 86, 1-3, 4-5. 6-7
R. Alabad al Señor todas las naciones.

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».
R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 22-30)

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:

«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».

Jesús les respondió:

«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado, es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

27 abril 2021, martes de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

Comenzamos nuestra oración de hoy poniéndonos en la presencia de Dios, que nos enriquece con sus dones en toda circunstancia y nos hace llegar el Espíritu Santo para que profundicemos con fruto en su Palabra.

Y su Palabra, en este martes de la 4ª semana de Pascua, es de nuevo lluvia fresca que esponja nuestro espíritu y nos hace decir con el salmo 86: Alabad al Señor, todas las naciones.

Si nos acercamos a la lectura de los Hechos de los Apóstoles, vemos como la fe se va extendiendo y -momento crucial en la historia de la joven Iglesia- llega también a los no judíos. Leemos como Pablo y Bernabé, huéspedes de la Iglesia de Antioquía durante un año, “instruyeron a muchos”.

Tenemos a nuestro alrededor muchos “griegos”. Pidamos a María que, a ejemplo de Bernabé -era un hombre bueno-, nos dejemos llenar por el Espíritu Santo. Lo que entonces fue una multitud considerable que se adhirió a la fe se transformará ahora en una multitud de pequeñas gracias repartidas por todo el Cuerpo Místico, que no vemos, ni veremos hasta el cielo. Pero estemos seguros de que lo que hagamos ahora, viviendo de fe, tiene repercusión en toda la Iglesia.

Nos cuenta la primera lectura de hoy que Bernabé “exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño”. Nosotros hoy pidamos a María, en la antesala de su mes, la gracia de convertirnos de nuevo, de adherirnos, de permanecer muy unidos al Señor.

De tan buen maestro salió un discípulo aventajado, que vivió desde entonces con total entrega su unión con Jesucristo y predicó incansable el evangelio a los gentiles. Por eso hoy podemos constatar como se alaba al Señor, no solo desde el pueblo judío, sino desde todas las naciones.

Alabad al Señor, todas las naciones, porque él es el buen pastor que da la vida por sus ovejas, estén en el redil que estén. Sigamos pidiendo, entre alabanza y alabanza, que escuchemos su voz, que le sigamos, que nadie nos arrebate de su mano.

Se llena el corazón de una confianza inmensa cuando escuchamos al Señor decir: “yo les doy la vida eterna”, “lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas”. “nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre”. Nosotros somos ese regalo que el Padre ha puesto en manos de su Hijos, para que nos dé la salvación. Si nos convertimos a él, si nos adherimos a él, si permanecemos unidos a él, nada no arrebatará de su lado.

Terminemos nuestra oración pidiendo por el mundo, que se concreta en los que tenemos más cerca. Para qué andar discutiendo de esto o de aquello, criticando a éste o a aquel. Transmitamos la paz de Cristo resucitado, dejemos caer que hay una alegría profunda en el encuentro con Jesús, dejemos que se transparente en nuestra vida.

25 de abril de 2021, lunes de la 4ª semana de Pascua. San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia

Primera lectura
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los Corintios (2, 1-10)

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.

También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.

Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.

Sino, como está escrito:

«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».

Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo Responsorial
Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus mandatos.
R.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido.
R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus mandatos,
y odio el camino de la mentira.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 13-19)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

26 abril 2021, lunes de la 4ª semana de Pascua. San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia. Puntos de oración

Espíritu Santo…, ven.

Santa María, intercede…

(Breve momento de silencio para entrar en la presencia de Dios, que esperaba ardientemente este encuentro conmigo).

Hoy los puntos van por nivel de experiencia en la vida de oración. Busca cuál es el tuyo:

1. Nivel amateur:

Llegas a la oración, concéntrate, lee las lecturas, y mira a ver qué te llama más la atención. Te surge la pregunta: ¿cómo llevo esto a mi vida?

Posiblemente lo que más te pueda llamar la atención sea el evangelio: no puedes ocultar tu vida de cristiano, ha de ser toda ella misión. Pide gracia para ser instrumento y dócil al amor de Dios, que te envía como misionero, allí donde vives. Saborea el final del evangelio: “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.

2. Nivel pro:

Tu misión sabes que no depende de lo que hagas, sino de lo que ardas de amor en tu buen Dios.

Adéntrate en estas palabras de Pablo: “Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”

Presenta al Buen Dios tu pobre vida en este rato de oración. Sin otra pretensión más que arder en su amor. Pide la gracia de desaparecer en Él, de dejarte transformar pasivamente por medio de los acontecimientos de tu día hoy en quien Él sueña en ti. Nuestra santificación no se da al margen de la vida, sino en la vida: “El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios”.

3. Habría un tercer nivel de oración. Es el más sencillo, y el más directo para llegar a Dios. Y el más necesario, pero el más difícil de realizar en el trajín diario: contemplar a María, entrar en su escuela. Dejar que irradie su figura en nosotros. Así dejaremos de ser los protagonistas de nuestra vida, y nuestra vida hablará de Otro, del Resucitado.

Acabar dando gracias… No cansarse nunca de estar empezando siempre, es creer que Dios es Padre, y nosotros sus hijos.

25 de abril de 2021, domingo de la 4ª semana de Pascua

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4, 8-12)

En aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:

«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros.

Él es la “piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro; pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Salmo Responsorial
Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29
R. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.
R.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
R.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
R.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-2)

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

25 abril 2021, domingo de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

El cuarto domingo de Pascua es el domingo en el que Jesús se presenta como el Buen Pastor. El Señor ha querido utilizar esta imagen para expresar mejor su amor misericordioso y entrañable por nosotros. Aunque este es el pasaje del evangelio de domingo, voy a hacer referencia a otro evangelio típico del periodo de Pascua.

En este tiempo litúrgico a mí me ayuda tener siempre presente el pasaje del encuentro de Jesús con los dos discípulos cerca de Emaús. En realidad, toda la vida está sintetizada en ese pasaje: Jesús ha salido a nuestro encuentro, cuando andamos cabizbajos y abatidos, y es quien nos salva, nos alienta y nos hace volver al buen camino.

El P. Morales une estos dos pasajes del Evangelio en una meditación. Me voy a servir de algunos fragmentos de ella para proponer los puntos de oración para mañana.

El Buen Pastor “es la síntesis del amor misericordioso, que nos busca para redimirnos con el sacrificio y comunicarnos la «nueva vida» (Rm 6,4) que nos trae su resurrección.”

El P. Morales nos aconseja iniciar la oración encomendándonos a San José, en este año dedicado a él: “La oración de mañana y de toda la segunda semana de Pascua será más fecunda si San José nos conduce. «Personas de oración siempre le debían ser aficionadas.... Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome a este glorioso santo por maestro y no errará el camino.» (Vida c.6) Sigamos, pues, el consejo de Teresa y repitamos: «Esposo de la Virgen, custodio del Señor: llévanos a María y, por María, a Dios. Llévanos a María, que nos va a repetir mañana, durante estos ocho días: “Mírale; Él es el buen Pastor”.» Y tú, admirado, dialogas con la Virgen. «Pero ¿es verdad, Madre, que Él me quiere en todo momento, me quiso desde siempre con un amor eterno?»”.

“María te responde: «Mira: lo que hizo con los de Emaús la tarde la resurrección, lo está haciendo contigo a lo largo del camino de tu vida hasta que le reconozcas, como ellos, al final de la ruta, cuando empieces a vivir.» Se les acercó: les ve alejarse tristes, pesimistas, en desolación, sin fe. Lejos de abandonar a la oveja despistada, se acerca a tu alma para infundir alegría. Se te está acercando siempre que caminas sin ilusión, sin fe, por el sendero de la vida que lleva a la eternidad”.

“Y caminaba con ellos..., y camina también contigo. En el fondo de tu alma en gracia, vive su vida divina para ti. Aunque no lo sientas, eres un sagrario ambulante. Aunque no te percates, eres custodia de la divinidad. Camina contigo. Te acompaña, no te abandona”.

“Y les iba interpretando las Escrituras. Les hablaba, dialogando con ellos, (…). Dialoga contigo en la oración para abrirte el sentido de las Escrituras, para que la palabra de Dios ilumine tu vida y fortalezca tu voluntad. Dialoga contigo en todas partes si sabes hacer silencio en tu corazón”.

“Tomó el pan y se lo daba. Y el buen Pastor, pan eucarístico, te nutre y alimenta, te sacia con la dulzura de su cuerpo sacrosanto rezumando suavidad. Y tú, con Juan de la Cruz, cantas emocionado: «Aquesta eterna fuente está escondida en este vivo pan por darnos vida, aunque es de noche. Aquesta viva fuente que deseo en este pan de vida, yo la veo, aunque es de noche.»”

“El buen Pastor da su vida por sus ovejas. Soy el buen Pastor, porque doy mi vida por ellas. La locura de la encarnación, el misterio insondable de la vida y pasión de Jesús, la resurrección triunfante, para que tú «tengas vida y la tengas más abundante» (Jn 10,10). Y el buen Pastor da su vida por todos los hombres, sufriendo y amando”.

“Y conozco a mis ovejas, como mi Padre me conoce y me ama. Así dice Jesús que nos conoce y nos ama: con el mismo amor, inaudito e inefable, con que su Padre le ama a Él. Amor sin fronteras, sin límites, que le lleva hasta dar la vida por sus ovejas”.

“Pero tengo otras ovejas que no son de este rebaño. Un quejido lastimero se escapa del corazón amante de Jesús. Tiende su mirada por encima de los siglos. Contempla la muchedumbre de descreídos, indiferentes...”

Y oirán mi voz, y se hará un solo rebaño con un único Pastor. Jesús: tu promesa no puede fallar. ¡Fuera derrotismos! Sí, oirán tu voz. Se formará un solo rebaño con un único Pastor. Millones de jóvenes hermanos nuestros se agregarán a la unidad de tu Iglesia. Millones de jóvenes se integrarán en tu rebaño. Y el canto del amor se elevará de todos los corazones, en campos y ciudades. Oirán tu voz, Jesús mío, si yo me ofrezco. Si me convenzo que el santo es un pecador que sigue esforzándose…”

Ojalá mañana escuchemos la voz dulce del Buen Pastor en lo profundo del corazón y le sigamos. Que la Virgen nos dé un corazón que sepa escuchar.

24 abril 2021, sábado de la 3ª semana de Pascua

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9, 31-42)

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacia ocho años no se levantaba de la camilla.

Pedro le dijo:

-«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».

Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarán, y se convirtieron al Señor.

Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacia infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.

Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No tardes en venir a nosotros».

Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:

«Tabita, levántate».

Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Salmo Responsorial
Sal 115, 12-13. 14-15. 16-17
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre. del Señor
R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
R.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 60-69)

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».

Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo:

«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce:

«¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó:

«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

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