8 abril 2021, jueves de la Octava de Pascua. Puntos de oración

Nos ponemos en manos del Espíritu Santo para comenzar nuestra oración.

En la primera lectura, se nos presenta como por medio de la curación de un paralítico los apóstoles aprovechan para hablar a la gente sobre Jesús. Son duros y les echan en cara lo que han hecho mal, pero con total esperanza. Les anima a la conversión y les recuerdo la historia de Amor de Dios para con ellos y como se renueva su alianza.

Me encanta fijarme en los enfermos, ese paralítico sanado que sirve de excusa para curar la verdadera enfermedad de no seguir a Jesús. ¿Cómo va mi parálisis de Amor? ¿Dejo que me curen, me arrepiento y me convierto?

El Salmo es un piropo precioso que nos hace Dios. Nos recuerda lo maravillosos que somos, creación suya capaces de Dios. Nos ama, independientemente de todo lo demás, nos ama. ¿Nos amamos nosotros? ¿Nos dejamos amar?

Por último, el Evangelio es realmente entrañable. Lo leo y hasta me entra la risa, que pensaban que era un fantasma…  (¿cómo será un cuerpo glorioso?). Jesús les miraría y pensaría “madre mía, se siguen sin enterar de nada” y con ternura se acerca a ellos, come con ellos y les ayuda a comprender la Escrituras.

Cuántas veces se nos aparece el Señor cada día y no sabemos reconocerle. Hoy quiere aparecerse en nuestra vida e invitarnos a amar, a ser testigos de que está vivo, enloquecer de amor y acercarnos a la gente, comer con ellos, explicarles las escrituras.

Os invito a terminar la oración, como siempre, con María. Nuestra Madre consolada y feliz. Dejémonos contagiar de su alegría desbordante y su esperanza de eternidad.

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