1 mayo 2021, sábado de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos acompañe en este rato de oración. Hoy comenzamos el mes de mayo, mes de María. Desde el inicio nos encomendamos especialmente a ella para que esté presente en nuestra oración y nuestra vida durante este mes.

Hoy la oración la podemos centrar en la lectura del evangelio. En este fragmento Jesús habla con sus discípulos sobre la unión entre el Padre y el Hijo, y cómo conocerlos a cada uno. De aquí podemos extraer el primer punto para nuestra oración. Muchas veces en nuestra vida de fe y en nuestra oración nos puedes pasar como a Felipe, que le pedimos a Jesús que nos muestre al Padre. Y es que se nos olvida que Jesús está en el Padre y el Padre en Jesús. Y no sé queda ahí, sino que tenemos a Jesús vivo y resucitado entre nosotros en cada sagrario. Qué bonito sería caer en la cuenta de esta gran presencia viva, tan cerca de nosotros. Os invitos a acercaros a un sagrario y simplemente poneros en la presencia del Padre y del Hijo que juntos te esperan y te hablan. Cae en la cuenta de la presencia y disfruta del silencio acompañado.

De la presencia de Dios en nuestra vida y ese misterio de sentir cerca al Padre y al Hijo, la mejor maestra es la Virgen. María, la madre de Dios, es nuestro ejemplo y nuestro camino, que le pidamos con la confianza de hijos, que nos acerque la gracia de comprender este misterio y dejar que la presencia del padre y del hijo entre en nuestra vida.

Por último, el evangelio termina con un recordatorio de Jesús, que lo que pidamos en su nombre él lo hará. Muy importante no olvidar esto. Pedir, pedir con confianza y fe, sabiendo que Jesús actuará. De nuevo nos puede ayudar tomar a la Virgen como ejemplo. Recordad el pasaje de las bodas de Caná, como María pide y Jesús actúa. Pues con esa confianza de hijos y animados por el ejemplo de la Virgen, que pidamos con fe y con confianza aquello que verdaderamente necesitamos.

Y para terminar esta primera oración del mes de mayo, dediquemos unos minutos a hablar con María, contarle nuestras inquietudes, nuestros propósitos a vivir este mes, o simplemente darle las gracias por su ejemplo y compañía.

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