15 abril 2021, jueves de la 2ª semana de Pascua. Puntos de oración

Espero que te ayuden estas palabras que te pongo a continuación para llevar a cabo con fruto este rato de oración. Dedícale este tiempo al Señor en la soledad acompañada por Él.

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.

Te invito a que en esta predisposición y con la ayuda del Espíritu Santo, medites con calma la palabra de Dios que hoy nos ofrece la Iglesia.

Las lecturas de la Misa de hoy nos comunican la alegría de la Pascua. ¡Alégrate, Cristo ha resucitado! Los apóstoles entusiasmados y enardecidos por la alegría de la resurrección del Señor, y con el fuego que recibieron del Espíritu Santo, comunican sin miedo alguno la buena noticia de que Dios ha vencido a la muerte, está vivo y nos ha liberado de nuestro pecado. Gracias Señor por haberte entregado por nosotros y habernos liberado de la muerte eterna. Los apóstoles, con esa convicción y con el corazón convertido (es decir vuelto o dirigido) hacia el Señor, no les importa que los lleven a los tribunales y les juzguen. No pueden callarse la noticia de la alegría de la Pascua, tienen que comunicar a los demás ese gozo y dar testimonio de la Verdad. Pregúntate, ¿y yo Señor?, si a mí me preguntasen si soy cristiano, ¿qué respondería? Probablemente diría, claro que sí…pero si me pidiesen dar testimonio con amenaza de muerte como a los apóstoles; o como a tantos apóstoles de hoy en día que viven su fe en tierra de persecución, ¿qué haría? ¿Te amo tanto Señor para llegar hasta ese punto de dar la vida? ¿Soy un cristiano tibio o un cristiano a medias? Ayúdame, Señor a volverme a ti de verdad, a convertirme. Soy débil y miserable, pero sé que Tú no me abandonas. Como dice el Salmo “El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor”. Señor, que verdaderamente me deje enamorar por ti. Que no tenga miedo de dar testimonio. Nos lo dice el Señor “No tengáis miedo” (Mt 10, 31) y tantas veces nos los repetía nuestro amado San Juan Pablo II.

Nos encomendamos a nuestra Madre. Madre intercede por nosotros para que nos dejemos enamorar por el Señor y protégenos para que nunca tengamos miedo de dar testimonio de la Verdad, que es tu hijo Jesucristo.

Archivo del blog