1/6/2014, Ascensión del Señor (Ciclo A)
1 junio 2014. Ascensión del Señor (Ciclo A) – Puntos de oración
31/5/2014, La Visitación de la Virgen María
Lectura de la profecía de Sofonías (3, 14-18)
Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.
Salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6)
R. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 39-56)
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
31 mayo 2014. La Visitación de la Virgen María – Puntos de oración
Podemos leer y meditar la hermosa meditación del Papa Francisco el 31 de mayo de 2013, al clausurar su primer mes de mayo como Papa. Son un buen programa para nuestra campaña de la Visitación.
“Tres palabras sintetizan la actitud de María: escucha, decisión, acción. Palabras que indican un camino también para nosotros ante lo que nos pide el Señor en la vida. Escucha, decisión, acción.
Escucha. ¿De dónde nace el gesto de María de ir a casa de su pariente Isabel? De una palabra del Ángel de Dios: «También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez...» (Lc 1, 36). María sabe escuchar a Dios. Atención: no es un simple «oír», un oír superficial, sino que es la «escucha» hecha de atención, acogida, disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con el que muchas veces nos ponemos delante del Señor o de los demás: oímos las palabras, pero no escuchamos de verdad. María está atenta a Dios, escucha a Dios.
Pero María escucha también los hechos, es decir, lee los acontecimientos de su vida, está atenta a la realidad concreta y no se detiene en la superficie, sino que va a lo profundo, para captar el significado. Su pariente Isabel, que ya es anciana, espera un hijo: éste es el hecho. Pero María está atenta al significado, lo sabe captar: «Para Dios nada hay imposible» (Lc 1, 37).
Esto vale también en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y escucha también las realidades cotidianas: atención a las personas, a los hechos, porque el Señor está a la puerta de nuestra vida y llama de muchas formas, pone signos en nuestro camino; nos da la capacidad de verlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha igualmente atenta a los acontecimientos de la vida.
La segunda palabra: decisión. María no vive «deprisa», con angustia, pero, como pone de relieve san Lucas, «meditaba todas estas cosas en su corazón» (cf. Lc 2, 19.51). E incluso en el momento decisivo de la Anunciación del Ángel, Ella pregunta: «¿Cómo será eso?» (Lc 1, 34). Pero no se detiene ni siquiera en el momento de la reflexión; da un paso adelante: decide. No vive deprisa, sino sólo cuando es necesario «va deprisa». María no se deja arrastrar por los acontecimientos, no evita la fatiga de la decisión. Y esto se da tanto en la elección fundamental que cambiará su vida: «Heme aquí, soy la esclava del Señor...» (cf. Lc1, 38), como en las elecciones más cotidianas, pero ricas también de significado. Me viene a la mente el episodio de las bodas de Caná (cf. Jn 2, 1-11): también aquí se ve el realismo, la humanidad, el modo concreto de María, que está atenta a los hechos, a los problemas; ve y comprende la dificultad de los dos jóvenes esposos a quienes falta el vino en la fiesta, reflexiona y sabe que Jesús puede hacer algo, y decide dirigirse al Hijo para que intervenga: «No tienen vino» (cf. v. 3). Decide.
En la vida es difícil tomar decisiones, a menudo tendemos a postergarlas, a dejar que otros decidan en nuestro lugar, con frecuencia preferimos dejarnos arrastrar por los acontecimientos, seguir la moda del momento; a veces sabemos lo que debemos hacer, pero no tenemos la valentía o nos parece demasiado difícil porque significa ir a contracorriente. María en la Anunciación, en la Visitación, en las bodas de Caná va a contracorriente, María va a contracorriente; se pone a la escucha de Dios, reflexiona y trata de comprender la realidad, y decide abandonarse totalmente a Dios, decide visitar, incluso estando encinta, a la anciana pariente; decide encomendarse al Hijo con insistencia para salvar la alegría de la boda.
La tercera palabra: acción. María se puso en camino y «fue de prisa...» (cf. Lc 1, 39). El domingo pasado ponía de relieve este modo de obrar de María: a pesar de las dificultades, las críticas recibidas por su decisión de ponerse en camino, no se detiene ante nada. Y parte «deprisa». En la oración, ante Dios que habla, al reflexionar y meditar acerca de los hechos de su vida, María no tiene prisa, no se deja atrapar por el momento, no se deja arrastrar por los acontecimientos. Pero cuando tiene claro lo que Dios le pide, lo que debe hacer, no se detiene, no se demora, sino que va «deprisa». San Ambrosio comenta: «La gracia del Espíritu Santo no comporta lentitud» (Expos. Evang. sec. Lucam, II, 19: PL 15, 1560). La acción de María es una consecuencia de su obediencia a las palabras del Ángel, pero unida a la caridad: acude a Isabel para ponerse a su servicio; y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, lleva cuanto tiene de más valioso: a Jesús; lleva al Hijo.
Algunas veces, también nosotros nos detenemos a escuchar, a reflexionar sobre lo que debemos hacer, tal vez tenemos incluso clara la decisión que tenemos que tomar, pero no damos el paso a la acción. Sobre todo no nos ponemos en juego nosotros mismos moviéndonos «de prisa» hacia los demás para llevarles nuestra ayuda, nuestra comprensión, nuestra caridad; para llevar también nosotros, como María, lo que tenemos de más valioso y que hemos recibido, Jesús y su Evangelio, con la palabra y sobre todo con el testimonio concreto de nuestro obrar.
María, la mujer de la escucha, de la decisión, de la acción.
María, mujer de la escucha, haz que se abran nuestros oídos; que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las miles de palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, a cada persona que encontramos, especialmente a quien es pobre, necesitado, tiene dificultades.
María, mujer de la decisión, ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones; danos la valentía de la decisión, de no dejarnos arrastrar para que otros orienten nuestra vida.
María, mujer de la acción, haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan «deprisa» hacia los demás, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo. Amén”.
30/5/2014, Viernes de la sexta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18, 9-18)
Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: - «No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío.» Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios. Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al tribunal y lo acusaron: -«Éste induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la Ley.» Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: -«Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos.» Y ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sostenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo caso. Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.
Salmo responsorial (Sal 46, 2-3, 4-5. 6-7)
R. Dios es el rey del mundo
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.
Él nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado. R.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16, 20-23a)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»
30 mayo 2014. Viernes de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración
Durante este último mes estamos celebrando de una manera continuada la resurrección de Jesucristo. Es como un entrenamiento en la vivencia de la Pascua definitiva, un querer pregustar experiencias que tienen sabor de vida eterna.
Los apóstoles gozaron de la presencia de Jesucristo glorificado. Era necesario tras un viernes santo donde dejaron de entender lo poquito que pudieron entender.
Jesús les ha ido reconfortando y les ha ido mostrando que lo que han de pasar por El tendrá sentido y un premio que durará eternamente. Como nos dice el evangelio nuestra alegría será eterna. Ha sido, por tanto, un tiempo para la renovación de su fe, superando toda tristeza y muerte. Es necesario que también nosotros tengamos esta experiencia en la oración, dejarse imbuir de su presencia, de pensamientos divinos que nos hagan dar transcendencia a nuestra vida, muchas veces muy terrena. Y así, aunque con los pies en la tierra tener la mirada en lo alto. Nos ayudará a ser contemplativos en el actuar de cada día.
Jesús como ocurrió con los discípulos, a los cuales dejó físicamente, se hace presente de otra manera entre nosotros. Continuamente, estos días se repite en las lecturas de la misa, que no nos dejará solos, que nos mandará el Paráclito. Su Espíritu será su Presencia real en nuestras vidas. Él que resucitó a Jesucristo, hará que la resurrección llegue a nuestras vidas de forma continuada, será el que nos levante de nuestras postraciones y sepulcros, nos iluminará en nuestras oscuridades, fortalecerá en nuestras debilidades, consolara en nuestras tristezas y tribulaciones, nos llenará de alegría y nos encenderá en el fuego de su amor.
De ahí que ahora es el tiempo de pedir a Jesús que no nos abandone, que hasta su segunda venida, nos asista con su Espíritu. Es el momento de repetir en la oración: Ven Espíritu Santo.
Él es el que ora en nosotros, Él sabe lo que nos conviene, lo que tenemos que orar y pedir, Él es quien nos aconseja en nuestras decisiones y conversaciones, Él quien nos hace gustar de su presencia en nosotros y en lo que nos rodea, Él quien aviva nuestra fe cuando se apaga, Él quien nos explica las escrituras Él quien nos levanta de nuestro miedos y cansancios….
Así pues, Ven, podría ser la palabra de fondo que resuene en nuestro interior para estos días en la oración y ya cada uno puede ir acompañándola de tantas y tantas necesidades y ofrecimientos.
29/5/2014, Jueves de la sexta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18, 1-8)
En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa; eran tejedores de lona. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías. Como ellos se oponían y respondían con insultos, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: -«Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los gentiles.» Se marchó de allí y se fue a casa de Ticio justo, hombre temeroso de Dios, que vivía al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban creían y se bautizaban.
Salmo responsorial (Sal 97, 1-2ab. 2cd-3ab. 3cd-4)
R. El Señor revela a las naciones su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16, 16-20)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver.» Comentaron entonces algunos discípulos: -«¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?» Y se preguntaban: -«¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice.» Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: -«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.»
29 mayo 2014. Jueves de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración
– UNIÓN: Me pongo en el punto de mira de Dios; intento verme con sus ojos, para poder hacer mejor su voluntad; veo a los que me rodean e intento con su mirada adentrarme en sus sentimientos para poder comprenderles mejor
– PETICIÓN: Pido por el mundo entero, para la paz, para que a todas partes llegue el mensaje de Cristo; pido por mis allegados, familiares, amigos, compañeros; pido finalmente por mí, para seguir mejorando y tener luz y fuerza para hablar de la Verdad.
– CONFIANZA: Confiar en que Dios hace, con mi ayuda y la de otras personas, lo que más conviene, aunque haya mucho que aún no entendamos. Confiar en el Camino que nos propone. Expoliémonos de nuestras ideas propias, autofabricadas, para llegar a la Verdad.
Madre: ayúdanos; tú, que eres la voz de la plena confianza en Dios, ilumínanos el Camino con la vela del silencio.
28/5/2014, Miércoles de la sexta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17, 15.22-18,1)
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: -«Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido." Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: "Somos estirpe suya." Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.» Al oír «resurrección de muertos" unos lo tomaban a broma, otros dijeron: -«De esto te oiremos hablar en otra ocasión.» Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Salmo responsorial (Sal 148, 1-2. 11-12. 13. 14)
R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos. R.
Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. R.
Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R.
Él acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16, 12-15)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»
Miércoles de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración
Siempre en nuestro rato diario de oración estamos acompañados por la presencia maternal de María. En este mes de Mayo de una forma especial. Y, en estos últimos días del mes, Ella nos va preparando para recibir al Espíritu Santo que Jesús nos envía.
Las lecturas del día nos presentan dos temas aparentemente distintos, pero que en el fondo están muy relacionados.
- Por una parte está el acontecimiento que se desarrolla en Atenas. Allí Pablo habla a los “intelectuales” del momento. Les habla del dios desconocido para ellos y de la resurrección de los muertos. Esto no cabía en sus cabezas y, muy amablemente, le despiden para otra ocasión. Esta misma situación de cerrazón de corazón se da también en nuestros días, donde solo valoramos y acogemos lo que es tangible, lo que podemos controlar y manejar a nuestro antojo, lo que conocemos por nosotros mismos. La historia se repite constantemente.
- Por otro lado están las palabras de Jesús en el Evangelio, donde promete a sus discípulos el envío del Espíritu Santo, quien guiará hasta la verdad plena.
- La relación entre estos dos momentos es muy clara. Necesitamos una luz especial, venida del Señor, que nos explique las cosas que desbordan nuestra mente humana, como les pasaba a los atenienses. “Hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir”
- Son muy consoladoras estas palabras de Jesús. El acceso a la divinidad no es un esfuerzo humano, aunque requiera de nuestra libre voluntad, sino un don que se va clarificando en el tiempo y al que se nos facilita dicho acceso.
- Este Espíritu no nos revelará nada nuevo que Cristo no hubiese enseñado ya. Guiados por Él alcanzaremos la verdad plena y completa, comprendiendo en profundidad el misterio de la persona de Cristo.
La Iglesia es la comunidad del Espíritu. En el Evangelio de este día tenemos las tareas que Jesús encomienda al Espíritu Santo, y que nos pueden servir de guía para este rato de meditación tranquila:
- Acompañar a los discípulos en la ausencia de Jesús
- Recordarles las palabras del mismo
- Dar testimonio de Él
- Hacer un juicio sobre el pecado y la injusticia del mundo
- Guiar a los discípulos hasta la verdad plena
- Glorificar a Jesús
Terminamos nuestro rato de oración dando gracias a Dios, en un coloquio de amistad, que redunde en Glorificar a Jesús.
27/5/2014, Martes de la sexta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,22-34)
En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados dieron orden de que los desnudaran y los apalearan; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos escuchaban. De repente, vino una sacudida tan violenta que temblaron los cimientos de la cárcel. Las puertas se abrieron de golpe, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pablo lo llamó a gritos: «No te hagas nada, que estamos todos aquí.» El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.» Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. El carcelero se los llevó a aquellas horas de la noche, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos, los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
Salmo responsorial (Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8)
R. Señor, tu derecha me salva
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. R.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.»
27 mayo 2014. Martes de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración
Se acerca la celebración de la venida del Espíritu Santo, y los textos de la liturgia nos van preparando para esa venida. Se trata de “hacer ganas”. Nuestra oración de hoy puede ir en este sentido: desear la venida del Espíritu Santo… y para ello, nada mejor que pedirla muy a menudo. La invocación tan repetida por la Iglesia, y con ella por nuestro P. Morales: “Ven Espíritu Santo”, estaría muy bien que no se cayera de nuestros labios durante la oración…, y durante todo el día.
En este pasaje del evangelio de san Juan, Cristo alude al Espíritu como nuestro Defensor. En nuestra época actual, los defensores, los abogados, no están muy bien vistos, porque cobran mucho y no siempre ganan los pleitos de los que nos defienden. Pero, en realidad, los únicos que perdemos somos nosotros, sus defendidos. Con el Defensor, con mayúsculas, no tenemos ese problema. Él siempre triunfa. Cristo nos ganó para todos la Redención de nuestros pecados, y el Espíritu lo que hace es aplicarla a todo el que se la pide.
Nuestro Defensor vence al Príncipe de este mundo, al Diablo. El fiscal acusador de nuestro verdadero pecado es vencido por la Justicia de Dios, que es ternura y misericordia para con nosotros, con tal de que nosotros la pidamos y la obremos en la medida de nuestras posibilidades para con nuestros hermanos los hombres. Tenemos pecado, sí, pero tenemos Defensor que nos defienda ante el Padre.
Nos puede pasar, sin embargo, que en las circunstancias de este mundo, los hombres, guiados por el Príncipe del mundo, nos atosiguen y nos condenen a penas y persecuciones injustas. Es lo que le pasó a Pablo y a Silas cuando fueron apaleados en Filipos. Es la tragedia del mundo, que recibe la palabra de amor y de paz de Dios a través de testigos, pero el mundo lo que hace es odiar y matar a esos mensajeros.
Y, es que, la garantía de nuestra defensa es para el juicio definitivo en el cielo. Aquí en la tierra es posible que suframos la injusticia por el Reino de los Cielos. Pero, en ese caso, bienaventurados seremos. Así que seamos fuertes y perseverantes aún en la persecución.
Pues recemos por la venida del Espíritu y sintámonos bien defendidos. Estemos en paz.
26/5/2014, Lunes de la sexta semana de Pascua
Lunes de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración
25/5/2014, Domingo de la sexta semana de Pascua (Ciclo A)
Domingo de la sexta semana de Pascua (Ciclo A) – Puntos de oración
24/5/2014, Sábado de la quinta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16, 1-10)
En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de un griego y de una judía creyente. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso llevárselo y lo circuncidó, por consideración a los judíos de la región, pues todos sabían que su padre era griego. Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las Iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día. Como el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a la frontera de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Troas. Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Ven a Macedonia y ayúdanos.» Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Salmo responsorial (Sal 99, 1-2. 3-5)
R. Aclama al Señor, tierra entera
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 18-21)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»
24 mayo 2014. Sábado de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración
Nuestra oración se dirige en este sábado de mayo hacia la Virgen a la que invocamos con la advocación de María Auxiliadora. En las letanías del Rosario le decimos: Auxilio de los cristianos: ¡ruega por nosotros!; así hoy nuestra oración va a ser pedir su protección maternal y poderosa para la Iglesia, para todos los cristianos y para cada uno de nosotros. La fiesta de este día la instituye el papa Pío VII como gratitud hacia María al ser liberado de 5 años de prisión en Francia por Napoleón y entrar en Roma el 24 de mayo de 1814. También se la había invocado con este título en la batalla de Lepanto ante la amenaza turca sobre la cristiandad. San Juan Bosco recurre a Ella y la hace su más fiel protectora y amparo de toda su obra en favor de los jóvenes. Así lo sintió diciéndole a un joven del oratorio en 1862: “La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora, los tiempos que corren son difíciles y tenemos la necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la Fe cristiana”.
El evangelio de este día, en consonancia con la fiesta de María Auxiliadora, nos habla de la persecución que el mundo hace a los discípulos de Cristo: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”. Para san Agustín, el mundo tiene dos formas de atacar a los cristianos: intenta seducirlos con sus halagos y, si no lo logra, pretende doblegarlos con la persecución. De ambos peligros le pedimos a la Virgen, auxilio de los cristianos, que nos libere:
- Que no nos dejemos seducir por las pasiones, mentiras, criterios de este mundo, que odia la cruz de Cristo: “no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia”. El Papa Francisco nos previene de la mundanidad espiritual que es “buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal”. En cambio nos propone el Papa “nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa porque es historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada en el servicio, de constancia en el trabajo que cansa” (Evangelii gaudium 93-96). Le pedimos a María, auxilio de los cristianos: Que no nos dejemos robar el evangelio, volviéndonos sal sin mordiente ni sabor, en lugar de sazonar el mundo con la cruz de Cristo.
- Que las persecuciones, rechazos, burlas que podamos sufrir a causa de nuestra condición de creyentes no nos acobarden sino que nos llenen de alegría por parecernos a Cristo, que pasó primero por ello. San Juan de Ávila escribía: “Dios quiere abrir vuestros ojos para considerar cuantas mercedes nos hace en los que el mundo piensa que son disfavores, y cuán honrados somos en ser deshonrados por buscar la honra de Dios, y cuán alta honra nos está guardada por el abatimiento presente, y cuán blandos, amorosos y dulces brazos nos tiene Dios abiertos para recibir a los heridos en la guerra por él, que, sin duda, exceden sin comparación en placer a toda hiel que los trabajos aquí puedan dar”. Haremos bien en este día en pedir por los cristianos perseguidos en el mundo, en rogar a María Auxiliadora que defienda a los encarcelados, secuestrados, discriminados por ser de Cristo. Que su testimonio nos ayude a ser más valientes en nuestro apostolado.
Concluimos nuestra oración dando gracias a Dios por habernos dado a su Madre como auxilio y protección, con las palabras del prefacio de la Misa de hoy:
En verdad es justo darte gracias,
es bueno bendecir tu nombre,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos
en la veneración de la Virgen María, Auxiliadora de los cristianos.
Porque ella, humilde esclava y modelo de toda virtud,
respondió plenamente a tu designio de amor
cooperando, por la obediencia de la fe y el ardor de la caridad,
a la obra de Cristo, nuestro salvador.
Y, unida a él en la gloria,
continúa su misión para con la Iglesia:
con cuidado materno ayuda y asiste a sus hijos en las luchas y en los peligros, mientras caminan hacia la Jerusalén del cielo.
23/5/2014, Viernes de la quinta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,22-31)
En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.» Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la Iglesia y entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, se alegraron mucho.
Salmo responsorial (Sal 56, 8-9. 10-12)
R. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora. R.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos; por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 12-17)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»
23 mayo 2014. Viernes de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración
Estamos en el mes de mayo. Te animo a que hagas la oración de la mano de la Virgen María.
Recita las cinco letras de MARÍA.
Madre. Cuántas veces la imploramos y le pedimos su ayuda como a nuestra madre de la tierra.
Admirable. A ella acudimos los desterrados.
Reina. Es nuestra reina. Y nos ayuda en la construcción del reino.
Inmaculada. Concebida sin pecado original. La Inmaculada. Recordemos ese 8 de diciembre que tanto significa para cruzados y militantes.
Auxiliadora- Ella nos auxilia de caer muchas veces en la tentación y nos libra del mal.
Te brindo esa frase del P. Morales sobre el Rosario, para que el tiempo que queda te ayude a rezarlo sin prisa:
“Qué es y qué no es el Rosario. No es rutina, no es costumbre, no es prisa. El Rosario es toda la Iglesia reunida con María, contemplando a Jesús. El Rosario no es una devoción a la Virgen, sino una devoción a Cristo que centra perfectamente la vida del bautizado. Toda la Iglesia, y tú, parte viva, contemplando los misterios de Jesús con los ojos, y sobre todo, con el corazón de la Virgen” (P. Tomás Morales S.J)
Las lecturas nos hablan del Espíritu Santo y de la alegría.
El salmo nos dice: “Te daré gracias ante los pueblos, Señor.” Así iba yo ayer, paseando por el campo rezando el rosario y dando gracias por tanto bien recibido y recordando a las personas que tanto han amado y servido en la Iglesia, en la sociedad.
El evangelio: El mandamiento del amor. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os elegido.”
Hazte algunas preguntas en el tiempo de oración.
¿Cómo sentí el amor de Cristo? ¿Cómo amo a mi prójimo? Pedir en ese rato a Jesús que me preste su corazón. Así también preparas la fiesta de María Auxiliadora.
Recuerda la frese de D. Bosco: “Tened verdadera devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros.”
22/5/2014, Jueves de la quinta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15, 7-21)
En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: -«Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora, imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús. » Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo: -«Escuchadme, hermanos: Simón ha contado la primera intervención de Dios para escogerse un pueblo entre los gentiles. Esto responde a lo que dijeron los profetas: "Después volveré para levantar de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles que llevarán mi nombre: lo dice el Señor, que lo anunció desde antiguo." Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados. Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado.»
Salmo responsorial (Sal 95, 1-2a. 2b-3. 10)
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 9-11)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»
22 mayo 2014. Jueves de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración
* Primera lectura: El autor de los Hechos nos presenta el llamado Concilio de Jerusalén, y parece hacerlo con un cierto énfasis. El episodio, situado intencionadamente en el centro del libro, es como el eje de su dinámica narrativa: hay un antes y un después, está Jerusalén con su comarca y la diáspora con la misión entre los gentiles, Pedro y Pablo. El v 5, junto con los cuatro precedentes, describe el motivo de la convocatoria: en Antioquía y en Jerusalén «algunos de la facción farisea que se habían hecho creyentes» se oponen violentamente a la opción de liberar el evangelio de la sinagoga.
La decisión favorable del Concilio tiene tres fases culminantes. El discurso de Pedro (6-12) invoca tres hechos: la conversión de Cornelio, el yugo insoportable de la ley y la salvación de todos por la gracia de Jesús. El discurso de Santiago (13-21), jefe respetado e indiscutible de la comunidad judía de Jerusalén, invoca un texto universalista de la Escritura, pero pide que se observen las llamadas «cláusulas de Santiago». El decreto del Concilio (22-29) se limita a imponer esas cláusulas, al tiempo que alaba la obra de Pablo y Bernabé y censura a sus adversarios. La promulgación del decreto apostólico en Antioquía (30-35), donde había surgido la disensión, es el epílogo del relato. Así quedaba solemnemente avalada la misión universal de Pablo.
Parece que en Gál 2,1-10 tenemos una información paralela de nuestro acontecimiento eclesial. Este acontecimiento crucial de la época apostólica es una lección permanente para la Iglesia en el tiempo y en el espacio. Si el mensaje evangélico debe abrazar todas las culturas para que llegue a todos con eficacia la buena nueva de Jesucristo, la Iglesia tiene que considerar como una especie de infidelidad a la misión el hecho de quedar prisionera de una cultura determinada. Por eso podríamos decir que el Vaticano II, al optar por un mayor pluralismo y por una actualización de acuerdo con los signos de los tiempos, ha tomado una decisión histórica en el campo misionero. Como la de Pablo en el corazón de la época apostólica.
* Sal. 95: Todos somos llamados e invitados a celebrar la soberanía y la grandeza de Dios. Él nos ama a todos, sin distinción de razas ni culturas. Él nos ha creado porque nos quiere con Él, junto con su Hijo, participando de su Vida y de su Gloria eternas. Por eso alabemos y bendigamos al Señor y proclamemos sus maravillas a todos los pueblos, para que todos conozcan el amor que Él nos ofrece y para que, reconociéndolo ellos también como su Dios y Padre, junto con nosotros alcancen los bienes eternos, de los que el Señor quiere hacernos partícipes. A Él sea dado todo honor y toda gloria, ahora y por siempre.
* Evangelio: Todos hemos renacido en Cristo. Démosle gracias. Dios no hace distinciones entre judíos y gentiles en su amor. Todos vivimos en la comunidad eclesial adheridos a Cristo, como sarmientos vivos de la Vid, y a todos nos mueve el Espíritu con su gracia e iluminación para que seamos discípulos fieles de la Verdad. Ayer y hoy, todos necesitamos vivir con la mente y el corazón abiertos a las sugerencias de la Palabra y del Espíritu que hablan a la comunidad de mil maneras, sin que nadie pueda o deba traicionar a su voz y a los signos de los tiempos. Por eso, el clima espiritual o ambiente religioso en que deben tomarse las decisiones eclesiales es el propio de unos hijos de Dios que viven en fidelidad y amor a Jesús, en fidelidad y amor al Padre, en fidelidad y amor a los hombres redimidos.
“Permaneced en mi amor para que vuestra alegría llegue a plenitud”. Dejamos el comentario a San Agustín:
«Ahí tenéis la razón de la bondad de nuestras obras. ¿De dónde había de venir esa bondad a nuestras obras sino de la fe que obra por el amor? ¿Cómo podríamos nosotros amar si antes no fuéramos amados? Ciertamente lo dice este mismo evangelista en su carta: “Amemos a Dios porque Él nos amó primero... Permaneced en mi amor”. ¿De qué modo? Escuchad lo que sigue: “Si observareis mis preceptos, permaneceréis en mi amor”.
«¿Es el amor el que hace observar los preceptos o es la observancia de los preceptos la que hace el amor? Pero, ¿quién duda de que precede el amor? El que no ama no tiene motivos para observar los preceptos. Luego, al decir: “Si guardareis mis preceptos, permaneceréis en mi amor”, quiere indicar no la causa del amor, sino cómo el amor se manifiesta. Como si dijere: “No os imaginéis que permanecéis en mis amor si no guardáis mis preceptos; pero, si los observareis, permaneceréis” en es decir, “se conocerá que permanecéis en mi amor si guardáis mis mandatos” a fin de que nadie se engañe diciendo que le ama si no guarda sus preceptos, porque en tanto le amamos en cuanto guardamos sus mandamientos» (Tratado 82,2-3 sobre el Evangelio de San Juan).
ORACIÓN FINAL:
Dios todopoderoso, confírmanos en la fe de los misterios que celebramos, y, pues confesamos a tu Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen, Dios y hombre verdadero, te rogamos que por la fuerza salvadora de su resurrección merezcamos llegar a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
21/5/2014, Miércoles de la quinta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15, 1-6)
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: -«Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés.» Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 4-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 1-8)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Corno el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, corno el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
21 mayo 2014. Miércoles de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración
Nos puede ayudar para comenzar nuestra oración traer a la imaginación las plantas que en primavera se llenan de brotes. ¡Qué llenas de vida están! Galilea es tierra de viñedos y Jesús pudo contemplar muchas veces cómo los viñedos verdeaban a comienzo de primavera, cómo nacían los sarmientos y cómo estos se llenaban de racimos de uvas. Y pudo contemplar también a los viñadores, podando o vendimiando. En el Evangelio de hoy Jesús nos habla de la vida divina en nosotros valiéndose de esta alegoría.
Entrando en la oración
- « Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente orientadas a tu mayor gloria, servicio y alabanza»
- «Madrecita mía en la fe, en este mes de mayo, ponme con tu Hijo»
“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”
- Igual que el sarmiento se nutre de la sabia que le viene de la vid, toda mi vida me viene de Cristo. “Para mí la vida es Cristo”, nos dirá san Pablo.
- Díselo tú hoy a Jesús en la oración: «Mi vida eres Tú, Señor».
(Si lo conoces y te ayuda, puedes valerte del tema musical “Para mí la vida es Cristo”, saboreándolo despacio en presencia del Señor)
“Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”
- El verdadero fruto de nuestros trabajos (apostólicos, en nuestra vida espiritual, etc.) depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
- La oración tiene un papel fundamental en nuestra unión con Cristo y, en consecuencia, en nuestra fecundidad. San Juan de la Cruz nos lo recuerda:
“Adviertan, pues, los que son muy activos que mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración. Cierto, entonces harían más y con menos trabajo con una obra que con mil; porque de otra manera todo es martillar y hacer poco más que nada, y a veces nada, y aun a veces daño” (Cántico).
“El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante (…) Con esto recibe gloria mi Padre”
- Dios se complace con nuestra colaboración y quiere que demos fruto, aunque no siempre lo veamos. Él pone la parte fundamental, pero no es indiferente a nuestro amor y a nuestro esfuerzo.
- Le doy gracias a Dios por hacerme colaborador suyo, y le pido la gracia y la fuerza para corresponder a sus cuidados.
“A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y al que da fruto lo poda”
- Puedo revisar humildemente delante de Dios si estoy dando los frutos qué el espera de mí.
- Hay esterilidades aparentes que en realidad son podas, “para que dé más fruto”. La poda, que es el sufrimiento aceptado y ofrecido, prepara nuevos sarmientos.
“Sin mí no podéis hacer nada”
- Abandonarme, por tanto, como un niño en los brazos de Dios, consciente de mi debilidad y confiado, con audacia, en la bondad amorosa del Padre (cfr. Santa Teresita)
- Mirar a la Virgen, que se reconoce como “la esclava del Señor” y sabe su pequeñez, y que proclama la grandeza del Poderoso “que ha hecho obras grandes por mí”
A terminar la oración, hago un breve examen mirando las gracias que Dios me comunica y si yo he correspondido poniendo lo que está de mi parte.
20/5/2014, Martes de la quinta semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14, 19-28)
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad. Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe; después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Salmo responsorial (Sal 144, 10-11. 12-13ab, 21)
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre por siempre jamás. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 27-31a)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.»
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