Miércoles de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración

Siempre en nuestro rato diario de oración estamos acompañados por la presencia maternal de María. En este mes de Mayo de una forma especial. Y, en estos últimos días del mes, Ella nos va preparando para recibir al Espíritu Santo que Jesús nos envía.

Las lecturas del día nos presentan dos temas aparentemente distintos, pero que en el fondo están muy relacionados.

  • Por una parte está el acontecimiento que se desarrolla en Atenas. Allí Pablo habla a los “intelectuales” del momento. Les habla del dios desconocido para ellos y de la resurrección de los muertos. Esto no cabía en sus cabezas y, muy amablemente, le despiden para otra ocasión. Esta misma situación de cerrazón de corazón se da también en nuestros días, donde solo valoramos y acogemos lo que es tangible, lo que podemos controlar y manejar a nuestro antojo, lo que conocemos por nosotros mismos. La historia se repite constantemente.
  • Por otro lado están las palabras de Jesús en el Evangelio, donde promete a sus discípulos el envío del Espíritu Santo, quien guiará hasta la verdad plena.
  • La relación entre estos dos momentos es muy clara. Necesitamos una luz especial, venida del Señor, que nos explique las cosas que desbordan nuestra mente humana, como les pasaba a los atenienses. “Hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir
  • Son muy consoladoras estas palabras de Jesús. El acceso a la divinidad no es un esfuerzo humano, aunque requiera de nuestra libre voluntad, sino un don que se va clarificando en el tiempo y al que se nos facilita dicho acceso.
  • Este Espíritu no nos revelará nada nuevo que Cristo no hubiese enseñado ya. Guiados por Él alcanzaremos la verdad plena y completa, comprendiendo en profundidad el misterio de la persona de Cristo.

La Iglesia es la comunidad del Espíritu. En el Evangelio de este día tenemos las tareas que Jesús encomienda al Espíritu Santo, y que nos pueden servir de guía para este rato de meditación tranquila:

  1. Acompañar a los discípulos en la ausencia de Jesús
  2. Recordarles las palabras del mismo
  3. Dar testimonio de Él
  4. Hacer un juicio sobre el pecado y la injusticia del mundo
  5. Guiar a los discípulos hasta la verdad plena
  6. Glorificar a Jesús

Terminamos nuestro rato de oración dando gracias a Dios, en un coloquio de amistad, que redunde en Glorificar a Jesús.

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