En este día de Nuestra Señora de Fátima, nos ayudamos de las lecturas del día y del aniversario de las apariciones, para hacer nuestra oración.
1ª Lectura
“…y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.”
Jesús, buena noticia para todos (judíos o no), para cristianos o ateos, diríamos hoy. Nos cuenta también el perfil de Bernabé; hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe. Este “aval” provoca que “una multitud considerable se adhiera a la fe”
Del Salmo 86
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»
En días pasados experimentamos, en el Hogar de Écija, la verdad de estas palabras; cantarán al Señor mientras danzan. El espíritu del Señor vive y se manifiesta de mil modos. Sobre todo, lo entendemos, cuando está encarnado en personas. Como es el caso de Mª Victoria de “danza contemplativa”.
Del Evangelio
“Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»”
Es lo que hacemos en la oración “escuchar al Maestro, sabernos reconocidos por Él y seguirle”. Él nos promete la vida eterna. Perdonadme la odiosa comparación; no hay en el mercado ninguna oferta que no caduque. Todas terminan, como mucho, con la muerte. Pero, ¿y después? Jesús no engaña; nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Aquí no necesitamos otra inversión que abrir, de par en par, el corazón y darlo todo. Aquellos que lo hemos dejado todo y le hemos seguido, hemos experimentado que se nos da el ciento por uno (ya en esta vida).
El otro día me llamó una amiga y colaboradora nuestra. Que “ha descubierto y seguido la llamada del Señor y entrará, hacia final de Mayo, en un Carmelo”. Ha elegido el nombre de Fátima. Os trasmito esta noticia para que la encomendéis. En su momento me gustaría que pudiera contarnos su trayectoria pues da mucho que pensar-orar. Para que comprobemos cómo la Virgen sigue triunfando de tantas dificultades para facilitar el camino del Señor.
Cuando hemos estado en Fátima nos sobrecoge la extraordinaria sencillez de los niños y del lugar. Uno piensa si no es en “este terreno” de la niñez, la pobreza, la fe dócil…donde El Señor puede trabajar y hacer que surjan frutos de conversión.
Fátima es un múltiple encuentro; llamada a la conversión; la existencia del pecado; castigo del infierno; necesidad de la reparación-sacrificio; camino de la oración; ¿queréis ofreceros? Sobre todo, una confianza ilimitada: “mi corazón inmaculado triunfará y os llevará al Cielo”.
Pidamos volver a la niñez del alma; abandonar seguridades de adulto, cultivar la oración incesante, fomento de la alegría de saberse amado, docilidad. Y vivir el sacrificio que nos pide María; vivir cada momento con actitud ejemplar. Todo, para que las almas tengan vida y la tengan en abundancia.