1/10/2015, Santa Teresa de Lisieaux

Lectura de la profecía de Isaías (66,10-14c)
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto; mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el Señor: Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo; (en Jerusalén seréis consolados). Al verlo se alegrará vuestro corazón y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos.
Salmo responsorial (Sal 130,1.2.3)
R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad.
R.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
R.
Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-4)

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: -«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: -«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.»

1 octubre 2015. Santa Teresa de Lisieaux – Puntos de oración

Comienza hoy el mes de octubre. En la piedad popular es el mes del Rosario, pues el 7 de octubre se celebra la Virgen del Rosario. Octubre es también el mes de las Misiones, pues el día 18 será el Domingo Mundial de las Misiones, para rezar y colaborar por y con los misioneros. El mes se inicia con la fiesta de la Patrona de las Misiones, santa Teresita del Niño Jesús. Es también adalid y protectora de la Cruzada-Milicia de Santa María, pues el P. Morales nos la dio por modelo e intercesora.
Con estas premisas iniciamos la oración, pidiendo a nuestra amiga del cielo que nos ayude a orar, ya que ella quería pasar su cielo haciendo el bien en la tierra. Ella misma nos va a hacer el comentario de la primera lectura del profeta Isaías, puesto que una de sus frases le inspiró el caminito de la infancia espiritual.
Santa Teresita deseaba ser santa, pero se veía demasiado pequeña comparada con los grandes santos. Ahora bien, creía que ese deseo lo ponía Dios en su corazón y era verdadero; por lo tanto, había que encontrar el camino: “quiero buscar la forma de ir al cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente nuevo”. Entonces repara en un invento reciente, los ascensores, y se pregunta si no habrá un ascensor que le suba a la santidad, ya que “la ruda escalera de la perfección” es imposible de subir para su pequeñez. Dispuesta a encontrar una respuesta indaga en la palabra de Dios:
“Entonces busqué en los Libros Sagrados algún indicio del ascensor, objeto de mi deseo, y leí estas palabras salidas de la boca de Sabiduría eterna: “El que sea pequeñito, que venga a mí”(Pr 9,4). Y entonces fui, adivinando que había encontrado lo que buscaba. Y queriendo saber, Dios mío, lo que harías con el que pequeñito que responda a tu llamada, continué mi búsqueda, y he aquí lo que encontré: “Como una madre acaricia a su hijo, así os consolaré yo; os llevaré en mis brazos y sobre mis rodillas os meceré” (Is 66,12-13). Nunca palabras más tiernas ni más melodiosas alegraron mi alma ¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más. Tú, Dios mío, has rebasado mi esperanza, y yo quiero cantar tus misericordias”.
Jesús nos dice en el evangelio de hoy que para ser grandes en el Reino de los cielos hay que hacerse muy pequeños, como niños. Santa Teresita nos propone este camino evangélico de la infancia espiritual para llegar a la santidad. Es un camino hecho de sencillez y humildad, pues supone no cansarse nunca de estar empezando siempre en la práctica de la virtud, confiando en la misericordia de Dios en medio de nuestras miserias con las que nunca pactamos.
Un ejemplo concreto: el rezo del Rosario. Después del testimonio de santa Teresita sobre sus dificultades para rezar bien esta oración, ya no tenemos excusa para poner manos a la obra en este mes del rosario:
“Rezar yo sola el rosario (me da vergüenza decirlo) me cuesta más que ponerme un instrumento de penitencia... ¡Sé que lo rezo tan mal! Por más que me esfuerzo por meditar los misterios del rosario, no consigo fijar la atención... Durante mucho tiempo viví desconsolada por esta falta de atención, que me extrañaba, pues amo tanto a la Santísima Virgen, que debería resultarme fácil rezar en su honor unas oraciones que tanto le agradan. Ahora me entristezco ya menos, pues pienso que, como la Reina de los cielos es mi Madre, ve mi buena voluntad y se conforma con ella… La Santísima Virgen me demuestra que no está disgustada conmigo. Nunca deja de protegerme en cuanto la invoco. Si me sobreviene una inquietud o me encuentro en un aprieto, me vuelvo rápidamente hacia ella, y siempre se hace cargo de mis intereses como la más tierna de las madres”.

Si nos hacemos niños gozaremos también de las caricias de María, Madre nuestra.

30/9/2015, Miércoles de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – San Jerónimo

Lectura del libro de Nehemías (2,1-8)
Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste. El rey me preguntó: «¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste.» Me llevé un susto, pero contesté al rey: «Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas, y sus puertas consumidas por el fuego?» El rey me dijo: «¿Qué es lo que pretendes?» Me encomendé al Dios del cielo y respondí: «Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres.» El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron: «¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?» Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir. Pero añadí: «Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales para que me suministren tablones para las puertas de la ciudadela de templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré.» Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo.
Salmo responsorial (Sal 136,1-2.3.4-5.6)
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti
Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. 
R/.
Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos: «Cantadnos un cantar de Sión.» 
R/.
¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. 
R/.
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías. 
R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,57-62)

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

30 septiembre 2015. Miércoles de la XXVI semana de T.O. – San Jerónimo – Puntos de oración

En un día dedicado a la memoria de san Jerónimo, qué menos que dar gracias a Dios por la vida de este santo, que tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín (Vulgata). Nuestra oración se basa en la Palabra de Dios. Pues bien, el conocimiento de esa Palabra se la debemos en buena parte a la ofrenda de vida que hizo este hombre.
Las zorras tienen madriguera y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. Estas palabras del evangelio de hoy  parecen el comentario adecuado a los cuadros con que muchos pintores han representado a san Jerónimo.
Invocamos al Espíritu Santo, recordamos que siempre en nuestro rato diario de oración estamos acompañados por la presencia maternal de María. A san José  le pedimos por nuestra perseverancia.
Sujetemos nuestra imaginación, metiéndonos en una escena en la que Jesús de pie con su túnica blanca de una sola pieza, camina  con discípulos a su alrededor, en nuestra composición alguno de ellos podría ser uno de nosotros. El Maestro habla de que es lo esencial y que es lo accesorio, a la hora de tomar una decisión.
En el evangelio de hoy, Lucas va a agrupar tres diálogos distintos, con un hilo conductor común.  
Por el camino le dijo uno “Te seguiré adonde vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madriguera y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.”Este hombre quiere seguir a Jesús, pero él lo previene: ¡Mira lo que vas a hacer! Ese al que tú quieres seguir no tiene hogar. La seguridad lícita que el hombre tiene en su casa y entre las cosas que le son familiares, él no la tiene. Él está de paso. Su forma de vida es la del que no tiene hogar. ¿Podrás tú aguantar eso? ¿Podrás tener la voluntad de Dios, como único refugio?
A otro dijo: “Sígueme” Él respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos;  tú vete a anunciar el reino de Dios”. Aquí es el propio Jesús el que llama, el llamado le pide poder cumplir antes con el deber filial de enterrar a su padre. Jesús rechaza la súplica, en este caso.  A lo  que debe de estar “muerto”, ya pasado, no debe dedicarle ni siquiera el tiempo que supone volver para enterrar a su padre.
Al tercero le viene a decir que si se decide por el Reino de Dios, no vuelva a mirar para atrás.
¡Duras palabras son estas!. Aquí la voluntad de seguir al Señor se pone en conflicto con lo más noble del ser humano: Los vínculos que lo unen con su padre y su madre, su esposa y sus hijos, la seguridad de un hogar… No te está pidiendo que dejes el pecado. Te está pidiendo más, dejar las realidades más próximas, más nobles, más valiosas,  por su causa. 
Jesús exige radicalidad en el seguimiento, quiere disponibilidad para venderlo todo y comprar el campo donde se encuentra el tesoro escondido. Atendiendo a la realidad de nuestra naturaleza esto es imposible para un hombre, solo la gracia  sobrenatural hace posible este seguimiento.

Acabemos estas reflexiones con un coloquio con Jesús.  San Ignacio nos lo precisa: “el coloquio se hace, propiamente hablando, así como un amigo habla a otro, o un siervo a su señor: cuándo pidiendo alguna gracia, cuándo culpándose por algún mal hecho, cuándo comunicando sus cosas y queriendo consejo en ellas. Y decir un Pater noster”.

29/9/2015, Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Lectura de la profecía de Daniel (7, 9-10. 13-14)
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Salmo responsorial (Sal 137, 1-2a. 2b-3. 4-5. 7c-8)
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. 
R.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. 
R.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (1, 47-51)

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. » Natanael le contesta: -«¿De qué me conoces?» Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: -«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: -«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

29 septiembre 2015. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael – Puntos de oración

Hoy celebramos la festividad de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Esta fiesta nos vuelve a recordar la existencia de los ángeles por un lado y, por otro, que estos tienen un nombre, es decir, una identidad definida y una misión que realizar. Es interesante reflexionar hoy en nuestro rato de oración sobre esto porque no son seres impersonales, abstractos o imaginarios. Además de los tres arcángeles que celebramos hoy también tenemos cada uno un ángel que vela especialmente por nosotros, es a quien llamamos el “ángel de la guarda”. Nos puede parecer una creencia infantil, pero eso es porque nos lo imaginamos como un niño regordete y travieso que revolotea a nuestro alrededor. O quizás como una especie de guardaespaldas que nos sigue de cerca con gafas de sol y pinganillo en la oreja. O como el ordenador del coche fantasma de la televisión que es capaz de detectar todo tipo de peligros. Pero no es así, sabemos por el evangelio que los ángeles no son seres impersonales. Mi ángel de la guarda no es un frío funcionario que cumple la misión de velar por mí como una aburrida rutina. En el capítulo 15 del evangelio de San Lucas el Señor nos muestra cómo los ángeles tienen sentimientos parecidos a los nuestros, es decir, gozan y padecen como nosotros, se alegran y se entristecen como nosotros, ¡se preocupan por nosotros!
Escribe san Lucas: «¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido." Del mismo modo, os digo, se produce alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
“Del mismo modo”, nos dice el texto. Del mismo modo, podemos imaginarnos que un ángel de la guarda cuando recupera un alma que había perdido, cuando la encuentra, convoca a los demás ángeles y les dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado un alma que había perdido." Del mismo modo que nosotros, se afana y preocupa por ella y la busca cuidadosamente. Cada vez que yo me alejo del Señor, cada vez que me pierdo entre los enredos y tentaciones de este mundo, hay un ángel del Señor, uno concreto, con nombre propio, que sale en mi busca.

Es consolador saberse acompañado y buscado por nuestro ángel de la guarda, saber que le importamos a alguien, que vela por nosotros, y para quien somos alguien significativo y querido. Es Palabra de Dios.

28/09/2015, Lunes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Zacarías (8, 1-8)
En aquellos días, vino la palabra del Señor de los ejércitos: «Así dice el Señor de los ejércitos: Siento gran celo por Sión, gran cólera en favor de ella. Así dice el Señor: Volveré a Sión y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo. Así dice el Señor de los ejércitos: De nuevo se sentarán en las calles de Jerusalén ancianos y ancianas, hombres que, de viejos, se apoyan en bastones. Las calles de Jerusalén se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en la calle. Así dice el Señor de los ejércitos: Si el resto del pueblo lo encuentra imposible aquel día, ¿será también imposible a mis ojos? -oráculo del Señor de los ejércitos - Así dice el Señor de los ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia.»
Salmo responsorial (Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23)
R. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión, y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. 
R.
Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. 
R.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros, su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto al Señor. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 46-50)

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: -«El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.» Juan tomó la palabra y dijo: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.» Jesús le respondió: -«No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»

28 septiembre 2015. Lunes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Nos ponemos en la presencia de Dios antes de iniciar este rato de oración. Le hacemos presente y si estamos delante de un sagrario, hacemos un acto de amor hacia este Señor que tanto nos quiere.
Si quieres ver cuánto nos ha amado Jesús, mira la cruz. Si quieres saber cuánto nos ama Jesús, mira a un sagrario. Su presencia es la prueba más clara de su amor por nosotros; por ello, que no pase desapercibida esa presencia de Jesús.
Los textos del Evangelio de hoy son sorprendentes: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir”.
En nuestro celo por la extensión del cristianismo, nos gustaría que los que no son de los nuestros no disfrutaran para nada de Dios y de sus grandezas. Si pudiéramos ni el sol ni la lluvia beneficiaría al resto. Sin embargo Dios no es así; Dios hace llover sobre buenos y malos. Sale el sol para creyentes y para no creyentes porque Dios sabe amar a todos de forma única, personal.
En estos últimos años el ecumenismo está haciéndose presente y algunos lo hemos vivido de forma especial este verano. “El verdadero ecumenismo trata precisamente de hacer crecer la comunión parcial existente entre los cristianos hacia la comunión plena en la verdad y en la caridad” (S. Juan Pablo II)
Pero esa comunión no llegará si no estamos dispuestos a una verdadera conversión interior: “No hay verdadero ecumenismo sin conversión interior” (Concilio Vaticano II)

Por lo tanto cada uno debe convertirse más radicalmente al Evangelio, y sin perder a Dios de la vista debe cambiar su mirada y ver las maravillas que hace Dios con los demás. Percibimos que el Espíritu también actúa en los demás, descubrimos ejemplos de santidad en otras comunidades. Nos enriquecemos con las aportaciones culturales y teológicas de los demás. En definitiva escuchamos de nuevo: “No se lo impidáis, el que no está contra vosotros está a vuestro favor”.

27/09/2015, Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B)

Lectura del libro de los Números (11,25-29)
En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar en seguida. Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: - «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.» Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: ' «Señor mío, Moisés, prohíbeselo.» Moisés le respondió: - «¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!»
Salmo responsorial (Sal 18, 8. 10. 12-13. 14)
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. 
R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. 
R.
Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado,
¿quien conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me oculta. 
R.
Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine:
así quedaré libre e inocente del gran pecado. 
R.
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5, 1-6)
Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego. ¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9, 38-43. 45. 47-48)

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: - «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.» Jesús respondió: -«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.»

27 septiembre 2015. Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B) – Puntos de oración

Mis queridos hermanos:
No me podréis negar que el evangelio de este domingo es un poco fuerte, tanto en algunas de sus afirmaciones como en su contenido...
Siempre que lo leo, me viene a la memoria una conferencia que escuche por los años 70 en España,  a un sacerdote misionero javeriano, el P. Alfeo Emaldi.
¡Era impactante su testimonio...! Había escrito un libro titulado "Me corté la lengua..."  y en el mismo narraba el hecho. Os cito textualmente:
"... En los inicios de la revolución China la amabilidad de los revolucionarios era exquisita: se interesaban por todo, daban dinero, curaban enfermos. Hasta tal punto se portaban con corrección que le dije a uno de los jefes que mandaban el destacamento: "Si continuáis así, seremos buenos amigos." Pero no continuaron tan amables y yo sentí un miedo horrible cuando pensé, ya en prisión, que lograrían hacerme hablar... Si me volviera mudo, me dije, no hablaría aunque me descuartizaran."
En un bolsillo del traje chino se encontró con una cuchilla de afeitar. "Estaba asustado y me reconfortaba con frases evangélicas: "Si tu mano fuera ocasión de escándalo, córtala".
"Entonces quise hacer una prueba primero. Me di un pequeño corte en la lengua; salió un poco de sangre, pero no sufrí ningún dolor. Esto me animó a cortar del todo. A pesar de que había seccionado la arteria lingual, tampoco me dolió. Escribí una nota para mi vecino de celda y llamé al guardián, que no se había dado cuenta de nada. Cuando le pasé la nota quedó horrorizado al ver mi mano, mi rostro, la pared, el suelo, todo rojo... Entonces el guardián corrió a dar la alarma y me llevaron al hospital...
Al día siguiente me condujeron a la Comisaría, me interrogaron y me acusaron de haber cometido un acto de salvajismo contra el gobierno del pueblo. Se me comunicó la expulsión definitiva. Me embarcaron en un buque inglés que zarpaba para Hong-Kong, desde donde tomé un avión que me llevó a Italia."
"Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo.
Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga."
Así rezaba el evangelio de hoy...
Y nos preguntamos: ¿Querrá Dios una Iglesia de mancos..., de cojos…, y de tuertos...? ¡No mis queridos hermanos...! ¡Ciertamente que no...! Entonces..., ¿que nos quiere decir  Jesucristo con estas frases lapidarias del evangelio de hoy...? Muy sencillo, que tenemos que luchar para que la carne no se nos imponga al espíritu, y le dé jaque mate...
El P. Antonio Royo Marín, O.P. en su obra Teología de la Perfección Cristiana cita diez medios para sobreponernos a nuestra propia carne, y evitar que la misma nos domine e impida la santidad personal. Os los enumero para que los repasemos en nuestra oración de este día.
1º Medio: Mortificarse en cosas lícitas.2º Medio: Aficionarse al sufrimiento y a la cruz.3º Medio: Combatir la ociosidad.4º Medio: Huida de las ocasiones peligrosas.5º Medio: Considerar la dignidad del cristiano.6ª Medio: Considerar el castigo del pecado.7º Medio: El recuerdo de la Pasión de Cristo.8º Medio: La oración humilde y perseverante.9º Medio: La devoción entrañable a María.10º Medio: La Frecuencia de los sacramentos.

26/9/2015, Sábado de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Zacarías (2, 5-9. 14-15a)
Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté -«¿Adónde vas?» Me contestó: -«A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud.» Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel e salió al encuentro, diciéndole: -«Corre a decirle a aquel muchacho: "Por la multitud de hombres y ganado que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como muralla de fuego y mi gloria estará en medio de ella - oráculo del Señor -."» «Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti - oráculo del Señor -. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti.»
Salmo responsorial (Jr 31, 10. 11-12ab. 13)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciada en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.» 
R.
«Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. 
R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 43b-45)

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: -«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

26 septiembre 2015. Sábado de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Lc 9, 44b – 45
Al iniciar la oración, como nos indica san Ignacio, debo caer en la cuenta de que Dios me está esperando, ponerme en su presencia, escuchar lo que Él quiere decirme y contarle lo que yo tengo en mi corazón.
Iniciamos un nuevo curso y nuestra oración debe ir teniendo cada vez más calidad y profundidad como ocurre en el trato de amistad con las personas con las que convivimos, que no nos ocurra lo que narra el pasaje que hay nos propone la Iglesia, que los discípulos no entendían el leguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto. Es cierto que convivían con Jesús pero esa convivencia o era bastante superficial o lo más probable era que su fe en Jesús era demasiado débil. No basta con hacer la oración –convivir con Jesús- es necesario que esa convivencia sea profunda e íntima.
La profundidad y la calidad de mi oración es la que me da la fuerza y la creatividad para anunciar el evangelio de Jesucristo en el ambiente donde vivo. Un anuncio del evangelio que debe ser con Jesús y como Jesús en humillación y cruz capacitándome para vivir como contemplativo en la acción y practicar la oración de intercesión.
Oración de intercesión no quiere decir simplemente “rogar por alguien”. Etimológicamente interceder viene a ser “situarse en el medio” donde el choque tendrá lugar, es colocarse entre las dos partes en lucha, donde se corre el riesgo de salir herido, incluso de perder la vida. No se trata de pedir a Dios una necesidad desde un lugar bien protegido. Cristo intercedió por nosotros no desde el cielo o como diría san Ignacio desde su solio real, se hizo hombre y se puso entre el hombre pecador y el infierno y corrió el riesgo de padecer tantos trabajos de hambre, de sed, de calor y de frio, de injurias y afrentas, para morir en una cruz; y todo esto por mí. (EE. 116). El intercesor es distinto al árbitro o al mediador, estos son los que procuran convencer a una parte para que concedan alguna cosa a la otra parte, esto se da en política y son ajenos al conflicto estando dispuestos al retirarse si no hay solución. Interceder es estar allí sin moverse, sin escapatoria y aceptar el riesgo de esta posición de intercesión.

Al final de la oración no olvidarnos de darle gracias a Dios Padre por las gracias recibidas, por su luz y por su fuerza, y a la vez pedir perdón por tantas veces como he cerrado el oído para no escuchar sus palabras de salvación.

25/9/2015, Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Ageo (2,1-9)
El año segundo del reinado de Darío, el día veintiuno del séptimo mes, vino la palabra del Señor por medio del profeta Ageo: «Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel –oráculo del Señor, ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero –oráculo del Señor, a la obra, que yo estoy con vosotros –oráculo del Señor de los ejércitos. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo –dice el Señor de los ejércitos. Mía es la plata y mío es el oro –dice el Señor de los ejércitos. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero –dice el Señor de los ejércitos; y en este sitio daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos."
Salmo responsorial (Sal 42,1.2.3.4)
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío»
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado. 
R.
Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo? 
R.
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. 
R.
Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la citara, Dios, Dios mío. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,18-22)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

25 septiembre 2015. Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

1. Preparamos nuestra oración con esta estrofa del salmo 42, de la misa del día: “Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen y me conduzcan”. Nos invita a comenzar el día en la presencia del Señor y centrarnos en los fundamental, la voluntad de Dios. Nos ayudará también al final del día, en el examen de conciencia, para pedir y dar gracias, para revisar nuestras obras, ¿nos ha guiado y conducido la verdad? ¿hemos vivido en la luz del Señor?
2.  Tomamos el evangelio y nos sorprende el modo de orar de Jesús, no lo pases por alto: “orando solo en presencia de sus apóstoles”.  Me viene pensar en algo central en nuestro estilo de vida, contemplativos en la acción. En medio del ajetreo, en medio de otros, en medio del mundo… recogidos en el Señor, unidos a Él, con el corazón en Él. Pide esto al comienzo del día: permanecer en la intimidad de Dios y vivir así las acciones del día
Al volverse a los discípulos Jesús dialoga con los discípulos y pregunta ¿Quién dice al gente que soy yo?”.  Pasa de la oración a la misión, o mejor dicho, sin dejar la oración se adentra en la misión, en el conocimiento que los otros tienen de él.  Lo llevamos a nuestra vida y pedimos  que al salir hoy de la oración, nos convirtamos en misioneros que llevemos a otros a Jesús. En misioneros que interpelemos a otros, con nuestra vida, con nuestro hacer. Que nuestra propia vida sea una pregunta para otros que les lleve a Dios.
En la oración de hoy afronta la pregunta de Jesús sobre tu relación con Él. ¿Quién soy yo para ti? Que te suene nueva, sin que te acostumbres a ella. El Papa acaba de decir en la homilía en la canonización de Fray Junípero Serra en Washington que tenemos el problema en nuestra vida del “acostumbramiento”… “la dinámica de la vida a la que nos vemos conducidos se va convirtiendo en acostumbramiento, con una consecuencia letal, anestesiamos el corazón.  Por eso podemos preguntarnos ¿cómo hacer para que no se anestesie el corazón? “y responde el Papa,  saliendo a anunciar a Jesús,  involucrándonos en la misión.

3.  Por tanto, no desoigamos la pegunta  del evangelio de hoy por conocida que sea, y sintamos el deseo que tiene Jesús de que le conozcamos a Él, centremos nuestra vida en El, y le sigamos sin miedo. “siempre adelante” sin  miedo a seguir a Jesús por el camino de dolor y la cruz, que nos lleva a la gloria. “siempre adelante” como dijo el Papa en la homilía en Washington: “siempre adelante para que no se anestesie el corazón… siempre adelante, porque el hermano nos espera”.

24/09/2015, Jueves de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Nª Sª de la Merced

Comienzo de la profecía de Ageo (1, 1-8)
El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: «Así dice el Señor de los ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el templo."» La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora -dice el Señor de los ejércitos- -meditad vuestra situación: sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos, construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria -dice el Señor-.»
Salmo responsorial (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b)
R. El Señor ama a su pueblo.
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. 
R.
Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. 
R.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 7-9)

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que habla aparecido Elías, y otros que habla vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: -«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús.

24 septiembre 2015. Jueves de la XXV semana de T.O. – Nª Sª de la Merced – Puntos de oración

Ofrecemos nuestras vidas al Corazón de Cristo, por medio del Corazón Inmaculado de Santa María, nuestra Reina y Madre, todos nuestros trabajos, alegrías y sufrimientos. Y lo hacemos uniéndonos por todas las intenciones por las que se inmola continuamente sobre los altares.
SANTA MARÍA DE LA MERCED
Celebramos hoy la Fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes. Esta fiesta tiene su origen en el siglo XIII, en plena lucha de Cruzada y de reconquista contra los sarracenos en España. Como nos dice el P. Morales en el escrito de la semblanza de esta fiesta, ella misma quiso intervenir para librarnos de la violencia, con una consigna de liberación y combate: fundar una orden religiosa para redimir cautivos de los infieles. Se funda la Orden de la Merced. Sus miembros se comprometen con un cuarto voto: cambiarán sus vidas, si así se exige, por la vida de los cautivos. Su vida a cambio de otra.
Ofrecimiento en alegría por los demás. Esto nos recuerda también al mensaje de Fátima de hace casi 100 años: “¿queréis ofrecer vuestras vidas por la salvación de todas los pecadores? Esta pregunta, hoy más que nunca, en una sociedad cautiva del sexo, poder y dinero (a todos nos afecta) tiene más valor que nunca. Ofrecer nuestras vidas como sacrificio por los demás. ¿Cómo? Yo respondería una cosa: hacer lo que tenemos que hacer en cada momento. Esto que parece tan sencillo, conlleva un gran esfuerzo y sacrificio y es muy redentor y quizá sea la línea común de todo cristiano para santificar su vida y ofrecerla en rescate por todos, empezando por uno mismo.
Por otro lado, podemos traer a la oración la lectura del evangelio de hoy. Se nos presenta a Herodes, un poderoso, un asesino sin escrúpulos. Mandó eliminar a Juan, por seguir las pasiones bajas de su corazón. Juan el Bautista, el hombre más grande que existirá en la historia de la humanidad, después del mismo Cristo y la Virgen. Y, después de esto, al escuchar los milagros y buenas obras que realizaba Jesús, quería conocerlo, porque pensaba que era Juan, que había resucitado. Tenía una frívola curiosidad. A mí me parece que a lo sagrado hay que acercarse con devoción y reverencia, no con curiosidad. ¿Queremos conocer a Jesús? Pues pidámosle a la Virgen, en este día de su fiesta, que nos muestre a Jesús. Que nosotros nos acerquemos con amor y reverencia. Que nos libere de nuestras pasiones y egoísmos, que nos ayude a romper nuestras cadenas. Cierro con este texto del P. Morales en este día de fiesta:

“Alegrémonos todos los hijos de la Virgen. Viene a rescatar almas, a romper grilletes que me esclavizan. La primera y más necesitada es mi alma cautiva del egoísmo, padre de orgullo y pereza. Alegría al pronunciar este día el nombre de María”.

23/9/2015, Miércoles de la XXV semana de T.O. – San Pío de Pietrelcina

Lectura del libro de Esdras (9, 5-9)
Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé as manos al Señor, mi Dios, diciendo: -«Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»
Salmo responsorial (Tb 13, 2. 3-4. 6abed. 6efgh. 6ijkl)
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. 
R.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos. 
R.
Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos. 
R.
Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador. 
R.
Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia y tendrá compasión. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 1-6)

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: -«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. » Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

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