5 septiembre 2015. Sábado de la XXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El haber tenido un paréntesis en el verano del acompañamiento de los puntos de oración no quiere decir que hayamos abandonado esta necesidad de todo cristiano. Seguramente que para muchos ha sido un período de intensificación del contacto con Dios. Disponer de más tiempo libre nos ha permitido dedicar espacios más largos y cuidados a este alimento del alma.
Ahora retomamos la andadura normal del curso y necesitamos una comunidad espiritual que vele para que no descuidemos el trato amoroso con Dios cada día de nuestra vida.
Para este día San Pablo nos pone en guardia, en alerta interior. Nos dice que antes estábamos también nosotros alejados de Dios, con una mentalidad que engendraba malas acciones.
Ahora, por la muerte de Cristo, Dios nos ha reconciliado para hacernos santos.
La condición es que permanezcamos cimentados y estables en la fe.
Con estas indicaciones del Apóstol tenemos materia más que abundante para esta conversación con Dios en la intimidad del corazón.
Una vez colocados en su presencia y suplicando la ayuda del Espíritu Santo, junto con la compañía de María, pues es sábado dedicado especialmente a Ella, unas ideas breves que nos centren y acompañen:
1.      Dios ha tenido compasión de mí y me ha permitido vivir en su cercanía a pesar de haber estado alejado, con una mentalidad discorde con la del mismo Dios.
2.      La muerte de Cristo ha roto esa barrera y me reconcilia dándome la posibilidad de llegar a ser santo.
3.      Como siempre, el Señor me pide algo imprescindible para que se realice ese camino de santidad, permanecer estable y firme en la fe.
Consideradas estas cosas, entramos en un coloquio de amor en el que se dan la confianza, el respeto, la petición, el agradecimiento… y todos aquellos sentimientos que el espíritu haya suscitado en nuestro interior.
Como los primeros discípulos de Jesús vamos espigando al hilo de la vida, según caminamos para que nuestras fuerzas no se debiliten en el camino.

Acabamos dando gracias y dispuestos a comunicad de distintas formas lo que Dios ha hecho con cada uno en este rato de oración. Amén.

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