Rezar… ¡qué pasada! ¡Podemos hablar con el Dios que nos ha
creado como con un amigo...! Que no se nos olvide empezar nuestro rato expreso de oración con una alabanza a tan
buen Padre.
¡Qué pasada también la primera
lectura de la misa de hoy! San Pablo escribe a los Colosenses sobre quién es
Jesucristo: “Él es…” y se despacha con diez títulos, virtudes o descripciones
de nuestro Hermano Mayor. Propongo hacer un rato de meditación gozosa sobre
estas diez características. Ya sabemos que no es obligatorio dedicar un tiempo
igual a cada una, por el contrario, en aquella que “encuentro gracia, allí me
detengo” y profundizo y disfruto.
·
Él es… imagen
de Dios invisible, primogénito de toda criatura.
·
Él es… el
medio por quien fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles
e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades.
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Él es... por
quien todo fue creado.
·
Él es… para
quien todo fue creado.
·
Él es… anterior
a todo.
·
Él es… por
quien todo se mantiene.
·
Él es… también
la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
·
Él es… el
principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
·
Él es… en
quien Dios quiso que residiera toda la plenitud.
·
Él es… por
quien Dios quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la
tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Y, por supuesto, después de esta
meditación, dejar un buen espacio para el diálogo cercano y fraterno con
Jesucristo. Por ejemplo, podríamos empezar sincerándonos con él: “Jesús, amigo,
yo no sé decirte tantas cosas sublimes como san Pablo, pero sé que eres mi
amigo y eres mi principio y mi fin, quien me mantiene…”
Feliz oración. Feliz día.