Os invito a releer el Evangelio de hoy y
observar las siguientes frases contemplando a Jesús:
· Dejó Jesús el
territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la
Decápolis. Jesús no se queda sentado en su casa de
Nazareth esperando a que una multitud venga a conocerle; nos busca atravesando
pueblos, ciudades, montes, lagos..., y lo poco que inicialmente debemos hacer
es acercarnos cuando lo hemos visto próximo a nosotros, dar un paso respecto a
los “mil pasos” que Él ha dado y decirle “Aquí estoy” y esperar a que nos
hable.
· Le presentaron a un
sordo que, además, apenas podía hablar. Alguien
nos ha presentado a Jesús, ¿Quién ha sido? ¿Cómo ha sido ese primer encuentro y
los sucesivos? - Él, apartándolo de la gente a un lado... Se ha dado cuenta de
que no escuchamos bien, e incluso que no sabemos muy bien qué decirle, porque
no tenemos claro que es lo más importante que le tenemos que comunicar. Él nos
aparta a un lado, a un rincón silencioso, donde le podamos escuchar, y ahí nos
empieza a curar para que podamos escuchar su misión y podamos hablar de él con
nuestra vida.
· Todo lo ha hecho bien. Como Dios Padre que es. Sintamos con fuerza que
todo lo ha hecho bien, porque todo lo ha hecho desde el amor. Teniéndolo en la
figura de Dios Hijo, le podemos imitar mejor.
Pidamos al Señor saber hacer bien y
ordenadamente las cosas para que seamos ejemplo de constancia y alegría, y que
a través de esa alegría sana le transparentemos en el cumplimiento del deber,
en el pequeño detalle, en conversaciones alma a alma... María, acompáñanos en
este camino; estáte bien cerca a nuestro lado para que podamos sentir tu
dulzura y tus ánimos, y para que imitándote lleguemos a conocer en mayor
profundidad a Jesucristo.