1/2/2015, Domingo de la cuarta semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B)

Lectura del libro del Deuteronomio (18, 15-20)
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir.” El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.” »
Salmo responsorial (Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9)
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. 
R.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. 
R.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» 
R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7, 32-35)
Hermanos: Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.» El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

1 febrero 2015. Domingo de la cuarta semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B) – Puntos de oración

Jesús el profeta anunciado
Dios ha realizado una historia de salvación en la que la humanidad entera está inmersa. Dios tiene designios de misericordia y no de aflicción; su creatividad salvadora no tiene límites y realiza sus designios de forma personal, uno a uno y también de forma social, eclesial. Al pueblo que caminó en el desierto la escritura lo llama Iglesia y le dio a Moisés como guía y mediador. Dios prometió suscitar un nuevo profeta: “suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca”. A David le prometerá una dinastía permanente. A Daniel un reino que no pasará. Las promesas mesiánicas se van multiplicando y concentrando en alguien que las realice.
Jesús habla con autoridad
“¿Quién dice la gente que soy yo? Unos que el profeta anunciado”. Jesús responde a las expectativas de la historia de la promesa. Profeta y más que profeta. Llena a la gente de estupor. Tiene autoridad, es decir, reconocimiento por parte de muchos. Él tiene conciencia de realizar una misión y la va cumpliendo con el pueblo de Dios en vistas al nuevo pueblo de Dios. En Él se cumplen las antiguas promesas.
Dejemos que el estupor de la gente nos haga mella. Jesús quiere curarnos y transformarnos a fin de que colaboremos en su misión de misericordia. Pero sólo personas trasformadas pueden aportar algo: “sin mí no podéis hacer nada”. Nuestra oración nos abre a la voluntad de Dios para nosotros y nos concede las gracias necesarias.
Jesús llama a todos a la fe
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón». Aceptación y servicio, dos momentos: estupor primero y obediencia de fe segundo. A veces en nuestra oración se da el primer momento y nos falta ser resolutivos para el segundo. La oración debe ablandar el corazón para dialogar con Dios y realizar sus designios en lo que nos toca.

Terminemos nuestra oración orando por las personas consagradas ante la jornada de mañana. Pidamos a nuestra Señora de la Luz la fe de san Pablo para acoger y valorar los carismas que Dios distribuye en el Pueblo de Dios, su Iglesia, para bien de todos.

31/1/2015, Sábado de la tercera semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (11, 1-2. 8-19)
Hermanos: La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. Por su fe, son recordados los antiguos. Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas -y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa-, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios. Por fe, también Sara, cuando ya le habla pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas. Con fe murieron todos éstos, sin haber recibido lo prometido; pero viéndolo y saludándolo de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra. Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues, si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver. Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo. Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad. Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le habla dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia.» Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para hacer resucitar muertos. Y así, recobró a Isaac como figura del futuro.
Salmo responsorial (Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75)
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo
Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo habla predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. 
R.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza. 
R.
Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4, 35-41)

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vamos a la otra orilla.» Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: -«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: -«¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: -«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: -« ¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen! »

31 enero 2015. Sábado de la tercera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Jesús está en medio de mi vida, en el interior de la Iglesia, en el corazón de cada persona… Jesús no está lejos ni fuera. Jesús está en medio del mar, de la persecución, de la contrariedad. No se escapa cuando las cosas van mal a su Iglesia, cuando las olas de la duda, del mal, del pecado parece que asaltan por los cuatro costados la barca de mi vida. Él me acompaña y fortalece.
Todo es cuestión de fe: Es un grano de mostaza, una débil pretensión de confianza y esperanza anclada en la bondad y el poder de Dios, que quiere transformar mi vida. Él puede hacer y lo va haciendo si aprendo a confiar, a creer y me dejo hacer.
Los caminos de Dios no son mis caminos y ello mismo ya es, a veces, una  gran tempestad. Los caminos de Dios pasan por mi empobrecimiento, mi abajamiento, mi aceptación de su voluntad. Salir de mí, olvidarme completamente, como lo pide y exige Jesús, no puedo hacerlo sin sufrir contratiempos, resistencias y aún caídas. Si le miro a Él y tengo el valor de ofrecerle la pobreza de mi falta de virtud y de verdadero amor, Jesús se despierta en mi barca y me hace conocer su poder y la certeza de que su dulce presencia siempre está junto a mí.

Gracias, buen Jesús, Señor y gran capitán de mi barca: Condúceme hasta llevarme al Padre y, junto a mi barca, conduce las de todos los que tu designio de salvación asoció a mi entrega.

30/1/2015, Viernes de la tercera semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10, 32-39)
Hermanos: Recordad aquellos días primeros, cuando, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: ya sea cuando os exponían públicamente a insultos y tormentos, ya cuando os hacíais solidarios de los que así eran tratados. Pues compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores, y permanentes. No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os falta constancia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa. Un poquito de tiempo todavía, y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá de fe, pero, si se arredra, le retiraré mi favor. Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.
Salmo responsorial (Sal 36, 3-4. 5-6. 23-24. 39-40)
R. El Señor es quien salva a los justos.
Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón. 
R.
Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer, tu derecho como el mediodía. 
R.
El Señor asegura los pasos del hombre, se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano. 
R.
El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva porque se acogen a él. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4, 26-34)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: -«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.» Dijo también: -« ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.» Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

30 enero 2015. Viernes de la tercera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Confía en el Señor y haz el bien. Sea el Señor tu delicia.
Pues podríamos pasarnos mañana todo el rato de la oración saboreando el Salmo que nos propone la liturgia del día o quedarnos con algunas de sus frases. Os propongo estas dos iniciales para comenzar y  que podrían estar como telón de fondo, como ideas que nos llegan desde el silencio al corazón.  Repetirlas  una y otra vez, incluso de otra manera, con nuestras palabras. Esto es otra forma de orar. Señor, tu eres mi delicia. En ti todo lo puedo. Nada temo, porque Tú estás conmigo.
Acompañarlas con imágenes, que nos calienten el corazón, que nos muevan sensiblemente.
Sea el Señor mi delicia. Se nos ocurren tantas imágenes que nos deleitan, que nos entran por los sentidos y nos colman de paz y felicidad.  Cada uno podría recurrir a las que más le ayuden. A mí me vienen algunas que os brindo. Cuando uno en esos de marcha en el campamento después del esfuerzo, llega a la cumbre, sediento se para a descansar  y le ofrecen algo de beber o una fruta jugosa, llena de zumo. Se queda un rato contemplando, mirando el horizonte infinito y saborea las delicias del Señor. Cuando uno en estas navidades se ha podido reunir en familia o con el amigo que hacía tiempo que no veía y se llena la escena de sonrisas, recuerdos, vivencias. Uno no quiere que se escapen esos deliciosos instantes. Escenas de niños gozosos recibiendo sus primeros reyes, madres que han dado a luz y ensimismadas no separan la mirada del niño. Pues eso quisiera yo tener presente mañana junto al Señor. Ponerme muy cerquita del sagrario y saborear el paso de Jesús por mi vida. Cuando estoy cerca del Señor en la oración todo se torna delicioso.
El salmo también nos anima a tener confianza, a que si llegamos a la oración en otra disposición, pidamos ayuda  al Señor. Él incluso nos ofrece su mano en las caídas, quiere asegurar nuestros pasos, porque su alegría es nuestra alegría. Él es nuestro alcázar y nuestro refugio.
Él sabe que el camino de nuestra vida no es sencillo, que buscamos muchas veces saciar nuestro corazón con otras delicias. No importa, si vuelves.  Él nos dice que salva a aquellos que se acercan y acogen a Él.
Puede ser también nuestra oración una súplica que salga del corazón. “Te daré lo que suplica tu corazón” continua el salmo. La cuestión más importante cuando uno se acerca a orar: ¿Qué suplica mi corazón? ¿Qué busca mi corazón? Decirle  Señor mío y Dios mío, a quien iremos. Señor yo quiero estar cerca de Ti, yo quiero que reines en mi corazón. Así pues pedir y pedir, Él sin que nosotros nos demos cuenta, en silencio va acrecentando su amor en nosotros, Él va haciendo germinar la semilla de la gracia. A nosotros nos queda abonarla, no secarla, dejarla crecer, echar ramas donde otros puedan cobijarse, hacer su nido.

Pero como nos dice la primera lectura, todo esto que parece tan bonito y tierno no es tan sencillo. Debemos cuidar nuestros sentidos, imaginación, nuestras actividades cotidianas. Debemos pertrecharnos en la oración, hacernos amigos fuertes de Jesús porque los tiempos son de combate, porque la vida no es sencilla y no hay que ser ingenuos. Pero siguiendo el texto del evangelio: Nosotros no somos gente que se arredra para la perdición, sino hombres de fe para salvar el alma. Ánimo y a disfrutar en la oración.

29/1/2015, Jueves de la tercera semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10, 19-25)

Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.

Salmo responsorial (Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6)
R. Este es la generación que busca tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4, 21-25)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: -«¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Les dijo también: -«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.

29 enero 2015. Jueves de la tercera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

La oración de hoy del Magníficat comienza recordándonos: “¡Alabad al Señor... aclamadlo...!”seguida del himno:

“Mira los aires, alma solitaria,
alma triste que sola vas gimiendo.
Asciende, sube. Amor te espera.
La cima es alta. Escaso, el aparejo.
Aleteante, temblorosa y blanca,
te veo subir con retenido esfuerzo.
Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna.
Llega la luna donde ayer el cierzo.
Al fin la vida con luz se aclara.
Al fin la muerte con la Luz ya se ha muerto.
¡Cantan las cumbres y los valles!
¡Cantan los siempre vivos a los nunca muertos!
Cara con cara junto a Dios, escuchas
vibrar los aires y vivir los sueños.
Vida con vida, luz con Luz amada,
y cielo, humano, en el amor, con Cielo.
Bajar la luz de amor, la luz de vida,
lenta en los aires minuciosos siento.
Fundida luz de Dios con luz del alma.
Qué claridad de pronto. Qué silencio. Amén.”

Precioso himno para saborear con calma cada frase, llena de esperanza; que nos entre en lo hondo de nuestro corazón para pedir por nuestros allegados sin fe, sin esperanza, y poder transmitirles, al igual que en la canción de Martín Valverde: “No te rindas; eres lo más maravilloso que hay en este mundo gris”.

Y con el aleluya entonaremos “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”

Dejémonos iluminar por Dios, para ver mejor nuestras manchas y poder limpiarnos bien.

María, que esta Luz nos haga sencillos como Tú, para poder amar en el sufrimiento, para saber sufrir por quienes amamos. Tú sabes que quien mucho ama, mucho sufre; y has conocido el Amor infinito de tu Creador.

28/1/2015, Miércoles de la tercera semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10, 11-18)

Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente; añade: ´Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Salmo responsorial (Sal 109, 1. 2. 3. 4)
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies. R.

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora. R.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4, 1-20)

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: -«Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.» Y añadió: -«El que tenga oídos para oír, que oiga.» Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: -«A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen."» Y añadió: -«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.

28 enero 2015. Miércoles de la tercera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración Santo Tomás de Aquino

Puestos en la presencia de Dios, acompañados por este sabio Doctor, nos sumergimos de lleno en el mundo de la oración.

El estudio, la sabiduría, el conocimiento, la lectura, la investigación... Todo ello nos tiene que ayudar siempre a entrar en comunicación con Dios. Ninguna de estas cosas tiene que estar reñida con la humildad, que es la puerta para este trato amoroso con Nuestro Señor.

Llevamos una temporada haciendo la primera lectura de la Carta a los Hebreos, donde se nos presenta a Jesús como sacerdote que se compadece de los hombres y nos perdona los pecados.

Él ofrece un solo sacrificio a Dios Padre. No le hace falta más, su amor y entrega es total y definitiva. Nosotros nos sumamos cada día a ese sacrificio de Cristo, no repetido, sino actualizado, conmemorado.

No se nos exigen actos heroicos, sino identificarnos cada vez más con la entrega del Señor. Por eso la vida cristiana, y como consecuencia la vida de oración, resulta sencilla y asequible para todos los hombres de todas las épocas.

Así es como queremos acercarnos en este día de Santo Tomás de Aquino.

El Evangelio de hoy es largo, pero muy conocido. El sembrador y la semilla. Lo hemos considerado muchas veces.

Es lo que tenemos que suplicar hoy en la oración, que la Palabra de Dios caiga en nuestra alma, convertida en tierra buena, y dé fruto en abundancia.

El Señor quiere que nuestras vidas no sean estériles. Estamos llamados a dar fruto. Por eso mismo, la oración bien hecha nos impulsa a la misión, a no quedarnos en nuestro pequeño mundo personal.

Como nos dice constantemente el Papa Francisco, hemos de ser una Iglesia en salida, llevando a nuestros hermanos lo que Dios nos ha transmitido cada día en ese trato personal bien cuidado.

Que la Virgen María, llena del amor de Dios, nos acompañe en esta terea de la nueva evangelización.

27/01/2015, Martes de la tercera semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10, 1-10)

Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite las pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: “Tú no quiere sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no acepta: holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad." Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación de cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Salmo responsorial (Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10. 11)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor; Él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: Aquí estoy. R.

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R.

No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3, 31-35)

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo:- “Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.” Les contestó: -“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” Y, paseando la mirada por el corro, dijo: -“Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.”

27 enero 2015. Martes de la tercera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Vamos a empezar la oración de hoy con la frase con que nos gustaría acabar: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

Eso es, desde el principio queremos estar totalmente entregados a Dios, a su voluntad. No podemos andar con medianías a estas alturas del partido. Quien más, quien menos, lleva ya unos añitos haciendo oración, y seguro que casi todos hemos hecho ya los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, y allí le dijimos al Señor que militaríamos bajo su bandera. Le dijimos que podía tomar y recibir toda nuestra libertad, nuestra memoria, nuestro entendimiento, y toda nuestra VOLUNTAD… ¡Ahí estamos ahora!

Por tanto la oración no es para ver si nos decidimos a ofrecernos a hacer su voluntad, a ver si nos conviene. Nosotros ya hemos hecho esa opción, y hoy nos queremos dedicar a recordárselo a nuestro Señor y a gozarnos con esa decisión.

Sí, hemos fichado por un gran equipo. El mejor. Hoy día, que casi ninguno de los hombres –sean jugadores de fútbol o no-, son fieles a sus colores, nosotros no vamos a dudar de nuestra elección, porque hemos escogido, no la mejor parte, sino todas las partes, el Todo.

Oración la de hoy, para escuchar de los labios de Jesús esas palabras directas que dijo a la gente sentada a su alrededor: “El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Ahí es nada, somos la familia de Jesús cuando cumplimos su voluntad.

Y una vez hecha esta afirmación, si quieres un poco de fanfarronada (“Aquí estoy yo…”), pasemos durante un rato de la oración a la parte B, a la del realismo y la humildad: “Señor, tú sabes que no valgo nada sin ti, que a veces tengo miedo y que me siento inseguro, dame la fuerza para conseguir ese gran deseo de mi corazón que es cumplir tu santa voluntad”.

Si te ayuda puedes escuchar la canción que va en archivo adjunto:

Más allá de mis miedos,
más allá de mi inseguridad,
quiero darte mi respuesta.
Aquí estoy para hacer tu voluntad,
para que mi amor sea decirte sí
hasta el final.

En mi Getsemaní

26/1/2015, Lunes de la tercera semana de T.O. – Santos Timoteo y Tito

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1, 1-8)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
Salmo responsorial (Sal 95, 1-2a. 2b-3, 7-8a.10)
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. 
R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. 
R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3, 22-30)

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: -«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.» Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: -« ¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre. » Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

26 enero 2015. Lunes de la tercera semana de T.O. – Santos Timoteo y Tito – Puntos de oración

1.    Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)
2.    Petición.  “Concédenos, Señor, por la intercesión de tus santos Timoteo y Tito, que después de haber vivido en este mundo en justicia y santidad, merezcamos llegar al reino de los cielos.”(Oración colecta de la misa).
3.    Puntos para orar: hoy, celebramos la memoria de dos cooperadores de San Pablo en la labor misionera. Timoteo y Tito fueron designados por San Pablo obispos de Éfeso y de Creta respetivamente. A ellos les dirigió las llamadas Cartas Pastorales (dos a Timoteo y una a Tito), con instrucciones para su apostolado y misión de obispos de comunidades. La celebración de la misa de hoy es una invitación al apostolado, a vivir en clave de mostrar a los que nos rodean, con nuestra vida, con nuestra palabra y nuestro testimonio las maravillas que hace el Señor. En el evangelio se nos muestra el envío de 72 discípulos para evangelizar de dos en dos como una avanzadilla a los lugares donde pensaba ir él. Jesús quiere entrar en todos los corazones. Nosotros somos enviados a todos los ambientes, y no se nos envía solos, sino formando parte de un cuerpo orgánico, a través de las instituciones y movimientos que el Espíritu suscita y la Iglesia aprueba. Y tras nuestro testimonio y palabra en el sitio donde Dios nos pone quiere ir Jesús. Los nuestro es preparar su llegada a los corazones de todos. Que la fe, al verla vivida en sus discípulos les resulte atractiva a todos los que nos rodean. Y si algunos no quieren recibir ese testimonio, seguir en la labor evangelizadora confiando en que el fruto es del Señor. Podemos leer el salmo responsorial que la iglesia nos pone hoy en la liturgia de la misa. “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones”. Es una invitación al apostolado. A compartir en nuestro ambiente las maravillas que vemos hace el Señor con nosotros y que guardamos en la memoria, como hacía el pueblo de Israel con las maravillas que Dios había hecho en su historia.
4.    Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con Jesús, Avemaría a la Virgen.

5.    Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.


25/1/2015, Domingo de la tercera semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B)

Lectura de la profecía de Jonás (3, 1-5. 10)
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: - «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.» Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: - «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!» Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños. Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Salmo responsorial (Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9)
R. Señor, enséñame tus caminos.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. 
R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. 
R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los secadores;
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. 
R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7, 29-31)
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1, 14-20)

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: - «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: - «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

25 enero 2015. Domingo de la tercera semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B) – Puntos de oración

La oración de cada día nos debe llenar de Dios y ayudar a disponernos favorablemente para vivir con plenitud el momento presente. Busquemos un hueco de silencio y recogimiento para estar delante de Jesús dispuestos a escuchar su Palabra. Para orar no hace falta más que deseos, buenos y grandes deseos. Creo que lo que mejor distingue a los santos es el haber sido hombres de enormes deseos. Como San Pablo cuya conversión celebra la Iglesia el 25 de enero, aunque en esta ocasión se posterga por caer en domingo. Para Pablo la vida es Cristo y llega a decir que: “no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”. Y para Santa Teresa la oración es mirar a Jesús y sentirse mirado por Él:
La primera lectura es del profeta Jonás. En aquellos días vino de nuevo la Palabra del Señor a Jonás: -Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y pregona allí el pregón que te diré. Al principio a Jonás no le gusta que le manden y menos a predicar a la capital. ¡Qué dirá la gente, se van a burlar de mí! Pero al fin se levantó y se fue a Nínive. Quizás Jesús pensaba en Jonás cuando contó la parábola de los dos hijos a los que su padre mandó ir a la viña. El primero (Jonás) le dijo no quiero ir, pero después obedeció y fue a trabajar. Por el contrario el segundo dijo al padre que enseguida iría a trabajar, pero en realidad no fue. Y Dios premió la obediencia de Jonás con la conversión de la gran ciudad de Nínive. “Cuando vio Dios sus obras y cómo se convertían de su mala vida, tuvo piedad de su pueblo el Señor, Dios nuestro”.
En el Evangelio, Jesús se marcha a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. “Decía:- se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia”. Jesús inicia un tiempo nuevo, un tiempo de salvación. Dios nos ama y desea perdonarnos, pero es necesario creer en ese amor y cambiar de vida. Hace poco hemos meditado ese momento en el que Jesús se presenta a los judíos y a los discípulos de Juan como una novedad, como la superación de lo antiguo: “a vino nuevo odres nuevos”. No se puede continuar con la religión antigua, con las costumbres viejas. Hace falta cambiar, convertirse, darse la vuelta como se da la vuelta a un calcetín que está de revés.
Pablo de Tarso perseguía el nuevo camino, el de los primeros cristianos, hasta que se encontró con Jesús cerca de Damasco. Este encuentro por las consecuencias que tuvo en Pablo, en la Iglesia y en el mundo es quizás el ejemplo más representativo de toda conversión. A partir de ese momento, Pablo puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio.
Pero antes que Pablo fueron los apóstoles galileos –Pedro, Andrés, Santiago, Juan,…, - los que escucharon a Jesús: “Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Y les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”. Lo mismo pasó con Santiago y Juan, hijos del Zebedeo. Estos jóvenes, entusiasmados con Jesús, lo dejaron todo y se fueron tras él.

Cuidemos mucho nuestra oración de cada día, para que sea verdaderamente un encuentro transformador. Que nos sintamos atraídos por Jesús como Pablo, como los primeros Apóstoles y que junto a Él empecemos o continuemos nuestra conversión al Evangelio. Pues “nunca acabamos de ser cristianos” (San Juan Pablo II).

24/01/2015, Sábado de la segunda semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (9, 2-3. 11-14)
Hermanos: De hecho se construyó un tabernáculo, el primero, donde estaban el candelabro, la mesa y los panes presentados -éste se llama «el santo »-, y detrás de la segunda cortina el tabernáculo llamado «el santísimo». Pero Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Salmo responsorial (Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9)
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. 
R.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. 
R.
Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. 
R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3, 20-21)

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

24 enero 2015. Sábado de la segunda semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El santo que hoy celebra la Iglesia nos va a ayudar a comenzar este rato de oración, pues san Francisco de Sales fue un gran alentador de la vida de oración en los seglares. Convencido de que la vida espiritual no es un privilegio de los monasterios, decía que la oración se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas y ocupaciones del estado de vida de cada uno. Una vida espiritual auténtica nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa. Cuando hacemos oración diaria, experimentamos cómo la dulzura del Señor nos acompaña en todo lo que hacemos. Pedimos hoy por intercesión de san Francisco de Sales la gracia de orar bien, para vivir bien nuestros deberes de cada día, nuestras relaciones familiares, de trabajo y amistad.
La Palabra de Dios nos presenta hoy a Jesús con una actividad tan intensa en ese “pasar haciendo el bien” al comienzo de su vida pública que no le dejaban ni comer. Su propia familia, al visitarles en Nazaret, piensa de él que no está en sus cabales: ¿Por qué Jesús se complica tanto la vida por los demás? ¿Por qué se mete en tantos líos? Son preguntas que hoy también se hacen cuando un militante, un cristiano entregado, se olvida de sí mismo y empieza a vivir el evangelio, a hacer apostolado y preocuparse por los demás…
La entrega de Jesús va a llegar hasta derramar su sangre por nosotros en la cruz. Demos vueltas con el corazón a estas palabras de la Carta a los Hebreos: “La sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo”. Demos gracias a Cristo por limpiarnos de nuestros pecados con su sangre preciosa y transformar nuestras vidas en una ofrenda agradable a Dios. Pedimos que sepamos valorar la Eucaristía como ese “sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso” que la Iglesia ofrece al Padre para reconciliar la humanidad dividida.

Estamos dentro de la Semana de oración por la unidad de los cristianos y también nos unimos a esta intención en nuestra oración, ofreciendo este día para que el deseo de Jesús se realice pronto: “Que todos sean uno para que el mundo crea”. El Papa Francisco está hablando de un “ecumenismo del sufrimiento” e incluso de un “ecumenismo de la sangre” ante el hecho de que hoy cristianos de distintas confesiones están experimentando la  persecución y el martirio en Oriente medio y en otros lugares del mundo. El pasado domingo no pudieron reunirse los cristianos para celebrar el día del Señor en Níger ante la oleada de violencia contra ellos por parte del fundamentalismo islámico. Pedimos por la paz en el mundo y porque la unidad de los cristianos sea fermento y causa de una humanidad reconciliada.

23/1/2015, Viernes de la segunda semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (8, 6-13)

Hermanos: Ahora a nuestro sumo sacerdote le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores. En efecto, si la primera hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda. Pero a los antiguos les echa en cara: «Mirad que llegan días -dice el Señor-, en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos fueron infieles a mi alianza, y yo me desentendí de ellos -dice el Señor-. Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -oráculo del Señor-: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "¡Conoce al Señor!", porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados.» Al decir «alianza nueva», dejó anticuada la anterior; y lo que está anticuado y se hace viejo está a punto de desaparecer.

Salmo responsorial (Sal 84, 8 y 10. 11-12. 13-14)
R. La misericordia y la fidelidad se encuentran.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3, 13-19)

En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.

23 enero 2015. Viernes de la segunda semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En este año teresiano, al iniciar mi tiempo de oración pienso lo que decía Teresa para ella sobre la oración:

‘Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.’

Según parece, los padres de Ildefonso, que se llamaban Lucía y Esteban eran estériles. Vivían en la noble ciudad de Toledo. Lucía un día que se encontraba sola, pidió con fervor a la Virgen María que le concediera un hijo y se lo consagraría al culto de su Hijo y a la propagación de sus virtudes. La buena esposa fue escuchada y el Señor le concedió, poco después, este niño a quien pusieron por nombre de Ildefonso, que fue un presagio ya que significa: dichoso y feliz… y todo eso sería Ildefonso y haría a los suyos. Fue educado en las verdades cristianas y, sobre todo, Lucía infundió en el corazón del pequeño Ildefonso una tierna y filial devoción a la Virgen María de la que sería luego su paladín. Los biógrafos de la época decían que “Era de gran estatura, temeroso de Dios, grave en el andar, muy religioso, modesto, afable, piadoso y siempre complaciente menos en el pecado; favorecido con muchas gracias de inteligencia, elegante en la expresión, persuasivo en la predicación, celoso por la salvación de las almas y entregado al amor de Dios y a la Virgen María.”

Su padre tenía puestos los ojos en él y confiaba en que sería uno de los hombres más influyentes en la ciudad. Quiso entrase a formar parte de la vorágine de la juventud y tratar con las familias más acomodadas o famosas de la ciudad. No pensaba lo mismo Ildefonso ya que pronto le manifestó a su padre el deseo de entregarse al Señor. Un día huyó de la ciudad y se dirigió a Agalí donde había un Monasterio de monjes y pidió ser admitido como religioso para entregarse al Señor y a la Virgen María… Pronto lo nombraron Abad del Monasterio. Por más resistencia que puso no pudo evitarlo.  En el año 657 moría su tío San Eugenio dejando vacante la sede arzobispal de Toledo. Le nombran obispo en 657. Fue un gran pastor. Propagó mucho la devoción a la Virgen María. Se le apareció y le entrego una casulla por todo lo bien que había hablado de ella. Murió el 23 de enero del 667 al contemplar a la Virgen en el cielo.

Pido a Jesús que me ayude a ser fiel a mi alianza, a nuestro compromiso en la vida.

  • La misericordia y la fidelidad se encuentran.
  • Ver el llamamiento  de Jesús a los apóstoles.  Como era cada uno y Jesús confía en ellos. Ver cómo he sentido la llamada. ¿Cómo le conocí? ¿Cómo continúo siendo su discípulo? ¿Cómo le sigo?
  • Con alegría. Doy gracias. Pido su ayuda.
  • ¿Cómo le siguió San Ildefonso? ¿Cada uno de los santos? Pido en este rato para  que haya seguidores de Jesús.
  • Pido por la paz en los corazones. La paz y unidad de los cristianos en esta semana de unidad. Tantos conflictos en el mundo.
  • Pido luz para ver si soy capaz de hacer algún acto para mejorar la paz.
  • Porque Dios quiere la paz aunque no nos deje en paz.

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