Creo que a las personas de nuestro
tiempo, nos llama poderosamente la atención el
hecho, de que Jesús predicara materialmente en la "calle" a todo
aquel que quisiera escucharlo, y esto, sin distinción alguna de sexo, edad, o
clase social... Nosotros, nos movemos en un mundo tremendamente sofisticado,
selectivo y clasista, en que pareciera, que no todos somos iguales, y que no
todos tenemos los mismos derechos... Pero Jesús nos muestra que no será así en
el Reino de los Cielos, donde"muchos primeros serán últimos, y muchos
últimos primeros." (Mt.19,30).
No podemos evitar nuestra sorpresa y
desconcierto ante la forma de comportarse del Maestro. Insisto, somos hijos de nuestro tiempo, y nuestro tiempo tiene poder
sobre nosotros. Pero aquí tenemos el evangelio de este día que nos dice no, no
debe ser así y quien piense así, tendrá que escuchar de los labios de Cristo la
última frase del evangelio de hoy: -«No he venido a llamar a los justos, sino a
los pecadores.»
Fijemos nuestra oración en Mateo,
publicano y pecador. ¡Nosotros, que nos creemos justos
y con derechos, como los escribas y fariseos de su tiempo...!
La llamada de Jesús en la vida de Mateo,
realizada al paso.., fue toda una revolución... Bastó una sola palabra del Maestro: "Sígueme", para que
este hombre lo dejara todo..., absolutamente todo y se fuera en pos de El por
los caminos de Palestina...
¡Cuántas veces nosotros hemos escuchado
lo mismo, y no Le hemos seguido..! ¡Pero
este pecador público, este deshecho de la sociedad de su tiempo, lo deja todo y
Le sigue...! ¿Qué nos está diciendo este hecho de vida...? ¿Cómo nos cuestiona
a nosotros la vida...? ¿Qué podemos hacer, si meditamos en serio el evangelio
de este día...?
Hay tres
detalles que podemos apreciar, y que pueden centrar nuestra oración en estos
momentos:
El primero es: Que después de su respuesta, Mateo se dio cuenta, de que tenía las
manos vacías, pero limpias...
El segundo: Que había perdido su trabajo, pero había consiguió otro sumamente
mejor...
Y el tercer detalle que apreciamos: Es que pasó de estar enfermo a estar sano... ¡Que no es poco...!
Salud espiritual..., trabajo noble y
digno..., y una conciencia limpia..., son el
fruto de una respuesta generosa al seguimiento de Cristo. Pidamos al Señor que
nos conceda su gracia, para que podamos responder como Mateo con
generosidad y valentía…