24 enero 2015. Sábado de la segunda semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El santo que hoy celebra la Iglesia nos va a ayudar a comenzar este rato de oración, pues san Francisco de Sales fue un gran alentador de la vida de oración en los seglares. Convencido de que la vida espiritual no es un privilegio de los monasterios, decía que la oración se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas y ocupaciones del estado de vida de cada uno. Una vida espiritual auténtica nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa. Cuando hacemos oración diaria, experimentamos cómo la dulzura del Señor nos acompaña en todo lo que hacemos. Pedimos hoy por intercesión de san Francisco de Sales la gracia de orar bien, para vivir bien nuestros deberes de cada día, nuestras relaciones familiares, de trabajo y amistad.
La Palabra de Dios nos presenta hoy a Jesús con una actividad tan intensa en ese “pasar haciendo el bien” al comienzo de su vida pública que no le dejaban ni comer. Su propia familia, al visitarles en Nazaret, piensa de él que no está en sus cabales: ¿Por qué Jesús se complica tanto la vida por los demás? ¿Por qué se mete en tantos líos? Son preguntas que hoy también se hacen cuando un militante, un cristiano entregado, se olvida de sí mismo y empieza a vivir el evangelio, a hacer apostolado y preocuparse por los demás…
La entrega de Jesús va a llegar hasta derramar su sangre por nosotros en la cruz. Demos vueltas con el corazón a estas palabras de la Carta a los Hebreos: “La sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo”. Demos gracias a Cristo por limpiarnos de nuestros pecados con su sangre preciosa y transformar nuestras vidas en una ofrenda agradable a Dios. Pedimos que sepamos valorar la Eucaristía como ese “sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso” que la Iglesia ofrece al Padre para reconciliar la humanidad dividida.

Estamos dentro de la Semana de oración por la unidad de los cristianos y también nos unimos a esta intención en nuestra oración, ofreciendo este día para que el deseo de Jesús se realice pronto: “Que todos sean uno para que el mundo crea”. El Papa Francisco está hablando de un “ecumenismo del sufrimiento” e incluso de un “ecumenismo de la sangre” ante el hecho de que hoy cristianos de distintas confesiones están experimentando la  persecución y el martirio en Oriente medio y en otros lugares del mundo. El pasado domingo no pudieron reunirse los cristianos para celebrar el día del Señor en Níger ante la oleada de violencia contra ellos por parte del fundamentalismo islámico. Pedimos por la paz en el mundo y porque la unidad de los cristianos sea fermento y causa de una humanidad reconciliada.

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