11 enero 2015. El Bautismo del Señor (Ciclo B) – Puntos de oración

De la primera lectura he querido escoger esta parte:
“Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles.”
Si Jesucristo actúa sin gritar, es decir sin utilizar la fuerza y la violencia, nuestra actitud cristiana tiene que ser la misma. Dios sabe lo que necesitamos nosotros y los demás. Dejémosle hacer. Dejemos que el Espíritu nos inunde, y con paz y alegría vivamos como Jesús.
En el salmo responsorial nos sorprenden con esta frase:
“El Señor bendice a su pueblo con la paz.”
¿No había venido Jesús a dividir, a provocar persecuciones y mártires? No. Nos ha bendecido con la paz. La paz y la alegría se basan en una confianza sin límites en la misericordia de Dios. Con esa confianza, ni la persecución, ni la enfermedad pueden arrebatarnos la paz y la alegría.
En la segunda lectura:
“Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien”
Debemos pasar por nuestra vida diaria haciendo el bien. Esa es nuestra misión. ¿Existe una misión más bonita que esta?
Por fin en el Evangelio, nos regalan la clave de lo que vamos comentando:
“Tú eres mi Hijo amado, mi preferido.”
Si Jesús es el centro de nuestra vida, la paz, la alegría y el bien serán los frutos habituales todos los días.

Llevemos estos frutos a todos los rincones de nuestro quehacer diario y a todas las personas que se encuentran con nosotros cada día.

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