01/11/2012, Solemnidad de Todos los Santos

Lectura del libro del Apocalipsis (7,2-4. 9-14)

Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: -«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.» Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: -«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!» Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: -«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.» Y uno de los ancianos me dijo: -«Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?» Yo le respondí: -«Señor mío, tú lo sabrás.» Él me respondió. -«Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.»

Salmo responsorial (Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6)
R. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-3)

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a si mismo, como él es puro.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a)

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: - «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

1 noviembre 2012. Solemnidad de Todos los Santos – Puntos de oración

El tema de nuestra oración en este día puede ser la santidad. La solemnidad de todos los santos nos invita a ello. La Iglesia es un pueblo de santos, es su objetivo: que todos los hombres sean santos. Jesús instituyó la Iglesia con este fin. En cada generación han surgido personas con fama de santidad paro son muchas más los que lo han sido. En los santos Dios “nos ofrece el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino”. Es importante que veamos así las cosas para encaminarnos en la dirección correcta.

La santidad es amistad con Dios, es vida plena, es colaboración con Cristo. Hoy se me ocurría una forma de enfocar este tema: donde hay santidad el pecado pierde lugar; todo lo que hagamos por ser santos será una victoria contra el pecado. La oscuridad es ausencia de luz y el frio ausencia de calor así el pecado es ausencia de santidad. ¿Cómo ser santos? Cultivando la amistad con Dios y buscando hacer su voluntad. Para esto es necesario vivir la primacía de la vida interior: participación en el sacramento de la Eucaristía, frecuencia en el sacramento de la Confesión, meditación personal y lecturas apropiadas, examen de conciencia, rosario… y todo esto para vivir y acrecentar la fe, la esperanza y la caridad. Y desde aquí afrontar todo lo demás de la vida.

La primacía de la vida interior se puede vivir con sinceridad ante Dios de una forma acomodada a la propia realidad pues el fin es vivir la fe, la esperanza y la caridad. Santa Teresa de Jesús Niño enseñaba que la santidad no consistía en hacer esto o lo otro sino en vivir confiando en Dios Padre con una confianza audaz y sin límites.

«La santidad no consiste en tal o cual práctica, consiste en una DISPOSICIÓN DEL CORAZÓN que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre» (Novissima verba 3 agosto)

Y termino ofreciendo unos puntos del Catecismo:

459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí... "(Mt 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la transfiguración, ordena: "Escuchadle" (Mc 9, 7; cf. Dt 6, 4-5). Él es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8, 34).

829 "La Iglesia en la Santísima Virgen llegó ya a la perfección, sin mancha ni arruga.

En cambio, los creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad. Por eso dirigen sus ojos a María" (LG 65): en ella, la Iglesia es ya enteramente santa.

2015 El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (cf 2 Tm 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas:

El que asciende no cesa nunca de ir de comienzo en comienzo mediante comienzos que no tienen fin. Jamás el que asciende deja de desear lo que ya conoce (S. Gregorio de Nisa, hom. in Cant. 8).

31/10/2012, Miércoles de la XXX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (6, 1-9)

Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor quiere, porque eso es justo. «Honra a tu padre y a tu madre» es el primer mandamiento al que se añade una promesa: «Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.» Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y corrigiéndolos como haría el Señor. Esclavos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las apariencias, para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que Dios quiere; con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres. Sabed que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre se lo pagará el Señor. Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con nadie.

Salmo responsorial (Sal 144, 10-11. 12-13ab. 13c:d-14)
R. El Señor es fiel a sus palabras

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.

Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.

El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 22-30)

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: -«Señor, ¿serán pocos los que se salven?» Jesús les dijo: -«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois."Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas. "Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»

30/10/2012, Martes de la XXX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5, 21-33)

Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a si mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a si mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.

Salmo responsorial (Sal 127, 1-2. 3. 4-5)
R. Dichosos los que temen al Señor.

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 18-21)

En aquel tiempo, decía Jesús: - ¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. » Y añadió: -¿ A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

30 octubre 2012. Martes de la XXX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El reino de Dios, ¿dónde esta? Hoy, visto el panorama social parece estar tan lejano. Y el caso es que todos buscamos el “reino de Dios”. Unos viajando por el mundo, otros intentando hacer una gran fortuna, quienes en el sexo tan al alcance de la mano, un “reino de Dios” un poco egoísta.

Jesús nos lo dice claro, el reino de Dios está en lo escondido, como el grano de mostaza o la levadura. Será por eso que no acertamos a dar con él. Además requiere un ingrediente muy escaso hoy día: tiempo. Con tanta prisa como nos movemos por la vida las cosas pequeñas se nos pasan de largo. Qué pena, pues en ellas están el reino de Dios.

Hoy el mundo necesita personas que muestren que es fantástico vivir, que existe una realidad maravillosa que supera con creces la crisis por la que estamos pasando. Para ello tenemos que ser como el grano de mostaza, que en silencio se pudre para dar un árbol donde los demás encuentren sombra en el camino de la vida.

29/10/2012, Lunes de la XXX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4, 32-5, 8)

Hermanos: Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor. Por otra parte, de inmoralidad, indecencia o afán de dinero, ni hablar; es impropio de santos. Y nada de chabacanerías, estupideces o frases de doble sentido; todo eso está fuera de sitio. Lo vuestro es alabar a Dios. Meteos bien esto en la cabeza: nadie que se da a la inmoralidad, a la indecencia o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con argumentos especiosos; estas cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los rebeldes. No tengáis parte con ellos; porque en otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz.

Salmo responsorial (Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6)
R. Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento.
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 10-17)

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacia dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: -«Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: -«Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.» Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: -«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?» A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

29 octubre 2012. Lunes de la XXX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Al Servicio de la liberación

Con espíritu de fe y confianza nos adentramos en el mundo de la oración. Que todo este rato de intimidad con el Señor sea para alabanza suya. Las enseñanzas, los pensamientos, las mociones interiores, todo nos ha de conducir a un amor cada vez mayor a Dios.

El milagro de la mujer encorvada solamente lo relata San Lucas. Lucas relata tres milagros de curación de enfermos por Jesús en sábado.

Más que el milagro en sí, lo que parece resaltarse es que sucede en sábado, lo cual muestra la actitud de Jesús y de la primera comunidad sobre la observancia sabática.

Una obra de caridad y misericordia, como la que realiza Jesús, con la pobre mujer enferma y encorvada desde hace 18 años, más que constituir una transgresión del sábado, viene a dar pleno cumplimiento a la finalidad del mismo: La gloria y el culto a Dios mediante la liberación del hombre de toda esclavitud.

  1. El hombre es gloria de Dios. Más aún, la gloria de Dios no se realiza al margen del hombre. Por eso la observancia del sábado ha de celebrar ese amor de Dios, que quiere el bien del hombre, y no bloquearlo con formalismos que Dios no aprueba. “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado” (Mc. 2, 27).
  2. Con esto ya tenemos algunas ideas para nuestra meditación: Tenemos que estar siempre dispuestos a la ayuda de cada persona, en lo exterior y en lo interior. Por encima de otras tareas o preocupaciones. Liberar de todo aquello que separa al hombre del Creador.
  3. Otro pensamiento que nos pueda ayudar hoy. El Evangelio dice que esta mujer estaba enferma, encorvada, a causa de un espíritu.
  4. El mal espíritu siempre nos hace mirar hacia abajo, hacia lo mundano y terreno.
    Nos impide elevar la mirada y el corazón a nuestro Padre Dios. ¡Cuántas veces vivimos encorvados sobre nosotros mismos!
  5. ¿Qué cosas me hacen vivir vuelto hacia abajo? Nos lo detalla con fuerza San Pablo en la carta a los Efesios, que también leemos en este día: La inmoralidad, la indecencia, el amor al dinero, las chabacanerías, estupideces o frases de doble sentido. No tengamos parte con nada de esto porque produce tinieblas en el alma. Proyecta hacia abajo.
  6. La clave está en ser buenos, comprensivos, perdonándonos unos a otros. Esto se convierte en oblación de suave olor y nos ayuda para andar derechos por la vida.

Acabamos pidiéndole al Señor, por intercesión de la Virgen María, que nos ayude a enderezarnos, a no estar encorvados sobre nosotros mismos, volcarnos generosamente al necesitado.

Si la oración ha ido bien y nos ha unido con el Señor, entonces nos catapulta a ejercer la misericordia y caridad en todo momento.

28/10/2012, Domingo de la XXX semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Jeremías (31, 7-9)

Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.»

Salmo responsorial (Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6)
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

Lectura de la carta a los Hebreos (5, 1-6)

Hermanos: Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52)

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: - «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: - «Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: - «Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: - «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: - «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: - «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: - «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

28 octubre 2012. Domingo de la XXX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Al llegar el domingo, día del Señor, el sólo hecho de citarlo, quien ya va teniendo experiencia de vida espiritual, respira más hondo, y como un hálito íntimo sale de nuestro espíritu: Hoy es DOMINGO, día de descanso, puedo vivir más tranquilo, puedo hacer mejor mi oración, ese rato que te dedico a TI Señor en el que me encuentro contigo, el comienzo con tu presencia: “Que todas mis intenciones, acciones y operaciones vayan orienta en servicio y alabanza de tu infinita Majestad” como nos indica san Ignacio.

Hoy la oración podemos contemplar la curación del ciego Bartimeo, que estaba sentado, a la orilla del camino pidiendo limosna. Ninguno de estos tres detalles pueden pasar desapercibidos: sentado- como nos encontramos nosotros muchas veces- al borde del camino- esperando alguien que nos dé un empujón- pidiendo limosna. Esperando que Jesús nos llame y nos invite a estar con Él, a seguirle para dar un salto, ponernos a sus pies y escuchar de los labios de Jesús la pregunta: ¿Qué quieres que te haga?” Y al escuchar esta pregunta establecerle diálogo de Salvación: “QUE VEA” Y la inmediata respuesta siempre de Jesús a nuestra diligente FE:

“Anda, tu fe te ha curado”

¿Cuándo vamos a entender que no es Jesús quien nos cura sino la FEE en Él?

¡Cuánto más ganaríamos si acudiéramos con FEE a Él?

Este trozo del Evangelio, se adecua perfectamente a lo que tiene que ser nuestra oración de fee cada día:

Una Búsqueda
Un Encuentro
Una Misión

Una búsqueda como el ciego buscando a Jesús. Había oído hablar de Jesús y los signos que hacía y quería encontrarse con Él. También nosotros que hemos oído hablar de Jesús y quizá muchas veces, queremos encontrarnos con ÉL y lo hemos hecho muchas veces a través de la oración principalmente. Pero hoy, queremos que sea un encuentro especial, único, irrepetible, dinámico de esos que marcan, que dejan huella, que no se olvidan. Tenemos que mirarle a los ojos y decirle todo esto mientras le miramos.

Un encuentro, si lo había deseado tanto, ¿Cómo no se va encontrar con ÉL? ÉL? Es que la fee sana y salva. Madrecíta en la fe, auméntanos la fee como la del ciego Bartimeo.

La Misión es el fruto del encuentro: “Le seguía por el camino.

Este pasaje, meditaba en mis primeros Ejercicios Espirituales y aún lo recuerdo como algo vivo, como el que siente que es curado de sus cegueras de pecado, indiferencia, mediocridad.

Supliquemos a la Madre y le arranquemos el milagro. Un milagro que nos haga creer. “Creo, pero aumenta mi fe”

El Salmo por si hay tiempo dice: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”.

Siempre que escucho o medito este salmo me acuerdo cuando me comunicaron a altas horas de la noche, la muerte de mi padre. Estando lejos, esperé a que se levantaran mis hermanos y se lo comuniqué y enseguida, nos pusimos en camino. Por el camino la oración y el Rosario aliviaron mi dolor. EN el silencio de la mañana cuando la luz del día disipaba las tinieblas de la noche, pensaba en él, en mi madre en mis hermanos, en toda mi familia. Veía la trayectoria de todos y al ver como había ocurrido todo; tanto bien, hasta este acontecimiento, había sido bueno. Entonces lleno de alegría, el corazón saltaba de alegría y gratitud y me vino a la mete este salmo que recitamos hoy: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” y cada vez lo repetía con más fuerza en mi interior y crecía en mi la gratitud de tal forma que cuando llegamos al pueblo, la gente alrededor del cadáver o por allí cerca, llorando o rezando, sintiendo todos la partida, yo entré diciendo con una fuerza que no me explico:¡El Señor ha estado grande con nosotros!¡No hay que estar tristes! Y le damos gracias por todo: Le dio una larga vida y una muerte tranquila en paz como muestra su rostro. Seguro que el Señor le acogió. ¡El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres!

27/10/2012, Sábado de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4, 7-16)

Hermanos: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de si mismo en el amor.

Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R.

Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 1-9)

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: -«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: -«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas." »

27 octubre 2012. Sábado de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Desde hace unos días la liturgia eucarística nos está presentando la carta a los efesios, y es de resaltar en los textos expuestos la idea recurrente al amor:

Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo… para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en el amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo, que excede a todo conocimiento…siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo… recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Dios: Padre, Esposo, Amigo, las tres imágenes fundamentales con las que la Biblia nos acercan a Dios. Y las tres atravesadas por la afectividad, por el amor. Más de una vez hemos meditado y contemplado en nuestra oración las dos primeras imágenes, pero pocas veces la del Amigo. Y sin embargo, “Yahvé hablaba a Moisés cara a cara, como a un amigo” (Ex 33, 11). Más aún, el mismo Cristo nos dijo: “Ya no os llamo siervos, sino amigos” (Jn 15, 15).

El amor de amistad tiene dos notas características: la benevolencia (querer el bien para el otro, superando así el apetito de concupiscencia por el que queremos poseer a la otra persona, ser dueños de la misma), y la reciprocidad (por la que dos entidades o aspectos aparente o superficialmente distintos se acercan con el propósito de unirse para formar una totalidad. Se abren el uno al otro y cooperan y se afectan con el fin de crear una nueva relación). Mas, ¿cómo puede darse una relación de reciprocidad entre Dios-Creador y el hombre-criatura? Es posible porque Él nos comunica su gracia, que no es más que el Espíritu Santo.

El amor es el principio vital del alma, lo mismo que el alma es el principio vital del cuerpo. Más aún, el amor no solo es principio vital del alma, sino el patrón de medida de nuestra amistad con Dios, esto es, de nuestra santidad. Por eso, “en el atardecer de la vida seremos examinados en el amor” (Dichos, n.64). Y un signo infalible del progreso en la amistad con Cristo es la capacidad para transmitir amistad, para ampliar mi red de amistades en mi ambiente, en mi profesión, en mi entorno.

Acabemos. “Lázaro, nuestro amigo, duerme; mas voy para despertarle” (Jn 11, 11). Y en nuestra

oración vamos a sentirnos como Lázaro amigos del Señor. Y lo vamos a hacer de la mano del poeta P. Cué.

¡ Qué alegría saber que y o tengo un amigo

con un grito infinito para mí entre sus labios! Saber que Tú eres Cristo para mí.

Y para Ti, yo, Lázaro.

No importa que sean inútiles para mí las otras voces. Y que todo se quede en muy bellas palabras

o en mentiroso viento articulado.

No importa que mis amigos me silencien.

Que me quiten y nieguen la palabra mis hermanos.

¡Que yo tengo un amigo

con un grito infinito para mí entre sus labios!

Aunque se enfríe mi corazón y pese dentro de mí como un peñasco.

Aunque quede insensible para el amor; y sordo y ciego y mudo. Él puede calentarlo.

Con sólo abrir su boca

me pone en marcha el corazón parado.

¡Que yo tengo un amigo

con un grito infinito para mí entre sus labios!

Aunque digan que he muerto

y que estoy acabado.

Aunque afirmen que soy sólo una momia porque me han embalsamado.

Aunque aprieten con vendas y mortajas mis manos y mis pies paralizándolos.

Aunque regresen de mis funerales

muy satisfechos de haberme ya enterrado.

No me importa; mi amigo con su voz desata vendas, abre tumbas, desnuda amortajados.

¡Que yo tengo un amigo

con un grito infinito para mí entre sus labios!

Aunque afirmen que huelo mal; que apesto ya en vida; que ya estoy pudriéndome;

que tengo ya gusanos...

Lázaro llevaba cuatro días; aunque yo lleve cuatro, cuarenta, cuatrocientos años...

No me importa, mi amigo, con su aliento

y voz que huele toda a primavera,

barre y aleja los olores malos.

¡ Que yo tengo un amigo

con un grito infinito para mí entre sus labios!

Aunque cayera en la infinita noche

—más negra que la muerte—

del pecado.

Aunque las vendas de mis desvaríos, sucediéndose

y apretándome en círculos, me fueran amortajando. Aunque yo no tuviera ni Marta ni María

que le mandaran a mi amigo su recado.

Sé que Él vendría. —¿En dónde le pusisteis?

—Amigo, ¡sal acá afuera !

Y yo obedecería,

levantándome, y saliendo a la luz, de mi pecado.

¡Que yo tengo un amigo

con un grito infinito para mí entre sus labios!

Aunque enmudezcan todas las palabras. Aunque se apaguen todas las orquestas. Aunque mueran los versos y los cánticos. Aunque se pare, mudo, el universo,

y el viento, sordo ya, quede petrificado. Yo seré todo oídos en espera, seguro

—¡Él me hablará!—, seguro de escucharlo.

Y cuando Él hable, resucitarán en su palabra

Los sonidos, los versos, las orquestas, los cánticos

26/10/2012, Viernes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6)

Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

Salmo responsorial (Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6)
R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 54-59)

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: -«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

26 octubre 2012. Viernes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Lc 12 54-59

Al iniciar la oración debo ponerme en la presencia de Dios conscientemente, pedir luz y fuerza al Espíritu Santo para que este encuentro con Él sea para su mayor gloria y de cómo el Señor me está esperando para este encuentro.

El evangelio de hoy contiene dos “dichos” de Jesús sin aparente conexión entre sí: lectura de los signos de los tiempos y reconciliación fraterna. Con referencia a la lectura de los signos de los tiempos, hoy el hombre puede leer en la naturaleza y en la historia los signos del futuro mediante el análisis de los indicadores, tanto en lo meteorológico, como en lo económico, etc. teniendo en cuenta los datos del presente.

Es lo que le dice Jesús a sus contemporáneos: “Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?” Jesús invita a interpretar el tiempo presente, es decir, que el Reino de Dios está entre nosotros, que es tiempo de gracia y oportunidad de salvación. Por tanto, ha llegado el tiempo de la decisión; y ante el anuncio del Bautista y de Jesús, señal evidente de la llegada del Reino, los contemporáneos de Cristo deberían deducir una conclusión acertada: su conversión. Los “signos” son, ante todo, la persona y los hechos de Jesús: predicación y curaciones, poder sobre la muerte y el demonio, el perdón de los pecados. Y el genitivo “de los tiempos” significa que esos signos manifiestan estos tiempos como decisivos para la conversión a Dios. Ha llegado por tanto, el tiempo mesiánico anunciado por los profetas, (el signo que aporta Jesús es su muerte y resurrección), que no responde a la expectativa que tenían los judíos del Mesías.

¿Responden a nuestras expectativas los signos que Dios nos envía actualmente?

¿Somos capaces de interpretar estos signos para iniciar nuestra conversión? ¿O estamos esperando otro Mesías a nuestra medida y a nuestras aspiraciones terrenas? El discernimiento de los signos de la presencia y acción de Dios requiere una sabiduría que no se aprende en ninguna facultad universitaria, sino que se posee por la fe. Hay que saber mirar y ver con esa luz de la fe, porque el Reino de Dios está ya presente y actuando entre nosotros. Están presentes y actuando en tantos hombres y mujeres que entregan sus vidas al servicio del evangelio, en tantos padres y madres que en fidelidad entregan sus vidas al cumplimiento del deber sin esperar nada a cambio. En tantos jóvenes que intentan vivir las exigencias del evangelio sin importarles el qué dirán ni los gustos personales. En tantas personas anónimas que viven con radicalidad la vocación a la que Dios les ha llamado. Todo ello es reflejo y semilla del signo perenne de Dios que es Jesucristo.

Que Santa María nos ayude a descubrir la importancia de los signos humildes a los ojos del mundo, pero grandiosos a los ojos de Dios.

25/10/2012, Jueves de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3, 14-21)

Hermanos: Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo responsorial (Sal 32, 1-2. 4-5. 11-12. 18-19)
R. La misericordia del Señor llena la tierra.

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 49-53)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

24/10/2012, Miércoles de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3, 2-12)

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, del que os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del cual yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder. A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.

Salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6)
R. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.

Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor', que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 39-48)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Pedro le preguntó: -«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: -«¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

24 octubre 2012. Miércoles de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Jesús nos enseña una vez más que cuidemos nuestros pensamientos y deseos, sin descuidar la apariencia y las costumbres, pero sin darles más valor de lo que se merecen; dejémonos de nuevo iluminar por las enseñanzas que Jesús nos brinda en el Evangelio, tengamos nuestros sentidos bien atentos y estemos preparados, porque en cualquier momento Él nos puede tocar el corazón.

Tenemos que cuidar siempre nuestra intención, discerniendo sobre lo que debemos decir o hacer y examinándonos después sobre cómo hemos actuado; es muy importante el no dejar el rato de balance del final de cada día, procurando también tener otro momento a mediodía. No se puede ver el ser practicante simplemente como un conjunto de normas y tradiciones con las que de vez en cuando quedaré bien con determinadas personas; en nuestra vida interior, en la oración cara a cara con el Creador tenemos que encontrar nuestro gozo, y esta oración continuada nos ayudará a tener la verdadera vida cristiana y dar ejemplo con ella transmitiendo el Amor. Intentemos huir de la rimbombancia de creernos muchos, o espléndidos, o incluso justos, y acerquémonos al prójimo con un trato afable, cercano y con disposición de escucha y compañía.

El cuidar la vida interior ayudará a mejorar la exterior; si a alguien le aprecio y no se lo demuestro, esta persona no se enteraría del aprecio que le tengo; o si he tenido experiencia de Dios y no la transmito se empobrece al quedármela para mí sólo. Señor, sana mi corazón, origen de donde sale todo el bien que has hecho por mí, y fuente corrompida de todo el mal que he hecho en mi vida.

23/10/2012, Martes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2, 12-22)

Hermanos: Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos alas instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Salmo responsorial (84, 9ab-10. 11-12. 13-14)
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 35-38)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos -«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

23 octubre 2012. Martes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Primera lectura: El misterio de Cristo y de la Iglesia sobrepasa lo personal e individual: la comunión de todos los creyentes en un solo pueblo, una sola familia, un solo edificio.

Es una llamada a que tengamos un espíritu más universal y ecuménico: a nadie le podemos considerar extraño en esta familia. Por nuestra acogida fraterna, debemos hacer sentir a todos que son ciudadanos e hijos, y piedras vivas de este edificio que siempre está en construcción.

Ahora no será la distinción entre paganos y judíos la que nos preocupa. Entonces sí, porque la sensibilidad de los judíos era fortísima en ese sentido: en el Templo de Jerusalén estaba castigado con pena de muerte el que un pagano se atreviera a pasar un determinado límite. Pero hay otras actitudes parecidas: ¿nos creemos superiores a otros? ¿Tenemos un corazón capaz de comprender y dialogar con los que piensan distinto de nosotros, seguramente con la misma voluntad que nosotros? ¿Practicamos el ecumenismo en nuestra propia casa, en las relaciones entre jóvenes y mayores? ¿Acogemos a los "alejados", a los emigrantes, a los extranjeros? ¿Les facilitamos que se sientan en su casa? ¡Qué hermosa la consigna y la promesa de Pablo: "paz a vosotros, los de lejos, paz también a los de cerca: así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu".

Igual que Cristo hizo caer el muro divisorio entre Israel y el resto de la humanidad, tendrán que desaparecer más muros en nuestra vida personal o comunitaria, para que puedan cumplirse estas perspectivas tan optimistas de Pablo y lo que ya el salmo cantaba: "Dios anuncia la paz a su pueblo".

Evangelio: nos puede ayudar este texto comentado por San Maximiliano Kolbe (1894-1941), franciscano, mártir, en una Conferencia del 13/2/1941, que es una joya avalada por su vida de santidad y martirio:

«Tened encendidas las lámparas»

¿Qué es lo que hay que hacer para vencer la debilidad del alma? Para ellos hay dos medios: la oración y el desprendimiento de sí. El Señor Jesús nos recomienda velar. Es preciso velar si queremos que nuestro corazón sea puro, pero hay que hacerlo en paz para que nuestro corazón quede afectado. Porque puede estar afectado por cosas buenas o por cosas malas, interior o exteriormente. Así pues, es preciso velar.

De ordinario la inspiración de Dios es una gracia discreta: no debemos rechazarla...; si nuestro corazón no está atento, la gracia se retira. La inspiración divina es muy precisa; igual que el escritor dirige su pluma, así la gracia de Dios dirige al alma. Intentemos, pues, llegar a un mayor recogimiento interior. El Señor quiere que deseemos amarle. El alma que permanece en vela se da cuenta cuando cae y que, por ella sola, no puede llegar a no caer; por eso siente necesidad de la oración. La súplica está fundada sobre la certeza de que, por nosotros mismos, nada podemos hacer, pero que Dios lo puede todo. La oración es necesaria para obtener luz y fuerza.

Oración Final:

Dios y Padre de nuestro salvador Jesucristo, que en María, virgen santa y madre diligente, nos has dado la imagen de la Iglesia; envía tu Espíritu en ayuda de nuestra debilidad, para que perseverando en la fe crezcamos en el amor y avancemos juntos hasta la meta de la bienaventurada esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

22/10/2012, Lunes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2, 1-10)

Hermanos: Hubo un tiempo en que estabais muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente del mundo presente, bajo el jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también así; siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y de la imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo por pura gracia estáis salvados, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.

Salmo responsorial (Sal 99, 2. 3. 4. 5)
R. El Señor nos hizo y somos suyos.

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades». R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 13-21)

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: -«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le contestó: -«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente: -«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Y les propuso una parábola: -«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?” Así será el que amasa riquezas para si y no es rico ante Dios».

22 octubre 2012. Lunes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy el evangelio nos ofrece la parábola del rico necio, que parece pronunciada por Jesús para nuestro momento actual. Pidamos luz al Espíritu Santo, y abramos nuestro corazón para captar lo que el Señor nos quiere transmitir hoy a cada uno de nosotros. Contemplemos la parábola con los ojos de la fe.

1. Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha...” En realidad el texto de la misa dice: “un hombre rico tuvo una gran cosecha...”, pero prefiero esta traducción -que es la de la Biblia de la Conferencia Episcopal-, porque pone el acento en las tierras y en la cosecha como don. Nos recuerda el tercer punto de la contemplación para alcanzar amor: “considerar cómo Dios trabaja y labora por mí en todas las cosas” (Ejercicios Espirituales n. 236). Parece que el hombre rico perdió esta perspectiva. ¿Y nosotros? ¿También nos consideramos propietarios de los dones que recibimos?

2. “¿Qué haré?” Es la pregunta que orienta nuestra actitud ante los bienes. Para S. Basilio la respuesta está clara. Comenta: «¿Qué haré? Había una respuesta muy rápida: “Saciaré las almas de los hambrientos; abriré mis graneros e invitaré a todos los que están en necesidad”. Pero piensa no en repartir, sino en amontonar. No quiere desprenderse de sus riquezas para que no aprovechen a los pobres, a semejanza de los glotones que prefieren morir de hartura a dar a los pobres lo que les sobra». Preguntémonos: ¿Y yo? ¿Amontono, comparto o reparto?

3. “Y se dijo…El rico solo es capaz de hablar consigo mismo; de tanto darse vueltas queda encerrado en su egoísmo y en su codicia; no se aconseja de nadie, ni siquiera habla con Dios. No sale del “yo, me, mi, conmigo”. Pensemos: ¿Hacia quién se dirigen nuestras conversaciones?

4. “…Derribaré los graneros y construiré otros más grandes…Es la viva imagen de la codicia humana, que nunca se ve satisfecha. Comenta de nuevo S. Basilio: «Y si también llenas éstos, ¿volverás acaso a destruirlos? ¡Qué cosa más necia que trabajar indefinidamente!»

5. “Túmbate, come, bebe y date buena vida…Parece el anuncio de cualquier valla publicitaria. Es el “comamos y bebamos que mañana moriremos” (Is 22, 13) ¡Qué poco hemos avanzado en veinte siglos! Sigue siendo el eslogan, el ideal de nuestra sociedad opulenta y hedonista. ¿No notamos a veces cómo se nos mete esta mentalidad tan generalizada?

6. Necio: esta noche te van a exigir la vida…”. El rico es necio porque se promete larga vida, y cree que se la asegura rodeándose de bienes. ¿Y nosotros? ¿No entramos muchas veces en esta categoría? Vivimos como si fuéramos a estar aquí para siempre, como si la muerte estuviera destinada a otros, pero no a mí. Como le gustaba decir a Abelardo: “¿de qué te sirve ser el más rico del cementerio?” La vida no es mía, es un don de Dios.

7. Ser ricos para Dios. Es la conclusión de la parábola. Empezaba así: “Guardaos de toda clase de codicia”; nuestra vida no depende de los bienes que acumulemos. ¿Cómo seremos ricos para Dios? Escribe R. Cantalamessa: «Hay algo que podemos llevar con nosotros, que nos sigue a todas partes, también después de la muerte: no son los bienes, sino las obras; no lo que hemos tenido, sino lo que hemos hecho. Lo más importante de la vida no es por lo tanto tener bienes, sino hacer el bien. El bien poseído se queda aquí abajo; el bien hecho lo llevamos con nosotros». Como dice Jesús en otro pasaje: “Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde estará tu tesoro, allí está tu corazón” (Mt 6, 20-21)

Oración final. Santa María, Virgen pobre y humilde: Tú que no acumulaste bienes para ti, sino que te hiciste la esclava del Señor, enséñanos a ser ricos para Dios. Que descubramos en los bienes que recibimos, su misericordia y su bondad”. Y repitamos una y otra vez, despacio: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.

21/10/2012, Domingo de la XXIX semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Isaías (53, 10-11)

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

Salmo responsorial (Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22)
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16

Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: - «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: -«¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: -«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: -«Lo somos.» Jesús les dijo: -«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: -«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

21 octubre 2012. Domingo de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e influye en nuestros corazones el fuego de tu amor”.

“¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber y de bautizaros con el con el agua con la que yo me voy a bautizar?”

¿Somos capaces de dar la vida entera, saliendo de nosotros mismos, para llevar la palabra de Dios a nuestros hermanos aunque ello nos haga beber del cáliz del Señor?

Hoy domingo celebramos el día del Domund (domingo mundial de las misiones). Es un día en el que se nos pide colaboración económica y nuestra oración por las misiones. También implica un cambio de actitud en nuestra vida: hacernos misioneros cada uno en nuestro lugar.

Dios nos lo pide: “Id al mundo entero y llevad la Buena Noticia a todos los hombres”. ¿Cuál es tu respuesta a esto que el Señor te pide? Hay hermanos a los que Dios le da la gracia especial y la vocación de expandir por todos los rincones del planeta su Palabra. Pero no hace falta salir de nuestro entorno ya que Dios nos llama a cada uno a ser misionero y expandir su Amor a nuestros coetáneos, entregando nuestra vida, “bebiendo de este cáliz” diariamente en nuestro ambiente: en el colegio, en el instituto, en el trabajo, en la Universidad y por supuesto en nuestra familia. La mejor manera que tiene un cristiano de testimoniar al Señor es su coherencia de vida. Debemos transparentar a Cristo para que los que nos rodean le vean a Él a través de nuestra vida, todo lo demás vendrá rodado.

En este momento pregúntate en serio: ¿soy coherente en mi vida en lo que se refiere a la Fe? ¿Dios es lo primero en mi vida? ¿Le pido a Dios el don de la Fe y ser instrumento suyo? ¿Estoy dispuesto a abandonarme en Él, a hacerle el dueño de mi vida y a dejarme transparentar para que todos le vean? ¿Estoy dispuesto a empezar a cambiar a partir de hoy mi vida?

Entrégate de veras aquí y ahora; Pídele a Dios este don porque nosotros solos no somos capaces de hacerlo sin su gracia.

20/10/2012, Sábado de la XXVIII Semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1, 15-23)

Hermanos: Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Salmo responsorial (8, 2-3a. 4-5. 6-7a)
R. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza. R.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el
ser humano, para darle poder? R.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 8-12)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.

20 octubre 2012. Sábado de la XXVIII Semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

A veces nos sucede, que leyendo el Evangelio nos encontramos con frases que nos dejan un tanto inquietos, pues requieren alguna explicación segura y cierta. Hoy el texto que nos presenta la Iglesia tiene una de esas frases... Por eso me voy a permitir transcribiros una explicación, que nos invita a la lectura..., a la reflexión..., y también a la oración:

¡Pecados contra el Espíritu Santo!

El lector levanta un problema clásico de teología, que deriva de la célebre frase del Evangelio de San Mateo (cap. 12, 31-32): “Todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre [Jesucristo], se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro”. San Marcos (3, 28-30) y San Lucas (12, 10) tienen expresiones equivalentes. San Marcos especifica que quien cometa tal acto “será reo de eterno pecado”, lo cual permite establecer la equivalencia entre las expresiones “blasfemia contra el Espíritu Santo” y “pecado contra el Espíritu Santo”.

Ésta es una de las frases más terribles pronunciadas por el Divino Salvador. Tal severidad se explica: ella se sitúa en el contexto del sorprendente comentario de los fariseos (como dice San Mateo) o de los escribas (como dice San Marcos), de que Jesucristo expulsaba a los demonios en nombre de Belcebú. Jesucristo calificó tal comentario de “blasfemia contra el Espíritu Santo”, pecado imperdonable.

San Agustín llegó a afirmar que “tal vez, en todas las Santas Escrituras, no se encuentre ninguna cuestión mayor, ninguna más difícil” (Sermón 71 de verbis Domini). El problema está en que, en el mismo trecho, son hechas dos afirmaciones aparentemente contradictorias: la primera es que todos los pecados son perdonados; la segunda, que el pecado contra el Espíritu Santo no tiene perdón.

Plinio Corrêa de Olivera solía observar que, siempre que en la doctrina católica se presenta una cuestión difícil, podemos tener la seguridad de que la solución será luminosa, y tanto más bella cuanto más difícil sea la cuestión. Es lo que sucede en este caso, que ocupó la mente de los mayores pensadores de la Iglesia desde sus comienzos. Santo Tomás, en cuatro artículos de la Suma Teológica (II-II, q.14; cf. también cuatro artículos de la I-II, q. 78), sintetiza las diversas soluciones presentadas; y, como de costumbre, esclarece brillantemente el problema teológico. Intentaremos resumir su pensamiento para transmitir al lector lo esencial de la argumentación.

¿Cuáles son los pecados contra el Espíritu Santo?

Para una mejor comprensión del tema, conviene indicar desde luego cuáles son los pecados contra el Espíritu Santo, según el Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo (2 d.43), que Santo Tomás recoge y analiza, y antiguamente se enseñaban en las clases de catecismo (cf. F. X. Schouppe S.J., Curso Abreviado de Religión, Bouret, México, 1906, p. 439):

Los pecados contra el Espíritu Santo son seis:

1) Desesperación de la salvación.

2) Presunción de salvarse sin merecimientos.

3) Negar la verdad conocida como tal.

4) Tener envidia o pesar de la gracia ajena.

5) Obstinación en el pecado.

6) Impenitencia final.

La referida obra añade que se llaman pecados contra el Espíritu Santo “los pecados de pura malicia, que siendo directamente opuestos a la misericordia de Dios y a la gracias del Espíritu Santo, hacen muy difícil la conversión”.

Expliquemos.

Ignorancia, pasión, pura malicia

Santo Tomás observa que la voluntad se inclina al mal de diversas maneras: “A veces ocurre por falta de la razón, como cuando uno peca por ignorancia; mas a veces por el impulso del apetito sensitivo, como cuando peca por pasión. Mas ninguna de estas dos cosas es pecar por pura malicia; sino que sólo peca uno por pura malicia cuando la voluntad por sí misma se mueve al mal” (I-II, q.78 a.3 c.).

Aquí está lo que define a los pecados contra el Espíritu Santo: son los que se cometen por “pura malicia”, no simplemente por ignorancia o pasión.

Como éste es un concepto fundamental para la comprensión de la materia, conviene desmenuzarlo.

Santo Tomás usa, en latín, la expresión certa malitia, que el padre Schouppe traduce bien por pura malicia. En efecto, el primer sentido de la palabra certa, en latín, indica aquello que está perfectamente decidido, resuelto y determinado en nuestro espíritu. Por lo tanto, el pecado cometido con certa malitia no es el pecado cometido por debilidad, ignorancia o pasión, sino el que es cometido con perfecta adhesión de la voluntad al mal que envuelve el pecado.

Tenga el lector la bondad de releer la frase de Santo Tomás citada al inicio de este tópico, para ver si le quedó claro. Añado apenas, colateralmente, que la ignorancia no siempre excusa de pecado, pues ella puede ser culposa, y en ese caso tendremos lo que Santo Tomás llama pecado por ignorancia.

Comprendida, pues, la noción de certa malitia o pura malicia, podemos darnos cuenta cómo ella está presente en los pecados contra el Espíritu Santo.

La malicia de los pecados contra el Espíritu Santo

1) Desesperación de la salvación.

2) Presunción de salvarse sin merecimientos.

Dice Santo Tomás: “El hombre, en efecto, se retrae de la elección del pecado por la consideración del juicio divino, que conlleva entremezcladas justicia y misericordia, y encuentra también ayuda en la esperanza que surge ante el pensamiento de la misericordia, que perdona el mal y premia el bien; esta esperanza la destruye la desesperación.

El hombre encuentra también ayuda en el temor que nace de pensar que la justicia divina castiga el pecado, y ese temor desaparece por la presunción, que lleva al hombre al extremo de pensar que puede alcanzar la gloria sin méritos y el perdón sin arrepentimiento” (II-II, q.14 a.2 c.). Este rechazo de la justicia y misericordia divinas implica una pura malitia certa, pues son dos atributos divinos que nadie desconoce.

3) Negar la verdad conocida como tal.

4) Tener envidia o pesar de la gracia ajena.

Dice Santo Tomás: “Los dones de Dios que nos retraen del pecado son dos. Uno de ellos, el conocimiento de la verdad, y contra él se señala la impugnación a la verdad conocida, hecho que sucede cuando alguien impugna la verdad de fe conocida para pecar con mayor libertad. El otro, el auxilio de la gracia interior, al que se opone la envidia de la gracia fraterna, envidiando no sólo al hermano en su persona, sino también el crecimiento de la gracia de Dios en el mundo” (loc. cit.). Posiciones de alma que, una vez más, implican evidentemente malitia certa.

5) Obstinación en el pecado.

6) Impenitencia final.

Dice Santo Tomás: “Por parte del pecado, son dos las cosas que pueden retraer al hombre del mismo. Una de ellas, el desorden y la torpeza de la acción, cuya consideración suele inducir al hombre a la penitencia del pecado cometido. A ello se opone la impenitencia, no en el sentido de permanencia en el pecado hasta la muerte, [...] ya que en ese sentido no sería pecado especial, sino una circunstancia del pecado; aquí, en cambio, se entiende la impenitencia en cuanto entraña el propósito de no arrepentirse. La otra cosa que aleja al hombre del pecado es la inanidad y caducidad del bien que se busca en él, a tenor del testimonio del Apóstol: «¿Qué frutos cosechasteis de aquellas cosas que al presente os avergüenzan?» (Rom. 6, 21). Esta consideración suele inducir al hombre a no afianzar su voluntad en el pecado. Todo ello se desvanece con la obstinación, por la que reitera el hombre su propósito de aferrarse en el pecado” (loc. cit.).

Hoy nuestra lectura, o preparación para la oración, ha sido densa.., pero creo que de vez en cuando conviene tener a mano un alimento sólido y sustancioso para nuestra alma. Espero que haya sido así. Feliz y santo día.

19/10/2012, Viernes de la XXVIII semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1, 11-14)

Hermanos: Por medio de Cristo hemos heredado también nosotros, los israelitas. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Salmo responsorial (Sal 32, 1-2. 4-5. 12-13)
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 1-7)

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: -«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

19 octubre 2012. Viernes de la XXVIII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

“Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”

Después de los cuarenta años de caminar por el desierto, por fin el pueblo elegido pudo entrar en la tierra prometida. Una vez pacificada, las doce tribus de Israel procedieron al reparto de la tierra. Las tribus fueron eligiendo una región para establecerse de forma definitiva, todas salvo la tribu de Leví que eligió dedicarse a servir al Señor y a cambio las once tribus restantes se comprometieron a pagar el diezmo de sus cosechas a esta tribu.

Desde el principio Dios se había elegido para Él al pueblo de Israel como su heredad y después de la venida de Jesucristo, los cristianos formamos su heredad de una forma especial. Estamos marcados por la señal del Espíritu Santo y para todo somos diferentes. Esta mañana en tu oración tienes que sentirte especialmente elegido por el Señor: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”.

¿Qué tendrá el hombre para ser elegido tan especialmente por el Señor?. Desde la creación el hombre es distinto: el texto sagrado dice que creó al hombre a su imagen y semejanza. Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, será porque en algo nos parecemos. ¿En qué nos parecemos a Dios? Los ángeles no gozan de ese privilegio. No creo que sea ni el físico ni la materialidad porque Dios es Espíritu. Aquí puedes dar rienda suelta a tu imaginación; no te puedo dar la respuesta, nadie lo sabe, pero el texto es muy claro. Quizás la libertad de la gozamos a la hora de elegir. Quizás sea la voluntad y el entendimiento.

Yo me inclino más por pensar que aquello en lo que nos parecemos a Dios es en la necesidad de amar y ser amados. El amor a los pobres y necesitados es una característica de la divinidad. El Espíritu Santo es parte protagonista en este amor, pidámosle esta mañana que nos haga grandes en el amor, generosos en prodigar nuestro amor hacia Dios y hacia los demás.

María ha sido de una forma especial la persona que mejor ha entendido esto, por ello le pedimos que nos enseñe a amar como Dios ama.

18/10/2012, San Lucas evangelista

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4, 9-17a)

Querido hermano: Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, pues me ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar integro el mensaje, de modo que lo oyeran los gentiles.

Salmo responsorial (Sal 144, 10-11. 12-13ab. 17-18)
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.

Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.

El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 1-9)

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: -«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

18 octubre 2012. San Lucas evangelista – Puntos de oración

Iniciamos ahora, de alguna forma, la oración: preparando la mente y sobre todo el corazón, por la lectura y el comentario de la palabra de Dios. En este caso nos detenemos en el texto de Lc. 10, 1-9

En este evangelio, Jesús;

  • Designa, manda por delante (de dos en dos y a todos los pueblos) y aconseja tener en el corazón, la petición al Padre para que mande obreros a su mies.
  • Pide; ponerse en camino, como corderos en medio de lobos, pero sin llevar dinero, alimento ni detenerse con personas ó cosas que distraigan.
  • Recomienda, al entrar en las casas; desear la paz, tomar el alimento que ofrezcan (como pago por el trabajo), quedarse en la misma casa, curar a los enfermos, decid “está cerca el Reino de Dios”.

Pidiendo ayuda a Santa María y al Espíritu Santo, procuramos ponernos en actitud de discípulos (hoy) del Señor Jesús y hacerle tres preguntas;

  • ¿Acaso puedo ayudarte en tú tarea evangelizadora?;
  • ¿Dónde tengo que ir y a que medios humanos tengo que renunciar para anunciarte?
  • ¿Cuáles deben ser mis actitudes en el trato con las personas?

Quizás en nuestra meditación vamos cayendo en la cuenta que sólo se nos pida tener fe, amor y paz en el propio corazón. Que aquellas personas que no nos reciban debemos dejarlas para el Señor y no juzgarlas. Sabemos que somos nada más que servidores pero Dios lo lleva todo. El, hoy, está actuando a través de su Hijo Jesucristo.

Cuando nos creemos que el Reino de Dios está muy cerca, en la propia alma. Cuando, por la oración, actualizamos ésta presencia y nos esforzamos para que impregne cada acto del día….entonces quizás ya no tenemos que preocuparnos de nada: “en aquel día os pondré en los labios palabras a las que nadie podrá resistir”. Dejemos fluir los acontecimientos de cada día, de cada momento, sólo ocupándonos de llenarlos de la presencia del Señor “buscad el Reino de Dios y su justicia, LO DEMAS se os dará por añadidura”.

Jesús nos enseña así a no malgastar energías, ni a perder el tiempo ocupándolo en preocuparse, angustiarse, en procedimientos… Los entendidos hablan que para vivir en la santidad basta reconocer la condición de criatura junto a una confianza ilimitada en Dios como Padre.

Insistamos en dialogar, en presencia de Sta. María y del E. Santo, con nuestro amado Jesús e inquirirle acerca de cómo, dónde y para que me llama HOY; con los compañeros de trabajo, en la familia, en la diversión, en las circunstancias de dolor, en el espectáculo que asisto, en los ratos de ocio que tengo….

Vamos a encomendar, como familia Cruzada-Milicia-Colaboradores, éste inmediato “III Encuentro de Laicos en marcha”. ¡Sí, es tarea de familia-evangelizadora! Queremos vivir HOY el mandato del Señor en clave familiar. Sintiéndonos necesarios pero necesitados del apoyo de mis hermanos en la fe, en el carisma común recibido. Familia que, por la belleza que se genera al expresar en su diversidad la FE común, hecha VIDA, ATRAE; acercando al evangelio de Jesús al mayor número, buscando dar vida abundante.

17/10/2012, Miércoles de la XXVIII semana de T.O. – San Ignacio de Antioquía

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5, 18-25)

Hermanos: Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Contra esto no va la ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.

Salmo Responsorial (Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6)
R. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11, 42-46)

En aquel tiempo dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un jurista intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros". Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, juristas que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!"

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