1 de marzo de 2021, lunes de la 2ª semana de Cuaresma

Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (9,4b-10)

¡Ay, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos!

Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.

Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén, y a todo Israel, a los de cerca y la los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.

Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.

Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

Salmo Responsorial
Sal 78, 8. 9. 11 y 13
R. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.
R.

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.
R.

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte.
R.

Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (6, 36-38)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

1 marzo 2021, lunes de la 2ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos acompañe en estén rato de oración.

Las lecturas de hoy nos invitan a caer en la cuenta de nuestros pecados y a pedir perdón. En la primera lectura narra una petición de perdón al señor: primero se reconoce pecador, luego se avergüenza del pecado cometido y por último pide perdón y confía en el perdón y la compasión del Señor. En este tiempo de cuaresma qué importante es reconocernos pecadores y sobre todo reconocer aquello que nos hace pecar. Que la oración de hoy, siguiendo el ejemplo de Daniel, nos ayude a reconocer nuestros pecados y a avergonzarnos, es decir, ver el mal que producen en nosotros. Dedica un momento tranquilo a repasar aquellas cosas que te van alejando, esas actitudes, pensamientos o acciones que terminan por apartarte del amor de Dios. Y quizás una buena forma de terminar o completa la oración de hoy sea pidiendo perdón al Señor y recibiendo su perdón mediante el sacramento de la confesión.

Por otro lado, el evangelio nos da un mandato de vida: “Sed misericordiosos como vuestro Padre…”  Este mandato nos recuerda cómo estamos llamados a tratar al otro, a tratar al hermano, a nuestro prójimo. De nuevo, un recordatorio muy cuaresmal, revisar como está siendo mi trato con el otro. Para esta revisión puede ayudar revisar un día de nuestra vida, metiéndonos en la piel de todos los que han interactuado con nosotros, hermanos, hijos, compañeros, desconocidos… ¿Toda esa gente que ha tenido trato conmigo, ha visto la misericordia del padre en mí? Quizás para responder a esta pregunta, primero hay que conocer cómo me trata Dios y a partir de ahí responder, con sinceridad y desde lo vivido.

Y para terminar este momento de oración nos ponemos en manos de María. Para ello tener un pequeño coloquio en el que le expongamos cómo ha ido nuestra oración hoy, cómo va nuestra cuaresma y cómo estamos nosotros. Que no descuidemos nunca momentos de dialogo íntimo con Ella, que siempre nos escucha.

28 de febrero de 2021, domingo de la 2ª semana de Cuaresma

Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22, 1-2. 9-13. 15-18)

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:

«¡Abrahán!»

Él respondió:

«Aquí estoy»

Dios dijo:

«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña.

Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:

«Aquí estoy».

El ángel le ordenó:

«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberle reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Salmo Responsorial
Sal 115, 10 y 15. 16-17. 18-19
R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
R.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8, 31b-34)

Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios es el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios, y que además intercede por nosotros?

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (9, 2-10)

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:

«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados.

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:

«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos».

Esto se les quedó grabado, y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos». 

28 de febrero de 2021, domingo de la 2ª semana de Cuaresma

En el nombre del Padre que nos recrea, del Hijo que nos redime y del E. Santo que dirige nuestros pasos para amarlos, preparamos nuestra oración de mañana.

Las lecturas nos presentan hoy dos montañas, dos acontecimientos que ocurren en ellas y una enseñanza profunda (entre otras) y muy consoladora.

Leemos, en primer lugar, cómo el Señor le pide a Abraham que le ofrezca a su hijo en sacrificio, en el monte Moria, para poner a prueba su fe. Y cómo él, en obediencia de esa fe, acata la orden. Destaco tres frases que le dice el Ángel y que me parecen la síntesis del mensaje; Ahora sé que temes a Dios, / por no haberte reservado tu hijo único, / te bendeciré porque me has obedecido.

Ciertamente, en la vida hay situaciones que nos ponen a prueba y en especial cuando se nos pide entregar algo de aquello que más queremos (familia, tareas, salud, cosas, estar en un lugar…). Aprendamos de la fe de Abraham y su amor al Señor para ser fuertes en la prueba, para obedecerle en los acontecimientos que se tuercen y quizás no entendemos hasta pasado un tiempo.

Contemplamos, en segundo lugar, la transfiguración de Jesús en el monte Tabor ante sus discípulos. Y cómo el Padre hace esta manifestación: Este es mi Hijo amado; escuchadlo. Para sorpresa de los apóstoles, Jesús les pide no decir nada hasta que resucite.

Este monte nos lleva a recordar aquel otro adonde se le pidió a Abraham ofrecer a su hijo y cómo le fue perdonado. Pero en el Tabor ya se anuncia que en este caso no será así pues se dice: “hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”. En la segunda lectura se reafirma: “no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros”.

Descubramos el corazón de nuestro Padre Dios en lo que supuso el entregar a su Hijo por amor nuestro. Abrámonos a una confianza más allá de cómo nos veamos, sintamos o nos juzguemos. El verdadero juicio pertenece a sólo Dios. ¿Acaso nos condenará después de que Cristo murió, resucitó e intercede ante el Padre por cada uno?

Santa María, a ti se te pidió entregar, en la cruz, el fruto de tus entrañas. Intercede para que conozcamos y experimentemos el amor infinito de nuestro Dios y así podamos darle cuanto nos pida para bien de los demás.

27 de febrero de 2021, sábado de la 1ª semana de Cuaresma

Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (26,16-19)

Moisés habló al pueblo, diciendo:

«Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.

Hoy has elegido al Señor parque el que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.

Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, como prometió».

Salmo Responsorial
Sal 118, 1-2. 4-5. 7-8
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
R.

Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos.
R.

Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus decretos exactamente,
tú no me abandones.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 43-48)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo.

Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

27 febrero 2021, sábado de la 1ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

“Hoy has elegido al Señor”. Hoy “el Señor te ha elegido”. Empecemos nuestra oración repitiendo despacio estas palabras. Puede ser una buena forma de ponernos en presencia de Dios. Decirle una vez más que le elegimos a él, sabiendo que se nos ha adelantado, pues él nos ha elegido primero a nosotros. Como dice el papa Francisco, él siempre nos “primerea”.

Si seguimos meditando la lectura del libro del Deuteronomio, vemos que el Señor nos pide que cumplamos sus mandatos con todo nuestro corazón y toda nuestra alma. Es la forma que tenemos de elegirle a él, de decirle que él es nuestro Dios, el único Dios.

Elegirle es también seguir sus caminos, no los nuestros, es ponernos del todo en sus manos, llenos de confianza, es estar atentos para escuchar su voz en medio de los acontecimientos de la vida, es abrir nuestro corazón en la oración para dejar que él lo caliente y lo haga arder.

Así seremos “el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió”. Seremos dichosos, alabaremos al Señor con sincero corazón, seguros de que él no nos abandona, como proclamaremos en el salmo de la misa.

Ahora nos sumergimos en el evangelio. Allí Jesús nos recuerda que se en esta sociedad, de una u otra forma, se nos dicen muchas cosas, que muchos quieren indicarnos una manera de vivir ajena al evangelio, sin tener en cuenta a Dios Padre. Pidamos luz al Espíritu Santo para no escuchar esos cantos de sirena que nos quieren arrastrar a una supuesta felicidad sin necesidad de Dios, basada en encontrarnos cómodos, en no tener problemas, en tener mucho tiempo libre para dedicárnoslo a nosotros en vez de a los que nos necesitan por todos lados. “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”, es decir, harás caso únicamente a los que te tratan bien, a aquellos con los que estés a gusto, los que no te causen problemas.

Y Jesús, sin embargo, nos dice: “amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos”.

Hoy en muchos lugares se hace mofa de estas palabras, se piensa que vivirlas, o es imposible o es claramente perjudicial para “nuestros intereses”. Sin embargo, nos olvidamos tantas veces del bien que nos hace salir de nuestro propio querer e interés, nos olvidamos de esa segunda parte de la frase: seréis hijos de vuestro Padre celestial. Es decir, transmitiremos a los que nos rodean ese amor eterno del Padre que busca canales para hacer llegar su amor a todos los hombres, y lo hará él en nosotros; solo quiere que le dejemos, que nos pongamos del todo en sus manos.

María es nuestro modelo en el abandono confiado en brazos del Padre. Pidámosle hoy que interceda, para que poco a poco vayamos entendiendo cuál es el ayuno que Dios quiere para nosotros en este tiempo de cuaresma, con pandemia o sin ella, tiempo de amar a fondo perdido.

26 de febrero de 2021, viernes de la 1ª semana de Cuaresma

Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (18,21-28)

Esto dice el Señor Dios:

«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos que cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado - oráculo del Señor Dios-, y no que se convierta de su conducta y que viva?

Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades, como las acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrán en cuenta sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.

Insistís: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?

Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».

Salmo Responsorial
Sal 129, 1-2. 3-4. 5-7a. 7bc-8
R. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
R.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.
R.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora.
R.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 20-26)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la “gehena” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

26 febrero 2021, viernes de la 1ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

Espíritu Santo…, ven.

Santa María…, intercede. 

Hoy la Palabra de Dios habla de deudas, fallos, aciertos. Las lecturas de hoy son imponentes, pero pueden parecer “materia ya conocida”, y por tanto, domesticada.

Quizá haya perdido el mordiente versículos como:

· Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá.

· ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado —oráculo del Señor Dios—, y no que se convierta de su conducta y viva?

· Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

· Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

·Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

·Si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Por tanto, la propuesta para la oración de hoy consiste en releer las lecturas, pero no desde fuera, sino a la escucha personal, preguntándose sin prejuicios de qué nos hablan en nuestra vida. 

Y una vez el Espíritu Santo nos haya situado donde haya querido, pidamos la gracia de mirar esa realidad, esa relación, ese aspecto… donde haya sido llevado, para mirarlo con los ojos de Dios.

Quizá el Dios del encuentro en la oración, nos lleve al encuentro con un hermano del que estábamos alejados…

Terminar con el examen de la oración: cuál ha sido el hilo de oro de este encuentro con Dios.

24 de febrero de 2021, miércoles de la 1ª semana de Cuaresma

Primera lectura
Lectura de la profecía de Jonás (3, 1 -10)

El Señor dirigió la palabra a Jonás:

«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Ninive; la gran ciudad, allí les anunciarñas ek mensaje que yo te comunicaré».

Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad, inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:

«Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada»

Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.

La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojo del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Ninive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:

«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».

Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

Salmo Responsorial
Sal 50, 3-4. 12-13. 18-19
R. Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, tú no lo desprecias.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. 
R.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (11, 29-32)

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:

«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.

La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

24 febrero 2021, miércoles de la 1ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

Pueden resonar como eco y súplica en nuestra oración estos breves textos:

Entrada: «Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas, pues los que esperan en Ti no quedan defraudados. Salva, oh, Dios, a Israel de todos tus peligros» (Sal 24,6.3.22).

Comunión: «Que se alegren los que se acogen a Ti con júbilo eterno; protégelos para que se llenen de gozo» (Sal 5,12).

* Primera lectura: Los habitantes de Nínive se arrepintieron de su mala conducta y cambiaron de actitud y de intención. Es una lectura con gran valor teológico sobre el perdón de los pecados. Grande es el contraste entre Israel, el pueblo elegido, que no escucha a los profetas y es castigado, y Nínive, ciudad pagana, que escucha a Jonás y hace penitencia, obteniendo el perdón de sus pecados. Dios es rico en misericordia para cuantos le invocan.

Salmo: Rasgad vuestros corazones y convertíos al Señor, porque Él es benigno y misericordioso, paciente y bondadoso y siempre dispuesto a perdonar el mal... Un corazón contrito y humillado, Señor, Tú no lo desprecias. La confianza en el amor misericordioso de Dios, expresado en el Corazón de Cristo, es la fuente de la esperanza y de la conversión auténtica.

* Evangelio: Nos ayuda el comentario de San Agustín:

«Jonás anunció no la misericordia, sino la ira, que era inminente... Solamente amenazó con la destrucción y la proclamó; no obstante, ellos, sin perder la esperanza en la misericordia de Dios, se convirtieron a la penitencia y Dios los perdonó. Mas, ¿qué hemos de decir? ¿Que el profeta mintió? Si lo entiendes carnalmente, parece haber dicho algo que fue falso; pero, si lo entiendes espiritualmente, se cumplió lo que predijo el profeta. Nínive, en efecto, fue derruida. «Prestad atención a lo que era Nínive y ved que fue derruida. ¿Qué era Nínive? Comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; se entregaban al perjurio, a la mentira, a la embriaguez, a los crímenes, a toda clase de corrupción. Así era Nínive. Fíjate cómo es ahora: lloran, se duelen, se contristan en el cilicio y la ceniza, en el ayuno y en la oración. ¿Dónde está aquella otra Nínive? Ciertamente ha sido derruida, porque sus acciones ya no son las de antes» (Sermón 361,2).

También este texto del libro de J. Ratzinger El camino pascual BAC Popular. Madrid 1990, págs. 37-42:

“Jesús mismo, la persona de Jesús, en su palabra y en su entera personalidad, es signo para todas las generaciones. Esta respuesta de San Lucas me parece muy profunda; no deberíamos cansarnos de meditarla. «El que me ha visto a mí ha visto al Padre» (Jn 14,8s). Queremos ver y, de este modo, estar seguros. Jesús responde: «Sí, podéis ver». El Padre se ha hecho visible en el Hijo. Ver a Jesús; ésta es la respuesta. Nosotros recibimos el signo, la realidad que se demuestra a sí misma. Porque, ¿no es un signo extraordinario esta presencia de Jesús en todas las generaciones, esta fuerza de su persona que atrae aun a los paganos, a los no cristianos, a los ateos? Ver a Jesús, aprender a verlo. Estos Ejercicios nos ofrecen la ocasión de comenzar de nuevo; y éste es, en definitiva, el único objetivo que justifica los Ejercicios: ver a Jesús. Contemplémoslo en su palabra inagotable; contemplémosle en sus misterios, como dispone San Ignacio en el libro de los Ejercicios: en los misterios del nacimiento, en el misterio de la vida oculta, en los misterios de la vida pública, en el misterio pascual, en los sacramentos, en la historia de la Iglesia. El rosario y el viacrucis no son otra cosa que una guía que el corazón de la Iglesia ha descubierto para aprender a ver a Jesús y llegar así a responder de la misma forma que las gentes de Nínive: con la penitencia, con la conversión. El rosario y el viacrucis constituyen desde hace siglos la gran escuela donde aprendemos a ver a Jesús. Estos días nos invitan a entrar de nuevo en esta escuela, en comunión con los fieles que nos han precedido en un pasado de siglos.

Oración final:

Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que tu Hijo, que se encarnó en las entrañas de la Virgen María y quiso vivir entre nosotros, nos haga partícipes de la abundancia de su misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

23 de febrero de 2021, martes de la 1ª semana de Cuaresma

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (55, 10-11)

Esto dice el Señor:

«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo».

Salmo Responsorial
Sal 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19
R. Dios libra a los justos de sus angustias.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias.
R.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
R.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (6, 7-15)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así:

"Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal".

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

23 febrero 2021, martes de la 1ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

¡Estamos iniciando la Cuaresma! El domingo pasado en el evangelio de san Marcos nos conectó directamente con las tentaciones de Jesús en el desierto. Y a continuación, después de permanecer 40 días en él, anuncia que “el reino de Dios está cerca”. Tan cerca, que este reino ha llegado con Él. Vivimos en él.

Todos los creyentes y practicantes nos hemos puesto en camino. Formamos un pueblo en marcha. Nos dejamos inundar por la palabra de Dios. Y pedimos por todos los miembros de este cuerpo místico y por todas las personas que estamos en este momento en la tierra.

Volvamos a leer el texto de hoy del libro de Isaías, 55,10-11. Es maravilloso:

“Esto dice el Señor: como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi PALABRA que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo”.

Has pensado en algún momento, ¿qué sucedería si todos los campos de cereal se cubrieran con lonas gigantescas y no dejaran llegar la lluvia a la tierra?... Esto es una utopía. Nunca se hará realidad. Pero a lo mejor tú y yo nos comportamos a veces así. Nos colocamos un impermeable hermético con casco. Así no nos llegará la Palabra Viva de Cristo ni a la cabeza ni llegará al corazón… Entonces no nos dejamos empapar, ni fecundar y como consecuencia no germinará en nosotros la Palabra de Dios. Tampoco habrá ni semilla ni pan. Pero lo ha dicho el Señor: su Palabra de no volverá vacía, se cumplirá su deseo.

Pidamos a Señor nos prepare el corazón para abrirnos, de par en par, sin poner ningún obstáculo a la lluvia continua y mansa que baja del cielo todos estos días, de Cuaresma, para descubrir en nosotros la voluntad de Dios y la vivamos con corazón de niño, en diálogo íntimo con Él.

Pero la diana que nos toca el corazón en el evangelio de hoy es saber que nuestro “Padre sabe lo que nos hace falta antes de que se lo pidamos”. Es la oración universal tantas veces repetida por todos los cristianos, el Padre nuestro.

¿Has probado alguna vez a poner esta oración en labios de Jesús? Inténtalo. Jesús Encarnado, la segunda persona de la Santísima Trinidad se ha hecho hombre y es Hijo del Padre. Es la oración más maravillosa que nos hayamos podido inventar o imaginar.

Otra propuesta más cercana todavía. Pon esta oración del Padre Nuestro en labios de la Virgen. ¿Serás capaz de escribir los sentimientos y deseos que surgen en tu interior?

Y para terminar ahí van unas palabras del Papa Francisco que nos dirigió en la catequesis del 10 de febrero 2021, sobre la oración diaria. Nos decía que la oración diaria nos va cambiando…

Dice: “…Y es la oración que transforma este hoy en gracia:

- Apacigua la ira - Sostiene el amor

- Multiplica la alegría - Infunde la fuerza del perdón…”

María con tu ayuda, experimentaremos esta transformación en nosotros si somos fieles a los minutos de oración diaria.

20 de febrero de 2020, domingo de la 1ª semana de Cuaresma.

Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (9, 8-15)

Dios dijo a Noé y a sus hijos:

«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan, aves, ganado y fieras con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros: el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:

«Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi alianza con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes».

Salmo Responsorial
Sal 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9
R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
R.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
R.

Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3, 18-22)

Queridos hermanos:

Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios.

Muerto en la carne, pero verificado en el Espíritu; en el espíritu fue a predicar incluso a los espíritus en prisión, a los desobedientes en otro tiempo, cuando la paciencia de Dios aguardaba, en los días de Noé, a que se construyera el arca, para que unos pocos, es decir, ocho personas, se salvaran por medio del agua.

Aquello era también un símbolo del bautismo que actualmente os está salvando, que no es purificación de una mancha física, sino petición a Dios de una buena conciencia, por la resurrección de Jesucristo, el cual fue al cielo, está sentado a la derecha de Dios y tiene a su disposición ángeles, potestades y poderes.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 12-15)

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto.

Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.

Después de que Juan, fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

20 febrero 2020, domingo de la 1ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

Entramos en este tiempo fuerte de Cuaresma envueltos en un atosigante clima de pandemia. A pesar de todo, «ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación». (2 Cor 6,2)

Es un tiempo para creer, esperar y amar; camino de conversión y oración. Oportunidad para robustecer la fe en el Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.

En un Año dedicado a San José, el de corazón de padre, el padre amado, el esposo amado, el esposo amante.

¿Qué retos me plantea esta cuaresma? ¿Qué veo, y quizás también ven los que me rodean, que sea urgente convertir en mí? Volvamos a la experiencia de Dios y al Misterio, al sentido de la eternidad. San José intercede.

Siempre hemos de estar en camino de conversión. El gran Papa San Juan Pablo II decía que conversión es la primera palabra del evangelio. “Ecclesia semper reformanda”, asevera un dicho conocido. Pero hay que traducirlo a primera persona, del español al español: Yo siempre en proceso de reforma, vamos, de conversión. Supliquemos: ¡Que te conozca! ¡Que me conozca! De este modo podemos afrontar toda tentación, que suele estar ahí rondado, como león rugiente.

Deberíamos alentar en nosotros, en consecuencia, gozosamente, la esperanza en la reconciliación, brutalmente entregada a cada uno, personalmente, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión. Para convertirnos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo. “El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.” (Mensaje para la Cuaresma 2021).

Pedimos a San José “el mejor de los milagros, nuestra propia conversión”. Y ya, de paso, redescubrir que, de la lucha contra las fuerzas demoníacas, se deduce que Jesús constituye el inicio de la transformación del mundo, que el reino de Dios está presente y que se desarrolla a través de obstáculos, que entre el hoy y la “parusía” sus discípulos padeceremos sufrimientos y contradicciones.

Nuestra mirada hemos de ponerla en Jesús que lleva a término el reino de Dios. Este reino es una realidad que trasciende el mundo de los hombres. De ahí la invitación a convertirse y a creer en la Buena Noticia. ¿Creo en esa buena noticia de verdad y con todas las consecuencias?

El inicio del reino de Dios exige pasar a través del desierto. Esa travesía también se me presenta a mí, y la verdad es que es de locos, pero sé de quién me he fiado. Madre y Señora nuestra: llévanos a Jesús.

20 de febrero de 2021, sábado después de Ceniza

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (58, 9b-14)

Esto dice el Señor:

«Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía.

El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos.

Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan.

Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas, volverás a levantar los cimientos de otros tiempos; te llamarán “reparador de brechas”, “restaurador de senderos”, para hacer habitable el país.

Si detienes tus pasos el sábado, para no hacer negocios en mi día santo y llamas al sábado “mi delicia”, y lo consagras a la gloria del Señor; si lo honras, evitando viajes, dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos, entonces encontrarás tu delicia en el Señor.

Te conduciré sobre las alturas del país y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.

Ha hablado la boca del Señor».

Salmo Responsorial
Sal 85, 1-2. 3-4. 5-6
R. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.

Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.
R.

Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
R.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
R.

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (5, 27-32)

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

«Sígueme».

Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y los escribas diciendo a los discípulos de Jesús:

«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».

Jesús les respondió:

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

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