La oración es la mejor siembra de
las semillas del amor, que produce cosechas de felicidad, de salvación y de
gloria de Dios.
El otro día leía este tema: “El
saber y el sabor”. Vivir es, ante todo, encontrarle a la vida dos cosas:
sentido y gusto. Es decir, hay que vivir con sabor y con saber. Dicho en
andaluz: ¡Qué malo es vivir “esnortao” y “esaborío”, sin norte y sin sabor!
Porque una cosa es vivir y otra pasar por la vida. Si logramos encontrarle a
nuestra vida sentido, pero no encontramos gusto, viviremos densamente, pero
tristes. Si vivimos con gusto, pero sin encontrarle un sentido hondo, viviremos
divertidos pero vacíos.
Uno llega a ser persona cuando ha
logrado solucionar el por qué y el cómo de su vida. Vivir con saber es vivir
con sentido, saber por qué se vive. Vivir con sabor es vivir con gusto,
encontrar cómo hay que vivir. Trae fatales consecuencias confundir saber con
conocer. A veces confundimos saber con estar informados.
La tarea que le queda al hombre
para irse haciendo persona es la de integrar conocimiento con sentimientos. Nos
sobran listas de precios y nos faltan escalas de valores. Hay que desempolvar
valores poco cotizados en nuestra cultura técnica: la contemplación, la
gratuidad, la sorpresa, la misericordia. Compensa vivir con saber y con sabor
para hacer un mundo más habitable, sabiendo dar razones para vivir y razones
para esperar.
El Señor nos convoca para
celebrar la Eucaristía en este sexto domingo del tiempo ordinario. La liturgia
de hoy nos presenta a Jesús, que cura a un enfermo de lepra. Es un signo del
mal que aflige al hombre y lo aleja de Dios, del mundo, de sí mismo. El Señor
ha cargado sobre sí el peso de nuestros males para ofrecerlos al Padre con el
sacrificio de su propia vida. Dispongamos nuestros corazones para acoger al
Señor, que en esta eucaristía pasa a nuestro lado, y llena nuestros corazones
con su gracia y su amor. En este domingo, en que ya estamos a la puerta de
comenzar el tiempo de Cuaresma.
Hoy quizá no sea la lepra, pero
sí es la enfermedad. Todos recibimos WhatsApps en los que
puede que se nos recuerde que el Señor pasa en este COVID.
Que seamos imitadores de Jesús como Pablo. Que valoremos la Eucaristía, especialmente en aquellos lugares en que en estos días no permiten asistir en los templos a más de 25 personas. Valorar este regalo, y en este domingo. Con saber y con sabor Jesús se nos entrega. Muchos andarán pendientes de celebrar el día de la amistad, san Valentín. Nuestra oración de cada día es la oportunidad de estrenarnos en el amor. Como siempre, el Amor, Jesús, siempre se adelanta con su saber y sabor. Pidamos a María y José que nos enseñen a amar como ellos amaron al Amor de los amores.