27 febrero 2021, sábado de la 1ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

“Hoy has elegido al Señor”. Hoy “el Señor te ha elegido”. Empecemos nuestra oración repitiendo despacio estas palabras. Puede ser una buena forma de ponernos en presencia de Dios. Decirle una vez más que le elegimos a él, sabiendo que se nos ha adelantado, pues él nos ha elegido primero a nosotros. Como dice el papa Francisco, él siempre nos “primerea”.

Si seguimos meditando la lectura del libro del Deuteronomio, vemos que el Señor nos pide que cumplamos sus mandatos con todo nuestro corazón y toda nuestra alma. Es la forma que tenemos de elegirle a él, de decirle que él es nuestro Dios, el único Dios.

Elegirle es también seguir sus caminos, no los nuestros, es ponernos del todo en sus manos, llenos de confianza, es estar atentos para escuchar su voz en medio de los acontecimientos de la vida, es abrir nuestro corazón en la oración para dejar que él lo caliente y lo haga arder.

Así seremos “el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió”. Seremos dichosos, alabaremos al Señor con sincero corazón, seguros de que él no nos abandona, como proclamaremos en el salmo de la misa.

Ahora nos sumergimos en el evangelio. Allí Jesús nos recuerda que se en esta sociedad, de una u otra forma, se nos dicen muchas cosas, que muchos quieren indicarnos una manera de vivir ajena al evangelio, sin tener en cuenta a Dios Padre. Pidamos luz al Espíritu Santo para no escuchar esos cantos de sirena que nos quieren arrastrar a una supuesta felicidad sin necesidad de Dios, basada en encontrarnos cómodos, en no tener problemas, en tener mucho tiempo libre para dedicárnoslo a nosotros en vez de a los que nos necesitan por todos lados. “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”, es decir, harás caso únicamente a los que te tratan bien, a aquellos con los que estés a gusto, los que no te causen problemas.

Y Jesús, sin embargo, nos dice: “amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos”.

Hoy en muchos lugares se hace mofa de estas palabras, se piensa que vivirlas, o es imposible o es claramente perjudicial para “nuestros intereses”. Sin embargo, nos olvidamos tantas veces del bien que nos hace salir de nuestro propio querer e interés, nos olvidamos de esa segunda parte de la frase: seréis hijos de vuestro Padre celestial. Es decir, transmitiremos a los que nos rodean ese amor eterno del Padre que busca canales para hacer llegar su amor a todos los hombres, y lo hará él en nosotros; solo quiere que le dejemos, que nos pongamos del todo en sus manos.

María es nuestro modelo en el abandono confiado en brazos del Padre. Pidámosle hoy que interceda, para que poco a poco vayamos entendiendo cuál es el ayuno que Dios quiere para nosotros en este tiempo de cuaresma, con pandemia o sin ella, tiempo de amar a fondo perdido.

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