1/10/2014, Miércoles de la XXVI semana de T.O. – Santa Teresa del Niño Jesús

Lectura del libro de Isaías (66, 10-14c)

Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto. Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos.»

Salmo responsorial (Sal 130, 1. 2. 3)
R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad. R.

Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. R.

Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. R.

Aleluya (Cf. Mt 11, 25)

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18, 1-4)

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: -«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: -«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.»

1 octubre 2014. Santa Teresa del Niño Jesús – Puntos de oración

Hoy es la fiesta de santa Teresa del Niño Jesús, carmelita y doctora de la Iglesia. Hoy también celebramos el vigésimo aniversario del P. Tomás Morales que hizo de esta santa adalid y protectora de sus obras.

Nuestra oración puede tener presente estás dos realidades. Os invito a recordar la catequesis del gran Papa Benedicto XVI sobre “la santa más grande de los tiempos modernos” *.

Dice Benedicto XVI: “Mi amado predecesor (san Juan Pablo II) la definió «experta en la scientia amoris» (Novo millennio ineunte, 42). Esta ciencia, que ve resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, Teresa la expresa principalmente en el relato de su vida, publicado un año después de su muerte bajo el título de Historia de un alma. Historia de un alma es una maravillosa historia de Amor, narrada con tanta autenticidad, sencillez y lozanía que el lector no puede menos de quedar fascinado ante ella. ¿Cuál es ese Amor que colmó toda la vida de Teresa, desde su infancia hasta su muerte? Queridos amigos, este Amor tiene un rostro, tiene un nombre: ¡es Jesús! La santa habla continuamente de Jesús.

Santa Teresa de Jesús Niño “Era la última hija de Luis y Celia Martin, esposos y padres ejemplares, beatificados juntos el 19 de octubre de 2008”. Santa en una familia también santa, se fue configurando con los misterios de Jesús en su Encarnación y Redención. La gracia de la Navidad la hizo crecer humana y espiritualmente y su vida se vio configurada también con el misterio de la cruz por la enfermedad y por la noche de la fe.

Las sencillas palabras «Jesús, te amo» están en el centro de todos sus escritos. Teresa es uno de los «pequeños» del Evangelio que se dejan llevar por Dios a las profundidades de su Misterio. «Yo no puedo tener miedo a un Dios que se ha hecho tan pequeño por mí (...) ¡Yo lo amo! Pues él es sólo amor y misericordia» (Carta 266). «Sólo tengo que poner los ojos en el santo Evangelio para respirar los perfumes de la vida de Jesús y saber hacia dónde correr... No me abalanzo al primer puesto, sino al último... Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él». Vive así un don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: «Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo» (Poesía Por qué te amo, María).

Hagamos hoy nuestra oración con esta maestra, “doctora”, de vida cristiana; aprendamos su sencillez y energía. Oremos también por los cristianos que tienen dificultades: por los que son perseguidos por su fe con riesgo de su vida y por los que se ven empujados a traicionar su conciencia en nuestra sociedad hedonista; tengamos un corazón universal como la patrona de las misiones.

30/9/2014, Martes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Job (3, 1-3. 11-17. 20-23)

Job abrió la boca y maldijo su día diciendo: «¡Muera el día en que nací, la noche que dijo: "Se ha concebido un varón"! ¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar? Ahora dormiría tranquilo, descansaría en paz, lo mismo que los reyes de la tierra que se alzan mausoleos, o como los nobles que amontonan oro y plata en sus palacios. Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz. Allí acaba el tumulto de los malvados, allí reposan los que están rendidos. ¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?»

Salmo responsorial (Sal 87, 2-3. 4-5. 6. 7-8)
R - Llegue hasta ti mi súplica, Señor.

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor. R.

Porque mi alma está colmada de desdichas, y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa, soy como un inválido. R.

Tengo mi cama entre los muertos, como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria, porque fueron arrancados de tu mano. R.

Me has colocado en lo hondo de la fosa, en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 51-56)

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tornó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: -«Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?» Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.

Martes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En estos últimos días hemos visto pasar por las lecturas de la misa distintos personajes con distintas actitudes y comportamientos en relación con Dios ante las distintas circunstancias de la vida.

Si los vamos recorriendo en la oración de mañana, nos ayudarán a reconocer en nosotros cómo es nuestra relación con Dios, nuestro encuentro con Aquél que sale a nuestro paso o se nos presenta de distintas maneras a lo largo de nuestra jornada.

Veíamos el domingo como muchas veces reaccionamos ante Dios muy primariamente, dejando a los instintos primarios hablar en primer lugar. También nos pasa en nuestras relaciones con las personas y las cosas. Vivimos cargados de cosas y ocupaciones, muy hacia fuera y cuando Dios quiere entrar en nuestra vida le decimos que no, o cuando nos invita a trabajar en la viña le decimos que no. Luego quizás entrando en nuestro ser, en nuestro interior, recapacitamos y ya la persona entera dice que sí. Otras veces nos dejamos llevar por las pasiones o por la pereza, y le decimos al Señor que sí que iremos, que cuente con nosotros y luego no vamos.

Así pues podemos estar en la cercanía del Señor pero lo que nos mueve o nos guía son nuestros quehaceres, las circunstancias o nuestras pasiones, no dejándole a Él ser el Señor de nuestra vida.

El lunes se nos presentaba a Natanael, en quien no existe doblez y quien es capaz de reconocer en Cristo a Dios. En el Salmo, el salmista vive en la actitud de agradecimiento, de reconocimiento del amor de Dios y de su fidelidad. Es pues una segunda actitud que podríamos llevar a la oración. Es más yo diría que es la que debe estar presente a diario en circunstancias normales. Cuando uno está cerca del Señor se da cuenta de tantos regalos.

Uno se siente hijo y no siervo. Va a la viña encantado, porque la siente como suya de su propiedad y porque además sabe que va con el Señor. Si estamos pues en este estado, pidamos al Señor que nos abra los ojos para ver tantos lugares en que se nos necesita. La oración nos debe abrir a la misión, a la construcción del reino.

Hoy en las lecturas se nos presentan unas circunstancias totalmente distintas, excepcionales. Contemplamos a Job. Está cerca del Señor, se goza con el Señor, pero le llegan las pruebas, las dificultades. Quizás también nosotros estemos pasando por estos momentos, en que no entendemos nada, estamos en un periodo de sufrimiento o desolación y pedimos explicaciones a Dios.

Al final de todo el proceso, la respuesta de Job es: al fin te han visto mis ojos. Entiende que existen caminos por donde Dios nos lleva Que solo Él los entiende. Pero él sabe cómo es Dios. Es la primera actitud que debemos tener al ir a la oración y al salir de ella. Pero está claro que en estas situaciones las pruebas, las dificultades de la vida, el dolor y el sufrimiento, muchas veces nublan esta visión. Para Job era todavía más difícil de entender en el momento en que se narra, en donde la idea de retribución estaba muy extendida. Además no cuenta como nosotros con Cristo, Dios hecho hombre. Cristo que acoge todo lo humano. Que se rebajó hasta la muerte. De ahí que también pueda ser luz para nosotros en estos momentos.

Hoy vemos que va a los suyos y no le reciben. Qué paradoja. El que es la luz, la verdad, la vida… y es rechazado. Que la meditación de estas escenas, según en qué momento estemos nos ayuden a centrar nuestra vida en Él, a acercarnos más a Él, a sentir con Él. Abrámonos en la oración, escuchemos que nos dice y salgamos al Mundo a extender su Reino.

29/9/2014, Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Lectura de la profecía de Daniel (7, 9-10. 13-14)

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial (Sal 137, 1-2a. 2b-3. 4-5. 7c-8)
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. R.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (1, 47-51)

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. » Natanael le contesta: -«¿De qué me conoces?» Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: -«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: -«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

29 septiembre 2014. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael – Puntos de oración

Hoy la Iglesia recuerda especialmente a los arcángeles Rafael, Miguel y Gabriel.

Y ¿quiénes son estos arcángeles? Nos dice el catecismo que los Ángeles son seres espirituales y San Agustín dice respecto a ellos que “el nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel”. Ese oficio es el de portar la luz del Señor a la Iglesia Universal, ser un rayo de luz en la duda, cuando parece que nada encaja, que todo va mal: luz en la tiniebla. A estos 3 arcángeles se les encomienda tareas muy especiales:

Rafael acompaña a Tobías durante el camino y lo protege de todos los peligros, le ayuda a liberar a Sara del espíritu maligno y cura a su padre Tobit. Se le representa casi siempre como un peregrino.

Miguel ayuda al profeta Daniel en su lucha y dificultad (Dn 10, 13-21; 12,1) y también disputó con el diablo el cuerpo de Moisés; y fue Miguel quien venció a Satanás, expulsándolo del Cielo y arrojándolo al infierno.

Gabriel enseña al profeta Daniel el significado de las visiones y lleva el mensaje de Dios a Zacarías y a Santa María; es quien tiene ese privilegio de comunicar la hermosa noticia de que “hoy se encarna el Señor y se hace Hombre para redimir al mundo”

En la lectura que precede al Evangelio de hoy, tenemos dos posibilidades: Del libro del profeta Daniel, cuando en su visión nocturna ve al Hijo rodeado de los ángeles, y del Apocalipsis cuando Miguel vence con sus ángeles al dragón apodado el satanás; ambas exquisitas para un amplio espacio de tiempo contemplando la escena.

Y si con los entrantes y el primer plato aún tenemos espacio para pasar al segundo, el Señor nos tiene preparado el gran plato con el entrañable pasaje de Natanael. Una vez más el Señor nos demuestra que nos conoce mejor que nosotros mismos.

Ahora: ¿Quién era Natanael? Natanael significa “regalo de Dios”, llamado también Bartolomé; él fue uno de sus discípulos, uno de los 12, uno de los escogidos. Así como de otros discípulos sabemos a qué se dedicaban antes de conocer a Jesús, de Natanael no sabemos nada.

Hoy haces el papel de Natanael: estoy en mis cosas; alguien (un amigo, una madre, “Felipe”...) me invita a hablar con Jesús, y antes de que le cuente algo, antes de la primera palabra, Jesús me lo cuenta todo sobre mí: “he ahí”; me desarma. “Señor, ¿me conoces?” Y él me dice: “Antes de.... yo te vi”. Antes de que yo naciera, Él ya me amó y me deseó. Soy un regalo de Dios, soy uno de los suyos, uno de sus íntimos. Entonces le digo, con el paso del tiempo, poco a poco cogiendo fuerza: “Señor, yo creo en ti, y necesito hablar de Ti a los que me rodean”. Y el Señor me hace la gran promesa: “Verás cosas aún más grandes que éstas”; ¿aún más? Eso me hace aumentar mi fe y mi confianza, ¡y soñar con la santidad, y con hacer cosas grandes por los demás, desear y pedir lo inimaginable por el Reino del Señor!!! Y entonces Cristo completa su promesa: “En verdad os digo: veréis el Cielo abierto y los ángeles de Dios”; veréis el Cielo, entraréis en la Vida Eterna; orando con esta promesa uno tiene las fuerzas necesarias para reemprender el camino de la santidad, en el punto en que me haya detenido. Es la gran aventura de la vida. ¿Te atreves?

“Hilo por hilo, tejiendo va”. Dios nos conoce y tiene un plan para cada uno de nosotros con muchos hitos; no basta con ver uno, hay que buscar cuantos más, mejor, porque van hilando nuestra vida y forjando nuestro carácter, haciendo de guía por medio de la oración. Y cada plan tejido por Dios, con hilo invisible de amor, está el alumbrar con su luz toda oscuridad que haya en nosotros y en los demás para ver mejor su camino. “Si tú le dejas, que bien lo hará.” Dios es un rayo de esperanza para el que no está sordo a su voz: a veces un rayo de luminosidad que hace comprender mejor y que apenas se nota, pasando desapercibido; y otras veces un rayo de tormenta que agita y cambia toda la vida en un instante. Pues que nosotros también sepamos ser rayo de esperanza para los demás, que seamos “velas de sagrario” en las que no brillemos nosotros si no el fuego de Dios, desgastándonos por los demás. Unámonos a los ángeles y a los santos, y unidos a sus voces cantemos y proclamemos que el Señor nos ama, que el Cielo y la Tierra están llenos de su gloria y que serán bendecidos quienes vienen en su nombre.

28/9/2014, Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Ezequiel (18, 25-28)
Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»
Salmo responsorial (Sal 24, 4bc-5. 6-7. 8-9)
R. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 1-11)
Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21, 28-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: -«El primero.» Jesús les dijo: -«Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.

28 septiembre 2014. Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Una vez colocados en la presencia de Dios, desde la humildad del corazón, nos adentramos en el diálogo fecundo y sabroso que es la meditación de cada día.
Las lecturas que nos presenta la liturgia de este domingo nos proporcionan una materia muy profunda para nuestra oración personal.
El segundo hijo de la parábola evangélica comenzó diciendo: “Voy, Señor”, pero luego no cumplió su propósito. ¿Te ves reflejado en esta forma de proceder?, ¡Cuántas veces somos inconstantes en nuestros buenos propósitos!
Muchas veces queremos, tenemos buenas intenciones, pero nos dejamos llevar de la pereza y no cumplimos lo prometido. ¡Qué importante es la perseverancia! La virtud no está en empezar las cosas, sino en terminarlas.
Por lo general no nos cuesta mucho empezar algo nuevo, lo emprendemos con alegría y entusiasmo. Pero llega un momento en que surgen las dificultades, de dentro y de fuera. Las cosas no discurren como habíamos planeado. Entonces tenemos la tentación de abandonar, tan frecuente en los reveses del camino.
Así es nuestro peregrinaje en el terreno del espíritu. Queremos, pero nos echamos atrás algunas veces.
En contrapartida está la actitud del otro hijo. Al principio se rebela y dice: “No quiero”, pero finalmente accede a la petición de su padre.
¿Qué es lo que cuenta de verdad? Pues cómo acaban las cosas.
Jesús, en una de esas afirmaciones fuertes del Evangelio dice: “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevarán la delantera en el Reino de los cielos”.
Es una llamada de atención para reflexionar en nuestra meditación de hoy.
Una vez más se muestra con creces la misericordia de Dios para con los débiles y pecadores.

Pedirles al Señor y a su Madre que, a pesar de nuestra debilidad, que podamos realizar la tarea que nos encomienda el Padre. Incluso aunque nos rebelemos en un principio.

27/9/2014, Sábado de la XXV semana de T.O. – San Vicente de Paúl

Lectura del libro del Eclesiastés (11, 9-12, 8)
Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón, de lo que atrae a los ojos; y sabe que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo. Rechaza las penas del corazón y rehúye los dolores del cuerpo: niñez y juventud son efímeras. Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto.» Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado. Ese día temblarán los guardianes de casa y los robustos se encorvarán, las que muelen serán pocas y se pararán, las que miran por las ventanas se ofuscarán, las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino se apagará, se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se irán callando, darán miedo las alturas y rondarán los terrores. Cuando florezca el almendro, y se arrastre la langosta, y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna y el cortejo fúnebre recorre las calles. Antes de que se rompa el hilo de planta, y se destroce la copa de oro, y se quiebre el cántaro en la fuente, y se raje la polea del pozo, y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio. Vanidad de vanidades, dice Qohelet, todo es vanidad.
Salmo responsorial (Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 )
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. R.
Los siembras año por año, como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. R.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 43b-45)

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: -«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

27 septiembre 2014. Sábado de la XXV semana de T.O. – San Vicente de Paul

1.    Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)

2.    Petición.  Señor, “enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato” (Salmo 89)

3.    Puntos para orar: Hoy la liturgia nos presenta dos lecturas en que se aborda el final del hombre. En el libro del Eclesiastés, con imágenes y comparaciones bellas e ingeniosas se nos habla sin complejos ni medias tintas de la vanidad de la vida, de la perspectiva realista de la vejez, con sus limitaciones y achaques, de cómo la juventud y toda la vida pasan rápido, de cómo nos espera el juicio de Dios. En el Evangelio Jesús les dice a sus discípulos: “meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres” Jesús les habla de que le espera un final trágico, de que su vida camina hacia su fin, hacia la Pasión querida por el Padre y que es “su hora”. Y los discípulos, como nosotros hoy, no nos enteramos de nada, de que esto se acaba y a mí como a ellos, me da miedo pensar en mi final y preguntar a Dios sobre el asunto. Y hoy, al hilo de la liturgia, puede ser una buena ocasión para meditar sobre el fin de nuestra vida, sobre la fugacidad del tiempo y de todas las ilusiones que nos hacemos. De la vanidad de tantas cosas y tantos proyectos; sobre lo que Dios quiere de mi vida y de cómo todo se acaba en breve. Una ayuda para esto puede ser leer despacio, meditando en nuestro rato de oración de hoy el salmo 89 que nos ofrece también la liturgia y que aparece abajo completo. El final concreto de nuestra vida sólo lo sabe Dios. Labor nuestra es, cómo dice el salmo, adquirir un corazón sensato y para eso nada mejor que pedir al Señor que nos enseñe a calcular nuestros años, es decir, a tener presente que nuestra vida se acaba, que tenemos, como los yogures, fecha de caducidad y considerar, a la luz de la misericordia de Dios y a la vista de la Cruz del Señor, que después de mi muerte estará el juicio de Dios. Señor, que adquiramos un corazón sensato.


SALMO 89
Oración de Moisés, varón de Dios.Señor, tú has sido nuestro refugiode generación en generación.Antes que naciesen los monteso fuera engendrado el orbe de la tierra,desde siempre y por siempre tú eres Dios.Tú reduces el hombre a polvo,diciendo: «Retornad, hijos de Adán».Mil años en tu presenciason un ayer, que pasó;una vela nocturna.Los siembras año por año,como hierba que se renueva:que florece y se renueva por la mañana,y por la tarde la siegan y se seca.¡Cómo nos ha consumido tu cóleray nos ha trastornado tu indignación!Pusiste nuestras culpas ante ti,nuestros secretos ante la luz de tu mirada:y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,y nuestros años se acabaron como un suspiro.Aunque uno viva setenta años,y el más robusto hasta ochenta,la mayor parte son fatiga inútil,porque pasan aprisa y vuelan.¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,quién ha sentido el peso de tu cólera?Enséñanos a calcular nuestros años,para que adquiramos un corazón sensato.Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?Ten compasión de tus siervos;por la mañana sácianos de tu misericordia,y toda nuestra vida será alegría y júbilo.Danos alegría, por los días en que nos afligiste,por los años en que sufrimos desdichas.Que tus siervos vean tu acción,y sus hijos tu gloria.Baje a nosotros la bondad del Señory haga prósperas las obras de nuestras manos

4.    Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con Jesús, Avemaría a la Virgen.

5.    Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.

26/9/2014, Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiastés (3, 1 -11)

Todo tiene su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol: tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo de matar, tiempo de sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir; tiempo de llorar, tiempo de reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse; tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de desechar; tiempo de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de amar, tiempo de odiar; tiempo de guerra, tiempo de paz. ¿Qué saca el obrero de sus fatigas? Observé todas las tareas que Dios encomendó a los hombres para afligirlos: todo lo hizo hermoso en su sazón y dio al hombre el mundo para que pensara; pero el hombre no abarca las obras que hizo Dios desde el principio hasta el fin.

Salmo responsorial (Sal 143, la y 2abc. 3-4)
R. Bendito el Señor, mi Roca.

Bendito el Señor, mi Roca, mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio. R.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo; sus días, una sombra que pasa. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 18-22)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: -«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: -«El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: -«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. »

26 septiembre 2014. Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

28 tiempos diferentes expone el libro del Eclesiastés, y posiblemente se queda corto. ¡Cuántas cosas que hacer a lo largo de una vida! Algunos lo quieren vivir todo en un día y viven ajetreados por el tiempo que les atropella. A nosotros nos puede pasar igual si no dedicamos un tiempo a orar. Precisamente el autor del Eclesiastés se olvida de poner este tiempo tan importante. Tiempo para orar… Y, también, orar el tiempo. Así es el militante cristiano, dedica tiempo para la oración, pero no para separarse del mundo o huir de los asuntos temporales, sino para ser capaz de acercarse a la entraña del mundo con las entrañas de Dios en el alma. Ser Dios para llenar el tiempo de Dios. Por eso oramos todos los días.

Y, después de estas consideraciones oradas, podríamos acercarnos un momento al pasaje del Evangelio para responder una vez más a esa pregunta que Jesús nos hace directamente. Este evangelio es de esos que no necesita darle vueltas a ver qué me quiere decir. Lo dice bien claro: “Y, vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. En el pasaje del Evangelio hay una respuesta del “valiente” Pedro (otras veces anduvo un poco más temeroso), pero es una respuesta teológica: “El Mesías de Dios”. Vamos nosotros a hacernos la pregunta de Jesús un poco más personalizada: “Y tú, Javier (María, Antonio, Ester…), dime, ¿quién soy para ti?”

Respondamos sinceramente, audazmente, generosamente... Nos debe llevar esta respuesta un buen rato de nuestro tiempo de oración. ¿Cómo vamos a responder?:

  • Sinceramente: “Eres mucho para mí, pero a veces te fallo como Pedro.”
  • Audazmente: “Eres la cumbre de mis anhelos, ayúdame a llegar a ti.”
  • Generosamente: “Eres cada una de mis horas, por eso te las entrego todas.”
  • Poéticamente: “Eres mi sol, mi norte, el mar inmenso donde me sumerjo.”
  • Sencillamente: “Tú eres todo para mí.”
  • Ardientemente: “Eres el cantar de mis cantares. Esposo mío. Amado mío.”

Hay muchas más actitudes y respuestas posibles, pero esas serán en tu oración, en tu encuentro personal con él, donde se verifiquen. ¡Buen tiempo de oración!

25/9/2014, Jueves de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiastés (1, 2-11)

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta. Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento. Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar. Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír. Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol. Si de algo se dice: «Mira, esto es nuevo», ya sucedió en otros tiempos mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.

Salmo responsorial (Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17)
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. R.

Los siembras año por año, como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. R.

Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 7-9)

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: -«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús.

25 septiembre 2014. Jueves de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

San Ignacio da unos cuantos consejos a todos aquellos que quieran adentrarse en el conocimiento de Dios y en el trato íntimo con Jesús mediante el ejercicio de la oración. Estos consejos se conocen como adiciones ignacianas y hoy os voy a comentar dos de ellas. La 3ª adiciónvale para cualquier tiempo de oración. San Ignacio dice que: cuando vaya a la oración piense a dónde voy y a qué, y alzando el entendimiento arribaconsiderar como Dios me miraEs muy importante para Ignacio marcar el comienzo de la oración. No estoy solo, no es lo mismo estar solo que estar en la presencia de Dios. Cuando entramos diciendo: Abba, Señor, lo que quieras, como quieras; entonces ese deseo arrastra toda la oración, pase lo que pase, aunque nos duela la cabeza, aunque no sintamos nada o estemos muy cansados.

Hace pocos días que hemos comenzado el otoño. En España es una estación deliciosa. Con las primeras lluvias de septiembre se suavizan las elevadas temperaturas estivales y enseguida el campo empieza de nuevo a verdear. Los árboles dejan caer sus hojas añadiendo tonos amarillos, rojos y marrones al paisaje. La naturaleza nos atrae y nos lleva hacia la contemplación de la obra de Dios; y la Iglesia por medio de la liturgia nos invita a una reflexión serena sobre el sentido de la vida, la caducidad de las cosas y a poner la mirada sobre aquello que no pasa, es decir, sobre la vida eterna.

La primera lectura de hoy es claramente otoñal. Es del Eclesiastés (Ecl 1,2-11) libro inspirado de tipo sapiencial que recoge gran número de máximas y sentencias del pueblo judío. Las de hoy son de las más conocidas y no necesitan especial aclaración. Podemos meditarlas pausadamente:

"Vanidad de vanidades, todo es vanidad" (1:2),

"Las generaciones de hombres vienen y van, pero la tierra permanece" (1:4)

"Todos los ríos terminan en el mar, y el mar no se llena" (1, 7)

"Lo que fue, eso será. Lo que ya se hizo, eso es lo que se hará; no se hace nada nuevo bajo el sol" (1:9)

El evangelio de hoy (Lc 9,7-9) nos presenta la vana curiosidad del rey Herodes acerca de Jesús. No hacía mucho que Herodes había mostrado cierta simpatía por Juan el Bautista. Ciertamente no porque le interesase su mensaje sino tal vez porque su fama de profeta daba prestigio y reconocimiento al reino de Judea. Sin embargo, ante la más mínima oposición lo metió en la cárcel y después por quedar bien ante sus invitados lo mandó decapitar. Ahora escucha los rumores de que ha surgido un nuevo profeta que es muy poderoso porque hace grandes milagros. Al oír hablar de milagros, piensa en divertirse viendo esas novedades y por eso nos dice el evangelio que Herodes “tenía ganas de verlo”.

Nosotros también queremos ver a Jesús pero por motivos muy distintos. Jesús es para nosotros el rostro humano de Dios. En sus gestos de bondad se nos va revelando de manera humana cómo es y cómo nos quiere Dios. En sus palabras vamos escuchando su voz, sus llamadas y sus promesas. San Juan Pablo II gustaba decir que Jesús es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre.

Y para terminar la oración, brevemente os voy a presentar la 5ª adición de San Ignacio sobre la oración. Dice así: “Por espacio de un cuarto de hora, bien sea sentado o bien paseándome, miraré cómo me ha ido en la contemplación o meditación. La evaluación es absolutamente necesaria donde se busca progreso.

Nos podemos preguntar: ¿cómo me ha consolado Dios, qué ha pasado en la oración, en qué ha consistido mi encuentro, cómo lo he vivido, cómo se ha hecho presente el Señor en este rato de oración, cómo he percibido su Palabra?

No se acaba la oración, se vuelve a ella.

24/9/2014, Miércoles de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de los Proverbios (30, 5-9)

La palabra de Dios es acendrada, él es escudo para los que se refugian en él. No añadas nada a sus palabras, porque te replicará y quedarás por mentiroso. Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes de morir: aleja de mi falsedad y mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «¿Quién es el Señor?»; no sea que, necesitando, robe y blasfeme el nombre de mi Dios.

Salmo responsorial (Sal 118, 29. 72. 89. 101. 104. 163)
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor.

Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad. R.

Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata. R.

Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. R.

Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra. R.

Considero tus decretos, y odio el camino de la mentira. R.

Detesto y aborrezco la mentira, y amo tu voluntad. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 1-6)

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: -«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

24 septiembre 2014. Miércoles de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy se ponen de acuerdo la fiesta que celebramos, la Virgen de la Merced, y el evangelio del día: Jesús enviando a anunciar el Reino y a liberar de toda dolencia. La advocación de nuestra Señora de la Merced está unida a la redención de los cautivos, esclavizados por los musulmanes en el siglo XIII. S. Pedro Nolasco funda la congregación de los mercedarios con este fin, bajo la inspiración de la Virgen.

Rezamos con la oración colecta de la Misa de la Virgen María de la Merced:

Padre misericordioso,
que enviaste al mundo a tu Hijo Jesucristo, Redentor de los hombres,
con la maternal cooperación de la Virgen María,
concede a cuantos la invocamos con el título de la Merced
mantenernos en la verdadera libertad de hijos
que Cristo Señor nos mereció con su sacrificio,
y ofrecerla incansablemente a todos los hombres.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

María nos invita en esta fiesta a implicarnos en la misión de su Hijo: mantenernos en la verdadera libertad de los hijos de Dios y ofrecerla incansablemente a todos. Jesús nos llama hoy como a los Doce y nos envía a “proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos”. Puedo traducir esta expresión a mi vida, a mi ambiente familiar, de trabajo… Es ahí donde el Señor me envía a proclamar su cercanía y su proximidad a los hombres, especialmente si sufren. Una proclamación más con los hechos, que con las palabras, con gestos de caridad, aunque también con palabras si es necesario, pues hay que dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos lo pida.

Jesús envía a sus discípulos con pocos medios materiales: “No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero”. Quiere que confiemos solo en él y no en nuestras fuerzas o en los medios. La pobreza y la austeridad del evangelizador es consecuencia de tener como única riqueza el Reino de Dios: “Sólo quien contempla y vive el misterio de Dios como único y sumo Bien, como verdadera y definitiva Riqueza, puede comprender y vivir la pobreza” (S. Juan Pablo II). Es el ejemplo que nos da S. Pedro Nolasco, comerciante que decide primero dedicar su bienes a redimir cautivos y anima a otros a hacer lo mismo, hasta que funda una Congregación con este fin.

María hoy nos pide –estamos en la Campaña de la Visitación- que nos olvidemos de nosotros mismos para participar en la obra redentora de su Hijo. Hoy puedo anunciar el amor de Dios y llevar la fuerza del Evangelio a los que sufren en su cuerpo o en su alma. Contemplémosla a Ella en su papel de Madre preocupada por la salvación de sus hijos con las palabras del prefacio de la misa de hoy:

Abogada nuestra y dispensadora de los tesoros de la redención,
María cuida siempre con afecto materno
a los hermanos de su Hijo que se hallan en peligros y ansiedad,
para que, rotas las cadenas de toda opresión,
alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu.

23/9/2014, Martes de la XXV semana de T.O. – San Pío de Pietrelcina

Lectura del libro de los Proverbios (21, 1-6. 10-13)

El corazón del reyes una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere. Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones. Practicar el derecho y la justicia Dios lo prefiere a los sacrificios. Ojos altivos, mente ambiciosa, el pecado es el distintivo de los malvados. Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado traen indigencia. Tesoros ganados por boca embustera son humo que se disipa y lazos mortales. Afán del malvado es buscar el mal, no mira con piedad a su prójimo. Cuando el cínico la paga, aprende el inexperto, pero el sensato aprende con la experiencia. El honrado observa cómo la casa del malvado precipita al malvado en la ruina. Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite. Palabra de Dios.

Salmo responsorial (Sal 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44)
R. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor. R.

Instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas. R.

Escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos. R.

Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. R.

Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo. R.

Cumpliré sin cesar tu voluntad, por siempre jamás. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 19-21)

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: -«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.» Él les contestó: -«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

23 septiembre 2014. Martes de la XXV semana de T.O. – San Pío de Pietrelcina – Puntos de oración

Hagamos oración para acercarnos a Dios.

“El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz, donde hay paz esta Dios y donde está Dios no falta de nada” (Beata Madre Teresa de Calcuta)

Medito si me ayuda la lectura del día.

El salmo dice: ‘Escogí el camino verdadero.’ Pregunto a Jesús si sigo el camino verdadero. Si hay algo en mi vida que no vaya bien.

El evangelio nos dice: ‘Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.’ Yo, si cumplo la voluntad de Dios, tendré muchos hermanos.

Te brindo el ejemplo del santo que celebramos hoy dentro de la Iglesia. Te brindo algún ejemplo de su vida por si te ayuda a preparar la oración de mañana:

Como decía el Padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), capuchino italiano que vivió gran parte de su vida en el convento de San Giovanni Rotondo (Foggia), es un personaje extraordinario, aunque también controvertido y atacado por sus detractores. Considerado un Místico, su misteriosa enfermedad, los estigmas que recibió y que le acompañaron durante cincuenta años, la obediencia que profesó a sus superiores, su carisma como confesor, su celo apostólico y caritativo, que le llevaron a la fundación de una magna obra que perdura y sigue floreciendo, han hecho de él el profeta del siglo, un hombre como lo definía Pablo VI” de oración y sufrimiento. Beatificado en 1999, el día 16 de junio del 2002, su Santidad Juan Pablo II canonizó al Beato Padre Pío. Es el primer sacerdote canonizado que ha recibido los estigmas de nuestro Señor Jesucristo.

En cierta ocasión visitaba al P. Pio un Obispo Monseñor Pablo Corta, juntamente con un amigo suyo, oficial del Ejército italiano. El Obispo le pedía al P.Pío, bromeando, un billete de entrada al paraíso para el militar. El P. Pio, sonriente, le responde: “¡Ah! ¡Sí! ¡Sí! Con mucho gusto. ¡Para entrar en el Paraíso se requiere algo muy importante! Hay que contar con el billete de acceso a la Santísima Virgen. Si esto se consigue lo hemos conseguido todo. Ella es la Puerta del cielo. Y el billete que te permita el ingreso en el cielo es el Santo Rosario. Este es el billete. Toma, pues, el billete para entrar en el cielo” le dice al militar, mientras con su mano le acerca un rosario.

Con frase feliz se le llegó a llamar “el devorador insaciable de rosarios”. Ciertos devotos le preguntaban días antes de morir. “Padre ¿Y qué es lo que nos podría decir ahora? ¿Qué es lo no recomienda? Respondía. ¡Amad a la Virgen y hacedla amar! Rezad el rosario; rezadlo siempre. ¡Rezadlo cuantas veces podáis! Es verdad, sí, que Satanás impera en el mundo; pero impera porque otros le dejan imperar. ¿Puede acaso un espíritu dominar de por sí a nadie, si no se une a las voluntades libres de los hombres? ¿Quién mucho ora, se salva de seguro. Quien poco ora está en peligro de no salvarse y quien no ora nada, ese está en camino de perdición. La oración del rosario es la oración que hace triunfar de todo a todos. Ella María, nos lo ha enseñado así, lo mismo que Jesús nos enseñó el padrenuestro”.

22/9/2014, Lunes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de los Proverbios (3, 27-34)
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete; mañana te lo daré.» No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.
Salmo responsorial (Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5)
R. El justo habitará en tu monte santo, Señor.
El que procede honradamente y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 16-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: -«Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

21 septiembre 2014. Lunes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Vosotros sois la luz del mundo”. Solamente Cristo puede decir: “Yo soy la luz del mundo”. Todos nosotros somos luz únicamente si estamos en este “vosotros”, que a partir del Señor llega a ser nuevamente luz.
El Señor en las palabras sobre la luz ha incluido una pequeña advertencia. En vez de poner la luz sobre el candelero, se puede meter debajo del celemín. Preguntémonos: ¿cuántas veces ocultamos la luz de Dios bajo nuestra inercia, nuestra obstinación, de manera que no puede brillar por medio de nosotros en el mundo?
En el Bautismo, el Señor enciende por decirlo así una luz en nuestra vida, una luz que el catecismo llama la gracia santificante. Quien conserva dicha luz, quien vive en la gracia, es santo.
A menudo, se piensa que un santo es sólo aquel que hace obras ascéticas y morales de altísimo nivel y que precisamente por ello se puede venerar, pero nunca imitar en la propia vida. Qué equivocada y decepcionante es esta opinión. No existe ningún santo, salvo la bienaventurada Virgen María, que no haya conocido el pecado y que nunca haya caído. Cristo no se interesa tanto por las veces que flaqueamos o caemos en la vida, sino por las veces que nosotros, con su ayuda, nos levantamos. No exige acciones extraordinarias, pero quiere que su luz brille en vosotros. No os llama porque sois buenos y perfectos, sino porque Él es bueno y quiere haceros amigos suyos. Sí, vosotros sois la luz del mundo, porque Jesús es vuestra luz. Vosotros sois cristianos, no porque hacéis cosas especiales y extraordinarias, sino porque Él, Cristo, es vuestra, nuestra vida.
Una vela puede dar luz solamente si la llama la consumeSería inservible si su cera no alimentase el fuego. Permitid que Cristo arda en vosotros, aun cuando ello comporte a veces sacrificio y renuncia. No temáis perder algo y, por decirlo así, quedaros al final con las manos vacías. Tened la valentía de usar vuestros talentos y dones al servicio del Reino de Dios y de entregaros vosotros mismos, como la cera de la vela, para que el Señor ilumine la oscuridad a través de vosotrosTened la osadía de ser santos brillantes, en cuyos ojos y corazones resplandezca el amor de Cristo, llevando así la luz al mundo. Confío que vosotros y tantos otros jóvenes seáis llamas de esperanza que no queden ocultas.

Vosotros sois la luz del mundo”. “Donde está Dios, allí hay futuro”.

21/9/2014, Domingo de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Isaías (55, 6-9)
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos - oráculo del Señor -. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
Salmo responsorial (Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18)
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1, 20c-24. 27a)
Hermanos: Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mí muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (20, 1-16)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: -«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿0 vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

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