Nuevo día, nueva oportunidad para ser todo de Dios, para dejarnos hacer por él y soñar y desear grandes cosas. Un día que tenemos que hacer especial, sin conformarnos con lo de todos los días, ni simplemente con cumplir, sino que es un día en el que Dios nos habla y nos pide más.
"Dichosos los pobres". Dios lo pide todo y da más. ¿Estoy ofreciéndole todo mi ser para que haga conmigo lo que quiera? ¿Soy completamente pobre de todo lo que no sea su Voluntad?
"Dichosos los que ahora tenéis hambre". Ojala tengamos hambre, hambre de eucaristía. Si es posible, saciemos esa necesidad y si no, pasemos el día hambrientos por no haber podido saciarnos con el Pan de vida.
Seamos pobres, seamos nada, para que Dios haga con nosotros el proyecto de amor más grande que jamás hemos soñado.
Por otro lado, Dios además de llamarnos a ser pobres nos llama a cuidar a los pobres, a tener preferencia por ellos. Dejemos a Dios que convierta nuestro corazón y seamos testigos de su Amor para todas las personas que hoy se cruzarán en nuestro camino. Hablemos de Cristo con nuestra vida, tratando de dar de comer al pobre espiritual y de ayudar en cualquier tipo de pobreza. Muchas veces es pobreza de cariño, y ahí podemos ayudar todos.
Seamos pobres y busquemos a los pobres. Escuchemos el mensaje que hoy nos da Dios y busquemos más, más y más en este camino de santidad, el camino de las bienaventuranzas.