“Es necesario renovarse continuamente nutriéndose del Evangelio. ¿Y cómo se puede hacer esto en la práctica? “Sobre todo leyendo y meditando el Evangelio todos los días, así la Palabra de Jesús estará siempre presente en nuestra vida; además participando en la Misa dominical, donde encontramos al Señor en la comunidad, escuchando su Palabra y recibiendo la Eucaristía que nos une a Él y entre nosotros. Y luego son muy importantes para la renovación espiritual las jornadas de retiro y de ejercicios espirituales”. Papa Francisco (31 de agosto 2014)
He querido comenzar con estas recientes palabras del papa Francisco que nos estimulan para la oración de hoy y que nos estimulan también para ser apóstoles entre nuestros amigos invitándoles al encuentro con Jesús en el evangelio. ¿Por qué no suscribes a algún amigo a esta página de oración? Solo tienes que enviar un email a oraciondelmilitante@gmail.com Harás un bien de manera muy sencilla.
¿Qué nos dice el evangelio de hoy? “Jesús subió a la montaña para orar… Bajó del mote con ellos al llano”
Subir y bajar de Jesús. Subir al monte, bajar a la llanura. Subir al monte para orar, llamar y escoger. Bajar a llanura para curar, enseñar y acercarse al necesitado. Subir y bajar de nuestra vida con Jesús.
Nuestras subidas a la oración, a la intimidad con el Padre. Nuestro subir con Jesús para saborear de nuevo el ser llamados por nuestro nombre. Subir al monte de la oración. Esto es lo que muchos de nosotros hemos hecho este verano con unos días de retiro, oración o ejercicios espirituales, en un lugar solitario. Y si no lo has hecho aún, programa un momento de este trimestre para subir a estar con Jesús. No podemos vivir sin esta intimidad con Jesús y el Padre que nos da la oración.
Y nuestra vida de cada día en la llanura, el ritmo monótono del trabajo, el colegio de los niños que comienza, los ajetreos de cada jornada. Y también el grupo o la parroquia que comienza y me reclaman para las actividades, para la catequesis, para Caritas o tantas otras ocupaciones. Sí, todo esto es estar con Jesús en la llanura. Sin olvidar que él está con nosotros, nos acompaña y orienta, nos bendice y ayuda, nos fortalece y empuja.
El centro de este día a día de nuestra vida es vivirlo con Jesús. Venían a oírlo, a que los curara, a tocarlo. Estar cerca de Jesús.