Hagamos oración para acercarnos a Dios.
“El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz, donde hay paz esta Dios y donde está Dios no falta de nada” (Beata Madre Teresa de Calcuta)
Medito si me ayuda la lectura del día.
El salmo dice: ‘Escogí el camino verdadero.’ Pregunto a Jesús si sigo el camino verdadero. Si hay algo en mi vida que no vaya bien.
El evangelio nos dice: ‘Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.’ Yo, si cumplo la voluntad de Dios, tendré muchos hermanos.
Te brindo el ejemplo del santo que celebramos hoy dentro de la Iglesia. Te brindo algún ejemplo de su vida por si te ayuda a preparar la oración de mañana:
Como decía el Padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), capuchino italiano que vivió gran parte de su vida en el convento de San Giovanni Rotondo (Foggia), es un personaje extraordinario, aunque también controvertido y atacado por sus detractores. Considerado un Místico, su misteriosa enfermedad, los estigmas que recibió y que le acompañaron durante cincuenta años, la obediencia que profesó a sus superiores, su carisma como confesor, su celo apostólico y caritativo, que le llevaron a la fundación de una magna obra que perdura y sigue floreciendo, han hecho de él el profeta del siglo, un hombre como lo definía Pablo VI” de oración y sufrimiento. Beatificado en 1999, el día 16 de junio del 2002, su Santidad Juan Pablo II canonizó al Beato Padre Pío. Es el primer sacerdote canonizado que ha recibido los estigmas de nuestro Señor Jesucristo.
En cierta ocasión visitaba al P. Pio un Obispo Monseñor Pablo Corta, juntamente con un amigo suyo, oficial del Ejército italiano. El Obispo le pedía al P.Pío, bromeando, un billete de entrada al paraíso para el militar. El P. Pio, sonriente, le responde: “¡Ah! ¡Sí! ¡Sí! Con mucho gusto. ¡Para entrar en el Paraíso se requiere algo muy importante! Hay que contar con el billete de acceso a la Santísima Virgen. Si esto se consigue lo hemos conseguido todo. Ella es la Puerta del cielo. Y el billete que te permita el ingreso en el cielo es el Santo Rosario. Este es el billete. Toma, pues, el billete para entrar en el cielo” le dice al militar, mientras con su mano le acerca un rosario.
Con frase feliz se le llegó a llamar “el devorador insaciable de rosarios”. Ciertos devotos le preguntaban días antes de morir. “Padre ¿Y qué es lo que nos podría decir ahora? ¿Qué es lo no recomienda? Respondía. ¡Amad a la Virgen y hacedla amar! Rezad el rosario; rezadlo siempre. ¡Rezadlo cuantas veces podáis! Es verdad, sí, que Satanás impera en el mundo; pero impera porque otros le dejan imperar. ¿Puede acaso un espíritu dominar de por sí a nadie, si no se une a las voluntades libres de los hombres? ¿Quién mucho ora, se salva de seguro. Quien poco ora está en peligro de no salvarse y quien no ora nada, ese está en camino de perdición. La oración del rosario es la oración que hace triunfar de todo a todos. Ella María, nos lo ha enseñado así, lo mismo que Jesús nos enseñó el padrenuestro”.