30/9/2013, Lunes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Zacarías (8, 1-8)

En aquellos días, vino la palabra del Señor de los ejércitos: «Así dice el Señor de los ejércitos: Siento gran celo por Sión, gran cólera en favor de ella. Así dice el Señor: Volveré a Sión y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo. Así dice el Señor de los ejércitos: De nuevo se sentarán en las calles de Jerusalén ancianos y ancianas, hombres que, de viejos, se apoyan en bastones. Las calles de Jerusalén se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en la calle. Así dice el Señor de los ejércitos: Si el resto del pueblo lo encuentra imposible aquel día, ¿será también imposible a mis ojos? -oráculo del Señor de los ejércitos - Así dice el Señor de los ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia.»

Salmo responsorial (Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23)
R. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.

Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión, y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros, su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 46-50)

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: -«El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.» Juan tomó la palabra y dijo: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.» Jesús le respondió: -«No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»

30 septiembre 2013. Lunes de la XXVI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Me incorporo este año con ilusión a enviar los puntos de oración para los militantes.

Las ideas que os quiero comunicar me están rondando desde finales del verano y creo que nos sirven para comenzar el curso.

Supongo que muchos las podéis conocer pero quizá lo que haga falta es vivirlas.

Surgieron de una lectura, no me acuerdo de qué libro, pero era a raíz de un comentario sobre el ateísmo. Yo en esos momentos disfrutaba de mis vacaciones en plena naturaleza, después de haber subido al Circo de Gredos y creo me ayudo a entenderlas. Comentaba el autor que para un ateo era muy difícil, después de contemplar una puesta de Sol maravillarse o  dar gracias a alguien por lo que había contemplado. Yo nunca lo había pensado, porque normalmente estoy acostumbrado a dar gracias a Dios en estos casos, pero es verdad ¿a quién puede dar gracias un ateo?, a la madre naturaleza, a las leyes físicas de la óptica…

Me llevaba a pensar que esto también condiciona la personalidad o el carácter. Cuando uno se acostumbra a vivir agradeciendo las cosas que tiene o todo lo que le ocurre (la vida, la familia, la amistad, la relación íntima con Dios, la eucaristía…, todo lo que queráis) su forma de ser y de comportarse cambia. Se vuelve más agradecido, amable, bondadoso, cariñoso…y esto le hace vivir más feliz. Cuando alguien valora algo bueno que le ocurre y lo vive, ese día vive de otra manera. Sonríe a la gente, está más dispuesto a ayudar, a perdonar… Por ejemplo muchos hemos aprobado algunos exámenes en setiembre, y como lo hemos agradecido y como nos ha cambiado el carácter.

De ahí que lo que yo os proponga para mañana y para todo el año es vivir en actitud de agradecimiento. A veces parece y eso que somos cristianos que vivimos más en actitud de queja o crítica, de ahí que parece que tenemos la cara avinagrada.

Tenemos muchas cosas por las cuales dar gracias. Lo primero es reconocerlas.

Repasa mañana en la oración todo lo que se te ha dado y compártelo con Quién te lo ha dado. Dale gracias, da gracias a todos los que hacen algo por ti, da gracias que tú puedas hacer algo por los demás porque les ayudarás a ser agradecidos.

También puede ser un testimonio o un incentivo para todos aquellos que no creen. Cuando tantas veces se oye por la calle: gracias a Dios, gracias Dios mío, es un milagro lo que me ha ocurrido…Uno que está cerca además de participar del gozo del otro, le lleva a pensar que puede que haya algo más.

Cuando uno vive alegre y contento porque se da cuenta que todo es gracia, es el mayor testimonio para los otros de que puede haber algo más  y además la alegría es contagiosa.

Propongámonos para este nuevo curso que comienza vivir en una actitud de agradecimiento, no cansarnos de estar dando gracias a Dios y comprobaremos que cambiamos nosotros y los de nuestro alrededor.

29/9/2013, Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario (Ciclo C)

Lectura de la profecía de Amós (6, 1a. 4-7)

Así dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos.»

Salmo responsorial (Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10)
R. Alaba, alma mía, al Señor.

Él mantiene su fidelidad perpetuamente, él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

Lectura de la primera carta apóstol san Pablo a Timoteo (6, 11-16)

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (16, 19-31)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: -«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. " Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."»

29 septiembre 2013. Domingo de la XXVI semana de Tiempo Ordinario (Ciclo C) – Puntos de oración

Este pasaje del Evangelio nos pincha en donde más nos duele, nos hace preguntarnos: ¿es que es pecado ser rico? ¿Es que está mal tener cosas buenas?

Pienso que Jesús no nos habla ni de nuestras pertenencias y cualidades, ni de lo que hacemos o dejamos de hacer en un momento determinado, sino de una actitud de fondo: Por una parte: ¿Qué sentimos por el que no tiene nada?: ¿Incredulidad, rechazo, estorbo, le juzgamos...? ¿U oramos, confiamos, acompañamos...? Por otra: ¿Cómo utilizamos nuestras riquezas? ¿Aprovechamos nuestros dones y personalidad para ayudar a la sociedad e intentarla hacer más feliz transparentando a Dios? ¿Ponemos a disposición de nuestros seres queridos y del prójimo nuestras pertenencias despojándonos de lo que realmente no nos haga falta? ¿O por el contrario nuestros dones nos suben el ego y nos alejan de los demás y de Dios? ¿Construimos murallas para nuestros tesoros o los compartimos exclusivamente para aparentar y alardear?

Preguntémonos mañana en nuestra oración por nuestra actitud sobre Dios, sobre nosotros mismos, nuestras cosas y los demás, para que Dios nos pueda ir contestando, desgranándonos y haciendo que nos descubramos y entendamos a nosotros mismos, y seguir abriéndonos más interrogantes para poder colaborar en su plan salvífico.

Pidámosle a nuestra Madre María saber esperar sin entender, como Ella hizo, para poder actuar conforme al deseo de Dios y así entenderle e irse acercando cada vez más a Él.

28/9/2013, Sábado de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Zacarías (2, 5-9. 14-15a)

Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté -«¿Adónde vas?» Me contestó: -«A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud.» Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel e salió al encuentro, diciéndole: -«Corre a decirle a aquel muchacho: "Por la multitud de hombres y ganado que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como muralla de fuego y mi gloria estará en medio de ella - oráculo del Señor -."» «Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti - oráculo del Señor -. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti.»

Salmo responsorial (Jr 31, 10. 11-12ab. 13)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciada en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.» R.

«Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 43b-45)

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: -«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

28 septiembre 2013. Sábado de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Adentrarnos en el ambiente de oración es ponernos a la escucha de la Palabra de Dios. Aquí, siempre, lo importante es escuchar. Para ello es preciso ir acallando otras voces y otras preocupaciones que nos estorban para el encuentro amoroso con Dios.

Además, todas las palabras del Señor no resuenan de la misma manera en nuestro corazón. Hay algunas, como las de hoy, que nos resultan más enigmáticas y difíciles de entender. Vayamos con su ayuda entrando en esta escuela de conocimiento que es la oración diaria.

El escándalo de la Cruz

“En medio de la admiración por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres”

Es la segunda predicción que hace Jesús de su pasión y muerte en el evangelio de San Lucas. Esta vez sin mencionar expresamente su Resurrección.

Ayer considerábamos el primer anuncio, pero entre el primero y el de hoy se han sucedido varios pasajes:

  • Condiciones para en seguimiento de Cristo
  • La Transfiguración
  • La curación de un endemoniado epiléptico

Al asombro que este último portento causó entre la gente se refieren las palabras del comienzo: “En medio de la admiración general por lo que hacía”

Pues precisamente en ese momento de éxito es cuando predice por segunda vez su Pasión y muerte. ¿Por qué? Para ir preparando a sus discípulos a superar el gran escándalo de la Cruz.

Cuando se la ve con ojos de fe, esa derrota ignominiosa es su gran victoria sobre el pecado y la muerte.

Pero sus discípulos no entendían el lenguaje, les resultaba tan oscuro que no captaban el sentido”.

Y, ahora, es donde entra nuestra reflexión para ir conociendo más a Jesucristo y su mensaje. De otra forma nos será imposible establecer con Él una adecuada relación que desemboque en el enamoramiento y el posterior seguimiento.

La oración nos lleva a tener una experiencia viva del Señor. Por eso tenemos que poner en ello toda nuestra capacidad de entrega. Así iremos identificando el fondo del mensaje que nos va transmitiendo Jesús, y descubriremos que además de lo que nosotros percibimos, hay un lenguaje de fondo que nos va mostrando el objetivo final: La salvación en Cristo.

Cuando esto ha calado en nuestra vida ya no nos escandalizamos de la cruz y de las contrariedades que son inherentes a la condición humana. Todo adquiere una nueva dimensión y se llena de sentido.

Imploremos una visión de fe que rompa todas las apariencias y nos descubra el significado de todo lo que ocurre, también de las cruces.

María, experta en ese conocimiento de Jesús, nos enseña cómo aprender a ver más allá de lo que captamos con la propia mirada. A Ella encomendamos los frutos de este rato de oración.

27/9/2013, Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Ageo (2,1-9)

El año segundo del reinado de Darío, el día veintiuno del séptimo mes, vino la palabra del Señor por medio del profeta Ageo: «Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel –oráculo del Señor, ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero –oráculo del Señor, a la obra, que yo estoy con vosotros –oráculo del Señor de los ejércitos. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo –dice el Señor de los ejércitos. Mía es la plata y mío es el oro –dice el Señor de los ejércitos. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero –dice el Señor de los ejércitos; y en este sitio daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos."

Salmo responsorial (Sal 42,1.2.3.4)
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío»

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado. R.

Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo? R.

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la citara, Dios, Dios mío. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,18-22)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

29 septiembre 2013. Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Celebramos hoy la fiesta de san Vicente de Paúl. Santo francés del s. XVII, contemporáneo de San Francisco de Sales con quien tuvo amistad, de san Felipe Neri, san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, etc. ¡Vaya siglo!

Como en todos los santos la Palabra del Evangelio se cumple en ellos perfectamente. Claro, ellos son imitadores de Jesucristo, mejor dicho, son “otro Cristo” (Alter Christus) y reproducen en sí mismos la vida del Maestro. Jesucristo fue perseguido, pero fue el Salvador del mundo para siempre. Los santos, siempre perseguidos por unas cosas o por otras, son los artífices de esa salvación, son los que concretan la salvación de Dios para los hombres. Vicente de Paúl, que a punto estuvo de ser un mal sacerdote más de la época, que se dedicara a vivir bien sin pensar en los demás, cambió de vida y se hizo obrero de Dios porque supo abrirse a ese mismo Dios que se nos aparece en cada hombre. Mirad a continuación cómo le cambió el encuentro que se narra:

A comienzos de 1617, visita Vicente a un moribundo en Gannes, en el distrito del Oise, cerca del palacio de los Gondi, donde vivía; aquel hombre, que tenía fama de ser un hombre de bien, reveló a Vicente unos pecados que jamás se había atrevido a confesar a su párroco, tanto por vergüenza como por amor propio.  El moribundo que experimentaba una extrema soledad moral, que padecía la noche, el frío y la imposibilidad de hablar con Dios; era un hombre cerca de la muerte sin haber encontrado una mirada sacerdotal lo bastante dulce y lo bastante humana para poder salirse de sí mismo y atreverse a creer en la ternura de Dios. He ahí la vocación de Vicente: la ternura. Su corazón ha sido tocado. Quería ir a los campos más remotos a expresar a todos los que se sienten perdidos que existe un Dios de ternura que no les ha olvidado. Quiere ser testimonio de ese amor divino.  Estar presente con la ternura de Dios.

Muy unido Vicente, como hemos dicho, a san Francisco de Sales, el santo de la dulzura, emprende una obra inmensa de atención a los enfermos, a los pobres, a los galeotes (que eran los más desechados de todos los hombres de la época), a los abandonados... Miles de sacerdotes “paúles” (eran ya 6000 en el siglo XVIII) y monjas “Hijas de la Caridad” (46000 en el siglo XX) a lo largo de estos 4 siglos han llevado la ternura de Dios a millones de hombres y mujeres que lo necesitaban.

Estaría bien que en este rato de oración pidamos a Dios por medio del santo, que se llene nuestro corazón de esa misma ternura para que vayamos a nuestros coetáneos, que siempre están necesitados de ella, y se la podamos mostrar. La ternura de Dios no nos ha olvidado. La ternura de Dios no les ha olvidado.

Miremos con ternura hoy a cada hombre y mujer que se cruce en nuestro camino y abandonemos la mirada dura, que juzga, que condena, que invisibiliza al otro. San Vicente de Paúl hablaba de “los dos amores: el amor afectivo y el amor eficaz”. Llenémonos de amor afectivo en la oración para obrar el amor eficaz en la vida… y viceversa.

26/9/20013, Jueves de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Comienzo de la profecía de Ageo (1, 1-8)

El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: «Así dice el Señor de los ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el templo."» La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora -dice el Señor de los ejércitos- -meditad vuestra situación: sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos, construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria -dice el Señor-.»

Salmo responsorial (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b)
R. El Señor ama a su pueblo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. R.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 7-9)

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que habla aparecido Elías, y otros que habla vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: -«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús.

25/9/2013, Miércoles de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Esdras (9, 5-9)

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé as manos al Señor, mi Dios, diciendo: -«Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Salmo responsorial (Tb 13, 2. 3-4. 6abed. 6efgh. 6ijkl)
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos. R.

Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos. R.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador. R.

Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia y tendrá compasión. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 1-6)

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: -«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

25 septiembre. Miércoles de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Al comenzar nuestra oración de hoy, después de una breve oración de invocación al Espíritu Santo, de una oración de ofrecimiento de obras; nos ponemos en la presencia de Dios. Pensemos para ello, que Dios no está lejos de nosotros sino todo lo contrario: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; (…) Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; (…) Pero tú me llamaste y clamaste hasta romper finalmente mi sordera.” San Agustín, Confesiones.

Antes de empezar propiamente la meditación podemos pedir al Señor que nos enseñe a orar, que nos dé el asentimiento de la fe, que instruya nuestra mente, que transforme nuestro corazón y nuestra vida.

“El Señor, nuestro Dios, se ha compadecido de nosotros”

Esdras que sabe que Dios es Dios, se dirige a Él conmovido, avergonzado por los pecados de su pueblo, y a la vez esperanzado y confiado. Le recuerda la historia de su pueblo- y nosotros podemos recordar nuestra propia historia-. Dios, en un primer momento, a su pueblo le retiró su ayuda y sufrieron “la espada, el cautiverio, el saqueo y el oprobio”. Pero en realidad, Dios, nunca dejó de ser fiel a su palabra dada: “nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud… y nos dio ánimo para levantar el templo de nuestro Dios”.

El Evangelio del día (Lc 9, 1-6) relata uno de los envíos que hizo Jesús de sus discípulos:

“Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos”

Jesús quiere que vayan como predicadores itinerantes. “No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero”…; Los predicadores itinerantes no eran extraños en tiempos de Jesús. La orden de ir lo más ligero posible permite pensar que los discípulos no demoraban mucho tiempo en cada ciudad o en cada aldea. La indicación de sacudirse los pies indica el rechazo o la indiferencia como una posibilidad real de la misión. Sorprende hecho de que Jesús comparta con sus discípulos su poder, un poder no para dominar sino para combatir el mal; un poder exclusivamente para generar vida en abundancia. Quienes creemos en Jesús, hemos recibido en algún momento de nuestra vida un llamado para seguirle. Cada llamado es personal y cada llamado nos habilita para cumplir una misión muy específica en nuestra familia, en nuestra comunidad, en la sociedad. No es necesario ir de ciudad en ciudad para testimoniar la alegría del Reino. Desde nuestra propia familia y nuestra propia vida podemos lograrlo.

El papa Francisco, el “dulce Cristo en la tierra” en expresión de santa Catalina de Siena, en Río de Janeiro, dijo a los jóvenes: “Queridos amigos, no se olviden: ustedes son el campo de la fe. Ustedes son los atletas de Cristo. Ustedes son los constructores de una Iglesia más hermosa y de un mundo mejor. Levantemos nuestros ojos hacia la Virgen. Ella nos ayuda a seguir a Jesús, nos da ejemplo con su «sí» a Dios: «Aquí está la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38). Se lo digamos también nosotros a Dios, junto con María: Hágase en mí según tu palabra”.

Y terminemos nuestra oración pidiéndole al Señor, por intercesión de la Virgen María, nuestra Madre, que nos conceda la gracia de “en todo amar y servir”, según su voluntad; de tal manera que podamos proclamar su amor y su misericordia a los demás.

24/9/2013, Martes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Esdras (6, 7-8. 12b. 14-20)

En aquellos días, el rey Darlo escribió a los gobernantes de Transeufratina: «Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío.» De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darlo y Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el día tres del mes de Adar, el año sexto del reinado de Darío. Los israelitas, sacerdotes ', levitas y resto de los deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabrios, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel. El culto del templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clases, como manda la ley de Moisés. Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.

Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R.

Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 19-21)

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: -«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.» Él les contestó: -«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

24 septiembre 2013. Martes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy celebramos una fiesta de la Virgen: Nuestra Señora de la Merced. Aún estamos en la Campaña de la Visitación, que concluirá el 7 de octubre (Nuestra Señora del Rosario), por lo que este día estamos invitados a imitar a nuestra Madre en el olvido de sí misma para llevar a Cristo a los demás. La advocación de la Virgen de la Merced también nos impulsa a ello, pues su historia se remonta a la Orden Religiosa de los Mercedarios creada el 10 de agosto de 1218 en Barcelona por S. Pedro Nolasco. Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos a África. Su condición era tan desesperada que  muchos perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante y, ante este drama, decide dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Cuando gasta su patrimonio redimiendo a trescientos cautivos, la Virgen le revela su deseo de ser liberadora a través de una orden dedicada a la liberación de los cautivos de los musulmanes, expuestos a perder la fe. Además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, los mercedarios hacían un cuarto voto: dedicar su vida a liberar esclavos. Se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, cuando el dinero no alcanzara a pagar su redención. Así lo hizo San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta.

Para orar en esta fiesta nos va ayudar el prefacio de la Misa de la Virgen de la Merced:

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.

Por un admirable y providente designio de tu amos, uniste la gloriosa Virgen María a Cristo tu Hijo en la obra de la salvación humana, con tan estrecho vínculo, que fue Madre suya amantísima en su humilde nacimiento, asociada a su pasión junto a la cruz y es ahora, elevada a la gloria celeste, abogada nuestra y dispensadora de los tesoros de la redención.

Ella cuida siempre con afecto maternal a los hermanos de su Hijo que se hallan en peligros y ansiedad, para que, rotas las cadenas de la opresión, alcancen la libertad del cuerpo y del espíritu.

Por eso, con los ángeles y todos los santos, al celebrar el memorial de la redención y del amor de tu Hijo, te alabamos en su nombre y cantamos sin cesar: Santo, Santo, Santo…

-  Invoquemos con confianza a la Virgen con estos consoladores títulos que expresan su obra en nuestras vidas: “abogada nuestra y dispensadora de los tesoros de la redención”.

-  En las manos de la Virgen de la Merced se suelen representar unas cadenas rotas, como señal de que Ella libera de la esclavitud a sus hijos que la invocan como Madre misericordiosa. El prefacio nos habla de los que viven en peligros y ansiedad y experimentan las cadenas de la opresión en su cuerpo o en su espíritu. Pueden ser los que viven esclavizados por el pecado, los que experimentan una situación económica difícil, los que sufren una enfermedad que les desconcierta, los encarcelados (hoy es el día de la pastoral penitenciaria)… Haré bien en acordarme en la oración de interceder a la Virgen por aquellas personas que sufren a mi alrededor cualquier forma de esclavitud y desamparo.

-  Por último, con el espíritu de la Visitación de María, que hoy me olvide de mí mismo y que le ofrezca mis manos a la Virgen para romper las cadenas de mis hermanos. Así formaré parte de la familia de Jesús y de la Virgen: si escucho la Palabra de Dios y la pongo por obra (cf. Lc 8,21).

23/9/2013, Lunes de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Comienzo del libro de Esdras (1, 1-6)

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino: «Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén."» Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.

Salmo responsorial (Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6)
R. El Señor ha estado grande con nosotros.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 16-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: -«Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

23 septiembre 2013. Lunes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Festividad de Padre Pío de Pietrelcina

  • Vamos a realizar nuestro rato de oración
  • La oración es estar cerca de Jesús al que amo. En intimidad
  • La oración es el momento en el que bebo de la fuente de Agua Viva que es  Él mismo, es el momento en el que se llena mi vida como una vasija, como una concha de agua llena hasta el punto que desborda y, a partir de ahí, en la vida, esta Agua llega a otros y puede calmar su sed.

Lectura del libro de Esdras. Pone en movimiento a Jeremías que le anuncia a Ciro. Y consigue mover a la familia para que ofrezcan lo mejor para construir el templo de Dios.

Así nos dice el Salmo responsorial. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. ¡Cuántas gracias debemos dar por todo lo que nos da el Señor cada día!

Al ir, iba llorando, 
llevando la semilla; 
al volver, vuelve cantando, 
trayendo sus gavillas.

Cómo me recuerda esto cuando recogíamos los garbanzos y hacíamos las gavillas  para luego poderlos llevar a seleccionar y poder alimentarnos.

-  El evangelio nos quiere decir que debemos poner nuestros talentos al servicio del bien.

¿Cuáles son las virtudes que Dios me ha dado?

¿Cómo las cultivo? ¿Cómo le hablo de mis secretos al Señor

Leía en uno de los testimonios de un libro acerca de una joven:

¿Qué tiene de especial el Señor? Que es El Amor. La experiencia de Dios es el amor. Yo antes no sabía lo que era el amor. Yo vivía el amor de mis padres, de mis hermanos y de mis amigos, pero todo el amor que te puede dar un ser humano nunca será perfecto, como ansía tu corazón. El Señor te da un amor perfecto.

EN LOS BRAZOS DE LA VIRGEN

Los últimos meses de su vida, el Padre Pío los pasará sobre una silla de ruedas  pudiendo celebrar Misa hasta el último día. Dos días antes de morir le preguntaron: Padre, ¿Qué nos dice que hagamos? Él responde sereno. “Amad a la Virgen y hacedla amar. Rezad el rosario y hacedlo siempre. Y recitarlo cuantas veces podáis. Satanás intenta siempre destruir esta oración, pero no lo logrará jamás. Es la oración de aquellos que triunfan en todo y sobre todos. Es ella quien nos la ha enseñado igual que Jesús nos ha enseñado el Padrenuestro.”

22/9/2013, Domingo de la XXV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Amos (8, 4-7)
Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.

Salmo responsorial (Sal 112, 1-2. 4-6. 7-8)
R. Alabad al Señor, que alza al pobre.

Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R.

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2, 1-8)
Querido hermano: Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los gentiles en fe y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (16, 1-13)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»

22 septiembre 2013. Domingo de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

*Primera lectura: Este pasaje se sitúa dentro de la tercera parte del libro de Amós en la que se  relatan cinco visiones proféticas. En 8, 1-3 se habla de la visión del cesto de higos (palabra que en lenguaje del Norte se pronuncia igual que "fin") simbolizando que el fin ha llegado. Mucha parte de culpa de la desgracia que ha caído sobre Israel la tienen los mercaderes sin escrúpulos, que despojan en esta época de hambre a los más débiles. El profeta recrimina sin compasión estas lacras sociales.
En Israel se festejaban el primer día del mes. En ese día, lo mismo que todos los sábados, las actividades mercantiles estaban suspendidas, pero la ambición de los negociantes perversos llega al límite de que, importándoles poco la celebración del culto, se impacientan por las fiestas religiosas. Su corazón está sediento de dinero. Los negociantes sin conciencia cometen toda clase de atropellos.
Pero la frase final, “la gloria de Jacob” (lit.: "orgullo de Jacob") viene a decir que Dios, que ha elegido a Jacob (Gn 25,23; Malq 1,2.3) y le ha dado todos sus privilegios, quiere permanecer Él mismo como el único título de gloria de Israel. Por eso se opone a las riquezas malamente adquiridas por los que pretenden desviar la atención de Israel. La "gloria de Jacob" es Dios mismo como sustentador y esperanza del pueblo.

*Salmo: destaca la sencillez y belleza del Salmo 112, auténtica puerta de entrada a una pequeña colección de Salmos que va del 112 al 117, convencionalmente llamada el «Halel egipcio». Es el aleluya, es decir, el canto de alabanza, que exalta la liberación de la esclavitud del faraón y la alegría de Israel en su servicio libre al Señor en la tierra prometida (cf. Salmo 113).
No es casualidad el que la tradición judía enlazara esta serie de salmos con la liturgia pascual. La celebración de aquel acontecimiento, según sus dimensiones histórico-sociales y sobre todo espirituales, era vista como un signo de la liberación del mal en la multiplicidad de sus manifestaciones.
El Salmo 112 es un breve himno en el que el original hebreo consta sólo de unas sesenta palabras, henchidas de sentimientos de confianza, de alabanza, de alegría.
Dios se inclina ante los necesitados y los que sufren para consolarles. Y esta expresión encuentra su significado último, su máximo realismo en el momento en el que Dios se inclina hasta el punto de encarnarse, de hacerse como uno de nosotros, como uno de los pobres del mundo. Al pobre le confiere el honor más grande, el de «sentarlo con los príncipes»; sí entre «los príncipes de su pueblo» (versículo 8). Por tanto, el salmista alaba a un Dios sumamente diferente de nosotros en su grandeza, pero al mismo tiempo muy cercano a sus criaturas que sufren.
El Salmo de hoy exalta la liberación de Israel de la esclavitud y su alegría por servir en libertad al Señor, Creador del cosmos y rey de la historia. El Señor con su presencia amorosa y su compromiso eficaz con nuestra debilidad «levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre».
Estas palabras prefiguran las de la Virgen María en el Magnificat, la cual, con más radicalidad que el Salmo, proclamará que Dios «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes».  
(Ideas de Benedicto XVI en el comentario del salmo 112 en audiencia general del 18 mayo 2005).

*Segunda lectura: Pablo inicia las instrucciones a Timoteo sobre diversos aspectos de la vida de la comunidad con esta referencia a la plegaria. Más que enumerar diversos modelos de plegaria, describe la plegaria cristiana bajo todos sus aspectos.
"Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones... por todos los hombres...": el primer tema de instrucción para la comunidad gira en torno a la necesidad de que ésta ore no sólo por sus propios miembros sino por los hombres y por la sociedad en general. La plegaria por los gobernantes, aunque pudieran ser hostiles a la comunidad cristiana, se encuentra plenamente en la línea trazada en Rm 13,1-7 sobre la obediencia a la autoridad. La comunidad cristiana no se puede situar al margen de o contra la sociedad, no es una secta. Aunque sea todavía reducida en número, su perspectiva ha de tener un sentido universal.
"Dios que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad": los cristianos hemos de pedir por todos los hombres porque saben que el plan de Dios es un plan de salvación universal. La salvación aparece así en íntima relación con el conocimiento de la verdad. Saber que hay un solo Dios y que Jesucristo es el único Mediador, es el fundamento de la salvación ofrecida a todos los hombres: Dios es su creador y todos han sido representados por Cristo delante suyo. Su misma muerte por todos los hombres ha sido el testimonio más patente de esta verdad.
Las "manos limpias" son la expresión del interior de la persona. Si la plegaria es para que todos los hombres se salven y se realice así la voluntad de Dios, tiene que ir acompañada de una vida de verdaderos hijos de Dios: fuera entonces la "ira y las divisiones",

*Evangelio: La parábola habla de un administrador de bienes a quien su amo ha decidido despedir. Para entenderla es necesario estar familiarizados con la situación administrativa presupuestaria.
Según práctica habitual en el antiguo Medio Oriente, un administrador podía hacer préstamos de las propiedades del dueño, por los que recibía una comisión en concepto de intereses. Esta comisión era para el administrador, no para el dueño. Esa comisión, con su correspondiente recibo o aval fiduciario, se adjuntaba al documento oficial que estimulaba la cuantía del préstamo. La práctica habitual, sin embargo, era la existencia de un único documento, en el que el deudor consignaba la totalidad de su deuda, sin especificar la cuantía estipulada por un lado y los intereses por otro. Pero lo que no debemos olvidar es que estos intereses correspondían al administrador y no al dueño; era propiedad del administrador.
Con estos presupuestos volvamos ahora a la parábola. Un amo ha decidido despedir a su administrador. ¿Qué hace el administrador? Granjearse amistades que puedan echarle una mano después del despido. ¿Cómo lo hace? Perdonando a los deudores del amo la comisión que le correspondía como administrador, parte que, en el primero de los casos contemplados, ascendía al 50% del total que el deudor tenía que pagar y, en el segundo, al 20%. Procediendo así el administrador no defrauda al amo ni falsifica documento alguno. Lo único que hace es detraer de la deuda total la cantidad correspondiente a su comisión. Es decir, el administrador renuncia a lo que era suyo. En el v.8 la parábola califica de inteligente este proceder (astuto, en la traducción litúrgica). Si en ese mismo versículo se califica de injusto al administrador, dicho calificativo no obedece al proceder descrito en la parábola, sino al proceder previo a la misma y del cual se habla en los versículos 1-2 como causante del despido.
El centro de gravedad y, por consiguiente, de atención de la parábola es la renuncia del administrador a lo que era suyo, una renuncia calificada de inteligente y, como tal, alabada expresamente por el amo del administrador.
En torno a este centro de gravedad giran las consideraciones posteriores de Jesús, cuya culminación y resumen es la lapidaria frase conclusiva: "No podéis servir a Dios y al dinero". Como en precedentes ocasiones el lenguaje de Jesús es gráfico, agresivo, sin tapujos. "Ganaos amigos con el dinero injusto". Esta frase recoge lo expresado gráficamente en la parábola, en la que el administrador se ha granjeado amigos con su dinero. La expresión "dinero injusto" no se refiere a un dinero obtenido de manera poco clara o poco escrupulosa; se refiere al dinero sin más, a todo dinero, a cualquier dinero. "Ganaos amigos con el dinero injusto". La frase es un acicate: Apreciad más a Dios y a los demás que al dinero, ganaos a Dios y a los demás en vez de estar locos por el dinero. El significado del texto es en realidad muy sencillo: invita al discípulo de Jesús a vivir un estilo de vida cuyo motor y base sea Dios y no el dinero.
Dios y dinero representan los motores de dos estilos de vida antitéticos, irreconciliables entre sí. Según el puesto que tenga cada uno de ellos en nuestras vidas, así será también el estilo de ellas.
En vez de lamentarnos tanto del materialismo imperante, abrámonos nosotros a Dios. Él está, vive, es real. Pero hay que ser permeables. Por mucha agua que le caiga encima, del ladrillo jamás germinará una flor.

ORACIÓN FINAL:

Dios todopoderoso, confírmanos en la fe de los misterios que celebramos, y, pues confesamos a tu Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen, Dios y hombre verdadero, te rogamos que por la fuerza salvadora de su resurrección merezcamos llegar a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

21/9/2013, San Mateo, apóstol y evangelista

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4, 1-7. 11-13)

Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Salmo responsorial (Sal 18, 2-3. 4-5)
R. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9, 9-13)

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: -«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: -«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

21 septiembre 2013. San Mateo, apóstol y evangelista – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.

En los puntos de oración de este día haremos hincapié en lo que Dios nos pide como requisito para poder seguirle en profundidad: abandonar todo lo que nos ata en este mundo, dejando todo eso atrás para darnos por entero a Él, como Él se nos da.

Es muy bueno imaginar y pensar el encuentro de Mateo con Jesús, como la historia de un maravilloso intercambio. Intercambio que es misterio, porque sólo Dios y cada uno saben lo que ponen en juego.

Lo cierto de esta historia es que el “encuentro” con Jesús, cambia hasta el extremo los proyectos de Mateo. El “sígueme” contundente de Jesús le da la vuelta a la vida de este recaudador de impuestos. La respuesta pronta y sencilla no se hizo esperar, abandona la seguridad de su “puesto de recaudador”, lo deja TODO y se arriesga por la sorpresa que Jesús le tenía preparada.

Y la primera sorpresa fue el tener que sumarse al grupo de los pescadores, de esa gente de la cual él se aprovechaba. Debió ser muy difícil tener que mirar a los ojos a todos esos hombres, pero la presencia de Jesús que todo lo transforma provocó el milagro patente ya no sólo en Mateo sino en todos los apóstoles, que volvieron a responder sencilla y rápidamente poniéndose todos en camino junto al maestro.

Jesús no le preguntó a Mateo cuantos pecados tenía, ni siquiera si había devuelto lo supuestamente mal recaudado… Solo le dijo: Sígueme. A pesar de las críticas que generó el tener a un “publicano-pecador” entre lo suyos, Jesús hace caso omiso y sigue adelante con su proyecto. Y más aún, come con ellos. Y es que la misión de los seguidores, los destinatarios de esa misión no son solamente las personas “buenas” sino principalmente los pecadores, porque no son los sanos que necesitan médico sino los enfermos. El Señor nos invita a ser misericordiosos con todos, sin excluir a nadie. Examinemos hoy nuestra actitud a este respecto y pidámosle coraje para que podamos nosotros responder al Señor con la misma prontitud que lo hizo Mateo.

20/9/2013, Viernes de la XXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,2c-12)

Querido hermano: Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro. Es verdad que la piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta. En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.

Salmo responsorial (Sal 48, 6-8. 9-10. 17-18. 19-20)
R. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

¿Por qué habré de temer los días aciagos, cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia y se jactan de sus inmensas riquezas,
¿si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate? R.

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. R.

No te preocupes si se enriquece un hombre y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada, su fasto no bajará con él. R.

Aunque en vida se felicitaba: «Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados, que no verán nunca la luz. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8, 1-3)

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él habla curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

20 septiembre 2013. Viernes de la XXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

“Venid, adoremos al Señor, Rey de los mártires”.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…Así, de esta manera queremos iniciar nuestro rato de oración, escuchando la llamada, nos ponemos en marcha, para “alabar, bendecir y servir a Dios”, en palabras de san Ignacio de Loyola.

Hoy, en este viernes ya terminando la semana, quizás un poco cansados, por el trabajo y ocupaciones acumuladas en estos días, nos ponemos a la escucha.

¿Qué me quiere decir el Señor  en este texto breve del Evangelio de hoy?

  • Jesús se pone en Marcha
  • Predica
  • Y le siguen

Jesús, antes de predicar, se pone en marcha y arrastra a los más cercanos; a los Doce, que llegarán a ser apóstoles. También le siguen algunas mujeres que dejarán una huella importante en el Evangelio. Algunas de ellas le acompañan y ayudan, con su presencia, con sus bienes y servicio. El amor lo manifiestan especialmente en ayudar y servir, más  en las obras que en las palabras.

¿Por qué a veces  no le sigo o me quedo rezagado? ¿Acaso todavía no me he encontrado con la mirada de Jesús? Pidamos ayuda a María  a lo largo de todo este mes de septiembre lleno de fiestas marianas

Bueno, pues aunque no le sienta muy cercano, le quiero seguir y si soy constante, le veré que viene a mi encuentro.

¿Qué es lo que predica Jesús, “cuando va de ciudad en ciudad  y de pueblo en pueblo”? Lo mismo  que ha ido realizando desde que salió de Nazaret a la vida pública, predica el Reino de Dios. Él  hace presente el Reino de Dios, porque El es el Reino de Dios. Con obras y palabras. La Palabra del Señor  realiza lo que dice: cura de malos espíritus y enfermedades.

Jesús no espera a que los enfermos vayan a buscarle, es Él quien se acerca a curarles de todas sus enfermedades.  A veces olvido que en cuanto me pongo en camino, en marcha para que me cure de mis enfermedades, se hace presente en mi vida llenándola de sentido, tanto en el gozo como en las pruebas…

¿Por qué seguimos a Jesús? Porque solamente en Él encontramos “la salvación, vida y resurrección”. No nos ha elegido porque seamos buenos, sino porque somos pobres y llenos de miserias. Él tiene debilidad con los pequeños. Cuanto más me pe, más se fija en mí.

Hoy es un día muy especial, el único que tengo que vivir, como si fuera el último de mi vida, entregando todas mis energías para hacer el bien  abandonándome en las manos de Dios.

Santa María de Nazaret. Enséñame a vivir el momento presente.

19/9/2013, Jueves de la XXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4, 12-16)

Querido hermano: Nadie te desprecie por ser joven; sé tú un modelo para los fieles, en el hablar y en la conducta, en el amor, la fe y la honradez. Mientras llego, preocúpate de la lectura pública, de animar y enseñar. No descuides el don que posees, que se te concedió por indicación de una profecía con la imposición de manos de los presbíteros. Preocúpate de esas cosas y dedícate a ellas, para que todos vean cómo adelantas. Cuídate tú y cuida la enseñanza; sé constante; si lo haces, te salva ras a ti y a los que te escuchan.

Salmo responsorial (Sal 110, 7-8. 9. 10)
R. Grandes son las obras del Señor.

Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud. R.

Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible. R.

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7, 36-50)

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: -«Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. » Jesús tomó la palabra y le dijo: -«Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió: -«Dímelo, maestro.» Jesús le dijo: -«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» Simón contestó: -«Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo: -«Has juzgado rectamente.» Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: -«¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama. » Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.» Los demás convidados empezaron a decir entre sí: -«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: -«Tu fe te ha salvado, vete en paz.»

19 septiembre 2013. Jueves de la XXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El Evangelio de hoy es un canto a la misericordia del Señor y, sin embargo, hay algo en él que me inquieta. Y es… pensar que mis pecados pudieran no ser perdonados. Me explico: Me siento más reflejado en la figura de Simón el fariseo que en la pecadora arrepentida. Precisamente por eso, porque ella estaba arrepentida y el fariseo no. A veces nos puede pasar que llevando una vida honrada o incluso de piedad nos sintamos seguros de nosotros mismos, sin necesidad de ser perdonados, como seguramente le pasaba a Simón el fariseo. Un hombre honrado, cumplidor de la ley que, probablemente, invita con sincero interés a Jesús a su casa. Sin embargo, el Evangelio nos describe una serie de detalles que reflejan cierto descuido para con su invitado: “no me pusiste agua para los pies; no me besaste; no me ungiste la cabeza con ungüento”; todo ello, detalles de delicadeza y cariño. Quizás fue porque no se sentía perdonado, porque sentía que no necesitaba ser perdonado, quizás por eso no manifestaba tampoco demasiado amor.

Y esto también nos puede pasar a nosotros, no amar más al Señor por no sentir que hemos necesitado de un gran perdón. Pregunta Jesús: ¿Cuál amará más?... aquel a quien le perdonó más. Puedo suponer que a mí me ha perdonado menos porque tenía menos que perdonar, por eso quizás mi amor tiene algo de rutina, de falta de detalles, como el del fariseo.

Decía al principio que me inquietaba el Evangelio porque puede que mis “pocos” pecados no sean perdonados, porque no siento la necesidad de ser perdonado y tampoco de amar. Mientras que los muchos pecados de la mujer arrepentida son perdonados y “queda limpia” más limpia que yo, porque se sabía pecadora y amó mucho. Quizás el Señor se refería a esto cuando dijo que las prostitutas nos llevarán  la delantera en el Reino de los Cielos.

18/9/2013, Miércoles de la XXIV semana de Tiempo Ordinario

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3, 14-16)

Querido hermano: Aunque espero ir a verte pronto, te escribo esto por si me retraso; quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la asamblea de Dios vivo, columna y base de la verdad. Sin discusión, grande es el misterio que veneramos: Manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, predicado a los paganos, creído en el mundo, llevado a la gloria.

Salmo responsorial (Sal 110, 1-2. 3-4. 5-6)
R. Grandes son las obras del Señor.

Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. R.

Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables, el Señor es *piadoso y clemente. R.

Él da alimento, a sus fieles, recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los gentiles. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7, 31-35)

En aquel tiempo, dijo el Señor: -«¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocarnos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenla un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

18 septiembre 2013. Miércoles de la XXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Antes de iniciar nuestro rato de oración, nos ponemos en la presencia del Señor y hacemos un acto de fe para sentir la mirada de Dios. Debes sentir que está cerca, a tu lado, más bien dentro de ti.

Durante todos los tiempos ha habido grandes santos y contemplativos que han buscado el encuentro con el Señor, han buscado quedarse a solas con Él. Han buscado a Dios en la soledad, en el silencio, en los desiertos, en la naturaleza. El mismo Jesús buscó en muchas ocasiones esta soledad para orar: “Se levantaba pronto y se retiraba a un lugar apartado para orar”. Se pasaba largos ratos de oración corazón a corazón con el Padre, en el silencio de la noche.

También nosotros estamos llamados a estar a solas con Él, estamos llamados a retirarnos de vez en cuando, en profundo silencio, en absoluta soledad con Dios. Estar a solas con Dios, no con nuestros libros, nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, sino en una perfecta desnudez interior: permanecer en su presencia, de forma silenciosa, vacíos, inmóviles, en actitud de espera. (Teresa de Calcuta)

Con san Bernardo caemos en la cuenta que si podemos buscar al Señor es porque Él nos ha buscado primero. Sí, es cierto, es la ternura solícita de aquel que te ha buscado y te ha amado primero la que te invita a esa búsqueda. Tú no lo buscarías si primero Él no te hubiera buscado; tú no le amarías si primero Él no te hubiera amado. Que tu alma recuerde que es Jesús que te ha buscado primero y te ha amado primero; esta es la fuente de tu propia búsqueda y de tu propio amor.

Por esto lo esencial en la oración no es lo que nosotros podamos decirle, sino lo que Él nos dice, y lo que dice a los demás a través de nosotros. En el silencio Él nos escucha, en el silencio, habla a nuestras almas. En el silencio nos concede el privilegio de oír su voz:

Silencio de nuestros ojos.
Silencio de nuestros oídos.
Silencio de nuestras bocas.
Silencio de nuestros espíritus.
En el silencio del corazón, Dios hablará.

Archivo del blog