Natividad de la Santísima Virgen María
Que se alegre tu Iglesia, Señor, y se goce en el Nacimiento de la Virgen María, que fue para el mundo esperanza y aurora de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Dichosa eres, santa Virgen María,
y muy digna de alabanza:
de ti salió el sol de justicia,
Cristo nuestro Dios. Aleluya
* 1ª lectura: Sabiduría 9 nos narra la oración de Salomón, plegaria libre basada en 1 Re 3. El orante concluye que puesto que el hombre no puede conseguir dicha sabiduría por sí mismo, es preciso pedirla a Dios.
Esta pregunta sobre el designio de Dios es típica dentro de la corriente sapiencial tardía. Job construye toda su argumentación final a partir de ese pensamiento (cf. Job 38-41). La sabiduría que tiene relación con Dios, la experiencia de la fe, está por encima de las capacidades naturales del hombre. Ser hombre en plenitud es saber situarse en actitud de súplica a ese Dios hacia el que tendemos.
El hombre siente los límites de su inteligencia incluso cuando se esfuerza en el conocimiento de las cosas más cercanas y familiares, de aquellas que están al alcance de su mano. Con mayor razón siente su incapacidad cuando pretende llegar con su conocimiento a las cosas del cielo, que le son inaccesibles. De ahí que, para conocer los designios de Dios necesite que descienda sobre él el Espíritu de Dios (cf. 1Co 2,10-16).
La sabiduría es un don de Dios. Evidentemente no se habla aquí de la sabiduría de los filósofos, de la sabiduría que nos hace doctos, o de la ciencia que nos "hincha"; se habla de una sabiduría eminentemente práctica, de la sabiduría de la vida que conduce a la salvación integral. En este sentido, sabio es aquel que conoce la voluntad de Dios.
* Salmo responsorial: El salmo 89 es una meditación sobre la vida humana.
En un bello estilo, lleno de metáforas y comparaciones, el salmista canta primero la grandeza de Dios, Señor del universo, anterior a todo lo creado.
"Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre, tú eres Dios"
Y frente a esta grandeza divina, está la pequeñez e indigencia del hombre. Dios es eterno; y ¿qué es el hombre?, polvo; "eres polvo y al polvo volverás" (Gn 3, 19)
"Tú reduces el hombre a polvo
diciendo: "Retornad hijos de Adán".
Mil años en tu presencia
son un ayer que pasó,
una vela nocturna"
Sin Dios, sin su misericordia, no somos nada; el pecado nos hunde, nos lleva al abismo, nos hace tan limitados como la hierba que brota al alba, enseguida oye el silbido de la hoz y, al atardecer, es un montón de heno. Pronto la lozanía de la vida deja paso a la muerte.
"Los siembras año tras año
como hierba que se renueva,
que florece y se renueva por la mañana
y por la tarde la siegan y se seca."
Si el tiempo es corto y la existencia frágil, hemos de aprovechar los años que el Señor nos da para que, aceptándolos con realismo, adquiramos un corazón sensato.
"Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato."
Y un gran deseo: vivir en la presencia del Señor, acogidos a su bondad; nuestra vida se llenará de alegría y estará llena de sentido.
"Por la mañana sácianos de tu misericordia
y toda nuestra vida será alegría y júbilo;
baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos."
*2ª lectura: Filemón tenía un esclavo -Onésimo- que había huido y se había refugiado cerca de Pablo. La situación de Pablo en esta circunstancia no es nada fácil: las leyes civiles le prohíben taxativamente que mantenga a su servicio al esclavo fugitivo y su amistad con Filemón no le permite ocultarle por más tiempo que Onésimo está con él. A esto viene a sumarse una obligación muy concreta de Pablo: en lo que se refiere a Onésimo, ¿puede adoptar una postura puramente legalista, sin tomar en cuenta la persona y las relaciones fraternas establecidas entre él y el esclavo? Pablo se somete a las exigencias del derecho de su época sin que por eso lo apruebe: devuelve, pues, a Onésimo a su amo (v. 12).
Pero el punto de vista cristiano en que se sitúa el apóstol rompe los límites de la legislación. Entre Filemón y Pablo se han creado unos vínculos con base en la participación en una misma fe y, sobre todo, en el ejercicio de una misma caridad para con los pequeños en nombre de Dios (vv. 5-7). Y entre Pablo y Onésimo se han creado igualmente otros vínculos, hasta el punto de que este último es como el corazón mismo del apóstol (vv. 10-12, 17). De igual modo pueden nacer nuevos vínculos entre el esclavo y el amo: es cierto que el primero ha causado un perjuicio al segundo por los días que ha estado ausente (vv. 11, 18), pero ¿qué representa ese perjuicio frente a la considerable ventaja que representa la fraternidad en Jesucristo y el compartir para la eternidad la ciudadanía del Reino? (vv. 15-16).
Pablo no aprueba las leyes sobre la esclavitud, pero se sirve de ellas por cuanto le permiten hacer un gesto de amor y que los hombres consigan una mayor libertad en el Señor (cf. 1 Co 7. 17-24; Rm 6. 15-18). Reconoce la relación amo-esclavo, pero la relativiza subrayando cuán precaria es frente a las relaciones de fraternidad eterna que establece la fe.
El apóstol Pablo se ha dejado conducir tan dócilmente, ha vivido a fondo una maduración tan continua, que no caben en él ni la dureza ni el voluntarismo, sino sólo el amor. Pablo no es un personaje lejano o idealizado. Es un hombre generoso, ardiente, entregado, exigente, amable... Es una figura muy real; es un creyente que mira todo lo humano con los ojos de la fe y que, por tanto, encuentra de nuevo el sentido de lo humano.
*Evangelio: El Evangelio de hoy suena duro a los oídos y al corazón; suena duro, porque es duro. Ser discípulo de Jesús es hacer su propio camino. Él va delante marcándolo.
Así, pues, San Lucas nos trae tres condiciones para ser discípulo de Jesús. Son formulaciones de choque, difíciles de asimilar, pero no son puras metáforas para que se queden bien grabadas en aquellos oyentes cuyo vehículo de enseñanza era la palabra hablada.
Las formulaciones no son un fin en sí mismas, por ejemplo, posponer a los padres. Jesús, con esas formulaciones, está pidiendo al discípulo una disponibilidad total.
"Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, no es digno de mí". Hay que colocar cada cosa en su sitio.
"El que no lleva su cruz..." La crucifixión era la muerte que los romanos infligían a los judíos. Hay que correr ese riesgo, como él.
"El que no renuncia a todos sus bienes..." También esta frase es de las que se quedan grabadas. Jesús pide al discípulo que saque consecuencias.
Ante la familia, ante el riesgo a la cruz, ante los bienes materiales, ¿qué lugar ocupa el ser discípulo? Ser cristiano no es una tarea fácil. Es lo que nos quiere decir Jesús con las parábolas: la de la construcción de la torre y la de la preparación de la batalla.
Pero todo nace del amor a Jesús y de la pasión por la construcción del Reino. El Papa Juan Pablo II subrayó en la "Veritatis splendor" que "seguir a Cristo es el fundamento esencial y original de la moral cristiana". El seguimiento de Jesús supone la aceptación histórica de Jesús -conocimiento-, la identificación con su persona -amor- y se extiende a la atención compasiva hacia los pobres y marginados -la misión-. Merece la pena seguir a Jesús. Él es la fuente de la vida auténtica y de la felicidad plena.
ORACIÓN FINAL:
Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo has concedido un amparo celestial a cuantos la invocan, concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.