1/6/2013, Sábado de la octava semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (51, 17-27)

Doy gracias y alabo y bendigo el nombre del Señor, Siendo aún joven, antes de torcerme, deseé la sabiduría con toda el alma, la busqué desde mi juventud y hasta la muerte la perseguiré; crecía como racimo que madura, y mi corazón gozaba con ella, mis pasos caminaban fielmente siguiendo sus huellas desde joven, presté oído un poco para recibirla, y alcancé doctrina copiosa; su yugo me resultó glorioso, daré gracias al que me enseñó; decidí seguirla fielmente, cuando la alcance no me avergonzaré; mi alma se apegó a ella, y no apartaré de ella el rostro; mi alma saboreó sus frutos, y jamás me apartaré de ella; mi mano abrió sus puertas, la mimaré y la contemplaré; mi alma la siguió desde el principio y la poseyó con pureza.

Salmo responsorial (Sal 18, 8. 9. 10. 11)
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulces que la miel de un panal que destila. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (11, 27-33)

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: -«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? » Jesús les respondió: -«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.» Se pusieron a deliberar: -«Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?" Pero como digamos que es de los hombres... » (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.) Y respondieron a Jesús: -«No sabemos.» Jesús les replicó: -«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

1 junio 2013. Sábado de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Iniciamos el mes de junio dedicado al Corazón de Jesús por la piedad popular. Centremos nuestra oración en la jaculatoria “Sagrado Corazón de Jesús en vos confío” o “Jesús en ti confío”.

Esta breve oración sintetiza la vida cristiana, expresa la actitud que Jesús pide en los evangelios: la de Pedro o Marta, la del buen ladrón o de Pablo.

            La espiritualidad del Corazón de Jesús sintetiza todo el evangelio. San Juan de Ávila nos habla de ese corazón que más amó que padeció, que tanto ama al Padre eterno que obra nuestra redención; así nuestra redención tiene el fundamento más firme: el amor del corazón de Cristo al Padre.

            Iniciamos el mes de junio en sábado y miramos al Inmaculado Corazón de María (el próximo sábado celebraremos su fiesta seguida de la solemnidad del Corazón de Jesús). María en Fátima se hace maestra de oración y en correspondencia al amor que Jesús nos expresa nos invita a decir, al ofrecer nuestras obras, “Jesús es por tu amor…”

            Oremos pues con confianza conociendo en profundidad el misterio de Jesucristo y siendo audazmente confiados.

31/5/2013, La Visitación de la Virgen María

Lectura de la profecía de Sofonías (3, 14-18)

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta. » Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

Salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6)
R. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.

El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 39-56)

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

31 mayo 2013. La Visitación de la Virgen María – Puntos de oración

Dos textos recientes del Papa Francisco pueden orientar nuestra meditación y elevar nuestro corazón en esta oración de la fiesta mariana que inaugura nuestro particular estilo de vida “del amor total en el olvido de sí mismo”, a imitación de la Virgen María. Simplemente os los adjunto, porque creo que no necesitan comentario y el Espíritu puede iluminarlos en la oración y hacerlos propósitos de vida personal:

El primero está extraído de la intervención del Papa en la Vigilia de Pentecostés (18 de mayo) y se refiere a la necesidad que tiene toda la Iglesia de acercarse y atender a los pobres con una actitud de verdadera fe:

Nosotros debemos ser cristianos valientes e ir a buscar a quienes son precisamente la carne de Cristo, ¡los que son la carne de Cristo! … Este es el problema: La carne de Cristo, tocar la carne de Cristo, tomar sobre nosotros este dolor por los pobres. La pobreza es una categoría teologal. Diría, tal vez, la primera categoría, porque aquel Dios, el Hijo de Dios, se abajó, se hizo pobre para caminar con nosotros por el camino. Y esta es nuestra pobreza: La pobreza de la carne de Cristo, la pobreza que nos ha traído el Hijo de Dios con su encarnación. Una Iglesia pobre para los pobres empieza con ir hacia la carne de Cristo… (entonces) comenzamos a entender qué es la pobreza del Señor. Y esto no es fácil (porque) existe un problema que no hace bien a los cristianos: el espíritu del mundo… Esto nos lleva a una suficiencia, a vivir el espíritu del mundo y no el de Jesús”.

El segundo texto es de la homilía que pronunció el pasado día 26 de mayo y alude a la confianza que debemos tener en la presencia constante de la Virgen en nuestra vida porque ella es la Madre “que siempre va con prontitud”:

Cuando María conoció la noticia que sería madre de Jesús, también el anuncio de que su prima Isabel estaba embarazada, dice el Evangelio, se fue con prontitud. No esperó, no ha dicho: ahora yo estoy embarazada, debo tener cuidado con mi salud, mi prima tendrá amigas que quizá le ayudarán. Ella escuchó algo y se fue con prontitud. Es bonito pensar esto de la Virgen, de nuestra madre, que va con prontitud porque tiene esto dentro. Ayudar, va para ayudar, no va para decirle a la prima: ahora mando yo porque soy la madre de Dios. No, no ha hecho eso. Ha ido a ayudar. Y la Virgen siempre es así, es nuestra madre que siempre viene con prontitud cuando nosotros lo necesitamos. Sería bonito añadir a las letanías de la Virgen una que diga así: "Señora que va con prontitud, ora por nosotros". Porque ella va siempre con prontitud. Ella no se olvida de sus hijos, y cuando sus hijos están en dificultad, tienen necesidad y la invocan, ella va con prontitud. Y esto nos da una seguridad, una seguridad de tener la madre al lado, junto a nosotros, siempre. Se camina mejor en la vida cuando tenemos a la madre cerca. Pensemos en esta gracia de la Virgen, esta gracia que nos da de estar cerca de nosotros. La Virgen que siempre va con prontitud, por nosotros. También la Virgen nos ayuda a entender bien a Dios, a Jesús, a entender bien la vida de Jesús y la vida de Dios; a entender bien qué es el Señor, cómo es el Señor, quién es Dios”.

30/5/2013, Jueves de la octava semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (42, 15-26)

Voy a recordar las obras de Dios y a contar lo que he visto: por la palabra de Dios son creadas y de su voluntad reciben su tarea. El sol sale mostrándose a todos, la gloria del Señor se refleja en todas sus obras. Aun los santos de Dios no bastaron para contar las maravillas del Señor. Dios fortaleció sus ejércitos, para que estén firmes en presencia de su gloria. Sondea el abismo y el corazón, penetra todas sus tramas, declara el pasado y el futuro y revela los misterios escondidos. No se le oculta ningún pensamiento ni se le escapa palabra alguna. Ha establecido el poder de su sabiduría, es el único desde la eternidad; no puede crecer ni menguar ni le hace falta un maestro. ¡Qué amables son todas sus obras!; y eso que no vemos más que una chispa. Todas viven y duran eternamente y obedecen en todas sus funciones. Todas difieren unas de otras, y no ha hecho ninguna inútil. Una excede a otra en belleza: ¿quién se saciará de contemplar su hermosura?

Salmo responsorial (Sal 32, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9)
R. La palabra del Señor hizo el cielo.

Dad gracias al Señor con la citara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. R.

Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas, mete en un depósito el océano. R.

Tema al Señor la tierra entera, tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió, él lo mandó, y surgió. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 46-52)

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: « Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: -«Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

30 mayo 2013. Jueves de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Qué diferentes son los días en que el sol lo domina todo de aquellos cargados de nubes. Es una buena imagen para entender muchas veces nuestras vidas. Un día de sol es un día feliz donde la luz nos hace disfrutar aún más de la maravilla de la creación. Es una jornada alegre, aunque el día transcurra de manera monótona.

El ciego Bartimeo sabía bien lo que suponía no poder ver más el sol, había disfrutado de su calor en el rostro y de los múltiples colores con los que vestía todas las cosas. Después había llegado la oscuridad a sus ojos enfermos.

Pidamos al  Señor que nos devuelva la vista de los ojos del espíritu para ser conscientes de la maravilla de haber sido creados por un Dios todo amor y bondad. Gracias Señor por todo, gracias porque tú eres la luz de mi vida.

29/5/2013, Miércoles de la octava semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (36, 1-2a. 5-6. 13-19)

Sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones, para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti. Renueva los prodigios, repite los portentos. Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito; ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Da una prueba de tus obras antiguas, cumple las profecías por el honor de tu nombre, recompensa a los que esperan en ti y saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus siervos, por amor a tu pueblo, y reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno.

Salmo responsorial (Sal 78, 8. 9. 11. 13)
R. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. R.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro, por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. R.

Llegue a tu presencia del gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R.

Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas de generación en generación. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 32-45)

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: -«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.» Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: -«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: -«¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: -«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. » Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: -«Lo somos.» Jesús les dijo: -«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado. » Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: -«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

28 mayo 2013. Miércoles de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En estos últimos días del mes de Mayo, dedicado todo él a María, seguimos haciendo nuestra oración diaria acompañados de su mano protectora. Nadie como la Virgen nos introduce en la relación de amistad con Jesús, que es la oración.

VOCACIÓN DE SERVICIO

1.- No sabéis lo que pedís. El Evangelio de hoy contiene tres partes en conexión que nos guían en este rato de oración personal. Arranca el tercer anuncio de su pasión por parte de Jesús y acaba como empieza: refiriéndose a la entrega de la vida por de Cristo. Vemos que hay: anuncio, discusión entre los doce sobre quién es el mayor e instrucción de Jesús sobre la verdadera grandeza.

a) Jesús anuncia una vez más a los apóstoles su futura pasión, muerte y resurrección en Jerusalén. Aquí vemos tres puntos a considerar:

  1. Jesús se les adelantaba. Iba con determinación a cumplir el plan del Padre para la redención del mundo. No titubea, su voluntad es firme. Nos enseña a afrontar las dificultades con prontitud de ánimo.
  2. Los discípulos se extrañaban. No podían comprender que el Mesías escogiese un camino de humillación y muerte para traer vida. Una vez más se constata que los caminos de Dios son distintos de nuestros caminos.
  3. Los que los seguían iban asustados. Cuando se nos pone delante el dolor y sufrimiento nos venimos abajo, nos entristecemos, somos incapaces de ver más allá de los acontecimientos. Nos quedamos solamente con lo que ocurre y no vislumbramos la luz que hay detrás.
  4. Este anuncio previo se repite nada menos que nueve veces en los Evangelios. Jesús se lo decía claramente, sin rodeos.

b) En este ambiente de anuncio de pasión, los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, le hacen a Jesús una petición sorprendente y cuando menos absurda: “concédenos sentarnos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Tal petición responde a su ignorancia respecto del futuro reino del Mesías.

Nos podemos preguntar ante el Señor cómo son nuestras peticiones. Muchas veces también absurdas y sorprendentes. Pidamos, pero que sea en sintonía con lo que Dios quiere para nuestra santificación.

2.- En misión de servicio. En esta tercera parte Jesús aprovecha para instruir a todos sobre el ejercicio de la autoridad en la comunidad cristiana. Vosotros nada de eso. El que quiera ser el primero, sea esclavo de todos. El que quiera ser grande, que sea servidor. Como nos dice el Papa Francisco: “La fuerza de la Iglesia está en el servicio”.

Esta vocación de servicio que nos propone Jesús en el Evangelio de hoy no es tarea solamente de la Jerarquía en la comunidad, sino que atañe a todos. Es la común misión de servicio la que nos une a todos los miembros del pueblo de Dios en comunión de vida y destino.

La razón última de este planteamiento se basa en el ejemplo de Cristo, que no vino a ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.

Aprendamos de Cristo, como María, a ser servidores. He aquí  la esclava, servidora, del Señor.

28/5/2013, Martes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (35, 1-12)

El que observa la ley hace una buena ofrenda, el que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción de gracias; el que hace favores ofrenda flor de harina, el que da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es agradable a Dios, apartarse de la injusticia es expiación. No te presentes a Dios con las manos vacías; esto es lo que pide la ley. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su aroma llega hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, su ofrenda memorial no se olvidará. Honra al Señor con generosidad y no seas mezquino en tus ofrendas; cuando ofreces, pon buena cara, y paga de buena gana los diezmos. Da al Altísimo como él te dio: generosamente, según tus posibilidades, porque el Señor sabe pagar y te dará siete veces más. No lo sobornes, porque no lo acepta, no confíes en sacrificios injustos; porque es un Dios justo, que no puede ser parcial.

Salmo responsorial (Sal 49, 5-6. 7-8. 14 y 23)
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Congregadme a mis fieles, que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia; Dios en persona va a juzgar. R.

«Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte; Israel, voy a dar testimonio contra ti;
- yo, Dios, tu Dios -. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.» R.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo.
El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.» R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 28-31)

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: -Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.»

28 mayo 2013. Martes de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El papa Francisco, nos sorprende en sus intervenciones  con frases y citas que nos trastocan los moldes quizá ya muy trillados. Vamos a poner  a continuación un texto que he pensado a la luz del Espíritu Santo puede trastocarnos un poco nuestra rutina diaria al orar:

La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad - Dios ofrece siempre novedad -, trasforma y pide confianza total en Él: Noé, del que todos se ríen, construye un arca y se salva; Abrahán abandona su tierra, aferrado únicamente a una promesa; Moisés se enfrenta al poder del faraón y conduce al pueblo a la libertad; los Apóstoles, de temerosos y encerrados en el cenáculo, salen con valentía para anunciar el Evangelio. No es la novedad por la novedad, la búsqueda de lo nuevo para salir del aburrimiento, como sucede con frecuencia en nuestro tiempo. La novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que verdaderamente nos realiza, lo que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien. Preguntémonos hoy: ¿Estamos abiertos a las “sorpresas de Dios”? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta? Nos hará bien hacernos estas preguntas durante toda la jornada.

Hasta aquí el Papa. ¿Estamos  abiertos a las sorpresas de  Dios? Cada mañana, cada rato de oración, Dios nos sorprende. Quizá no nos damos cuenta porque no estamos preparados. Cuántas veces nos hemos dado cuento mucho después. Cada rato de oración es un rato de conversión, de vuelta a  Dios, de estar con ÉL, de escucharle, tiene tantas cosas que decirnos o quizá solo una que desplaza todo el fárrago que llevamos nosotros. Y para ello se sirve de muchas cosas pero su Palabra en los textos de cada día es una guía inconfundible por la que nos habla, ¿qué nos quiere decir? Pone en nosotros u mirada, que es amor y nos fulmina nuestro egoísmo, forma de ver las cosas.

Son muchas las ideas que presentan las lecturas de la  misa para este día: cómo debe ser  nuestro comportamiento ante el  Señor, la generosidad ante todo y cómo se verá quien  lo deja todo por el  Evangelio, por seguir a Jesús que debemos planteárnoslo todos los días, cómo es mi seguimiento, mi entrega al Señor y a los hombres,… pero para acabar, me quedaría en este mes de  Mayo que la  Virgen debe ir haciendo su trabajo en cada uno,(pues no el mucho abarcar, harta y satisface el ánimo sino gustar aquello que pone en nuestro corazón) con una frase del salmo: "El que me ofrece acción de gracias, ése me honra, al que sigue el buen camino, le haré ver la salvación de  Dios”.

Poned esta frase en labios de la Virgen, repasarla en su corazón, que pase al vuestro y la veréis cumplida en Ella y en ti- Que así sea este día.

27/5/2013, Lunes de la octava semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (17, 20-28)

A los que se arrepienten Dios los deja volver y reanima a los que pierden la paciencia. Vuelve al Señor, abandona el pecado, suplica en su presencia y disminuye tus faltas; retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia y detesta de corazón la idolatría. En el Abismo, ¿quién alaba al Señor, como los vivos, que le dan gracias? El muerto, como si no existiera, deja de alabarlo, el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que vuelven a él!

Salmo responsorial (Sal 31, 1-2. 5. 6. 7)
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.


Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R.


Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse:
«Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.


Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará. R.


Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 17-27)


En aquel tiempo, cuando salta Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.» Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.» Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.» A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! » Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.» Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo. «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»

27 mayo 2013. Lunes de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Preparemos nuestra oración de mañana, en este mes de mayo, ponderando con el corazón un texto mariano, entrañable, de nuestro querido P. Morales. Dice así:

             «Los tres secretos de María son tres secretos de amor. Una sinfonía del amor en tres tiempos maravillosos.

            El primer tiempo, el de la gracia, de la caridad de Dios hacia los hombres, su amor a María, llena de gracia. Segundo tiempo, el de la virginidad; es el amor de María que como rosa fragante, se abre hacia Dios, entregándose a Él sin reservas. Flor de consagración y renuncia. El tercer tiempo de esta sinfonía es la Encarnación, es la plenitud de este concierto de amor, la expresión más perfecta del amor de Dios al hombre y del amor del hombre a Dios.

            Dios te salve, María, santa Madre de Dios: ruega, bendice, apoya, visita. Tres llaves para los tres secretos: El primer secreto nos lo dio la mano blanca del ángel Gabriel cuando la saludó: “Dios te salve, llena de gracia”. Tendría ella 12 ó 13 años, no más. Vivía en Nazaret, ciudad pequeñita, desconocida en la geografía humana, pero que era para Dios la capital del mundo.

            En este Nazaret (jardín y torre, como significa su nombre), vivía María, la niña de los tres secretos. Llena de gracia, la gracia don divino, el mejor regalo que Dios puede hacer al hombre. Él encerró como en arca preciosa, este tesoro en el alma de María. Y lo encerró, sin escatimar: llena de gracia. Llena para si misma, sobreabundante, más que llena, para nosotros.

            Cuando la marea sube, y desaparecen las rocas y se pierde de vista la playa y hay plenitud en el mar, repetirnos: llena de gracia, Corazón Inmaculado de la Virgen.

            El segundo secreto lo abrió ella misma, con su propia llave, cuando dijo: “No conozco varón”. Es decir, estoy consagrada a Dios, por la entrega de mi virginidad, para Él solo. Y germinó en la tierra una flor hasta entonces desconocida: la virginidad. A esa flor, María, se acerca el Espíritu Santo. Siempre busca flores de virginidad en que poder posarse. Corazones que vivan el momento presente, corazones que no se dejen zarandear por la imaginación o la sensibilidad. En esos corazones se posa el Espíritu Santo, como en María, para cubrirla con su sombra, para convertirla en madre sin dejar de ser virgen. Para hacerla fruto, permaneciendo flor.

            El tercer secreto es el mayor de todos, la clave, la razón de ser de los otros dos. El secreto cuya llave es el mismo Dios quién nos la revela en la Sagrada Escritura. Una llave divina que abre un misterio oculto hasta entonces, oculto a los mismos ángeles. Cristo se encarna en las entrañas de María, es la salvación del mundo, es la salvación de todos los hombres. Obedeciendo, dice san Ireneo; es decir amando, porque obedecer es amar y amar es obedecer. Obedeciendo, la Virgen fue causa de la salvación propia y de la del mundo. Aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.

            Tres secretos de amor, y tres llaves. Y ahora llego yo con mi cuarta llave, la de mi libertad propia, que tan pronto cierra la puerta como la abre. La cierra unas veces a Dios para abrirla al ladrón, y otras veces al revés. Al ladrón que roba el amor y la gracia, al ladrón que es el sentimentalismo, la imaginación, la inconstancia. Madre, aquí tienes mi llave, ponla en tu llavero de los tres secretos, mi puerta abierta para la gracia, para que Cristo venga a mi vida. María, niña de los tres secretos; y Madre. Ama de llaves de mi casa y de mi vida, toma todos mis secretos, todas mis llaves; y que me deje yo bañar en la luz.»

26/5/2013, Domingo de la Santísima Trinidad (Ciclo C)

Lectura del libro de los Proverbios (8, 22-31)

Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada. No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales. Cuando ponla un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.»

Salmo responsorial (Sal 8, 4-5. 6-7a. 7b-9.)
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!


Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R.


Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.


Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5, 1-5)

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Lectura del santo evangelio según san Juan (16, 12-15)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»

26 mayo 2013. Domingo de la Santísima Trinidad (Ciclo C) – Puntos de oración

Jn 16, 12-15

            Al revelarnos Jesús el misterio trinitario, nos enseñó también con su palabra y su ejemplo a hablar a Dios con la familiaridad que revela el padrenuestro, por tanto al iniciar nuestra oración nos ponemos en su presencia siendo conscientes de ante quien estamos.

            Toda nuestra vida cristiana es enteramente trinitaria y consiste en caminar hacia el Padre por medio de Cristo camino y de la mano del Espíritu Santo. Éste es el círculo en el que entramos gracias a la benevolencia de un Dios cercano y amoroso, que en Cristo sale al encuentro del hombre y lo transforma en hijo suyo mediante el Espíritu. San Pablo lo resume de la siguiente manera: “Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son los hijos de Dios”.

            Hoy en la oración nos debemos preguntar con sinceridad qué significa el misterio trinitario en nuestra vida de bautizados. ¿Nos dejamos guiar por el Espíritu de la verdad? No vaya a ser que tengamos la misma idea que Kant tenía del dogma de la Trinidad; decía que al cristiano le era indiferente el que en Dios existiesen tres, cinco o diez personas, porque el dogma de la Trinidad no le decía nada para su vida.

            Somos guiados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo siempre que servimos a la verdad, al amor y a la fraternidad; en una palabra, siempre que servimos al Reino de Dios que, como expresan las primeras peticiones del padrenuestro, es el imperio amoroso de la voluntad de Dios en nuestra vida personal, familiar, laboral, etc.

            Todo en la misa, desde el saludo a la despedida está haciendo referencia a la Trinidad. ¿Qué otra finalidad ha de tener nuestra vida sino glorificar a Dios uno y trino?

            La santa misa de este domingo debemos vivirla de forma especial, sin que se nos meta la rutina y veremos que está presente la Trinidad en toda la liturgia eucarística, como abiertamente lo proclama la oración que cierra la plegaria eucarística: “Por Cristo, con Él, y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria”.

            San Agustín no entendió el misterio de la Trinidad cuando lo pretendía comprender a base de razón. Más tarde escribió: “entiendes la Trinidad, si vives de verdad la caridad”.


            Al finalizar nuestra oración digamos: “Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo”.

25/5/2013, Sábado de la séptima semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (17, 1-13)

El Señor formó al hombre de tierra y le hizo volver de nuevo a ella; le concedió un plazo de días contados y le dio dominio sobre la tierra; lo revistió de un poder como el suyo y lo hizo a su propia imagen; impuso su temor a todo viviente, para que dominara a bestias y aves. Les formó boca y lengua y ojos y oído s y mente para entender; los colmó de inteligencia y sabiduría y les enseñó el bien y el mal; les mostró sus maravillas, para que se fijaran en ellas, para que alaben el santo nombre y cuenten sus grandes hazañas. Les concedió inteligencia y en herencia una ley que da vida; hizo con ellos alianza eterna, enseñándoles sus mandamientos. Sus ojos vieron la grandeza de su gloria, y sus oídos oyeron la majestad de su voz. Les ordenó abstenerse de toda idolatría y les dio preceptos acerca del prójimo. Sus caminos están siempre en su presencia, no se ocultan a sus ojos.

Salmo responsorial (Sal 102, 13-14. 15-16. 17-18a)
R. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.

Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos de barro. R.

Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla. R.

Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 13-16)

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: -«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

25 mayo 2013. Sábado de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Orar con María, la Madre de Jesús

Estamos en el último sábado del mes de mayo. Para orar en este día escogemos unos pensamientos de San Luis María Grignon de Monfort invitándonos a tener a la Virgen María presente en todas las acciones del día. Dice este santo que tanto ha influido en la espiritualidad mariana como camino hacia Cristo: “Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en María y para María a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo”. ¿Qué significa cada una de estas expresiones?

1. Obrar por María, es decir, obedecer en todo a María, como hizo Jesús en Nazaret. Dejarse conducir por Ella: “Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella, como una piedra que se arroja al mar: lo cual se hace sencillamente y en un momento, con una simple mirada del espíritu”.

2. Obrar con María. Es hacerlo todo mirándola a Ella como el modelo de todas las virtudes. Así, en cada acción he de mirar cómo la haría nuestra Madre la Virgen, si estuviera en mi lugar. Ayuda para esto meditar en sus grandes virtudes, especialmente su fe viva, su humildad profunda y su pureza sin igual.

3. Obrar en María. Consiste en realizar las propias acciones en María. Pedir la gracia de ser acogidos en su Corazón Inmaculado, santuario de la Santísima Trinidad. Dice san Luis María Grignon: “es necesario permanecer en el hermoso interior de María con alegría, descansar allí en paz, apoyarse en él confiadamente, ocultarse allí con seguridad y perderse en él sin reserva, a fin de que, en este seno virginal... te liberes de toda turbación, temor y escrúpulo, y te pongas a salvo de todos tus enemigos: demonio, mundo y pecado, que jamás pudieron entrar en María.

4. Obrar para María: hay que hacerlo todo para María. Especifica el santo: “No que la tomes por el fin último de tus servicios, que lo es Jesucristo, sino como fin próximo, ambiente misterioso y camino fácil para llegar a Él”. Una manifestación de este hacerlo todo para María es darla a conocer y propagar la verdadera devoción hacia Ella, seguros de que su misión de Madre es llevar a todos hacia Jesús.

La conclusión de esta manera de hacer las cosas por, con, en y para María no puede ser más consoladora:

“No esperar en recompensa de este humilde servicio sino el honor de pertenecer a tan noble Princesa y la dicha de vivir unido por medio de Ella a Jesús, su Hijo, con lazo indisoluble en el tiempo y en la eternidad”.

¡Gloria a Jesús en María!
¡Gloria a María en Jesús!
¡Gloria al solo Dios!

24/5/2013, Viernes de la séptima semana de Tiempo Ordinaria

Lectura del libro del Eclesiástico (6, 5-17)

Una voz suave aumenta los amigos, unos labios amables aumentan los saludos. Sean muchos los que te saludan, pero confidente, uno entre mil; si adquieres un amigo, hazlo con tiento, no te fíes en seguida de él; porque hay amigos de un momento que no duran en tiempo de peligro; hay amigos que se vuelven enemigos y te afrentan descubriendo tus riñas; hay amigos que acompañan en la mesa y no aparecen a la hora de la desgracia; cuando te va bien, están contigo, cuando te va mal, huyen de ti; si te alcanza la desgracia, cambian de actitud y se esconden de tu vista. Apártate de tu enemigo y sé cauto con tu amigo. Al amigo fiel tenlo por amigo, el que lo encuentra, encuentra un tesoro; un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor; un amigo fiel es un talismán, el que teme a Dios lo alcanza; su camarada será como él, y sus acciones como su fama.

Salmo responsorial (Sal 118, 12. 16. 18. 27. 34. 35)
R. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes. R.

Tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus palabras. R.

Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. R.

Instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas. R.

Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. R.

Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 1-12)

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba. Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: -«¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?» Él les replicó: -«¿Qué os ha mandado Moisés?» Contestaron: -«Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.» Jesús les dijo: -«Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: -«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

24 mayo 2013. Viernes de la séptima semana de Tiempo Ordinaria – Puntos de oración

Jesús hace referencia repetidas veces a la unidad en la Iglesia, que todos seamos uno en Él. No podemos recorrer el camino de la fe solos, porque unos nos servimos de apoyo a otros y a la mínima duda o pereza uno se va alejando aunque no nos demos cuenta; tenemos que compartir nuestra fe, las alegrías se comentan con los amigos. Jesús nos alienta diciéndonos: “Donde dos o más están reunidos en mi nombre, ahí estoy Yo”. Debemos sentirnos Iglesia, aceptarla y quererla con sus limitaciones humanas, seguirla en sus inspiraciones divinas.

Y esta unidad en la Iglesia toma como referencia la unidad entre el Padre y el Hijo; ¿cómo Dios, una misma Persona, va a estar desunido? Pues si todos somos uno en Él, ¿Cómo podemos no amar a cada uno de nuestros Hermanos? El Padre nos adhiere en su plan de salvación como objetivo e instrumento para otros objetivos, y todos unidos formando la Iglesia, unida a su vez a la Santísima Trinidad.

Y esta unidad entre el Padre y el Hijo junto con el Espíritu Santo, es en esencia amor y no se realiza de otra forma. Aceptar, sufrir, orar, acompañar, esperar... todo eso es amar, y amar hasta el final, hasta la última consecuencia. La Santísima Trinidad es Amor infinito y eterno, y hacia Ello, hacia Él, nos debemos dirigir.

Que Santa María, Madre de la Unidad, nos conceda contagiar el amor de Dios, para que, siendo colaboradores de su plan de salvación, merezcamos estar unidos a Él en la Eternidad.

23/05/2013, Jueves de la 7ª semana de Tiempo Ordinario – Jesucristo, sumo y eterno sacerdote

Lectura del libro de Isaías (52, 13-53, 12)

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenla aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Salmo responsorial (Sal 39, 6. 7. 8-9. 10. 11)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío, cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar. Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.

Entonces yo digo: «Aquí estoy -como está escrito en mi libro para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.

No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (22, 14-20)

Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: -«He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.» Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo: -«Tornad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.» Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: -«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.» Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: -«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»

23 mayo 2013. Jueves de la 7ª semana de T.O. – Jesucristo, sumo y eterno sacerdote – Puntos de oración

Celebramos hoy la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, introducida hace algunos años en el calendario litúrgico propio de España a instancias del Siervo de Dios José María García Lahiguera. La primera vez que se celebró esta fiesta fue 6 de junio de 1974, jueves posterior a Pentecostés. Es un día para hablar del sacerdocio y pedir por todos los sacerdotes de la Iglesia Católica. El Siervo de Dios al que nos hemos referido fundó una Congregación de religiosas contemplativas (Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote) que tienen como fin ofrecer sus vidas por la santidad de los sacerdotes, y rezar también por los seminaristas.

PRIMERA LECTURA: Este Hombre Dios, el Siervo de Yavé, que, "desfigurado no parecía hombre, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, considerado leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes, como cordero llevado al matadero", inicia la redención de los hombres, sus hermanos. Él es la Cabeza, a la cual quiere unir a todos los hombres, que convertidos en sacerdotes, darán gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu, e incorporados a la Cabeza, serán corredentores con Él de toda la humanidad. El Padre lo ha constituido Pontífice de la Alianza Nueva y eterna por la unción del Espíritu Santo, y determinando, en su designio salvífico, perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio. Para eso, antes de morir, escoge a unos hombres para que, en virtud del sacerdocio ministerial, bauticen, proclamen su palabra, perdonen los pecados y renueven su propio sacrificio, para beneficio y en servicio de sus hermanos. Nos ayuda orar el Prefacio de la Misa:

"Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano, ha elegido a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión. Ellos renuevan en su nombre el sacrificio de la redención, y preparan a sus hijos el banquete pascual, donde el pueblo santo se reúne en su amor, se alimenta con su palabra y se fortalece con sus sacramentos. Sus sacerdotes, al entregar su vida por él y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y así dan testimonio constante de fidelidad y amor"

SALMO: Por medio de su Hijo Jesús, el Padre Dios nos ha sacado de la profundidad de nuestros pecados, ha puesto nuestros pies sobre roca firme y ha consolidado nuestros pasos para que demos testimonio de lo misericordioso que ha sido para con nosotros. Y el Señor quiere que le entonemos un cántico nuevo, el cántico de la fidelidad a su voluntad. Junto con Cristo hemos de estar dispuestos a hacer la voluntad de nuestro Padre Dios en todo. Proclamar el Evangelio nos lleva a anunciarlo, pero también a dar testimonio de él, pues no podemos anunciar el Evangelio sólo con los labios, sino que hay que ser en todo coherentes en nuestra vida. Junto con el testimonio sabemos que no podemos eludir nuestra cruz de cada día, y después de la cruz siempre estará la gloria, siempre estará Dios como Padre lleno de amor, de ternura y de misericordia para con nosotros. Él nos espera para recibirnos. La acción sacerdotal de la Iglesia, por tanto, consistirá en seguir el mismo camino de amor y de fidelidad de su Señor.

EVANGELIO: La Pascua antigua ha quedado atrás y no volverá a celebrarse sino en la Pascua de Cristo, en el Reino de Dios, que ya se ha iniciado entre nosotros. Celebrar nosotros el Memorial de la Pascua de Cristo no es sólo un contemplar a Cristo bajo una nueva presencia. Él está con nosotros en la Eucaristía para que nos encontremos real y personalmente con Él al paso de la historia. Su presencia en la Eucaristía es una presencia real con toda su fuerza salvadora. La Eucaristía será el instrumento que permitirá a Jesús consolarnos “en todo lugar y en todo momento”. Él había hablado de mandarnos “otro” consolador, “otro” defensor. Habla de “otro”, porque Él mismo —Jesús-Eucaristía— es nuestro primer consolador.

Participar de la Eucaristía nos hace entrar en la nueva alianza inaugurada por Jesús, en que, unidos a Él, somos hechos hijos de Dios y el Padre Dios nos contempla con el mismo amor con que contempla a su Hijo unigénito.

Pidamos a Dios por la santidad de los sacerdotes. La Iglesia tiene necesidad de sacerdotes santos, que sepan sacar de la riqueza del Evangelio las respuestas a los interrogantes del hombre de hoy: a la oscuridad de la duda, han de responder con la luz de la fe, extraída de la propia intimidad con Jesús; a la debilidad de la condición humana, con la fortaleza de los sacramentos; a la tristeza de la soledad, con la alegría de la reconciliación con el Padre.

Los sacerdotes han recibido un poder que Dios no ha dado ni a los ángeles ni a los arcángeles… Dios sanciona allá arriba todo lo que los sacerdotes hagan aquí abajo” (San Juan Crisóstomo). Grande es la dignidad del sacerdote, y también inmensa su responsabilidad.

En un mundo como el nuestro, tan expuesto a tentaciones que apartan al hombre del misterio de Dios, el sacerdote, como buen pastor, tiene que ser transparencia del rostro misericordioso de Jesús, el único que salva; tiene que enseñar a los hombres que Dios los ama infinitamente y siempre los espera; tiene que reflejar los sentimientos del mismo Cristo dando siempre testimonio de una inmensa caridad pastoral (Juan Pablo II, Homilía 12.VI.93).

22/5/2013, Miércoles de la séptima semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (4, 12-19)

La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman, aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven, sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparta de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.

Salmo responsorial (Sal 118, 165. 168. 171. 172. 174. 175)
R. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor.

Mucha paz tienen los que aman tus leyes, y nada los hace tropezar. R.

Guardo tus decretos, y tú tienes presentes mis caminos. R.

De mis labios brota la alabanza, porque me enseñaste tus leyes. R.

Mi lengua canta tu fidelidad, porque todos tus preceptos son justos. R.

Ansío tu salvación, Señor; tu voluntad es mi delicia. R.

Que mi alma viva para alabarte, que tus mandamientos me auxilien. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9, 38-40)

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros». Jesús respondió: -«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».

23 mayo 2013. Miércoles de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

La lectura del libro del Eclesiástico, que estamos recorriendo esta semana nos va mostrando la sabiduría de Dios. En los puntos para la oración podemos centrarnos en la primera lectura de hoy. Pidamos luz al Espíritu Santo para que nos alcance uno de sus siete dones, precisamente el de Sabiduría, para que ahondemos en la Palabra de Dios y la saboreemos. 

La sabiduría, maestra y madre. La lectura nos presenta la sabiduría como una maestra y como una madre, que enseña a sus discípulos e hijos. La relación con la sabiduría (como con toda realidad educativa y materno-filial) es recíproca, es un diálogo. Fijémonos en los verbos de este pasaje. (a) La sabiduría instruye, estimula a sus hijos. Y (b) nosotros, como hijos-discípulos, hemos de amar, buscar, retener y servir a la sabiduría. La consecuencia de este diálogo es que alcanzamos así el favor, la gloria, la bendición y el amor de Dios. O como afirma el salmo responsorial (que es como un eco de la primera lectura), la paz: “mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor”. ¿Nos sentimos así, en los brazos de Dios, que nos cuida, que nos instruye, que nos estimula? ¿Le correspondemos con la búsqueda de su voluntad, con el “en todo amar y servir” ignaciano de los Ejercicios Espirituales? ¿Experimentamos su paz, esa paz que no puede dar el mundo, cuando vivimos buscando y uniéndonos a Dios mismo que es la Sabiduría?

María, discípula y maestra, hija y madre de la Sabiduría. Desde el siglo XII se refieren a la Virgen en las letanías los títulos de madre de la sabiduría, trono de la sabiduría, fuente de la sabiduría y casa de la sabiduría. ¡Qué sugerentes son todas estas imágenes! Podemos saborearlas en la oración y plantearnos por qué se las aplicamos en sentido propio a María.

María es madre de la Sabiduría, en doble sentido: biológico, porque Ella llevó en su seno y dio a luz a Jesucristo, la Sabiduría de Dios, y en sentido espiritual, porque acogió siempre la voluntad de Dios: “he aquí la esclava del Señor; hagáse en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Ella, como señaló san Agustín, llevó a Jesús antes en el corazón que en su seno.

Una de las actitudes de la sabiduría, como vimos, es la retención: “los que la retienen consiguen la gloria del Señor”. Y María es precisamente la mujer que "guarda y medita en su corazón" los misterios de la vida de Jesús (cf. Lc. 2, 19 y 51). Ella, invadida por la sabiduría del Padre, capta y saborea desde la fe el plan amoroso de Dios, y prorrumpe en el canto del Magnificat. Juan Pablo II nos enseñó que: “María, acogiendo y meditando en su corazón acontecimientos que no siempre puede comprender (cf. Lc 2, 19), se convierte en el modelo de todos aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen (cf. Lc 11, 28) y merece el título de «Sede de la Sabiduría». Esta Sabiduría es Jesucristo mismo, el Verbo eterno de Dios, que revela y cumple perfectamente la voluntad del Padre (cf. Hb 10, 5-10)”. María aparece en muchas imágenes como trono o sede de la Sabiduría: Ella sostiene en sus manos o en sus rodillas, a modo de trono, a Jesús Niño, que nos mira y nos bendice.

María es fuente de la Sabiduría, porque nadie como Ella se ha llenado de la sabiduría de su Hijo y la enseña y transmite a quien se le confía: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5). La sabiduría humana se adquiere por la reflexión y el estudio. Pero existe otra sabiduría, que brota como don del Espíritu Santo. Es un saber que, como dice Santo Tomás de Aquino, surge de la unión con Dios, de la experiencia y de la intimidad con Él. En el Evangelio vemos que María vive unida al Verbo de una forma única: está compenetrada con Él, habitada por Él, al mismo tiempo que Ella le sirve de refugio y hogar. María es así, a la vez, casa de la Sabiduría.

Una historia. Cuentan que un joven universitario coincidió en el tren con un anciano y que al darse cuenta de que éste iba rezando el rosario le interrumpió para decirle: “¿por qué, en lugar de rezar el rosario, no dedica el tiempo a aprender e instruirse algo más? Yo me ofrezco a enviarle algún libro para que se instruyera...” El señor mayor le dijo: “le agradecería que me enviara el libro a esta dirección”, y le dio su tarjeta, en la que se leía: “Dr. Luis Pasteur, Instituto de Ciencias de París”. La historia no cuenta la cara que se le quedó al joven, pero lo imaginamos. Y es que Pasteur unía en sí la sabiduría humana y la divina, que encontraba en María, casa, fuente, trono y madre de la Sabiduría.

Oración final. Padre Santo, Dios eterno, que quisiste poner el trono real de tu Sabiduría en santa María virgen, ilumina a tu Iglesia con la luz de la Palabra de vida, para que resplandezca con la fuerza de la verdad y alcance gozosa el pleno conocimiento de tu amor.

21/5/2013, Martes de la séptima semana de Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Eclesiástico (2, 1-13)

Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de la prueba; pégate a él, no lo abandones, y al final serás enaltecido. Acepta cuanto te suceda, aguanta enfermedad y pobreza, porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que él te ayudará; espera en él, y te allanará el camino. Los que teméis al Señor, esperad en su misericordia, y no os apartéis, para no caer; los que teméis al Señor, confiad en él, que no retendrá vuestro salario hasta mañana; los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo perpetuo y salvación; los que teméis al Señor, amadlo, y él iluminará vuestros corazones. Fijaos en las generaciones pretéritas: ¿quién confió en el Señor y quedó defraudado?; ¿quién esperó en él y quedó abandonado?; ¿quién gritó a él y no fue escuchado? Porque el Señor es clemente y misericordioso, perdona el pecado y salva del peligro.

Salmo responsorial (Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40)
R. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón. R.

El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán. R.

Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles.

Los inicuos son exterminados, la estirpe de los malvados se extinguirá. R.

El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9, 30-37)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: -«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará. » Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: -«¿De qué discutíais por el camino?» Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: -«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.» Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: -«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

21 mayo 2013. Martes de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.

Desglosamos la oración de hoy en cuatro puntos esenciales en la vida del cristiano y sobre los que hace falta pararse y revisarlos en presencia del Señor: La abnegación, confianza en Dios, el servicio a los demás y amor a los más débiles.

1. La abnegación: la abnegación es seguir la palabra del Señor “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16,24). Es aceptar lo que Dios quiere de nosotros aunque a veces, eso que nos pida, no lo entendamos o nos parezca algo que escapa de la razón, de nuestra razón. Como dice la lectura del Eclesiástico que hoy nos ofrece la Iglesia: “acepta cuanto te suceda, aguanta enfermedad y pobreza, porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza”. Lo que nos sucede aunque sea duro, debe ser aceptado con abnegación porque Dios siempre sacará de ello un gran bien y para mayor gloria suya.

2. La confianza en Dios: confía en el Señor porque aunque no veas los frutos de tu esfuerzo el Señor te recompensará y te dará el ciento por uno, porque no hay nada que escape a sus ojos. Si esperas en Dios no quedarás defraudado, porque él es tu esperanza y es clemente y misericordioso. ¿Cómo está tu confianza en Dios?

3. El servicio a los demás: ¿andas buscándote en todos los acontecimientos o reuniones? ¿O te quedas en el último lugar, como María, sirviendo a los demás?. Pídele a la Madre que te enseñe actuar como ella lo hace, quedándose en el último lugar, no buscando tu gloria personal sino la Gloria de Dios. Agradando a Dios por medio del servicio a los hermanos, siendo el último de ellos.

4. El amor a los más débiles: en el Evangelio de hoy podemos leer “Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado»”. Un niño es la criatura más débil que existe y Jesús lo pone como ejemplo para enseñarnos a acoger a los más pobres, preocuparnos por ellos. Señor, haz que no sea indiferente con la pobreza que veo en las calles todos los días. Que no falte una palabra de aliento para los más desfavorecidos, porque son tus favoritos Señor.

20/5/2013, Lunes de la séptima semana de Tiempo Ordinario


Comienzo del libro del Eclesiástico (1, 1-10)

Toda sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. La arena de las playas, las gotas de la lluvia, los días de los siglos, ¿quién los contará? La altura del cielo, la anchura de la tierra, la hondura del abismo, ¿quién los rastreará? Antes que todo fue creada la sabiduría; la inteligencia y la prudencia, antes de los siglos. La raíz de la sabiduría, ¿a quién se reveló?; la destreza de sus obras, ¿quién la conoció? Uno solo es sabio, temible en extremo; está sentado en su trono. El Señor en persona la creó, la conoció y la midió, la derramó sobre todas sus obras; la repartió entre los vivientes, según su generosidad se la regaló a los que lo temen.

Salmo responsorial (Sal 92, 1ab. 1c-2. 5)
R. El Señor reina, vestido de majestad.


El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.


Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno. R.


Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por días sin término. R.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (9, 14-29)

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: -«¿De qué discutís?» Uno le contestó: -«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina os dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, no han sido capaces.» Él les contestó: -« ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.» Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: -«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?» Contestó él: -«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos. » Jesús replicó: -«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.» Entonces el padre del muchacho gritó: -«Tengo fe, pero dudo; ayúdame.» Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: -«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él. » Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: -«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?» Él les respondió: -«Esta especie sólo puede salir con oración.»


20 mayo 2013. Lunes de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración


            El evangelio de este día es rico en imágenes.., en personajes.., en diálogos.., y en contenidos... Vamos a escoger algunas de sus frases para ponderarlas y saborearlas en nuestra oración.
V. 14: "Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo."
  • ¿Qué tendrá la persona de Jesús que siempre nos sorprende, como si fuera una eterna novedad...?
  • ¡Sorpresa y estímulo...! pues corrieron a saludarlo...
  • Hasta hace unos momentos solo se palpaba la impotencia y la necesidad... Impotencia por parte de los discípulos para curar al muchacho.., y necesidad de su padre que lo amaba entrañablemente, y ya no sabía que podía hacer con él...
  • ¡Con Jesús reaparece la esperanza, y es que Tú estás ahí y te vemos... Contigo todo se explica y todo se soluciona..!
  • V. 17: -«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar.
  • ¡Dios ha hablado en la persona de Jesucristo. Es su Palabra..!
  • Los hombres escuchando la Palabra Dios, que es Jesucristo, también ellos se convierten en Palabra para sus hermanos. ¡Qué don natural y que gracia sobrenatural es el don de la palabra..!
  • ¿Apreciamos en su justo valor la capacidad que tiene la persona humana para comunicarse con otras personas, y para comunicarles a Dios por medio de sus palabras...?
  • ¡Que no nos sorprenda la noche de la vida sin haber pronunciado el nombre y la palabra que es Cristo...! ¡Qué ningún espíritu nos impida hablar...!
  • V, 18: He pedido a tus discípulos que lo echen, no han sido capaces.»
  • No siempre el hombre puede hacer el bien, aun siendo bueno...
  • No siempre podemos vencer las acechanzas del enemigo..., aunque lo intentemos...
  • No siempre está a nuestro alcance paliar el mal que contemplamos o sufrimos, ante tanta impotencia y limitación propia o ajena...
  • Pero siempre podemos acudir a Cristo, y en suplica humilde y confiada alcanzar el milagro que nuestra impotencia no pudo... "Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos..."
  • V. 23: Jesús replicó: -«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
  • Preguntémonos:
  • ¿Será que yo no creo...?
  • ¿Será que mi fe es lánguida y de puros conceptos formulada...?
  • ¿Será que mi fe no es vital..?
  • Ahora es el momento en nuestra oración personal, para hacer nuestra la petición del padre del niño: -«¡Tengo fe, pero dudo; ayúdame!» El texto apunta, que dijo esto, pero gritando...
  • ¿Gritamos nuestra falta de fe.., nuestra necesidad de ella...?
  • ¿Gritamos nuestra incapacidad para hacer milagros.., para hacer el bien a manos llenas..?

Los discípulos, más tarde y en la intimidad, preguntaron a Cristo: -«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?» El les respondió: -«Esta especie sólo puede salir con oración.» Aquí tenemos una razón para no dejar nuestra oración.., y orar todos los días de nuestra vida...

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